Amber Hakim

martes, 30 de noviembre de 2010

Parker y la ficción.


Es imposible,
mientras yo me aventuro a sorprendemos,
decirte, conocerte,
tener un privilegio.
y de nada nos sirven estas horas
que no son de tu edad ni de la mía.

Luis García Montero.
 
 
La mañana se levanta fría, hasta los termómetros están asustados. Dos personas caminan por la alameda, van muy abrigados, apenas se ven sus rostros. Entre la niebla flota su voz.

Parker: Estoy muy enfadado contigo. Me has inventado como un personaje triste y sombrío, preso de imposibles amores, siempre en el borde de lo inalcanzable, del desamor, serio, circunspecto. La primera parte fue más o menos poética, pero en esta segunda me has vestido con galas funerarias.

Pedro: No te he inventado, chaval, estamos aquí hablando de tú a tú. Tienes derecho a réplica, en general los personajes inventados cumplen sin rechistar  y mírate, aquí, quejándote, públicamente además.

Parker: Es cierto, pero con cautela. Sabiendo cómo eres te creo capaz de borrarme de un plumazo, cambiarme el nombre o el destino, hacerme desaparecer o atribuirme tormentosos idilios con damas imaginarias.

Pedro: No tienes ni idea de cómo soy, eres un presuntuoso, juegas a psi y no te has parado ni un momento a pensar la causa por la que estás aquí.

Parker: Bueno…bien…parece que me atribuyes aquello que temes que se asocie contigo, tu parte gris, lo que puede empañar lo que piensas de ti mismo, romper la imagen que has creado de tu propio personaje.

Pedro: Que no, que no te enteras, Freud de pacotilla, mira, escribir es un ejercicio vulgar, hay millones de blogs, millones de personas escribiendo sus historias, sus aficiones, sus sueños, sus miedos, lo que piensan, sienten, temen, sus opiniones, sus gustos y disgustos, lo que…

Parker: Ya, ya, no te enrolles, calla un poco no me líes, tienes que tener algún problema para estar aquí todos los días…

Pedro: En absoluto, al contrario, estar aquí todos los días me trae algún que otro problema. Pero las alegrías que me da lo compensa. Preocúpate porque voy a prescindir de tu presencia.

Parker: No, si eres vengativo, ahí, escondido en ese glup de las narices y dejándome en primer plano, Parker por aquí y Parker por allá, todos los palos para mí. Tienes que tener algún problema grave en la cabeza.

Pedro: Te estás pasando.

Parker: O en el corazón.

Pedro: Eres injusto.

Parker: Cuando ya no sabes qué colgar en la página me resucitas, me utilizas para compensar tus traumas, tus oscuridades, eres patético.

Pedro: No tienes respeto, eso lo primero. Lo segundo, te la estás jugando, no estoy de humor. Lo tercero, te voy a bajar a los infiernos de una Ofelia que te vas a enterar.

Parker: Uy, qué miedo, cuenta, cuenta lo tuyo mejor y déjate de invenciones, sé valiente, da la cara, escribe con las tripas como te dice M.

Pedro: Lo mío va por un lado y lo que imagino va por otro. Mi vida es tranquila y sin sobresaltos. Escribo para imaginarlos, para pintar el tedio de los días.

Parker: Ya, escribes para liberarte…

Pedro: No.

Parker: Escribes para curarte.

Pedro: Tienes la mente enferma.

Parker: Sí, pero estás aquí hablando con un personaje que tú mismo has dejado en libertad. Tú sí que estás mal de la cabeza.

Pedro: Se acabó, voy a borrarte de todos los post atrasados. Eres un peligro.

Parker: Tendrás que inventarte otro Parker.

Pedro: ¿Borrarte?, no, voy a castigarte con las siete plagas de Egipto, voy a escribir los pasajes más tristes para que estés todo el día lloroso y dando lástima…

Parker: Tus lectores me compadecerán y te odiarán.

Pedro: Vale, se acabó, no saldrás más.

Parker: Tendrás que captar la atención de los posibles lectores.

Pedro: Lo haré.

Parker: No tienes tiempo, andas siempre agobiado para salir aquí cada día.

Pedro: Lo buscaré.

