05.12.2023
Nací con ella, ahora lo sé. Sin viajar, visité París de su mano, noches imaginarias abrazados en angostos catres de trenes rápidos, peregrinaje frente al número 5 de la calle de Lille, paseos por las salas del Museo d´Orsay, búsqueda con Lacán de lo simbólico, lo imaginario y lo real. Nos encontramos y nos perdimos, ay madre.
Virginia González Dorta no se
conforma con vivir y disfrutar del paraíso tinerfeño, no, con poco equipaje y
mucho entusiasmo recorre el mundo.
Y lo cuenta.
Hace poco recibí su “Algún
lugar donde soñar”, lo he leído con un deleite que crecía en cada capítulo. Dejo
aparte el gran cariño que tengo a la autora –tan generosa, tan amiga, tan cercana- y digo que es un gran
libro, me ha encantado. Está escrito con
rigor, criterio, conocimiento, entusiasmo, es culto, ameno, ágil, rico en
información y sugerencias, en experiencias. Virginia las sintetiza y las trasmite
con naturalidad y sencillez, también con apasionamiento, con poesía, con pedagogía. Cuando nos habla de todos esos lugares que ha
visitado podemos sentir su disfrute, lo contagia, dan muchas ganas de seguir
sus pasos, de copiar sus itinerarios. Si pueden consíganlo, léanlo, me lo agradecerán.
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No somos nada. Siempre se van los mejores. Era una bellísima persona. Hoy por ti mañana por mí. Aquí no se queda nadie. Le vi la semana pasada y estaba bien. A todos nos tocará tarde o temprano. Una mujer muy entregada, siempre viviendo por los demás. Que nos espere mucho tiempo. Ese seguro que busca otra en dos días, menuda pieza ha sido siempre. No caigo, si es del barrio seguro que le conozco. Los hijos están destrozados, se lo esperaban pero una cosa así siempre te pilla de sorpresa. Era muy simpático, me saludaba todas las mañanas. No se hablaba con los vecinos. Ella lo está llevando con mucha entereza, cuando pasen estos primeros días seguro que se derrumba. Siempre se van los mejores. Un hombre de mucho carácter, un caballero. Tanto ahuchar, tanto ahuchar, para dejar todo aquí. Llevaba un tiempo que había adelgazado bastante, me lo tropecé en la Gran Vía y casi no le reconozco, porque me saludó él que si no. No somos nada. No ha venido nadie de Madrid, creo que se llevaban mal. Qué horror, ha sido visto y no visto. Una desgracia, quién lo iba a esperar, acabar así. Ha dejado todo bien hecho. Pues ya verás ahora para repartir, con lo que es la cuñada. No, Tere, es que ella es la segunda mujer, el alto es hijo de la primera. Pues el testamento puede dar sorpresas. Ay, no he querido verle, prefiero recordarle como era, siempre alegre. No somos nada. Demasiado fuerte le veo, pobre, lo malo viene después. Deja dos hijos pequeños, no sé cómo se va a arreglar él solo. No somos nada. Una santa, lo que se dice una santa, se ha ido sin decir ni mú. Siempre se van los mejores. Ya sabes cómo era él. Yo le veía mala pinta, mal color, mira, se lo dije a Conchi, le dije, esta no llega a Navidad ¿ves? No me digas, el mayor no ha venido al funeral. No, no le conocía, alguna vez hemos coincidido en el ascensor pero ya sabes, buenos días, buenos días. Pues creo que ha dejado muchísimo dinero, se lo llevarán los sobrinos. Sí, mujer, uno alto, bien plantado, uno que salió con Carmen una temporada, le tienes que conocer. No somos nada. Así es la vida, sí son cuatro días. No, si es lo que yo digo siempre, hay que aprovechar mientras se está bien, hay que disfrutar. Ha sido visto y no visto, se ha ido en una semana, mira, mejor, así no ha sufrido. Es que si es de un accidente parece, no sé, como que lo aceptas mejor pero, chico, así. No somos nada. Siempre se van los mejores. No me lo podía creer, estuvo Marian, en la parte de atrás de la iglesia, llorando, qué zorra, se marchó antes de terminar la misa, qué descaro. Ni un duro, no ha dejado ni un duro. Como un perro, nos ha dejado como un perro, las enfermeras no podían con él. No se hablaba con los hermanos. Aquí lo dejamos todo. Pues me debía más de cinco mil euros, qué cabrón. No me alegro, nunca te puedes alegrar del mal ajeno, pero no se ha perdido nada. Un ejemplo, una vida ejemplar. ¿Qué me dices?, no te puedo creer. Llevaba años sin verle, pobre mujer. No somos nada. Etcétera, etcétera, etcétera.
