Después del postre
The Artist in His
Room at the Villa Medici, Rome, Léon Cogniet , 1817, Cleveland Museum of Art
Resistir, en lo conocido, en la ausencia de
pararrayos, en ese esplendor de a veces, en la fragilidad de la inspiración, en
la fuerza empañada por las dudas asaltando el fuerte de mi infancia y los
amores perdidos./ ¿Qué decir sobre esto?, refugiado bajo una higuera repaso los
óxidos y el álcali, asomado a la ventana del laboratorio donde vi tanto al
pterodáctilo como a una joven Isabel corriendo al colegio con los libros
abrazados bajo su sonrisa tímida, páginas blancas, sin cicatrices, tesoro entre
el follaje de no saber, aún, flores de magnolio en el basurero, embriaguez de
impacientes besos y el bálsamo de una edad temprana./ Este será un otoño
soberbio de lluvia y peces ciegos, de leyes derogadas y, sobre todo, de la
añoranza de la ternura, esta asfixiante ausencia de caricias, el veneno de la
piel fría y el no./ Resistir, claro, mirando los ojos rabiosos del lobo
maltratado en el cepo, las rosas de espinas inalterables, hay una mujer con las
manos heridas de esquivar desventuras, está sentada junto a una ventana con
cristales opacos, musita venganzas que caen a una hoguera de codicia, de
arenales./ ¿Cuánto tiempo más así?, lo dirán los violines y la coartada, un
mensaje en la columna, el abanico plegado sobre el rostro. / El amor es una
herejía que grito en la noche del Papa argentino que dice A y dice lo contrario
y tantos perversos políticos en el lodazal junto al cementerio donde
evolucionaban los aeroplanos invisibles, los avestruces y mi Polaroid como el
jibión gigante que jamás pescó mi padre o un ruiseñor con las plumas pintadas./
Déjalo ya, escucho mugidos sobre la tierra mojada, los caballos de la rutina se
despeñan sobre la marmita de esta literatura maltratada tan lejos de Quignard,
de Salter, de Cohen, arrodillado frente al altar de lo inaccesible, a la
derecha la verja donde oran las monjas, arriba el coro de las asexuadas
criaturas aladas, en mi alma aquella a quién amé ya es otra, yo mismo no sé
quién soy./ Hoy.
Se deja reposar y se sirve bien frío
después del postre.
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