Amber Hakim

sábado, 30 de junio de 2018

Joao

Joao Rúas

 No puedo permanecer indiferente, soy un ingenuo, aun. Creo en el misterio de los números primos, lo aliento, escribo para no entender. Por eso digo que los pájaros nocturnos del miedo se esconden bajo las cornisas, evitan volar entre las pesadillas que flotan en los párpados de los amantes, rozan los labios de aquellos que se besan de madrugada. Carcajadas, lágrimas, sábanas húmedas y nadie me despide en la furtiva huida, la chaqueta enrollada en el brazo, los zapatos en la mano, la cabeza quién sabe dónde.

viernes, 29 de junio de 2018

Magnolio.




Terry Richardson

"Me desperté y ya no estaba enamorada" me dice que diga.
Estábamos sentados bajo un oloroso magnolio, presintiendo el mar, la tormenta. 
Después vino el verano. 
Este.

jueves, 28 de junio de 2018

El ahora



Digo lo que digo, no sé, certeza de visitas erróneas o voluntarias, descarnada realidad dibujada en las tapias junto al chalet, una borrosa figura, aun así reconozco al heraldo, la profecía, el ventisquero de lo que vendrá, mi amor embalsamado que picotean las perdices, es hora de seguir. Reconozco el ahora.



miércoles, 27 de junio de 2018

Opción





Escojo ahora el aire de mi tierra, las hogueras en la cima de los montes bocineros, los mensajes, las señales, el humo, el vuelo de aves negras. No hay amnesia, ni corderos bajo el retablo, hay un agua estancada donde se refleja el crepúsculo, hay una lluvia de plumas y el porvenir se instala en la tráquea del sonámbulo.

martes, 26 de junio de 2018

Quid pro quo



Sabes que no es casual escoger esta hora enmascarada, el retroceso de la indolencia, el cuchillo que hirió las mejillas de la belleza, las luminosas huellas del arcángel, el ritual de amar en los portales del alma, el manto de la noche escarchada, trazar signos misteriosos en un bosque encantado de palabras, sentirlas en la piedra. Sentir sin entender nada. Quid pro quo.

lunes, 25 de junio de 2018

Encuentro diario



Este es un encuentro diario, una fiesta vestida con camisa blanca, sin pliegues. Levanto la frágil copa para brindar por tanto y tanto, afortunados habitantes del tejado, equilibristas nocturnos de las chimeneas,  taciturnos amantes sin amar, pesadilla de búhos lujuriosos y música de Telonius Monk. Por nosotras.

domingo, 24 de junio de 2018

Cuento para mañana

Orchid Ladies, Photo by Leon Levinstein

No eres lo que dices.
Me dice/n.

He vuelto a cometer el error de decir.
Cacofonía incluida.

Me dejo llevar por la euforia del número, de la continuidad, me lo creo, me crezco en el absurdo de lo nimio, me salto el programa y digo.
Hay que ser ingenuo.

Quizás con eso/esto compenso/intento lo que no, el vacío, el hastío, el frío del agujero por donde pasa el viento del norte. 
Qué, por cierto, hace mucho que no (pasa).

Quiero empezar un/otro cuento, de esos que no lee nadie. Me resisto, me ato los dedos con alambres, cosa que es complicada, ya que aunque utilizo la derecha soy zurdo de convicciones pero aun así con la lengua, bífida, con absoluta imaginación estoy en ello.
Mañana (espero), aquí.

sábado, 23 de junio de 2018

Del póker y otros juegos.



Jugábamos al póker, entre amigos. Era adictivo. Empezamos como de broma pero la cosa se fue complicando ya que cada envite doblaba el anterior. Había bastante dinero sobre la mesa. Tenía prisa por terminar porque había quedado con Marie cerca de la playa.

