lunes, 28 de febrero de 2022

Tito Lucrecio Caro


 

 

 

Los sitios retirados del Pierio      

Recorro, por ninguna planta hollados;

Me es gustoso llegar a íntegras fuentes,

Y agotarlas del todo; y me da gusto,

Cortando nuevas flores, rodearme

Las sienes con guirnaldas brilladoras,

Con que no hayan ceñido la cabeza

De vate alguno las divinas musas:

Primero porque enseño cosas grandes

Y trato de romper los fuertes nudos

De la superstición agobiadora;

Después, porque tratando las materias

De suyo obscuras con piería gracia,

Hago versos tan claros: ni me aparto

De la razón en esto, a la manera

Que cuando intenta el médico a los niños

Dar el ajenjo ingrato, se prepara

Untándoles los bordes de la copa

Con dulce y pura miel, para que pasen

Sus inocentes labios engañados

El amargo brebaje del ajenjo,

Y la salud les torne aqueste engaño

Y dé vigor y fuerza al débil cuerpo;

Así yo ahora, pareciendo austera

Y nueva y repugnante esta doctrina

Al común de los hombres, exponerte

Quise nuestro sistema con canciones

Suaves de las Musas, y endulzarle

Con el rico sabor de poesía:

¡Si por fortuna sujetar pudiera

Tu alma de este modo con enlabios

Armónicos, en tanto que penetras

El misterio profundo de las cosas

Y en tal estudio el ánimo engrandeces!

Lucrecio

domingo, 27 de febrero de 2022

De Berlín a Postsdam

 



En Berlín es muy sencillo y rápido desplazarse de un lugar a otro.
Para contrastar con tantas visitas a museos y monumentos, aquel día viajamos en tren hasta Postsdam.
Fue allí pero pudo haber ocurrido en cualquier lugar.

La conferencia de Potsdam fue una reunión llevada a cabo en Potsdam, Alemania (cerca de Berlín) entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945. Los participantes tuvieron lugar en el Palacio Cecilienhof y fueron la Unión Soviética, el Reino Unido y Estados Unidos, los más poderosos de los aliados que derrotaron a las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Los jefes de gobierno de estas tres naciones eran el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Iósif Stalin, el primer ministro Winston Churchill) y el presidente Harry S. Truman, respectivamente.
Stalin, Churchill y Truman (así como Clement Attlee, que sucedió a Churchill tras ganar las elecciones de 1945) habían acordado decidir cómo administrarían Alemania, que se había rendido incondicionalmente nueve semanas antes, el 8 de mayo. Los objetivos de la conferencia también incluían el establecimiento de un orden de posguerra, asuntos relacionados con tratados de paz y el estudio de los efectos de la guerra. (De Wikipedia)


Pasamos la mañana de acá para allá, en tranvía, caminando. Vimos sus palacios, las espléndidas villas, los jardines, los rincones llenos de historia.
Algunas calles estaban llenas de compradores compulsivos, otras calles estaban desiertas, en muchas de sus aceras había ancianas en sillas de ruedas que empujaban jóvenes morenas. Nos sorprendió la cantidad de locales dedicados a las antigüedades. Entramos en lujosas librerías con tentadoras ediciones de libros en incomprensible alemán. Visitamos tiendas de diseño con bellas dependientas. Tomamos cerveza entre ruidosos y altos alemanes. Hacía bastante calor, bebimos muchas cervezas.

A la hora de comer encontramos un hotelito algo apartado del centro. Nos sentamos en la terraza a la sombra de unos tilos y escogimos grillteller altstadt schweinemedaillons nit pfifferlingen, un delicioso menú, con más cerveza.

Estábamos muy a gusto. Nuestra conversación se volvió fluida y confidencial, teníamos ganas de hablar, de contarnos. Nos descubrimos secretos mutuamente.

Antes de los postres citó un pasaje del libro que estaba leyendo, un párrafo que le había sorprendido.

¿Por qué? ¿Por qué lo que fue hermoso, cuando miramos atrás se nos vuelve quebradizo al saber que ocultaba verdades amargas? ¿Por qué se oscurece el recuerdo de unos años felices de matrimonio cuando nos enteramos de que el otro tuvo un amante durante todo ese tiempo? ¿Acaso porque en semejante situación no se puede ser feliz? Y, sin embargo, ¡éramos felices! A veces un final doloroso hace que el recuerdo traicione la felicidad pasada. A lo mejor es que la única felicidad verdadera es la que dura siempre. Porque sólo puede tener un final doloroso lo que ya era doloroso de por sí, aunque no fuéramos conscientes de ello, aunque lo ignorásemos. Pero un dolor inconsciente e ignorado ¿es dolor? (El lector. Bernhard Schlink)

-¿Qué te parece?-me preguntó, risueña.

