martes, 31 de mayo de 2011

Así en la tierra como en el cielo.



No tiene sentido amar a alguien con quién jamás podrás despertarte por las mañanas, salvo por casualidad. (Jeanette Winterson)


Llegué y llovía, ella esperaba en el andén entre emigrantes de sí mismos y faraones sin séquito, sin camellos ni equipaje. Un taxi amarillo sorteó los charcos y nos dejó indecisos frente al hotel con habitaciones como metáforas.

Hacía pocos días que habían ahorcado a los últimos adúlteros y tuvimos un exquisito cuidado en falsear miradas de fogata, arrullos previos, los brazos estaban silenciosos, el corazón latía en un tres por cuatro de blues arrabalero no fuera  a ser que después de tanto tiempo en la hondonada de no vernos, nos devorásemos con los ojos en el hall inhóspito, una rebelión de dedos y labios, ojos descascarillándonos mutuamente. 

En los pasillos policías informados, uniformados en negro en busca de cualquier atisbo de cariño, pasión dentro del armario, deseos humedeciendo las paredes con papel pintado en verde, gorriones en la balaustrada de los suicidas.

Dentro, en la habitación, room 467, el paisaje de la colcha con pájaros bordados que ella, escrupulosa, retiró con dos dedos, el runrún del aire acondicionado, un desayuno inglés, lo que quedaba, las sábanas aún tibias, olor del otro, Otro, mi suplencia.

“Voy a ducharme”, dijo, esperé,  me entretuve en imitar voces, en mirar el Iphone con disimulo, en comprobar que los músculos estaban tensos y salió desnuda, secándose el pelo gris con una toalla anaranjada, no entendí qué me gustaba de aquel cuerpo enjuto de muñeca rusa, luego habló y el mundo se volvió del revés justo en el momento en que los soldados de seguridad emocional entraron en tromba y ya todo fue confusión.


Soldados y mujeres, así es el mundo. Cualquier otro papel es temporal, cualquier otro papel es un gesto. (Jeanette Winterson).

