miércoles, 31 de octubre de 2018

Apagón.


En casa, este pasado domingo a las 11 de la noche menos dos minutos. Fuera llueve como si nunca hubiese llovido. De pronto en el patio de manzana suena una explosión, blam, se va la luz. Al de unos segundos, otra, blam y la casa de enfrente se queda a oscuras. Un cortocircuito, una avería en el cableado eléctrico externo, yo qué sé, oscuridad, buscar una linterna, chocarte con las esquinas de los muebles, agobio, bah, enseguida volverá la luz.

Pasan los minutos y no vuelve, la luz, el móvil con 18%, llamar a averías, todos los vecinos afectados llamando a averías. A la 1 de la madrugada vienen dos operarios, entran en casa con una linterna gigante, pisan la alfombra con las botas mojadas, abren el cuadro eléctrico, se miran y convienen en que “esto es de fuera” (es decir lo que ya les había dicho nada más llegar). “Ahora no se puede hacer nada, mañana vendrán los compañeros” (no me queda claro quiénes serán los compañeros ni  a qué hora será ese mañana).

Recapitulemos. Llueve muchísimo, fuera, tengo el móvil a 9%, no llega electricidad a mi instalación  (o como se diga), está todo oscuro, hace frío, no puedo cenar, caliente, no encuentro la jodida linterna y me alumbro con el móvil (8%), me choco con todo, no tengo sueño, me voy a la cama, doy vueltas, el móvil se muere.

El lunes. Aquí no viene nadie. No puedo ducharme con agua caliente, no puedo desayunar caliente, no puedo calentar la casa, me llaman las vecinas ¿tienes luz, tienes luz?, ¿has llamado a Iberdrola? Eso sí, puedo leer porque ya no llueve tanto y el día no está muy oscuro.

Para no extenderme (más), me voy a comer a un chino/vasco, de fusión y a las cinco me avisan que ya está solucionada la avería. Vuelvo y cargo el móvil.

Conclusión: 16 horas y dos minutos de humildad, de reflexión, de comprobar lo afortunado que soy, de ser consciente de lo que tengo, de contrastar, de pensar en otros, de estar ese tiempo sin las comodidades a las que no doy valor porque las tengo cada día.  Y más cosas que tampoco es momento ahora de empezar a desarrollar porque tengo el móvil a 99% y no vaya a ser que se vuelva a ir la luz, se me gaste  y no pueda entrar en Facebook a contarlo.  

martes, 30 de octubre de 2018

Inmersión auricular.


 Cuando salgo a caminar utilizo el programa MapMyHike para saber el tiempo que tardo, la distancia, calorías, dibuja una ruta, me anima más que nada. También escucho música del móvil. Los auriculares poco a poco van perdiendo volumen (sí, sí,  me limpio las orejas cada día) Ayer escuchaba tan baja la música que decidí no utilizarlos más, cambiarlos, un problema porque cuestan una pasta. Al llegar a casa puse la ropa a lavar y al de un rato escucho un clin clin clin en la lavadora, ¡me había dejado los auriculares en un bolsillo del pantalón! , lo que me faltaba. Al terminar el ciclo cuelgo la ropa, intento escuchar música y ¡oh, sorpresa! funcionan perfectamente, como cuando los compré.

Aviso: esto me ha ocurrido sin querer, sin pretenderlo, por un olvido, ha funcionado, pero en todas las informaciones avisan que no es lo correcto. Vosotros mismos.



lunes, 29 de octubre de 2018

El observatorio


El observatorio
Michael Connelly

No es lo mejor que he leído de novela policíaca pero sí que me lo he devorado en ná y muy a gusto. Me entero por ahí que para empezar con la serie del personaje Bosch es mejor cualquier otra de sus 14 novelas. No sé, esta me ha gustado, ágil y con cierto misterio, se lee muy fácil.   



Bosch empezó a alejarse, pero entonces se detuvo. Quería decir algo, pero vaciló.

-¿Qué?- dijo Hadley-. Dígalo.

-Sólo estaba pensando en un capitán para el que trabajé una vez, hace mucho tiempo y en otro lugar.  No paraba de dar pasos equivocados y sus cagadas costaban vidas de buena gente, así que finalmente tuvo que parar. Ese capitán terminó muerto en una letrina a manos de sus propios hombres. Contaban que después no podían separar sus partes de la mierda.

Bosch se alejó, pero Haldey lo detuvo.

-¿Qué se supone que significa? ¿Es una amenaza?