Parker: Algunos lectores me han tomado cariño.

Pedro: Son muy amables, sí, pero ese será mi problema.

Parker: No me borres.

Pedro: Sí.

Parker: Por favor.

Pedro:  Haberlo pensado antes.

Parker:  Por favor.

Pedro:  Bueno, lo pensaré.

 Y las dos figuras se pierden en la niebla de este frío del último día de noviembre en el que ya no saben qué decir y buscan argumentos en los planteamientos más absurdos, investigando incluso en la cooperación del otro yo que no es uno pero podría serlo. Qué cosas.  



lunes, 29 de noviembre de 2010

Parker y la realidad.


Para Cris.

.. entre as sabas revoltas
polo feroz presente
de dous corpos que esquecen


El escenario podría ser New York. O no. Un día, en el museo Guggenheim, Parker acude a la cita con una bella mujer. Se encuentran, se reconocen, se miran, se hablan, educados, correctos, como nuevos/viejos amigos. Deciden pasar al parque cercano (¿Central Park?)

Allí se produce un efecto curioso, están sentados tomando un café y alrededor el mundo se ha parado. El sol anima la escena pero todas las personas están inmóviles. Los dos van dejando sobre la mesa voces, risas, señales de entendimiento, complicidad, confidencias y planos con apuntes de otros caminos sin explorar. Las obligaciones están plegadas en un bolsillo, el reloj está debajo de un zapato, pero está. Suenan las campanas de una iglesia cercana y vuelve el movimiento, los niños juegan, el camarero hace equilibrios con una bandeja, una señora de pelo blanco discute con un anciano con gorra roja que le mira con gesto aburrido, pasan gorriones perseguidos por estúpidas palomas y Parker y la bella mujer se despiden asombrados, ilusionados, admirados porque aún se produzcan milagros. Trenes, barcos y aviones, distancia. Fundido en negro.

No amor, como na guerra, nunca oímos o tiro que nos alcanza 

 
Cambio de plano.

La realidad es terca, se impone a las ensoñaciones, a los espejismos, al deslumbramiento ocasional de soles de otoño. Al final siempre llueve, hace frío, truena, nos quedamos tiritando, ateridos en la intemperie del invierno, de nuestra verdad.

Sin embargo.

La realidad viene impuesta, por utilizar un término suave nos encorseta, nos aprisiona, nos ahoga, nos deja a los pies de los caballos de la mentira propia, estamos encarcelados en nuestra propia realidad. Ahora bien, al menos parte de ella la construimos nosotros mismos, la envolvemos de esperanza.


Namorado outra vez
do amor que levo dentro
a sede enfurecida dun futuro...

 

Pasan los días tan rápido que diciembre está aquí mismo, Navidad, otro año, otra etapa.

Seguimos soñando que encontramos una puerta por donde entrar a un mundo nuevo, diferente, luminoso, allí donde seremos felices, un lugar sin cabida para el dolor, las frustraciones, un espacio de amor donde podremos ser nosotros mismos, donde no tendremos tantas obligaciones, donde los días estarán abiertos a nuestra libertad. Somos de una ingenuidad infantil.

Estas cosas piensa Parker.
Y otras.
Sigue el frío pero, como diría el poeta, eso solo significa que la primavera está más cerca.

Na viaxe nocturna que emprendemos
polo interior dun corpo diferente
unacto de amor é un fluído urxente

(Los fragmentos de poemas son de Lois Pereiro)


domingo, 28 de noviembre de 2010

Apparent Derangement

Apparent Derangement

My heart, a red forest
luminous and vast
filled with many trees,
their roots go deep
defying all illusions including time

Cardiac strings weave a lovely net
tiny threads of an everlasting feeling
for once I start loving
I never stop

It seems I’m destined
to not being understood
nor accepted
I suffer for this,
my essence

I find it hard to believe I’m alone
standing painfully proud
on my own

Are there any others like me
loving more than one person
at the same time?

I feel utterly alone
in this apparent derangement.

Irina.













sábado, 27 de noviembre de 2010

Parker y el desamor.

Desamor

Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.

Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.

Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.

Rosario Castellanos.