lunes, 30 de mayo de 2011

Les enfants s’ennuient le dimanche…



Qué más da que los niños se aburran el domingo cuando has puesto la primera vez la manzana en la cabeza de tu hijo y la has traspasado con una flecha desde quince metros, la segunda (vez) te tiemblan menos las manos, como le temblaban a aquel colega que se tomaba un carajillo, dos, tres, cuatro, a las cinco de la mañana en el bar al lado de la parada del autobús, te hablo de cuando trabajaba en la acería y la noche se confundía con el día y no sabía, no sabía, cuando dormía, comía, bebía, sí, eso sí lo sabía, bebía cuando quería a María (del Carmen), para reír, para poder hablarla, seducirla, halagarla, atreverme a acariciarla, para estar ingenioso, para dar volatines, la estirada mujer de un amigo (las mujeres de mis amigos no son siempre mis amigas) al esterarse que yo había ganado un premio de poesía en Barcelona me miro con ojos incrédulos y me dijo “jamás hubiera imaginado que fueras poeta, te hacía más del gremio de los volatineros” , “una cosa no es incompatible con la otra”, respondí y para demostrarlo me aflojé el nudo de la corbata, me quité la chaqueta e intenté el pino para espanto de la homenajeada en aquella reunión de serios y acaudalados ciudadanos a la que algún despistado me invitó, me quedé inmóvil, cabeza abajo, con las piernas rectas y aunque la sangre se me agolpó en la frente no me despacharon, al contrario, les hizo mucha gracia tener un invitado acróbata, un ágil poeta, además les recité aquello de “a un panal de rica miel…” obligándoles, al final, a gritar “Samaniego”, les encantó, allí, con sus trajes oscuros, sus conciencias negras, sus esposas vaporosas con vestidos espantosos, desde entonces la estirada mujer de mi amigo serio me hace carantoñas en los bautizos y/o primeras comuniones en las que coincidimos y es que se aburren, nadie puede cuantificar lo que se aburren (mucho, lo he medido) es misterioso que hayan podido tener hijos, a veces me los imagino desnudos (a ellos, a ellas no, para eso soy muy respetuoso) solo con calcetines de esos negros largos pegados al tobillo, con la tripa desbordada, buscando con agobio el pijama para cubrir su decadencia, qué horror, es curioso que también imagino una playa grande llena de gente desnuda, no es verano y nadie sabe qué hace ahí, todos tratan de cubrir sus vergüenzas, azorados, con frío, igualados, la mayoría no sabe nadar y el mar envía ola tras ola, el mar también está desnudo y yo, que miro esta escena entre divertido y estudioso, algo debe significar, muchas veces me vienen a la cabeza estas cosas extrañas, no, no oigo voces, solo a veces, voces, no me llaman directamente, por ejemplo, estoy solo en casa, no sé, escribiendo, escuchando música, añorando alguna letra concreta del alfabeto y de pronto me parece haber escuchado una voz, dice por ejemplo “oh”, o “tú”, onomatopeyas cortas, jadeos, una vez escuché “alma”, quizás es en lo que estaba pensando, mi amigo Javi dice que si piensas con intensidad en lo que deseas lo consigues, no estoy de acuerdo, cuando vamos domingo sí, domingo no, al campo de fútbol, solemos coincidir dentro de la marea de aficionados con sus banderas y boinas y gritos, carracas, alcohol, con una dama morena de culo prieto y melena rizada, qué causalidad, domingo sí, domingo no, sigo ese culo hasta la puerta cinco que, oh fatalidad, es la puerta por donde también accede ella, no la he conseguido a pesar de desearla con fuerza, ahora que ha terminado la temporada no sé qué culo seguiré, equipo sí, el mío, es de las pocas cosas que sigo, mi equipo, mi Virgen de Begoña y mi seguro médico, uno nunca sabe, que te da de repente un tantarantán y mejor estar asegurado, lo que es seguro es que nos morimos, todos, más tarde o más temprano pero nos morimos, san Genaro de Guadalajara nos bendiga, que las mariposas vuelen a nuestro alrededor mientras el domingo se va entre tormentas de arena que es lo que tiene vivir en el desierto, que entre lo deficiente del ADSL y los programas tan malos de la tele estoy que no salgo de la tienda y todo lo que escribo en la arena se me borra, yo mismo me borro, me meto por el agujero del conejo blanco con un reloj en al frente que señala el lunes, que me corten la cabeza, un momento, mi padre ha puesto sobre ella una roja manzana en equilibrio y se aleja sin dejar de mirarme a los ojos, “ten confianza”, tiemblo, tiene un arco en una mano y un carcaj en la otra, toma una flecha y como soy un chico de la calle recuerdo aquello de no te fíes ni de tu padre y corro por calles de miel con indignados sentados en corro mientras fornidos policías les golpean con porras inconmovibles (qué presuntos hijos de puta), la palabra nos hará libres pero los golpes se los llevan los de siempre, una gota de agua cae sobre mi frente, otra, otra, despierto con aquel nadador de la película Help, puedo seguir así hasta mañana pero ya basta, más fuste, más fundamento, vaya usted a saber que quiero decir con lo que no digo, el caso es que los niños se aburren el domingo, ay, señor.





domingo, 29 de mayo de 2011

La pasión de Jeanette Winterson

Magnífica escritora.
Magnífico libro. 

Fue un idilio. Quizá todo idilio es así: no un contrato en igualdad entre dos partes sino una explosión de sueños y deseos que no pueden encontrar salida en la vida cotidiana. (pag. 26)



No hay casas de empeños para el corazón.
No se lo puede llevar allí, dejarlo envuelto en un
trapo limpio y rescatarlo cuando vengan
tiempos mejores…

(Pág. 117)


La inglesa Jeanette Winterson (1959) es en la actualidad una de las mejores escritoras del mundo, por un único, sencillo y esencial motivo: le gusta ante todo contar historias donde intenta atrapar los anhelos del corazón, explicar la pasión, y resaltar la importancia de nuestra vida interior, la de los sentimientos, sin dejar de lado la fascinante labor de crear historias deslumbradoras y generosas.