-Tiene razón ese Schlink –contesté- la felicidad de un tiempo no está reñida con lo que podamos conocer después. Un tiempo luminoso lo será aunque después todo se oscurezca.

Me miró a los ojos y, sin vacilar, dijo -En estos diez años ¿me has sido infiel alguna vez?

Fue la bebida, estábamos tan a gusto, la comida estaba siendo deliciosa. -¿Y tú a mí?- repliqué confundido.

-He preguntado primero, di, anda –dijo, con gesto mimoso, sonriente

Lo tenía dentro desde hace tiempo. Me dolía. No sabía cómo sacarlo. Acaricié su mano y respondí –Solo dos veces, no fue nada, casi lo había olvidado.

– ¿Os acostasteis dos veces? – se borró su sonrisa, retiró la mano, utilizó su apellido, ni siquiera su nombre -¿Con Aguirre?

No sé cómo pudo saberlo, no fueron dos, fueron más veces. Terminó pronto, cuatro meses, ni siquiera nos hemos vuelto a ver. No dije nada de esto, solo pude añadir –No, no fue lo que te has imaginado…-

Sin dejarme terminar se levantó y se fue con pasos apresurados. Volvimos a Berlín en trenes diferentes. Aquella misma noche se cambió de hotel. Después de tantos años no sé cómo pudo sospecharlo. ¿Qué importancia tiene ya?

Sigo solo, estamos en trámites de separación. 
Maldita cerveza.




sábado, 26 de febrero de 2022

Volveré solo.

 

Saul Leiter, from  In My Room, 1950′s




Pasó el día claro con sus horas desnudas, nada más.

Estuvo lleno de magia pero ellos no lo saben.

Estuvo lleno de momentos ordenados en sus cajas, para luego.

Tanto recordar quién dormía ayer con su nariz en mi pecho, me olvidé de quién dormirá mañana, contándome cuentos cuando tenga miedo de la muerte, engañándome, bah, no es nada, pronto pasará.

Lágrimas oscuras sobre la hierba que ya nadie corta, está el jardín tan abandonado.

Escribir por escribir, hablar por hablar en la noche de este sábado sin bostezos, tan rápido que casi es domingo.

Quizá este cansancio, este mareo –me he pasado el día con dolor de cabeza- será el invierno o quizá el alma columpiándose en el tendedero, entre la ropa que la lluvia mojó.

Esas cosas.

No siempre estoy con ganas de escribir.

Pero tú sabes. 

¿A que sí?

Hoy tampoco llegó el cartero.

¿Lo estás pasando bien?

Creo que volveré solo a Estambul.

viernes, 25 de febrero de 2022

Mi mono y yo.

 A veces huyo

por intrincados caminos
construidos de palabras,
que me llevan
a los páramos de nadie.
Durante breves momentos
siendo este precario puente
hacia los otros,
con las palabras
que me crecen como ramas
en la boca,
y me sacan
de mi silueta
de animal desnudo.
Desde esta orilla solitaria
agito mis palabras mínimas
como banderas blancas
entregadas a un sueño,
y por algún tiempo
logro fugarme
en las palabras,
hermosas.

Carmen Matute 


El mono de mi casa toca el piano. Muy bien, como Oscar Peterson más o menos. Me mira con gesto autosuficiente. Qué manía le tengo, me tiene  aburrido. No sabe que en otras artes, aficiones o actividades, somos muy parecidos. Quizás tiene más pelo que yo y es más atractivo. Concedo que un poco más listo. Pero no tiene pulgares. Tampoco se sabe aquello de Lea, Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. Hay cosas que se aprenden así de bien. Como lo de serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles, ángeles. O lo de odio, olvido, infidelidad, herejía, apostasía, desesperación y presunción. Es posible que me deje algo. Pero escucho su interpretación del Concierto para Piano n°3 de Beethoven y me como los hígados. Además Concepción le sirve las mejores raciones de polenta y de postre le guarda nueces con higos.