Alguien propuso tomar unos cubalibres. Era muy pronto, después de comer, no me apetecía nada pero menos me apetecía quedarme atrás. Tomamos esa ronda mientras seguíamos jugando. La partida siguió con altibajos, ganabas, perdías. No estaba a gusto porque había quedado con una chica deliciosa y se echaba la hora encima.

Segunda ronda de cubatas y en dos manos seguidas empecé a perder. Por entonces trabajaba en una consultoría, me ganaba bien la vida, pero aquello se me había ido de las manos y perdía bastante dinero. Algunos ya se habían retirado. Ya no llegaba a la cita ni en sueños.

Juan lo dejó,  Eduardo también. Una ronda más y me voy- pensé. La suerte se sentó a mi derecha. Gané tres juegos, equilibré mis pérdidas. Me voy– dije, y salí corriendo para el autobús.

Llegué al lugar de la cita con dos horas de retraso. No tengo ni idea porqué quedamos en un sitio tan lejano. Por el camino me encontré con Marie que volvía. Quise disculparme, pero entonces era demasiado tonto y presuntuoso como para ser humilde. Quise ser gracioso y fui además un metepatas. Marie me miró sonriente, en apariencia no se enfadó, pero con su silencio cerró todas las posibilidades de diálogo. Siguió caminando sin volver la cabeza, con su amiga qué, por cierto, no recuerdo quién era.

Allí me quedé, con dolor de estómago por los cubalibres tempraneros, con la decepción conmigo mismo por haber sido tan maleducado,  tan estúpido,  con la certeza de que aquella extraordinaria chica no me perdonaría jamás.

No se lo digas a nadie, pero Marie me gustaba mucho.

Ya entonces me quedó la duda. ¿Qué hubiera ocurrido si llego puntual a la cita?

(El pasado no se puede cambiar)

(El futuro, a veces)

viernes, 22 de junio de 2018

Tres pastillas



Muscle Man in his Dressing Room with Trophy, Brooklyn, NY, Photo by Diane Arbus, 1962

El día pasó como pasan estos días, lento, marchito, atribulado, taciturno, estéril, etcétera.

Por la noche tiene un sueño breve hasta que las ortigas del insomnio trepan y se adueñan de la verja que separa el jardín onírico de rosas y agua fresca del fango que cubre el miedo al presente, al pasado, al futuro, a todo lo que conoce y desconoce. Una sensación de angustia hace que de vueltas en la cama, las sábanas se enrollan en su cuerpo sudoroso a pesar del frío de la madrugada. Son tiempos desolados,  pánico y arena, incertidumbre. Le duele la noche que amenaza.

Luego se queda en un duermevela inquieto hasta que suena el despertador. Se levanta y arrastrando las zapatillas llega hasta el espejo de plata sucia. Ese es él y ha llegado el tiempo de ponerse la careta sobre la carne vacía, de agotar el desasosiego, el quebradizo sentido de vivir así.

Al ajustarse la corbata todo cambia. Con el café se toma las tres pastillas, dos blancas y una azul. Enciende el teléfono y tiene ya cinco llamadas perdidas, el aviso de varias citas esa mañana, ha quedado para comer con Julia y discutir lo de la partición del piso. En el ascensor está silbando, Sale sonriendo por el portal. Otro día.

jueves, 21 de junio de 2018

2019

George Tooker

Huecas oraciones de olvido, las amargas lágrimas retenidas, el cansancio de la risa en la emboscada de los días.

Hoy (es decir ayer)

Por si acaso nos callamos, renunciamos a lo evidente, enjaulamos el gesto y coqueteamos con el disimulo, cubrimos las muecas con el abanico, aprendimos la seña de treinta y uno, la de pares, el guiño cuando la partida nos era favorable y solo apostábamos por la victoria -que era la huida-, señalamos el norte desde la proa de un barco varado en la arena, burdo decorado, carcasa de papel, los músicos con laúdes y chirimías sobre carromatos de cartón, el camino al exilio de nuestra propia dignidad.

Ayer (es decir, nunca)

¿Llegará este gobierno al 2019?