Jeanette Winterson escribe desde el apego a la madre Tierra y a sus elementos naturales: el agua, el aire, el fuego y la tierra que son las claves del ser humano.


      Su escritura es limpia y precisa y convierte en real cualquier pasaje que dibuja. La prosa de Jeanette Winterson es una susurrante cantinela cargada de historias sensuales, que engarzan las esperanzas con el sentir más hondo, el más efímero, el más brutal, con ella nos embarga la sensación de haber emprendido un aventura en la que perder o ganar son posibilidades de las que no escaparemos.


      En la novela La pasión la última publicada por la editorial Lumen, nos trasladamos junto a la escritora a la Francia de Bonaparte donde dos miembros que están a su servicio en el ejercito: Henri; un joven campesino francés educado entre pastos y Biblias, que llega a convertirse en sirviente del mismo Bonaparte y Villanelle; una joven veneciana apasionada educada con libertad en la ciudad de los canales donde todo es posible, y que es vendida al ejercito francés como prostituta. Se unen para desertar de las tropas de Napoleón, ante la desesperación de una guerra sin fin y bajo cero intentando conquistar Moscú, después de su huida emprenden otra lid la de rescatar el corazón de la joven Villanelle que quedó atrapado una noche en una casa elegante de seis pisos en Venecia. Dos personajes bien trazados y definidos, con maneras de sentir diferentes, con corazones distintos, con pasiones opuestas. Pero es ella, Villanelle la auténtica protagonista de esta novela, ya que reúne los cuatro elementos de la naturaleza: Villanelle es agua que se transforma, aire que no se deja atrapar, fuego que ama con pasión, tierra que es pragmática y evita los dolores innecesarios.


      Ésta resulta ser una espléndida novela como todas las de la escritora, un viaje a nuestro interior que abre todos nuestros poros a un mundo lleno de matices y sensaciones donde no importaría no encontrar la última página. Jeanette Winterson es una gran curiosa que transmite en sus narraciones esa curiosidad que da aliento a la vida, que la acaricia y la atrapa para dejarla marchar habiéndonos dejado un poso latente. Uno de los personajes de la novela La pasión dice: «Las historias eran lo único que teníamos». Consciente de ello, consciente de la importancia para el ser humano de oír y contar historias, Winterson maravilla contando una historia tras otra como si la hora del punto y final nunca tuviese que llegar. En otra de sus novelas; La niña del faro, escribió un diálogo entre la niña y el farero que voy a reproducir y que resume y esconde el sentir de Jeanette Winterson y de muchos; el que ninguna historia tiene final.

—Cuéntame un cuento, Pew.
       
 —¿Qué clase de cuento, pequeña?
         —Uno con final feliz.
         —En el mundo eso no existe.
         —¿Un final feliz?
         —No, un final.

   (Texto de  María Aixa Sanz)




Jeanette Winterson 


Lo intento, os juro que intento una expresión poética, sincera, intensa, cotidiana.  Apenas importa que salga o no salga, lo importante es estar. O así. 


Además comparto música, colores, opiniones, opciones, citas, referencias, no sé pero busco, a veces encuentro.


Uno se asoma a una librería y se agobia, se publica tanto, tan variado, tan caro que es difícil escoger, acertar. Por eso cuando descubres una joya de escritora como Jeanette Winterson, una maravilla como “La pasión”, abrazas el libro contra el pecho, tal que san Tarsicio y te lo llevas furtivo, lo lees con avaricia, disfrutas de cada línea, de cada coma, de cada idea, del ingenio, sentimiento, conocimientos y maestría de la autora, te reconcilias con la literatura.


¿Exagerado?, quizás. Pero esta señora tiene oficio, genio, alma, saber tocar la tuya. A mí este libro me la ha tocado.