Hoy no llueve sobre Bilbao. Bajo mi balcón pasan los corredores de no sé qué carrera urbana. Antes  participaba. Antes es mucho tiempo. El mono de mi casa se ríe. Es malicioso, sabe lo que significa para mí no poder correr ya. Camino por la casa con gesto compungido. Estudio mapas mexicanos, volveré más pronto que tarde. Antes mataré al mono.

jueves, 24 de febrero de 2022

Los bárbaros

Alessia Cerqua


No llegan los bárbaros pero el sur la aldea se ha llenado de osos y están los herreros suplantando puentes, inventando cuevas, corriendo por las calles donde gira el viento. Por eso me voy con los niños que no esperan, que juegan con sus tizas y dibujan las rayas blancas que separan lo real de jirafas estremecidas, gatos que sueñan con tejados interminables y niñas con trenzas de colores. Vendrá la primavera como una intrusa y estaré en el camino, siguiendo la estela Ha huido la seguridad de las cebollas y ahora estoy seguro que nunca vendrán, los bárbaros.

miércoles, 23 de febrero de 2022

Buzzati


 Mijail Vallejo, Ecuador - Sony World Photography Awards

Esperar a los bárbaros que nunca llegan, pasar los días como un personaje de Buzzati, a la espera de enemigos invisibles, desconocidos.

Consumir los días renunciando a todo lo que no sea esa espera.

Mientras, la vida pasa en medio de nada, con irrealizables planes de futuro y vanas nostalgias.



martes, 22 de febrero de 2022

Sin regreso



Hace ya unos años dejé aquella ciudad, encalé con poético espesor la pared informe. Me dispuse a defenderla de las serpientes después de la lluvia, del chillido de los vencejos antes de septiembre, de los planos y niveles de la nostalgia aún no vencida (cautivo y desarmado, etcétera).

Enfrascado en estas tareas y en otras no menos importantes, descuidé el riego de los relojes, el riesgo del murmullo detrás de la línea donde rompen las olas y, sobre todo, el cultivo de mis jardines y facetas menos conocidas (por mí mismo).

Han pasado los meses, sin orden ni concierto, tan pronto era mayo como noviembre. El vengador está ahí, emboscado, trata de esconderse en lo oscuro pero puedo ver sus movimientos entre las ramas de la higuera. Aun así he clausurado la vigilia de la muerte, es la hora de la vida plena.

Juré que no lo contaría jamás, pero mi elección no es silencio, coloco velas cada medio metro del borde del misterio, espero la noche para encenderlas, para recordar al adolescente que fui (vano empeño, soy un hombre, libre pero lejos de aquel).

Ahora los días caminan al borde de un río luminoso, en el polvo quedan las huellas de la fortuna (llevo la relación de los milagros como cuentas de un collar de perlas, estoy seguro que nunca volveré allí).

lunes, 21 de febrero de 2022

Bajo tu falda

 

Karla Knight - Little Orbit, 2021


Me escondo bajo tu falda para verte mientras lees una larga carta de mi ausencia turca.

Bajo tu falda te veo, sentada, leyendo.

Te miro.

Hay maneras de leer.

Escuchas lo que te he escrito.

Hay cosas que no te escribo (o que pienso que no te escribo) y sin embargo las lees.

Lenguaje roto.

Fragmentos de lo que quisiera decirte.

Frases incompletas.

No sé definir nuestros gemidos, los ruidos cuando nos amamos, no puedo escribirlos, repetirlos, pintarlos, dibujarlos, ni siquiera bosquejarlos.

Lees ahora lo que estoy escribiendo ahora.

Viajas por las palabras como viajo por Turquía, volando sobre nubes, viendo anochecer ahí arriba.

¿Veré amanecer?

Ahora esperas que vuelva pero, sin irme, ya he vuelto.

Y me lees.

Sé que estás ahí pero ¿dónde?

domingo, 20 de febrero de 2022

Never offline

 




Mi vida es esta pantalla, el resto es apenas supervivencia, trabajar, comer, dormir, esas actividades necesarias para poder estar frente a este cuadrado mágico que me mantiene y da sentido a mi existencia.

Mi matrimonio, mis hijos son apenas una excusa para encontrar temas para este blog. Como mi familia es bastante aburrida –solo me quieren, hablan, comen y duermen-, debo dedicarme a múltiples actividades a la búsqueda de temas interesantes que atrapen a los lectores.