Aquella tarde de agosto llegaron cientos de mariposas amarillas. Se posaron en los olivos y en la hierba, sobre las flores de acónito y en los tejados.
La sombra y la apariencia
Andrés Sánchez Robayna.
Buenos días, amor que triunfas de la sombra
Y abres fuego nuevo con el giro de la campana.
Que te enramas con esfuerzo de raíz y copa
Y, de dado a dado, desmontas el paisaje
Del derribo, y te vuelves mina de bosques
Y de la migaja extraes otra fiesta.
Maria Mercè Marçal
de Diré tu
cuerpo.
Pero la poesía no quiso curarse, no aceptó remedio, ni consuelo, para la melancolía irremediable del tiempo, ante la tragedia del amor no alcanzado, ante la muerte. Más leal tal vez en esto que la filosofía, no quiso aceptar consuelo alguno y escarbó en el misterio. Su única cura estaba en la contemplación de la propia herida y, tal vez, en herirse más y más.
Pensamiento y poesía en la vida española
María Zambrano. 1939.
Accutufare { Recibir palos.
Leo
a poetas que podrían explicarte mejor que yo lo que sentía esta mañana entre el presentido viento a tu
lado, la absoluta falta de prisa en el mío, tú no, mi sí, 505 kilómetros y
todos los etcéteras que quieras añadir, vidas paralelas, secantes, tangentes,
círculos concéntricos, trigonometría y otras artes aunque el amor,
ay, el amor, que a una edad no hay demasiado tiempo para el luego, que el luego
a veces es nunca, que nunca es demasiado tarde, que quia pulvis eris et in pulverem reverteris,.
En cualquier caso, mi dulce amiga, somos como somos y sería un atrevimiento por mi parte querer cambiar tus principios, tu convencimiento, tu tozuda equiparación de una cosa con otra. Sí, tú me decías (tan niña, tan pura, tan cielo), “me besas ¿me quieres?” Yo, tan machito, tan estúpido, tan provinciano, pensaba “¿qué dice esta cría? Han tenido que pasar diez y seis años y tres meses para saber qué querías decir tú y por qué no lo entendía yo.
Contesto ahora tu última carta.
No conoces tus límites, puedes ser todo lo que quieras.
Entiendo perfectamente que ahora eres como quieres ser, estás disfrutando de la libertad.
Aquí no hay ningún juego individual, mucho menos se hace nada cuando solo uno de los dos quiere. Y puede, añado.
Verás, aquí hay un problema, aquí hay una relación (epistolar, sí, pero relación) de dos personas que se querían mucho hace exactamente diez y seis años (quizás sin saberlo ni ellos mismos, separados por miedo, por orgullos absurdos, por yo qué sé), que se han reencontrado en un momento de sus vidas muy especial, que se han redescubierto, que se han visto diferentes en el espejo del otro, mejores, más dignos, más auténticos, que se han asustado por el torrente de sensaciones, emociones, placer, abismo, tentación y todo lo que quieras poner de más y que en un caso lo enfoca con sabia prudencia femenina y en otro con alocada explosión de palabras, hechos, deseos, es decir, como siempre.
