Como Twombly
Cy Twombly
Nueve discursos
sobre Cómodo
A
mediados de la década de 1950, cuando trabajaba como criptógrafo del ejército
estadounidense, Cy Twombly desarrolló su estilo característico de rayas,
garabatos y líneas frenéticas de tipo grafiti que hacen referencia al estilo
pictórico dominante del momento, el Expresionismo Abstracto, a la vez que lo
subvierten. Tras trasladarse definitivamente a Roma en 1957, la libertad
gestual del Expresionismo Abstracto se ve compensada y limitada por el peso de
la historia. A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta,
Twombly realizó una serie de obras que muestran su profunda fascinación por la
historia de Italia, y por la mitología y literatura clásicas.
Entre 1962 y 1963, las pinturas de Twombly y sus
referentes históricos adquirieron un tono mucho más sombrío y angustiado, ya
que Twombly tomó como punto de partida una serie de asesinatos históricos, un
giro que quizá reflejaba el ánimo pesimista de principios de la década de 1960,
cuando se vivió la crisis de los misiles en Cuba y el asesinato del Presidente
John F. Kennedy. Creado en el invierno de 1963, el ciclo de pinturas Nueve
discursos sobre Cómodosirve de resumen de esta etapa angustiosa y
excepcional de su carrera artística. El ciclo se basa en la crueldad, locura y
asesinato final del emperador romano Aurelio Cómodo (161–192 d.C.). El
conflicto, la oposición y la tensión dominan la composición de las pinturas.
Dos espirales de materia constituyen el núcleo central de cada pieza, que varía
en estado de ánimo, desde las estructuras serenas y similares a las nubes hasta
las heridas sangrantes que culminan en una exaltada apoteosis en el panel
final. A pesar de la intrínseca estética de caos e inestabilidad de las
pinturas, una estructura muy controlada domina su composición. El fondo gris
actúa como espacio negativo que compensa los remolinos sangrientos de la
pintura y las costras de impasto coagulado. Sobre este telón de fondo neutro,
la línea que recorre la mitad de las pinturas sirve de marca orientativa para
subdividir la composición. Muchas de las pinturas de la serie Cómodo también
presentan secuencias numéricas que suelen articular las cuadrículas, gráficos y
ejes geométricos que forman el esqueleto de las pinturas.
Esta serie fue expuesta por primera vez en la Galería
Leo Castelli de Nueva York en marzo de 1964 y apareció ante un público
americano que aún era esclavo del Pop Art y el Minimalismo. En este contexto,
las pinturas esotéricas y desordenadas de la serie Cómodo de
Twombly parecían estar completamente fuera de lugar y anticuadas. Eran objeto
de críticas feroces que aludían principalmente a la ausencia de Twombly de la
escena artística neoyorquina, insinuando su abandono de Estados Unidos y
transmitiendo el mensaje subliminal, claramente chovinista, de que estas
pinturas habían sido importadas de "la vieja Europa". Dado que
dependen intrínsecamente de la narrativa y la secuencia, tampoco ayudó el hecho
de que fueran instaladas en un orden confuso en la Galería Castelli, dejando su
trayectoria completa indescifrable.
Tras esta ignominia, todos los Cómodo (no
se vendió ninguno) se devolvieron a Italia, al exilio. La controversia sobre
las pinturas y sus secuelas tuvieron consecuencias transcendentales tanto en la
pintura como en la carrera de Twombly: disminuyó su producción durante los dos
años siguientes y, tal vez, actuaran como catalizadores para el consiguiente
cambio de rumbo que comenzó con la serie de Pinturas "grises". No fue
hasta los veranos de los años 1977 y 1978, mientras se preparaba su
retrospectiva en el Whitney Museum of American Art, cuando Twombly creó otro
conjunto histórico: Cincuenta días en Iliam(Fifty Days at Iliam).
Cuando se abrió la retrospectiva en el Whitney en 1979, era solo la segunda vez
que se exponían las pinturas de Cómodo.
Ha hecho falta que pasaran muchos años para que quede
patente el verdadero impacto de los Cómodo. Hoy en día, distanciada de
las rivalidades y debates de la década de 1960, la solidez del arte pictórico
de Twombly ya no está oscurecida por aquellas polémicas. Los Cómodo—vistos
anteriormente como periféricos y aberrantes por sus coetáneos— parecen ocupar
ahora una singular posición central en la historia de la pintura de posguerra.
Fuente: Nicholas Cullinan, "Cy Twombly", en Colección
del Museo Guggenheim Bilbao, Guggenheim Bilbao Museoa, TF Editores,
Bilbao/Madrid, 2009.
Como Twombly, no sin pesadumbre imagino el silencio y la soledad, me alzo en
rebelión, con los dedos cortados mancho de sangre las paredes del templo de la
indulgencia, devuelvo el trigo y el vino, voy y vengo, voy.
Hasta aquí.
Cese la poesía y la mentira de los artistas
subvencionados a quince céntimos la letra, a tanto la rima, a cuanto la
inspiración en la voz, el seco golpe del martillo, el quejido, el rasguear de
una guitarra, los garabatos a real, los lamidos se recompensan con una firma.
Cese el oficio de una mano extendida y un poema retorcido en la otra, nómadas de la conjetura, ventajistas jugadores del verbo, amantes de Dante aborrecidos por políticos ansiolíticos con rostro de pez que lo mismo te ponen el laurel que te birlan la cartera, innoble oficio de ofidios voluntarios.
Con un gorro de piel de orgullo indago entre
las muñecas descabezadas sobre los escombros, ruinas en la periferia, aldeas arrasadas
bajo las aguas de presas rotas, un campamento de supersticiosos, un crepúsculo
pintado entre los árboles, Twombly interpretando
a Cómodo desde tan lejos que no hay gladiadores ni espadas que hieran la blanca
piel del luchador.
La vanidad me impide pasar de largo, me paro aquí, hoy, ahora, te
miro ¿qué?