En la tarde descabalgada, las pupilas de Parker se dilatan buscando resquicios de luz, los oídos se afinan presintiendo la llegada de pájaros nocturnos, los pensamientos se adelgazan, el aburrimiento está sentado en una butaca verde, el día inanimado tiene una quietud de voces mudas, las horas se tapan la boca con las manos, hay plumas de pavo real esparcidas por el pasillo, la libertad es no hacer nada y saberlo. Suena el teléfono.

-¿Dígame?
.
-Sí, soy yo, ¿quién es?
.
-No, no reconozco su voz.
.
-Perdone ¿es una broma?
.
-Le he dicho que no conozco su voz.
.
-No, no recuerdo a ninguna Carmen.
.
Vale, te tuteo, pero no sé quién eres.
.
¿Qué? No, no recuerdo haberme acostado con ninguna Carmen hace cinco años. Tengo mala memoria pero lo recordaría
.
Oye, ¿quién eres?, me estás tomando el pelo, ¿no?
.
¿Sí, sí?

La puerta tiene cerraduras made in China, Parker conoce cada lágrima derramada sobre el aceite de la noche, los círculos concéntricos desde las venas inflamadas, minutos de brea cuando dan las doce, las luces apagándose en los rascacielos de la ciudad que ama, jamás ha traspasado sus límites, el arrabal que deja paso a la nada, acaricia banderas a la deriva, se columpia en un vaivén de pensamientos incautos, las farolas iluminan el lamento de los jóvenes con un sueño incrustado en la sien, el paso cauto de las niñas que quieren ser bailarinas cuando descienden por escaleras de aire, en la pared de la cocina se superponen los números de teléfono escritos con lápiz rojo, nombres borrosos al lado, saber lo hecho, estar reclinado en un lecho frío, como un náufrago, como un pez con los dos ojos en el mismo lado, no dormir. Suena el teléfono.

-Hola, Carmen.
.
-No, aún no te recuerdo.
.
-Es muy tarde, como se te ocurre llamarme ahora.
.
-Tampoco yo puedo dormir.
.
-Creo que te lo has inventado, no recuerdo haber dicho que te quería. Te aseguro que no sé quién eres.
.
-No te estoy llamando mentirosa pero quizás lo has imaginado. ¿Dónde vives?
.
-No llores.
.
-Intenta dormir.
.
-¿Carmen?


Parker está solo como un desventurado al borde de la quiebra, del no va más, del sufrimiento de las rosas, de las espinas en el exilio de no ver a quién ama, estar aquí y allí, en ningún lado, sin horizonte, sin brújula, estepa infinita, una voz, su voz, llenaría de hierba y flores este desierto de hielo, mirando como un perro a una luna que asoma en otro universo, astronauta girando en el misterio, las manos acariciando las sílabas, una a una, llamándolas, convocándolas, exorcismo de extraer luz de la sombra anidada en lo profundo, sin alas, deshojado, un penitente sin gusto por la vida, una estatua de sal, petrificado en el encanto sin música, ni playas, ni damas con sombreros imposibles. Suena el teléfono.

-Buenos días, Carmen.
.
-Sí, tranquila, estaba despierto.
.
-¿Cómo?
.
-Ya, no, no te preocupes.
.
-Lo entiendo, sí, no era yo, de acuerdo, me has confundido con otro.
.
-En serio, no pasa nada. No, no creo que estés loca.
.
-La verdad, casi te había recordado, hasta me hacía ilusión.
.
-Bueno, pues encantado, que te vaya bien.
.
-Adiós.


Parker da vueltas sobre el agua de barro, camina entre las olas de su tormenta, pliega y despliega su alma, los lugares que conocía, el viento, algunos nombres escondidos debajo de una piedra negra, el encanto de una voz familiar, sus propios pasos penitentes, el infinito se reduce a estas inútiles horas, nada, la vida es un tormento ciego, el desamor. Suena el teléfono.

-¿Dígame?
.
-Sí, soy yo, ¿quién es?
.
-No, ya tengo ADSL, no me interesa.
.
-No, muchas gracias.
.
-¡Le he dicho que no me interesa!


viernes, 26 de noviembre de 2010

Año Nuevo en Berlín.