Te propongo lo siguiente. Me quedan unos cuatro meses de condena, salgo el 14 de febrero.
Ven a esperarme y empezamos de nuevo.
Gracias por los libros que me has enviado, me ayudan mucho en el aburrimiento de este encierro forzado.
Te quiero.
Alfred Eisenstaedt,Street scene. Circa 1932, Italy
Cesa la lluvia, Parker huele la hierba mojada, observa el caminar de los caracoles, mira al cielo intentando adivinar lo que vendrá. Llega a las escaleras de la ría. El barquero, con la pericia de los años de oficio, le ayuda a cruzar a la otra ribera, después extiende la mano exigiendo su precio. Atrás queda el largo puente en el que estaba la felicidad. No era eso y saberlo después se convierte apenas en un sarcasmo. La línea del tiempo está desbordada. La libertad está más allá del desierto. Se eclipsa la posibilidad del refugio en la casa del lago. Hace una señal en el tronco de un olmo y el jueves es apenas el preludio de la nada. Parker sabe que detrás de la puerta están los paisajes, los otros, la ciudad, los amigos, Marie, todas las Marie del mundo. Rebusca en el archipiélago de sí mismo, en su insomnio, en el fluir de sus pensamientos, quiere describirlos pero no sabe si el camino empieza en el norte o en el este, quiere volver al punto de partida, quiere aprender a escribir en prosa, en verso, novelas, reportajes, poemas, sus memorias pero no tiene memoria, no recuerda, sabe que estuvo fulminado, huido, que fue, que está de espaldas a la ventana, que mira el papel blanco como un desafío, hoy, mañana, cada día. Sabe que tiene pendiente el harakiri, su propio incendio, quemarse para resurgir, la revolución para que todo sea igual pero diferente, no sabe si puede usar la guillotina consigo mismo, se encoge de hombros y sale a buscar un retablo en una iglesia en un pueblo que no existe.
LARGA ES LA NOCHE [ODD MAN OUT] (1947) DE CAROL REED
James Mason
hace de malo/bueno en esta sugestiva película de 1947. Tiene interés ver ahora,
con otra mirada, éxitos de otros tiempos (esta, recién terminada la II Guerra
Mundial). La dirección, la interpretación, los secundarios, un cierto aire
teatral en muchas escenas, la magnífica ambientación, la música, el conjunto
ofrece momentos para disfrutar y para aprender. Me ha gustado, he sonreído con algunas frases
moralizantes, y he tenido que esforzarme
por el contraste con el cine actua (quizás me ha gustado por eso).
(“Una vez acabada la Guerra, llegaron los éxitos
mundiales de Reed. El primero de ellos sería Larga es la noche (Odd Man Out)
(1947), una soberbia película mezcla de drama e intriga donde se narra los
últimos días de un activista del IRA (James Mason). Larga es la noche situó a
Reed, con todos los derechos, como uno de los grandes directores de la década.
Pero aún estaban por llegar otras grandes obras
maestras del genio londinense. El éxito de Larga es la noche provocó que Reed
se asociara con Alexander Korda para fundar London Films, productora de gran
empuje futuro. El buen entendimiento entre los dos directores hizo que Reed
viviera una de sus mejores épocas como director y, a partir de entonces,
productor de sus propios filmes.”) (Wikipedia)
https://elgabinetedeldoctormabuse.com/2019/07/02/larga-es-la-noche-odd-man-out-1947-de-carol-reed/
En este principio de semana quiero escribirte así, como al descuido, fingiendo que no es a ti, que no te veo, que me escribo sin querer, que me contemplo, que tú eres un pretexto, nada más, nada menos, que acumulo palabras sin sentido y la emoción ha huido tras las sombras de otras voces como arena, de otras personas, con otros rostros, con otros recuerdos que también me duelen, que tú no estás ahí y que todo esto es mentira, me lo invento para pasar las tardes del domingo, para llenar de frases el vacío de no verte o por eso.