Mañana (es decir, hoy)

miércoles, 20 de junio de 2018

Circular

George Tooker

Cariño, no te aclaras, ya, no te aclarabas antes de tantos cambios conque fíjate ahora que los continentes se mueven y nada es lo que parece excepto que no parece que leas a Faulkner (¿todavía, hoy, alguien lee a Faulkner?) o a William T. Vollmann (¿alguien sabe quién es?), parece que te dedicas a leer en los muros y blogs de poetas locales, entendiendo por local lo universal, nueva forma de concebir lo literario, el arte, necesidad, dedicación y salero para escribir algo que interese, conmueva, emocione, sugiera, crispe, ralle, enseñe, incomode, altere, te invite a pensar, soñar, actuar, copular, ir, volver, suspirar, entrar en otros mundos que estén en este que es pequeño y está lleno de muros, barreras, aduanas, prevenciones, colores, idiomas y ahí, sorprendidos, estamos mirándonos las diferencias sin saber que ese que llora somos nosotros, ese que mira también y el que muere, el que está colgado en la valla, este es un espejo circular en el que no se libra nadie y las palabras son ceniza que cubre el hastío, el mío (¿y el tuyo?), están huecas, explotan bajo la lengua llena de cicatrices, salen torcidas de la boca, no dicen, no transmiten, humo y bhloffshochzzoppgcc.

martes, 19 de junio de 2018

Prismáticos.



Nadie sabe qué haces/hago aquí.

Aquí es un punto vago entre esto y la sombra del tiempo escapando a una velocidad que espanta. Hace nada (yO) era una foto que viajaba en whatsApp, la cabeza inclinada ante la fotografía de un reloj, el bigote enredado en sus manecillas.  Ahora sigo dentro del iPhone sin saber si ha remitido la plaga de serpientes, si Fania Kaplán aparecerá con su ira ciega, si puedo salir ya a recitar por las calles poemas de amor.

No voy a salir, nadie sabe nada, bah.

lunes, 18 de junio de 2018

Entiendo



En esta página puedo, entre otras cosas: razonar, manifestar, explicar, declarar, contar, narrar, relatar, describir, detallar, informar, expresar, afirmar, comunicar, decir, articular, conversar, pronunciar, deletrear, chismear, chismorrear, modular, silabear, enunciar, alegar, citar, nombrar, precisar, chapurrear, observar, señalar, formular, asegurar, proferir, opinar, enumerar, reseñar, pormenorizar, extenderme, verter, transmitir, exponer, argumentar, atestiguar, aclarar, esclarecer, elucidar, definir, especificar, objetar, apostillar, rebatir, rechazar, desaprobar, argüir, revelar, mear fuera del tiesto, confesar, indicar, departir, conferenciar, parlamentar, entrevistar, testimoniar, sugerir, corroborar, demostrar, puntualizar, comentar, glosar, parafrasear, recitar, declamar, entonar, salmodiar, confirmar, repetir, insistir, perorar, discursear, arengar, proclamar, platicar, dialogar, asentir, departir, contestar, responder, argumentar, disentir, endilgar, enjaretar, endosar, espetar, discutir, negar, cagarme en todo lo que se menea, oponer, vetar, impugnar, mantener, sostener, criticar, censurar, calumniar, retrucar, proferir, exclamar, prorrumpir, protestar, jurar, chillar, gritar, vocear, insultar, ofender, aclamar, vitorear, parlotear, charlar, chacharear, cotorrear, cotillear, comadrear, cuchichear, chapurrear, farfullar, murmurar, susurrar, balbucear, rezongar, mascullar, barbotar, tartamudear, bisbisear, canturrear y sin embargo, dejas el corazón sobre la mesa y como si te operas. Vale, añado otra posibilidad: jugar. También añado esta sonrisa. Entiendo.

domingo, 17 de junio de 2018

Taimado



Venía taimado, con escorpiones en los bolsillos, alegre, agitando una bufanda de siete colores, desde el quicio me preguntó.