Señoras y señores, prepárense, está a punto de abrirse la puerta de diciembre, el último mes del año, vaya año, sigue la crisis y el estado de bienestar no está en estado, el malestar se apodera de nosotros que ya no somos lo que éramos, nos conformamos con ser y punto. Pasen y vean./ Los berlineses, demacrados por la escasez de víveres y la tensión, tenían poco que celebrar durante la Navidad de 1944. Buena parte de la capital del Reich se había visto reducida a escombros a resultas de los bombardeos. El humor negro propio de sus habitantes se había tornado en humor lúgubre. El chiste que circulaba por la ciudad en aquel período tan poco festivo era: “Sé práctico: regala un ataúd”. En una comida, el comensal que tengo al lado me cuenta su vida, casi completa, mili incluida, su matrimonio, su separación, sus hijos a los que ve cada quince días, me aburre, solo el Ribera del Duero que trasiego con deleite me ayuda a soportarlo. Hip./ El estado de ánimo de los alemanes había cambiado hacía exactamente dos años. Poco antes de la Navidad de 1942 empezó a rumorearse que el 6º ejército del general Paulus había sido rodeado en el Volga por el Ejército Rojo. Al régimen nazi le resultó difícil admitir que la mayor formación de toda la Wehrmacht estaba condenada a ser aniquilada entre las ruinas de Stalingrado y en la helada estepa de los alrededores. Con el fin de preparar al país para las malas noticias, Joseph Goebbels, el Reichsminister de Propaganda e Información, había anunciado unas “Navidades alemanas”, lo que en términos nacionalsocialistas quería decir austeridad y determinación ideológica para sustituir a las velas, las guirnaldas y la Heilige Nacht (“Noche de paz”). En 1944, el tradicional ganso asado se había convertido en un recuerdo de otros tiempos. Revisar la bonoloto los lunes, billete no premiado, no me imagino que pueda tocarle a alguien. Grrr./Este es un blog de arte y ensayo, lento, no ocurre nada, hablar por hablar, las frases cruzan frente al espectador en una cinta sin fin, un libro sin pagina uno, sin final, circular, un rollo de palabras entrelazadas. Apenas hay personajes, hay un Yo omnipresente que exagera, miente, inventa, disfraza la rutina, engaña, es capaz de contar su propio parto por un halago. Hay sentimiento, claro, el del lector. Hay una clara divergencia en el trayecto entre la voz y el ojo. Hay un bostezo con bigotes sentado en el quicio del aburrimiento. Yo/Tú/Él/0/Él/Tú/Yo/. En las calles en las que se había derrumbado la fachada de alguna casa podían verse aún los cuadros colgados en las paredes de lo que había sido un cuarto de estar o un dormitorio. La actriz Hildegard Knef tenía la mirada clavada en un piano que había quedado al descubierto entre los restos del suelo de una vivienda. Nadie podía alcanzarlo, y ella se preguntaba cuánto tardaría en caer al montículo de escombros que esperaba debajo. Las familias garabateaban mensajes en los edificios derribados para advertir al hijo que regresaba del frente que se encontraban bien y que habían ido a alojarse a otro lugar. El Partido Nazi hacía pública la siguiente advertencia: “Los saqueadores serán castigados con la pena de muerte”. La melancolía es la conciencia del límite, hasta dónde puede llegar el ser humano. Nada tiene que ver con la depresión, con la angustia que oprime, está lejos del desencanto, de la locura. Para Aristóteles la melancolía es un atributo del artista. La melancolía es un estado superior de consciencia. Estoy melancólico. Poesía./ Los ataques aéreos —en los que se turnaban británicos, por la noche, y estadounidenses, durante el día— eran tan frecuentes que los berlineses empezaron a notar que pasaban más tiempo en sótanos y refugios subterráneos que en sus propios lechos. La falta de sueño contribuía a la extraña combinación de histeria reprimida y fatalismo. Cada vez era menor el número de personas que parecía preocuparse por que los denunciasen a la Gestapo por derrotismo, tal como indica el aluvión de chistes surgidos por esas fechas. Se decía que las omnipresentes iniciales LSR, de Luftschutzraum o “refugio antiaéreo”, significaban Lernt schnell Russisch: “Aprenda ruso enseguida”1. La mayoría de los berlineses había dejado de usar el Heil Hitler! para saludar. Cuando Lothar Loewe, miembro de las Juventudes Hitlerianas que había estado fuera de la ciudad, lo empleó al entrar en un comercio, todos se volvieron a mirarlo. Fue la última vez que pronunció esas palabras fuera de servicio. Loewe se encontró con que como saludo más frecuente se había impuesto el de Bleib übrig!: “¡Sobrevive!”2. Pétalos en el umbral. Viajes de este a oeste. Por el norte. No perder el norte. No detenerse. Viajar, ver, aprender, contrastar, llenarse de paisaje, de mar, de cielo, de voces diferentes. Enamorarse./ El humor también se hizo eco de las imágenes grotescas, y en ocasiones casi surrealistas, de la época. La construcción antiaérea más extensa de Berlín era el búnker del Zoo, una fortaleza gigantesca de hormigón armado del período totalitario, dotada de baterías de cañones en el tejado y enormes refugios en su interior, en los que se hacinaban multitudes de berlineses al sonido de las sirenas. La periodista Ursula von Kardorff lo describió “como el decorado perfecto para la escena de la cárcel deFidelio”. Mientras tanto, las parejas de enamorados se abrazaban en las escaleras de caracol de hormigón como si participaran en una “burda parodia de un baile de disfraces” Nada de lo que diga podrá ser utilizado contra mí, un clavel entre los dientes, la luz disolviéndose en el patio, los sauces en silencio, esta lluvia de noviembre, un te quiero en el vaho sobre el espejo del cuarto de baño, escribiendo al azar para despertar en un sueño con jazmines y los ojos de Marie, mirándome, ay, si ella supiera.