Así, con seudónimo, he publicado importantes libros, me he dedicado a la pesca del bacalao en Terranova, a la pintura de frescos en Florencia, al cultivo de la orquídea negra, al amor libre, a la recolección de la fresa en Lepe, al robo con escalo, a vender mi sangre, a investigar las miserias humanas, un sinfín de actividades con el único objetivo de tener las experiencias necesarias para poder plasmarlo en desbordantes post que reciban comentarios interminables.

No es tan fácil, además que los ojos se me están quedando ondulados, estoy teniendo serias dificultades para compaginar tanto movimiento. La otra noche, sin ir más lejos, no pude consumar el amor con mi pareja ya que no encontraba la entrada USB –se enfadó mucho, claro-. En cambio con mi amante andaluza fui capaz de tener una relación vía webcam -bastante satisfactoria por cierto-.

Estas cosillas las cuento y algunos aplauden, ya, pero tiene un punto trágico.

Un problema añadido es que se me está olvidando hablar. Escribir, escribo, mucho, demasiado, pero hablar, apenas. Al menos mi santa se queja de eso “Paco –ella me llama así-nunca me dices nada”. Y yo, “sí, cariño, ahora voy” (aunque nunca voy, casi no recuerdo como es su cara). Es que esto del blog, ya sabéis, te come mucho tiempo, te lo devora. Que te comentan y lo contestas, que vives pendiente de las visitas, de saber cuántos te han entrado ayer, de si ha quedado bien la foto de arriba, la de abajo, la longitud de los textos, los colorines.

Luego está lo de los amores; enamorarse de cuatro o cinco personas a la vez es tremendamente complicado, aunque sea por carta. Que tarde o temprano quieren conocerte. Que vayas. O vienen. Y tienes que inventarte un cursillo de macramé en Cádiz, o unos juegos florales en Cuenca, que mi santa se lo cree todo. Ellas, las cuatro o cinco, no, pero ¿a quién le importa?, si tú eres el tres de sus cuatro o cinco, si todo es exagerado, o mentira, o ilusiones.

Los cuentos de la guerra (de nuestra guerra) que suelo dejar no son ciertos, no me han ocurrido a mí. Me lo contó mi abuelo Ramón cuando aún no existían los blogs, cuando aún tenía una vida familiar anormal -lo normal es esto, vivir para contarlo-. Los tenía en algún lugar de la memoria y adorno los recuerdos. Otros cuentos si son ciertos.

Como lo del robo. Quería recrear lo que se siente al decir eso de “la bolsa o la vida”. Me puse una capucha y frente a la ventanilla del BBVA se lo dije al señor de gafas que atendía el mostrador. No me entendió hasta la tercera vez que le grité “que la bolsa o la vida, la pasta”. Con la inexperiencia, con las prisas no me di cuenta que no llevaba pistola ni nada y el señor de gafas me dijo que volviese otro día. Lo conté aquí, modificado, y no lo entendió nadie, posiblemente pensaron que me lo había inventado o que era una broma.


Vaya, qué lástima, ahora mismo me avisa el presidente de la comunidad que van a cortar la luz. Con todo lo que tenía para contar. Bajo a un ciber y luego sigo.

sábado, 19 de febrero de 2022

Destello Bravío

 

Luis Martínez (Diario El Mundo) :        "Propone una lectura tan descarnada como mágica de la mujer en la España vacía. (...) sorprendente, además de hipnótico, debut de la directora extremeña (...) un radiante y cegador ejercicio de cine."

Gregorio Belinchón (Diario El País)      "Película diferente (...) Diferente por lo que cuenta, por cómo lo cuenta, con quién lo cuenta."

Matías G. Rebolledo (Diario La Razón) "Las imágenes, magnéticas por apabullantes y golosas en su disfrute, se suceden como pequeñas recompensas (...) un trabajo sin apenas injerencias en el que todo es genuino y casi nada es referencia"

Enric Albero (Diario El Mundo( "Inclasificable ópera prima (...) Un cruce insospechado entre el documental antropológico y determinado cine de vanguardia, aleación a priori tan extraña como, una vez visto el resultado, feliz."

Oti Rodríguez Marchante (Diario ABC)            "Es fácil ver el rumbo de la narración, lo que quiere contar y a dónde se dirige, pero, a pesar de ello, es más fácil aún quedarse estancado en su densidad y lentitud. (…) Puntuación: ★★ (sobre 5)"

Beatriz Martínez (Diario El Periódico)  "Una de esas películas que funcionan como un objeto no identificado en nuestro panorama cinematográfico y que nos embarga con su extrañeza y su singularidad."

