Cy
Como Cy Twombly, no sin pesadumbre imagino el silencio, la soledad y el destierro, me
alzo en rebelión, con los dedos cortados mancho de sangre las paredes del
templo de la indulgencia, devuelvo el trigo y el vino, voy y vengo, voy.
Con
un gorro de piel de orgullo indago entre las muñecas descabezadas sobre los
escombros, ruinas en la periferia, aldeas arrasadas bajo las aguas de presas
rotas, un campamento de supersticiosos, un crepúsculo pintado entre los
árboles, Twombly interpretando a Cómodo desde tan lejos que no
hay gladiadores ni espadas que hieran la blanca piel del luchador.
La
vanidad, no otra cosa, me impide pasar
de largo, me paro aquí, hoy, ahora, te miro ¿qué pasa?
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