Balada de la nota borrosa.
Si por causalidad
encuentras
esta nota borrosa,
que alguien
te lea lo que dice.
Hoy
sólo soy un hombre
vencido por la noche,
hoy
sólo soy un hombre
o algo así,
caminando borracho por la carretera.
Soy un extraño para cualquier extraño y eso es todo,
pero, si por casualidad encuentras
esta nota,
quiero que sepas
lo que dice:
no
he sabido
olvidarte.
(Manu Cáncer)
Ando rebuscando por aquí y por
allá para escribir lo que no leo. Ojeo, absorbo, estudio, colecciono imágenes,
me empapo, filtro voces, conversaciones, actitudes, emociones, dibujo, trabajo,
me ilusiono, sufro, trazo líneas, mancho papeles con vino, con grasa, con
lágrimas.
Esta obstinación debe tener un
sentido, algo que se me escapa ahora, algo que no veo, incluida esta
reiteración, este empeño en decirlo una y otra vez.
Sin embargo, es un empeño
inútil, absurdo, equivocado –escribir, digo-, la vida está al otro lado de la
calle y ahora hace mucho calor y me llama la tentación, que no vive arriba sino
al lado y lo que quiero es salir al camino a buscar (me) de nuevo, a olvidarme
de todos, purificarme en un río de realidades y andar sin detenerme ni mirar
atrás.
Quisiera romper esta página,
separar sus líneas a mordiscos, cortarle las manos, liarme a
puñetazos con las sombras, golpear la distancia, espantar las palabras por los
prados de esta red inmensa y fría, sin alma, negra y miedosa, con nombres que
no lo son, con absurdos alias que disfrazan y permiten decir lo que no decimos
mirando a unos ojos vencidos por el desasosiego, el miedo, la necesidad de
reposar la cabeza en un hombro amado.
Hoy no hay dulzura, no la
tengo, tengo este amargo sabor de saber, esta certidumbre de que aquí está el
pescado vendido, que este rincón se ha quedado pequeño, mínimo, lejano, que
aquí hay trampa, son mentira los besos, las lágrimas, lo sagrado, es mentira el
miedo y los deseos, solo es real la soledad y el tiempo escapándose por un
agujero negro.
Hoy estamos vivos ¿y mañana?
Es igual, nadie lo sabrá, somos
muchos y de este texto pasaremos al siguiente.
Va, un aurresku de honor y abajo
el telón, mañana –si estamos vivos- más.
Y mejor (espero)
No sé si esto ya lo he dicho antes.
¿Qué?
Eso no me lo dice usted en la calle.
¿Cómo?
(Y llegan a las manos)