Juan Silvestre (Fotogramas)       "Es un poema de dolor, una serie de estampas rurales decadentes y tremendamente bellas con una potencia visual muy arriesgada que, aunque puede entroncar con la estética de (...) Buñuel o Fellini, genera un universo propio."

Quim Casas (Diario El Periódico)           "Rodríguez procura una interesante mezcla de tonalidades que van del costumbrismo rural al fantástico, pasando por elementos paródicos, (...) crítica hacia la realidad y toques surrealistas (…) Puntuación: ★★★ (sobre 5)"

Eulàlia Iglesias (El Confidencial)            "Una película que conjuga la inquietud documental por un territorio invisibilizado con la fascinación surrealista (...) otra muestra vibrante de un cine de contornos surrealistas surgido de tierras extremeñas (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)"

Daniel De Partearroyo (Cinemanía)      "Más allá de la intención antropológica, destaca el despliegue sensorial. (...) Extraño viaje sensual por la España vacía. (…) Puntuación: ★★½ (sobre 5)"

Oskar Belategui (Diario El Correo)        "Habla de la España vacía, el deseo sexual y el empoderamiento femenino. En sus imágenes resuenan ecos del cine de Buñuel y el costumbrismo excéntrico de la Carmina de Paco León."

Sergi Sánchez (Fotogramas)        "Una película sobre el deseo femenino -estancado, reprimido, pero finalmente desbordante- que no se parece a ninguna otra. (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)"

Alfonso Rivera (Cineuropa)         "Un film dual, que fascina por momentos y desconcierta en otros, sorprende por su valentía y da alas a sus personajes"

Diego Batlle (OtrosCines.com)    "Un sorprendente debut en el largometraje que va de lo individual a lo coral, de lo concreto a lo sensorial, y encuentra luminosidad incluso en los contextos más oscuros."

Diego Lerer (MicropsiaCine.com)          "Sorprendente y original ópera prima (...) Película rara, fascinante, misteriosa, (...) tiene cosas de muchos otros films pero en realidad no se parece a nada."


Eugenia Rico

 


Escribir es como viajar: la forma más sencilla de gozar y sufrir mucho en el menor espacio de tiempo. La forma complicada es amar. 

(Eugenia Rico – En el país de las vacas sin ojos)


viernes, 18 de febrero de 2022

Cena

 


Soy un hombre cualquiera, uno que te escribe, sólo a ti, con sentimiento, dedicado a ti, sola, única, pensándote ahora. Este hombre normal está pensando en ti. Y se regocija. Tu recuerdo me hace feliz, pensar en ti me hace feliz, tú, tus ojos, tu cara dulce, tu cara alegre, riendo, mirándome.

Me repito, doy vueltas, giro sobre una o dos ideas, sin dejar de mirarte, te veo.
Me siento, no espero, estoy calmado, mirando cerca y lejos, no te llamo, no te pido, no me canso.

Estoy aquí, lo sabes.

No te cuento cosas que también he hecho ¿no serán importantes?, ¿será que remarco solo aquello que me parece digno de contarte? No te he contado cómo te “veo” por la calle cuando camino. Ni cuando cierro los ojos y estás ahí. O cuando miro al mudo celular. O cuando añoro tanto tu voz. Cuando recuerdo como me acariciaste la espalda hace ya un siglo, me besabas el cuello, tiernamente me besabas los ojos, fuiste muy, muy dulce conmigo.

Luego sigo, la familia me espera para cenar.

jueves, 17 de febrero de 2022

Sin un adiós.

 


Sin un adiós, que mis gatos se coman su recuerdo…  

Lavo su ropa cada dos días, camisas, calzoncillos, calcetines tendidos en el patio grande. Que las vecinas no sepan que se ha ido, que piensen que aun duerme junto a mí. Río en la ventana como reía, que no sospechen que estoy sola.  

…su cuerpo me descubrió el mío.

…pongo velas a San Judas Tadeo, ojalá vuelva.