Le contesté.

Entre tú y yo, ya puestos, prefiero ser el sultán con un diamante en su turbante, con sus caftanes de seda, que el eunuco que canta con débil voz al amanecer o el jenízaro que con el arcabuz guarda su heredad.

Ya puesto, señalo que siempre estoy atento, avizor, un perro de caza, una lechuza, para saber, para conocer, para compartir, para jugar, para seguir, para recibir.

Dejar en una pared pública lo escrito es un desafío. Al que lee. Cada uno lee y entiende lo que quiere. Dejar abierta la posibilidad de comentar es vanidad. Ante una palabra que no la irascibilidad es fugaz, inútil, solo puedes enfadarte con quién conoces. Un anónimo es un problema para él mismo.  

Estar aquí cada día, intentarlo, es un ejercicio interesante e interesado.

La caricia de otras voces es una delicia.  

A veces pienso que para qué todo esto. Luego lo sé.

Así mismo se lo dije.

No entendió nada.

sábado, 16 de junio de 2018

Cabalgata

Sano di Pietro (1405–1481)
Saint Anthony Abbot Tormented by Demons
c. 1435–40

Sábado, pasan los días en cabalgata, como liebres que se pierden en un espacio atroz, sin madrigueras, amapolas blancas, rayos de luz, la vida eléctrica, con la noche suspendida sobre densos presagios de tragedia.

Todo es como debe ser pero cuando es como ni tú y yo hubiéramos imaginado ni en nuestros más extraños sueños es más, es tan, es ay, es deseo de hablarte con mi cabeza apoyada en tu hombro, con tu pelo entre mis dedos, con tu miedo reclinado en el mío.

Tú, tan tuya, tan estricta, con el territorio absolutamente delimitado, ni una bandera sin ondear, prohibido el paso, no, estas son las normas, es inútil perderse en el tupido follaje, en la alucinada realidad del ocio.

Yo, tan loco, tan ausente, tan de acá para allá, buscando lo que no existe, una paz sin orillas, buscándome, intranquilo, fogoso, apasionado, saltando los helechos que cobijaron la infancia entre Artxanda y quién sabe dónde.

Hay flores rojas que crecen en el balcón, el viento golpea las persianas, hay una manada de caballos salvajes cabalgando por el pasillo de mi piso, quizás he tomado demasiados vinos en el Casco Viejo. Debo dormir. Hasta mañana.

viernes, 15 de junio de 2018

Monstruo


Lo sé, es difícil creerlo, pero les juro que es cierto.

El monstruo estaba en mitad de la calle, en la desierta madrugada de mi ciudad vacía y negra.

Me miró con grandes ojos acuosos en el fondo de un rostro repelente.

Temblaba su cuerpo gigante en sollozos que conmovían.

Soy una mujer dura, una domadora de derrotas, una superviviente, una solitaria acostumbrada al miedo.

Le invité a mi casa.

Le veo ahí sentado, frente al televisor, llevándose patatas fritas a la boca con sus inmensos y peludos dedos.

Va para tres meses.

Estoy comenzando a preocuparme, no sé si soy un ángel salvador o una ingenua.

Pero, tiene una mirada...

¿Me estaré enamorando?

jueves, 14 de junio de 2018

Parker y la ternura





…fue tierno, quizás demasiado. Hasta entonces, en estas cosas del amor carnal lo sentimental estaba excluido. Las mujeres que pasaban por su cama eran directas, con urgencias, resueltas, sabían. Con ella fue diferente, tanto que al principio se sintió tímido, avergonzado, sus cuerpos unidos tenían algo de fraternal, pura ternura. Había deseo, sí, pero creciendo desde una mirada resbalando por la piel, cálida, blanca, tan suave, hasta los susurros. Era natural esa desnudez compartida. Abrazados, se movían apenas, se paraban, se contraían, aceleraban, se besaban, se acariciaban como si eso fuera lo único posible en la delicadeza de amarse de esa manera, así. En un momento, ella se puso a horcajadas sobre él, moviéndose despacio, tan despacio que se mordía los labios para no demostrar su intenso placer. Cuando llegó el orgasmo abrió la boca y musitó su nombre como si fuera la primera vez. Parker tomó su cara con manos temblorosas y vio un rostro de niña que sonreía, entonces lloró…