Antony Beevor - Berlin, La Caida 1945



jueves, 25 de noviembre de 2010

Parker y Kierkegaard


Kierkegaard mantenía que la filosofía sistemática no sólo impone una falsa perspectiva de la existencia humana, sino que también, al explicar la vida en términos de necesidad lógica, se convierte en una manera de evitar la elección y la responsabilidad. Creía que los individuos crean su propia naturaleza a través de su elección, que ha de hacerse sin el peso de normas universales y objetivas. La validez de la elección se puede determinar tan sólo de una forma subjetiva. 

Un tema que advierte en la filosofía de Kierkegaard y que ejemplifica o ilustra su empeño por reflexionar sobre lo concreto de la existencia humana es la distinción o caracterización que hace de los tres estadios de la existencia. Este tema está ya esbozado o desarrollado en varias de sus obras, pero sobre todo en Estadios en el camino de la vida publicada en 1845. Según Kierkegaard, para que el hombre transciende de la universalidad a la pura individualidad, debe superar los 3 estadios en que transcurre la vida del hombre, determinados por una especie de movimiento dialéctico, distinto del hegeliano en el que la polaridad entre 2 elementos contrapuestos se mantiene siempre, a pesar de que la vida del hombre se centre en uno de ellos.

a) En el estadio estético (existencia), el hombre se conforma con una vida placentera exenta de dolor y de compromiso. La preocupación aquí es arrancarle a la existencia el máximo placer posible, aunque después desemboque en la nostalgia, la insatisfacción o el anhelo de vivir pasados goces.

b) En el estadio ético (ser en sí), el hombre se afirma cada vez más en el amplio tejido de las relaciones humanas, el hombre descubre en sí mismo la verdad, que es la subjetividad (individualismo). En este estadio se manifiesta el sentimiento de responsabilidad ante compromisos adoptados. El individuo se decide por el matrimonio, por una profesión o una actividad social, etcétera.

c) El estadio religioso (transcendencia) al que se llega mediante una relación subjetiva muy personal y autentica con Dios por medio de la fe. Representa el paso definitivo que tiene que dar el hombre. Solo si renuncia a sí mismo, para superar las limitaciones que la realidad le impone, accede a lo transcendente, a Dios, y a la verdadera individualidad.

Kierkegaard toma al hombre como el único eslabón entre los 3 estadios. En el hombre hay un tercer elemento que es el espíritu, que le permite hacer uso de su libertad para escoger entre las posibilidades que se le ofrecen y así proyectarse hacia la temporalidad, hecho que conduce a la nada y origina la angustia, o bien hacia la eternidad, en cuyo caso el espíritu se manifiesta en equilibrio. 