…lo del dinero se lo perdono.

miércoles, 16 de febrero de 2022

Leslie Caron (1)

 


Anoche me dormí con el gol de Mbappé en la retina. A otra cosa. En breve amanecerá. La madrugada es fría hasta la crueldad. No hay olvido. Leslie Caron me mira con ojos caleidoscópicos a menos de dos centímetros de la nariz y no sé si me ve a mí o a ese otro que soy cuando estoy a su lado. Ser/estar. El río suena bajo la ventana, la fuerte corriente ha empujado a un pez estúpido entre los guijarros, aun salta. Vida/muerte. No tengo tiempo para lamentos ecologistas debo amar a la mujer antes que se convierta en artista, antes que llegue el cartero,  vea mi coche aparcado en el jardín y los rumores corran por el pueblo como las cenizas de los rastrojos. Amor/deseo. Tampoco tengo tiempo para definiciones, me quito la ropa con torpeza mientras Leslie Caron baila desnuda sobre la mesa de la cocina, que ya son ganas. Estoy a punto de asesinar mi concepto de la fidelidad, todo sea por la supervivencia del rescoldo del Eros. Al tema. De locos.

martes, 15 de febrero de 2022

Czesław Miłosz.

 



Encuentro

Estuvimos paseando a través de los campos
en un vagón al amanecer.
Una herida rosa roja en la oscuridad.

Y de pronto una liebre atravesó la carretera.
Uno de nosotros la señaló con la mano.
Eso fue hace tiempos. Hoy ninguno de ellos está vivo,
Ni la liebre, ni el hombre que hizo el ademán.

¿Oh, amor mío, dónde están ellos, a dónde han ido?
El destello de una mano, la línea de un movimiento,
el susurro de los guijarros.
Pregunto no con tristeza, sino con asombro.

Czesław Miłosz.

lunes, 14 de febrero de 2022

Releer.

 


De madrugada leo con ansia tus mensajes antiguos.

Leo, releo, leo y veo, busco y no encuentro, lo pierdo, lo reencuentro, voy y vengo por las páginas que me acercan y alejan, imagino un país que no imagino, la noche cálida de monumentos y zocos.

¿Cómo he podido ser feliz sin conocerte?

Respuesta: mal, incompleto, a tientas, buscando en el aire de nadie.

Aquí estoy, aprendiendo a vivir en tu distancia.

domingo, 13 de febrero de 2022

Carta del amante en un examen de humanidades.


 


Mi vida, tienes un problema, además de todas tus virtudes, tan evidentes,  eres inteligente y eso hace sufrir mucho porque se sabe, se ve, se entiende. Hay gente que va por la vida con el cerebro reducido, lo justo para pasar el día, apenas una o dos ideas, además se vendan los ojos para no ver. Tú no, tú ves llegar el tren antes que salga de la estación anterior. Es una faena porque anticipas las curvas, las vacas mirando desde el prado, el guardagujas y la señora con bolsas de Eroski que se prepara para bajar varios minutos antes. No sé si me gustas más por eso o por lo otro.  Lo otro es cuando no eres tan inteligente y me quieres.

Todo esto lo sé porque no voy descalzo y vivo detrás del espejo y te miro y me veo y, con todos mis respetos, me pasa lo mismo pero en versión 1.0 es decir menos inteligente, mucho menos, animoso y con ganas de aprender pero me faltan carretas, estoy en ello, en conocerte y actuar según tus normas para hacerte más feliz. Sabes que no es sencillo, tú me subes la cuerda y ando todo el día pegando brincos para saltar por encima y no darme esos morrazos que me dejan baldado porque cansa mucho ser tonto del culo y sobre todo parecerlo.

En fin, que quererte es una actividad que me exige el 99% de mi capacidad (el 1% restante la empleo en respirar, comer, dormir, esas cosas nimias) y a ella me dedico con dedicación, intensidad y todo esto a tantos kilómetros tiene su aquel, su este y esto pretende ser un tributo a tu inteligencia dejando a tus pies la mía, mujer pirata que me tienes atado con cuerdas de amor, que me empujas a lo largo de  esa tabla en estribor y debajo está el enorme tiburón de no verte.

Creo que voy a aprender a volar. Creo que este examen tampoco lo apruebo pero estoy dejando el cuarto de atrás limpio como los chorros del oro, en estado de revista. Creo que eso que se ve a lo lejos es la tierra prometida y me parece bien porque estoy un poco aburrido de desiertos. Para ser ateo este examen no ha quedado tan mal, porque lo bueno, lo realmente bueno es que tú sabes leerme en lo que pone, en lo que pone detrás, debajo y en lo que no pone, incluido este te quiero.

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