miércoles, 13 de junio de 2018

Una sospecha


Sospecha al releer mi metonimia de la sospecha.
Tengo que aprender a escribir con puntos y aparte.
Tengo que aprender a escribir menos.
Tengo que aprender a escribir mejor.
Tengo que aprender a escribir en otra parte.
Tengo que aprender a escribir sin ombligo.
Tengo que aprender a escribir de lo que no sé.
Tengo que aprender a escribir sin que se note.
Tengo que aprender a escribir olvidando lo que ya he escrito.
Tengo que aprender a escribir olvidando.
Tengo que aprender a escribir recordando.
Tengo que aprender a escribir.
Tengo que aprender a vivir.
Tengo que aprender.
Tengo, pero ahora nos place y conviene, no por ningún mandato de gentes ni por ningún artículo de amonestamiento, sino por nuestra libre voluntad, seguir con este relato, hemos ido, hemos vuelto, estén tranquilos, no les voy a castigar con un escrito interminable, total para no decir nada, excepto lo que digo, no les contaré de los relicarios de santa Lucía y santa Catalina, de los tres espejos en la casa de Lope de Vega -Entonces yo, que haciendo resistencia/estaba con tu luz al dolor mío,/abrí los ojos, que cerró tu ausencia- este blog no tiene carga de aposento ni está hecho a la malicia, no oculta nada, no hay trastero oculto, es lo que se ve/lee, no un íntimo diario de confinamiento, no un destierro, no un elogio al wolframio, no una guerra al justillo bienintencionado, es asomarse al Texto de Fuero de Sepúlveda y leer (entre otras cosas) que:

Si alguna mujer abandona a su marido, pague 3000 sueldos, y si algún hombre abandona a su mujer, pague arienzo.

Y su algún hombre trajera de otra parte mujer ajena, o hija ajena, o alguna cosa de sus correrías y las introdujera en Sepúlveda, nadie se las reclame.

Continuar, day after day,/Alone on a hill,/The man with the foolish grin is keeping perfectly still/But nobody wants to know him./They can see that he's just a fool,/And he never gives an answer, sin apresurarme, este es un espacio sin tiempo en el que estoy aprendiendo a escribir, a vivir, a ser, del facebook al blogspot, del caño al coro, de tumblr a instagram, sin disimulos del coro al caño, que mi metonimia de la sospecha está fundada, tengo que aprender, es eso estamos. Hemos vuelto. Aquí estoy. O así.


(Fotografías de Albert Levy)

martes, 12 de junio de 2018

MDLS19

Eliot Elisofon Several people standing on the top of a building looking down into the downtown misty smog that is covering the Empire State and surrounding buildings. New York, 1953

Nocturna y solitaria lucha, lengua dolorida en añoranza, los pies en tinieblas de entierro. Brazos en cruz, lluvia de párpados, aúlla la noche que palpa el filo de navajas en celo. Saber decepciona. Viajar al extremo de una estrella, con flores de piedra, ríos infinitos, dioses burlones que desgarran anhelos. Tiránica ley de gemidos, luna obstruida de pájaros estancados, perros que muerden sus alas marchitas. Recorrido eléctrico por estancias sucias, dolor de entrañas, lamentos de espinas. Saber es amargo. Esto no es un final, apenas he empezado, esta ha sido la metonimia de la sospecha pero aún no he aclarado gran cosa, algo busco en el centro de mi mismo, algo que explique y justifique,  que de sentido, impulse, que acompañe el viaje hacia la nada. Últimos días de un sueño roto, puedo escuchar la risa bajo la tierra de la ausencia. Y los lamentos. Este es un tránsito hacia la lucidez //