Ah, lo escribió en 1986 ¿dónde he estado todo este tiempo?

Es duro recordar que el día de hoy no volverá. Que el momento es ahora y el lugar es aquí, y que no hay segundas oportunidades para un momento único. (pag. 35) 

 

sábado, 28 de mayo de 2011

La casa grande.

  
Andrés vive en una casa grande en el centro de Bilbao, cerca de los jardines de Albia.
Rodeado de todos sus familiares conserva intacto el ayer y el mañana mientras el día a día transcurre sin sobresaltos.
Cada habitación guarda historias, secretos, momentos de alegría, tristezas, tragedias y goces, risas, abuelos y nietos se cruzan en el pasillo, las tías solteras pasean a sus sobrinos, los padres protegen a los hijos, todos se cuidan, enseñan, aprenden, la vida.
Andrés es un poeta y saca de esa plácida existencia motivos, inspiración para su trabajo.

Un día, acodado en el balcón viendo ondear las dos banderas, Andrés notó a su lado la presencia de un anciano con boina negra y gabardina larga que le miraba con atención. No reconoció a aquel señor. Un estrépito de bocinas en el boulevard le distrajo y cuando volvió a mirar ya no estaba. Se extrañó.

Al día siguiente, en el pequeño cuarto al fondo del pasillo, volvió a ver al anciano. Estaba sentado en un sillón verde al lado de una mesilla, fumaba, cuando dejaba el cigarrillo en un curioso cenicero con forma de casa, el humo salía por la pequeña chimenea. ¿Quién era?

En la cena se lo preguntó directamente a su tía Marina.
¿Sabes quién es ese señor bajito con boina que fuma sin cesar?
Es el primo Eusebio dijo, discreta, y se escabulló en la despensa.
Andrés no tenía idea de que ese señor perteneciese a su familia, ¿qué hacía en su casa? y además ¿desde cuándo estaba?

Un poco más tarde, mientras se peinaba el bigote compartió espejo con su tía Eli que se rizaba las pestañas.
Tía, ¿quién es Eusebio? preguntó.
Es una larga historia, te la contaré contestó la tía Eli.
Sentados en el mullido sofá del salón Andrés escuchó de labios de su adorada tía una parte de la historia de la familia que desconocía.

Al parecer Eusebio era el amante de Concepción, su tía abuela ya fallecida. En una familia tradicional como la suya era impensable tener un amante por lo que cuando murió Concepción adoptaron a ese señor como un primo lejano y ahí estaba, fuma que te fuma, día y noche, al parecer no dormía.

Ese descubrimiento produjo en Andrés una gran conmoción. No entendía como la tía Concepción podía haber tenido un amante, eso iba contra todos los principios que le habían inculcado desde niño. Se sintió engañado, frustrado. Si en su propia familia, en el templo de su existencia, se había ocultado un hecho así ¿qué más secretos habría? Se propuso descubrirlos.

Preguntando al primo Liborio supo que el tío Andrés, el hermano de su padre, que era director de una sucursal de una caja de ahorros en Belchite no había muerto en un accidente de tráfico en Albacete, no, se fugó con su secretaria y los ahorros de medio pueblo. El luto de la tía Josefa fue más por la secretaria que por verdadero duelo, pero a él le engañó totalmente, aunque no tanto como lo de José Luis.

Siempre le pareció que José Luis era un chaval un poco extraño, sobre todo cuando se pintaba los ojos con las pinturas de su cuñada y caminaba por el pasillo con zapatos de tacón. No hablaba con él y así pospuso el misterio. Cuando se marchó a trabajar a un bar de las Ramblas, de bailarina, le pareció lo más normal. Además solo era primo segundo. 

Lo que colmó su paciencia fue enterarse de labios de su abuela Justa que el abuelo Roque era ateo. Ahí se rompieron todos sus principios y decidió cambiar su comportamiento. Lo primero que borró fueron tres tías, cuatro primos y al abuelo Roque. La casa tuvo menos risas.   Siguió con doña Eulalia que era prima segunda de una prima pero estaba ahí desde la guerra. Encorajinado, sin piedad borró al resto de abuelos, sus padres, su mujer, sus hijos, se quedó solo.