Desde el miércoles pasado Parker está encerrado en su propia mazmorra. Algo ha ocurrido de lo que no puede hablar, un suceso que le atormenta y hiere. Está encogido, anonadado, incapaz de comprender el alma humana y sus alteraciones. Sabe que la palabra, el diálogo, la medicina, el amor, pueden paliar los sufrimientos pero en esta ocasión no ha sido así. Un acto dramático gira en su cabeza, le obsesiona, le hace plantearse la vida, mirar de frente a la muerte. Camina por las calles, ausente, intuye que solo el tiempo podrá curar su dolor. 



miércoles, 24 de noviembre de 2010

Parker en el Mont Blanc.

“Gracias a los caprichos del destino ha trabado amistad con muchas de esas personas inestables, soñadoras, ausentes de la realidad a las que se suele llamar 'poetas'”.
Informe de Henri Claude, psiquiatra, sobre Jean Genet

Genet.-. Edmund White
Ed. Debolsillo, 2005. Pag. 235


Un caballo ciego pasta en el prado, las campanas están mudas, hay un resplandor de ciudades cercanas, hay perfiles que juegan en el aire y desaparecen, hay miedo en el arrabal.

Es así, Parker recibe una pluma Mont Blanc como reconocimiento a su fidelidad y de inmediato se abre la puerta del infierno, comienzan a salir diablos de colores y la vida se llena de plantas carnívoras, dolor, ceremonias con sacerdotes pasados de moda, liturgias tan repetidas que se desconecta, quita el sonido y los labios del cura se mueven en un aire quieto y denso, aburrimiento del castigo eterno, suplicios al borde de…alto, que paren las máquinas, lo que ha ocurrido es un atentado a la lógica, a lo que es, tan difícil de comprender, de aceptar, tan fuera de la razón, en la pared, junto a los otros ¿fue ese? no, era más alto, hijos y nietos, sin paráfrasis no hay manera de entender esta confusión, la locura. 

Una música de humo, pasos, golondrinas, el pasado como un árbol seco, llegan con antorchas los recuerdos. Por el cielo corre la cortina de la noche, Parker se apresura, cruza el puente, sin detenerse toma su vida al pasar y sigue.

-Mañana lo pensaré, mañana- decide.



martes, 23 de noviembre de 2010

Parker en la pérgola.

 
 Me miserable! which way shall I flie
Infinite wrauth, and infinite despaire?
Which way I flie is Hell; my self am Hell;
And in the lowest deep a lower deep
Still threatning to devour me opens wide,
To which the Hell I suffer seems a Heav’n.
O then at last relent: is there no place
Left for Repentance, none for Pardon left?




Llueve y llueve, aquí hay hojas secas pero no olvido.
A lo lejos alguien grita que el invierno llega.
Con cuidado, Parker deja su vida sobre una piedra y cruza el puente para verla desde el otro lado del río.
Por el cauce bajan presagios y luces.
Se sienta y acaricia el musgo de la memoria. Apenas distingue el tiempo de antes, los pensamientos de ayer, los momentos que pasaron.
Llega un pastor arreando a las sedientas vacas del atardecer.
Quedó el amor desparramado entre guijarros, lo recorren insectos que suben por los muslos de la añoranza.
En el bosque cantan alondras que no puede ver.
Desde este lado apenas puede distinguir la otra orilla, allí donde está su vida, tiritando, sola. ¿Eso ha vivido?, ¿ese es?

-Piensa, Parker, piensa, reflexiona, ese eres tú.-dice una voz.

Cae la noche, sigue lloviendo.

...
¡Miserable de mí! ¿Por qué camino
evitaré la cólera infinita
y la infinita desesperación?
Dondequiera que huya es el Infierno;
pues yo soy el Infierno; y en lo más
profundo del abismo otro se abre
más hondo que amenaza con devorarme,
comparado con el cual el Infierno
que padezco parece incluso un cielo.
Luego ¡oh, por fin, apiádate de mí!
¿No hay lugar para el arrepentimiento,
no queda ninguno para el perdón?

John Milton
Lost Paradise

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