lunes, 11 de junio de 2018

MDLS18

City Hall, Reno, Nevada, 1956 - Robert Frank

Como cada noche tras noche soñando con su cara tan bella, su voz en mi oído, sus caricias, su dulzura, su mirada, su cuerpo que me turba, sus palabras, su sabiduría, sus errores, su constancia, su lucha, su sentido de la vida, sus recuerdos, su presente, sus proyectos, su trabajo, su distancia, sus lágrimas, su deseo, su pasión, sus labios, su mano en la mía, sus cartas,  sus abrazos, sus emociones, sus sentimientos, sus renuncias, su historia, sus silencios que son uno sólo –el silencio-, su determinación, su genio, sus conocimientos, sus posturas, aquella mirada sorprendida al cruzarse con la mía, su paciencia, su resignación, su aceptación, su pecho donde dejé todos mis secretos, su fumar compulsivo, su tos, su cuello, la curva de sus caderas, verla sentada mirando al mar, verla de pie esperándome, verla tumbada, su sudor juntándose a mi sudor, su curiosidad, cómo me pegaba riendo, jugando, su paciencia, su calma, su cabeza saliendo entre las sábanas, su manera de caminar sobre las piedras de la playa, sus celos, su seriedad, sus suspiros, sus gemidos, sus miedos, su valentía, sus pómulos de india, su pubis, su nariz, su frente, cuando volvió de Argentina, de Turquía, de Londres –cada vez-, cuando no volvió, cuando se iba, Barcelona, Madrid, Valencia, cuando no estaba preparada, cuando lo estaba, cuando le tocaba y sentía en ella rumores de fuentes, cuando me abrió la puerta de mi mundo oculto, cuando me curó la ceguera, cuando me salvó, cuando me condenó, cuando fui otro, cuando toqué el cielo con los dedos, su pelo largo, su pelo corto, muy corto, blanco, caoba, negro, ella pintándose delante de un espejo, duchándose, orinando, dándose cremas, ella sentada en el suelo esperando que abriesen una corsetería, apoyada en la biblioteca, corriendo desnuda por la playa, en cada momento del tiempo que vivimos juntos, mi amor flotando en lo imposible, en lo inalcanzable, en el limbo de los sueños no conseguidos//       

domingo, 10 de junio de 2018

MDLS17

Carl Mydans A view of a street in an unidentified city in Italy. 1940

Desde el extremo de un trampolín arcaico, mirando la piscina, ahí abajo, salto del ángel con doble tirabuzón, miedo al choque con la superficie, con la realidad, vuelo y esta vez no con la imaginación,  nadador de travesías por costas asesinas, ola arriba, ola abajo, ahogados en playas concurridas, la muerte no discrimina, está de moda morir, esta vez no era una ilustración de revista de surf, la mano agitándose entre la espuma como en un grabado antiguo, tantas manos pidiendo auxilio, siempre se lanzaba a la resaca, seguridad en sus fuerzas, o inconsciencia, brazadas por la marea, moluscos en las piernas, no había aplausos, soledad húmeda de mercurio, el que estaba en apuros en un extremo del cuadro, él en otro, respiración fatigosa, pesadez en los brazos, acercarse con palabras tranquilizadoras, como ahora, ha pasado demasiado tiempo de todo, todo está lejos, todo es ayer, todo recuerdo, no sé que hago enfrascado en esta absurda colección sin sentido si lo que quiero es estar con Ella, acurrucado entre sus brazos, volver al paraíso del amor, aunque ni siquiera sé quién es Ella, ni siquiera sé quién soy yo, escribiendo esta absurda retahíla en un tiempo con frío en el pecho, con decir una cosa y lo contrario, ¿sabes?, es un buen momento para hacer balance del tiempo que se va, tan rápido, coleccionar horóscopos, arcángeles disecados, alhajas de sentimiento alrededor del nudo en el corazón, aquí seguimos mirando el horizonte imposible, una línea se apoya en mi pie, el otro se apoya en una liebre que da vueltas en el fondo del ojo de un rey destronado sentado en un meteoro, fiebre de arqueros apuntándose los unos a los otros en una guerra dominical de egos inflados como peces inflados, con burbujas en columnas de a uno,  dos pasiones, tres instantes de tedio, cuatro violonchelos encendiendo el miedo a  dormir sólo, noche tras noche//