La casa, tan grande, era la soledad.
Y así siguió, con todas las habitaciones cerradas, soportando el implacable paso del tiempo…

 
Aquí se me ha parado el cuento, no sé cómo terminarlo dignamente. Quería contar la alucinación de un anciano que vive solo en un piso grande, rodeado de la ilusión de los recuerdos. En su cabeza se juntan el ayer de la infancia, con todo tipo de recuerdos familiares que alimenta, inventa y recrea para paliar su soledad. En realidad ha perdido la noción de lo real. Doy vueltas y vueltas y excepto que se muera no encuentro una salida literaria original, impactante. Quizás la vejez, la soledad no es impactante. Podría introducir un personaje femenino, un viejo amor, o un hijo que aparece por la casa y lo confunde con él mismo, pero no lo veo, no resulta verosímil. Yo qué sé. Si alguien me sugiero cómo terminarlo se lo agradecería. De momento queda así. En cualquier caso, con sinceridad pienso ¿qué más da?

Ideas concretas para objetivos concretos

 
Ya tenemos preparada la primera acción no violenta de lucha masiva y conjunta. Ayúdanos a difundirla, participa de ella allí donde te encuentres!!!

Los bancos y los especuladores han sido los principales causantes de la crisis por lo que ellos serán el objetivo de nuestro primer ataque no violento.

El próximo día 30 de mayo vamos a manifestar nuestra indignación en contra del abuso que practican los bancos no solo contra los ciudadanos de forma independiente sino también contra los estados.

Hacemos un llamamiento a todas aquellas personas que estén de acuerdo con nuestras reivindicaciones, a participar en una retirada masiva de capital de las entidades bancarias el próximo día 30 de mayo.

Si lo estás, te proponemos sacar en un solo movimiento bancario la cantidad de 155 euros de tu cuenta corriente. La operación podrá realizarse a lo largo de todo el día, preferiblemente acudiendo a las sucursales o utilizando los cajeros automáticos (con múltiplos de 10-->150).

El motivo de elegir esa cantidad concreta, es porque debíamos elegir una cifra apreciable y simbólica con la fuerza suficiente con la que demostrar a los bancos que estos movimientos son motivados desde la misma indignación que nos hizo movilizarnos el 15 de mayo.

En cuanto al día 30 de mayo, es porque entendemos que es un plazo razonable para que el mensaje pueda difundirse adecuadamente y llegue al mayor número de personas que nos ayuden a ser lo más efectivos en nuestro ataque no violento en contra de la voracidad de los bancos, en contra del sistema económico instaurado, en contra de los paraísos fiscales, en contra de la especulación y a favor del interés general, de la solidaridad, en definitiva de las personas. Además, en dicha fecha habrá transcurrido 15 días desde el inicio de la movilización, y será otro buen momento simbólico para recordar que nuestro movimiento sólo acaba de comenzar.

El próximo día 30 de mayo, se oirán todas las voces gritando al unísono que otro mundo es posible.

El próximo día 30 de mayo se oirá la voz del pueblo con más fuerza que la de los partidos políticos.

El próximo día 30 de mayo, se podrá contar la indignación del pueblo, la reivindicación activa de una democracia real, en la que se tiene en cuenta a las personas por encima de los intereses económicos, financieros, especulativos... las personas por encima de los mercados.

El próximo día 30 de mayo daremos un paso más hacia un mundo mejor.

Contamos contigo, divulga el mensaje. Participa. Nos seguimos viendo cada día en la plazas."




viernes, 27 de mayo de 2011

Carga de los Mossos











Más de 40 heridos por la carga de los Mossos en el desalojo de la acampada del 15M en Barcelona



Con independencia de cualquier otra consideración, ver en España en mayo del 2011 a la Policía, fuertemente armada, golpear con saña, maltratar a jóvenes pacifistas me produce una insoportable sensación de repugnancia, de asco. Pero ¿dónde estamos? 