sábado, 9 de junio de 2018

MDLS16

Lee Remick

Metonimia de la sospecha que se transforma en lucidez, lucha de Ceres y Venus, la colección de mascarones de Neruda en la playa Negra, aromas de tabaco verde, percepción de relojes que atrasan, las seis, las cinco y cuarto, luego las cuatro y media, luego las dos, horas de luto, ansia de larga duración, la idea constante de la mujer en una baño luminoso y vacío, barrera superada de encajes de Bruselas y corchetes,  el agua deslizándose por su pelo, por su rostro, por su pecho, acariciando su sexo, ojos en las rendijas, observando, las enredaderas del deseo aprisionando sus piernas detrás de los biombos, las grietas de las paredes filtraban el sonido de un clavicordio, rubor en su oscuridad de mirón, flores rojas de Pascua sobre la mesa, perfumes de lavanda, de vetiver, el vaho de la ducha envolviendo el desconcierto por la piel desnuda, curiosidad adolescente, alivio compulsivo, sensación de culpa, de soledad, búsqueda del abrazo desatado, entrar en esa estancia de amor, miriñaques blancos, cintas de amaranto, largas faldas con botones de damasco en la cintura, flores de terciopelo rojo en los muslos, camisas con encajes, el fulgor de otra mirada, enfrente, alguien más miraba, un rival, un enemigo, quizás un criado, un noble, un hombre emboscado, el pequeño cuchillo imaginado en la mano, celos de niño malcriado, absurda propiedad de  nada, código de un honor inexistente, tribunal sin jueces ni testigos, guirigay de sentimientos nuevos, descubrimiento de la dependencia de otro cuerpo, ser guerrero siendo mozo, luchar sin batalla declarada, ser enemigo antes de buscar alianzas, rendirse a la hermosura de una hembra desconocida, besos al mármol del baño, al aire, frustración del regreso a los estudios, a los deberes de muchacho aplicado,-¿qué haces aquí?¿me espías?-  y la hermosa mujer pasa a su lado envuelta en toallas blancas, el pelo en un moño, los pies mojando las zapatillas bordadas en falso oro, un mohín de desprecio, orgullosa y cruel deja deslizarse levemente un dedo por el escote, el contoneo de las caderas ocultas por el tejido rizado provoca un incendio en las mejillas del joven que corre ya por los pasillos, avergonzado, vencido, no sabe que la guerra en su cuerpo no ha hecho sino empezar//

viernes, 8 de junio de 2018

MDLS15

Alexey Titarenko, Untitled, (Woman on the Corner), St. Petersburg, Russia, 1995

Ilusiones. Lluvia de gallinas desbordando la tinaja bajo los agujeros del tejado. Alrededor de la cama caballos invisibles piafan y agitan las crines húmedas por el sudor, cocean a un imaginario caballero, trotan por las nubes formadas en los sueños de una mujer desnuda, dormida, abandonada sobre las sábanas negras. Desde la ventana, un hombre, real, la mira y en sus ojos baila el deseo. Al fondo suena un piano//