Aquí puedes exigir la dimisión fulminante del Conseller de Interior por la violencia utilizada en Plaza Catalunya (click).


Ha vuelto a beber.

 Rouco: "Los problemas más serios de los jóvenes están en su alma"


jueves, 26 de mayo de 2011

Desovillado.


  
Desovillado, insumergible, un tanto azorado, una presencia de aljibe clausura mi atrevimiento, deja transparente mi pasada audacia, me puebla de vicisitudes, de almendros desflorados donde muere la lluvia, se bebe mis rodillas y el vértice de los ojos, medito, me lamento, un sobresalto me entretiene, no calla mi voz, no se pierde en recovecos, se alza en esta franja de armonía, con música de ángeles insobornables, delineantes de naranjos y laúdes, envueltos en túnicas de luz y sin embargo nada, llegan  luna, sol, los cometas, va y viene el invierno, me perdono, me duele el azar, un poco el hígado, encargo el mármol, la madera negra, las ojeras, la esperanza, levanto tapias al sur cuando estoy triste, lleno de nudos, tras la puerta con bisagras grito si estoy solo, lo estoy y grito, muchedumbre aletargada finge implicación pero no es cierto, poemas al viento, transparentes, pasados de moda, no es visible el laurel ni la avalancha de rencores, no es recoleto el lugar, al menos eso,   huele a maíz, a zarzamora, mido en yardas la distancia, os invito a leer de carrerilla, amigos, os busco aquí, ¿qué más deciros?, gracias por venir, se acaba mayo.


miércoles, 25 de mayo de 2011

Évora.


Sonreía detrás del abanico y Portugal se llenaba de filigranas y pájaros de repostería cabeceando sobre las ortigas, de peces sonámbulos en los anzuelos como serpentinas adornando una fiesta que no era, con piñatas y un incendio en el pubis, una crisálida, una batalla con generales heridos, estremecidos, fascinados, con una sola idea, desnuda, algo así como lirios o gladiolos, lo íntimo, ese viaje, Évora, columnas con una sola frase, repetida, un ajuar de cuchillos, el recuerdo acristalado, una primavera que respiraba, palpitaba en ruiseñores y chasquidos, ¿qué quiero decir?, este es un alfabeto concentrado, una caligrafía del intento, una obsesión portuguesa.




martes, 24 de mayo de 2011

Dobet Gnahore


Aún no había llegado el tiempo de la ira y Dobet Gnahore cantaba en un idioma que no entendía pero que sentía como una caricia enérgica, como si esa lengua respirara en mi pecho, simulé una caligrafía y una algarabía hasta que la silueta de una mujer se elevó a la categoría del tú y yo y después todo fueron bosques y viento de argucias, polifonía de jadeos en la habitación del fondo, allí donde se desplegaban la niebla y la ceguera, el fuego y el telar donde nos tejimos en una historia de gacelas y leones emboscados en el cañaveral del deseo, acorralados en el imperioso afán de mezclarnos, unirnos, tan uno, fusión de relámpago y ruidos que acallábamos, que nadie supiera, ni nosotros, escribiendo páginas fascinadas, suelo sin dosel, lamiendo el reflejo de lo que ya no nos pertenecía, éramos el otro, desgranados en sudor y dedos, pleitesía a las posturas, despiadados, encontrándonos en un confín insospechado, manchados de murmullos, de sinrazones, pedagogía en las caderas, cadencia de muslos, así, imperio acotado, jazmines y el aliento como flores cenicientas en la espalda tensa, de azafrán, los labios adolescentes y el temblor de caballistas azorados, dulzainas y tamboriles, filigranas, el azor del sexo y las palomas, todo era así y Dobet Gnahore cantaba a los albérchigos, quizás, a la pérgola incendiada, a la tribu en la cueva, a la piel iluminada, luego calló, nos fuimos y amaneció la nada.     





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