jueves, 7 de junio de 2018

MDLS14

Bruce Davidson Clown and circus tent, Palisades, New Jersey, 1958

Misterios de la palabra escrita, trazos negros con florituras de mariposa, alianzas con la fantasía, rutina de los días con relojes, con horarios inflexibles, con cordones al cuello, con necesidad de creer que hay otras posibilidades, otros caminos, una mirada bajo la alfombra, flagelarse la espalda con escritos llenos de mentiras, de verdades imaginadas, de necesidad de inventar lo que no//

miércoles, 6 de junio de 2018

MDLS13


Milton Greene Marilyn Monroe, 1953

Siguió la sospecha, una vez que la llave entró en la cerradura de la puerta principal y encontró las ventanas cerradas, se dedicó a prender el pabilo de cirios amarillos que iluminaron los cuadros con escenas de caza, con retratos de serios señores vestidos de gris, cornucopias y en mitad del aposento, la cama con una mujer desnuda que se sobresaltó ante aquella presencia inesperada, tapándose los pechos, buscando su combinación de seda, una puerta, un arma, una huida del hombre que se acercaba con gesto amenazante. Por ejemplo, o. La mujer vestida de perfume, buscó su pijama mientras el intruso se acercaba. Detrás de él, fotógrafos, abogados, periodistas. Y ella, la otra, su pérfida rival. Supo que estaba perdida y afrontó el escándalo con una mueca de desprecio, con su cuerpo desnudo indiferente ante los flashes de los reporteros. O también. El reloj del salón acababa de dar la diez. La mujer despertó a la cuarta campanada. Con ojos aún nublados de sueño, no reconoció aquella espalda, ni los largos brazos del hombre que yacía a su lado. Con un gesto pudoroso se cubrió los pechos y busco a tientas su ropa. No sabía quién era aquel hombre y  mucho menos donde estaba. Bajo una jarra con agua en la mesilla de noche, dos billetes arrugados. Esas cosas//

martes, 5 de junio de 2018

MDLS12

Gloria Grahame - 1954

La muchacha protegía su nuca de los hilos de salitre que flotaban en la playa invadida de gaviotas. Caminamos sobre un sendero de algas y a nuestro paso la espuma formaba arcos brillantes y húmedos. Hablábamos y las palabras quedaron prendidas en las zarzas –giré la cabeza y florecían-. Hablábamos y todo estaba dicho. Nos besábamos y el pudor nos envolvió los labios. La conocí, sí, y aún no he empezado, kilómetros de lluvia para un viernes, pensar en ella mientras conduzco, ella al final de una autovía de camiones, cantando en una ventana, mirándome desde una curiosidad que quiero concretar, bailando de puntillas con una música de guitarras, presentida en sus cartas a otros, en sus miradas a otros, en sus palabras a otros, dijo aire y contesté aviones, dijo I y contesté H, nos dijimos tantas cosas y ninguna, no hizo falta. Ella. Al conocerla deseé tenderme a su lado (vestidos, ¿eh?) y abrir los cajones de su cabeza, uno a uno, revisar sus armarios interiores, saber de sus recuerdos, de sus miedos, de sus gozos, de sus luces, de sus cuartos oscuros, quise abrirle las ventanas y dejar que el sol entrase por sus cuartos. Ay, hacía tanto frío en aquella playa. ¿Lo digo?, al conocerla, después, deseé tenderme a su lado (desnudos ¿eh?) y besarla en cada herida, en cada cicatriz, en las grietas que le sorprenden, en los huecos que la bajamar ha dejado en su historia; deseé hacerlo con tal lentitud que nos iban a faltar horas para tantos besos, besos de pájaros, besos tiernos, besos de niños sorprendiéndose el uno al otro en un almiar con luz de luna. Al conocerla comprobé  que era real, que respiraba, que miraba tan dentro que sabía, que ataba con un cordel su fantasía y la llevaba como un globo de los que daban los jueves en las zapaterías. Después nos despedimos y el milagro quedó ahí, creciendo, trepando por las ruedas de su autobús, por mi autovía de camiones. Este beso no puedo suplantar al que no nos dimos//

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