-No, es una historia.

domingo, 28 de octubre de 2018

De chinos (4)



Bajo hasta la cloaca de los muros, meto las manos en el agua sucia por si alguien ha perdido un anillo, un diente de oro, el estremecimiento en la piel cuando la brisa nos roza si en primavera estamos sentados a la sombra de una higuera. 手 Escribir es intentar tocar con delicadeza el corazón del posible lector, o empujándolo bruscamente o tumbándolo en un salón de Versalles. 君 Escribir también es abrir la puerta del espejo para que alguien salte a este lado, con candil o tanteando, con la cabeza alta y abierto a todo lo que pueda ocurrir (le). 动 Esta es una parte del muro solo para valientes. Soy chino y muchas veces no entiendo nada de lo que escribo. 情 人 眼 里 出 西 施 五 十 步 笑 百 步动 口 不 动 


Ito Jakuchu 伊藤 若冲

sábado, 27 de octubre de 2018

De chinos (3)



Tuve una amiga (la tuve, disfruté de su generosidad, creo que fue en otra vida, un miércoles) que no se reflejaba en un espejo. 情 La última vez que nos amamos le sugerí que la postura treinta la intentásemos frente a un espejo, accedió, nos aplicamos al acto y, qué curioso, no se veía, ella estaba pero no estaba. 里 Entre suspiro y suspiro decía que le daba vergüenza. 眼 Eso me hizo pensar (después del acto, claro, soy hombre, muy, no sé hacer dos cosas a la vez) que quizás esa vergüenza, es decir lo que venía de fábrica, el ADN, lo anterior a lo aprendido, lo incrustado después por una educación, lo adquirido forzosamente por tantos que nos enseñaron lo que sí y lo que no, es lo que da visibilidad a lo real. Veía a un capullo (yo) pero no veía lo sublime (ella). Los dos nos lo perdimos. 出 Ser ciego no tiene nada que ver con ver. Compro bastón y cascabeles de segunda mano. 人


Ito Jakuchu 伊藤 若冲

viernes, 26 de octubre de 2018

De chinos (2)



Dejo una bandera en un extremo del texto para delimitar dónde empieza la verdad y dónde termina la realidad. La verdad es un concepto variable. 里Escribir es ser variable. Se puede ser sublime, normal, mediocre, intermedio o un capullo. 情 Ser sublime no está reñido con lo subliminal, de hecho solo está reñido con la mayoría, es muy suya la sublimidad. Ser un capullo está al alcance de cualquiera. La característica principal es la de no reconocerse en ese estado. Cuando me miro en un espejo pienso “mira, un capullo”, pero de inmediato comprendo que no soy yo. 眼 No sé si me explico bien, es decir, me miro pero no me veo, el que soy no es el que veo (un capullo) sino el que me siento (o sea, otro). Es lo que tiene mirarse. 出


Ito Jakuchu 伊藤 若冲

jueves, 25 de octubre de 2018

De chinos (1)



人 Trepo hasta el borde del muro, oteo el horizonte por si alguien se ha dejado una caricia entre las olas del lenguaje. 情 Escribir es pedalear cuesta abajo en una bicicleta sin frenos, es rebuscar en las papeleras del Tiertegarten mientras un chino y una china que se amartelan en un banco próximo nos mira sin entender. Escribir es ser chino. 眼


Ito Jakuchu 伊藤 若冲

miércoles, 24 de octubre de 2018

Del 18



Señora mía, tú y yo sabemos que todo esto que te escribo es mentira pero a nadie más que a nosotros le importa. Además esas botas altas y el pantalón de cuero negro no me excitan, al contrario, la risa me impide centrarme en tus urgencias. No es mi edad, no lo creo, pero convendrás conmigo que el espejo nos devuelve una delatora imagen de pervertidos pasados de moda, de buscadores de placer trasnochados por calendarios apilados en la esquina de esta habitación llena de frío y viento y soledad acompañada. (ay, hemos empezado demasiado tarde).

martes, 23 de octubre de 2018

Del 12




Emperatriz en el territorio del Sí, no podrás vengarte de las mujeres que te precedieron en mi corazón. No tendrás tiempo. No podrás reunir sus destinos aventados a los cuatro puntos cardinales. No podrás plantar alfileres de cabeza colorada en los mapas de las tierras medias. No podrás explorar las selvas de pasiones hirviendo detrás de las cortinas de las casas de pacíficas abonadas a caridades diversas, de respetables señoras de misa diaria y pucheros. Déjalo, no aprietes el botón rojo del holocausto, no quieras girar el facistol donde monjes piadosos cantan gregoriano y mambo. Déjalo, sigamos vestidos de blanco, con la frente marcada por los hierros candentes de nuestro nombre girando ardiente en aires de ida y vuelta, en brisas que nos consuelen de tanto maullido, de tantos señores de corta estatura, vestidos de negro, avinagrados, señalando con el dedo la dirección donde empieza el vacío, donde terminan los sueños heridos por los otros, los que se fueron, los que no estuvieron en treinta años, los mismos años que se pasaron sentados en el sillón del comedor; fumaban y leían la prensa (poco más, ahora ya nadie lee, nada. Excepto tú).

lunes, 22 de octubre de 2018

Del 07



Reina en este país del No, recibe ahora estos susurros que circulan entre los cráteres de la luna herida. Abracémonos, construiremos entre los dos un mundo de gemidos y ternura donde no lleguen  olas negras ni meteoros, donde ni siquiera el canto de los gallos portugueses disturbará nuestro ensueño lejos de diablos travestidos y gatos de porcelana. Comprueba mi pulso enérgico, saltemos de la mano al agujero no explorado de querernos, al abismo de besarnos sin medida. Amémonos con la avaricia del deshabitado, con la ternura del déspota, con la pasión de una recolectora de fresas, con la inexperiencia del preso de sí mismo, con el hambre del ciudadano que pide justicia a la puerta de un ministerio, con la trémula ansiedad de la primera vez (la verdad, ni me acuerdo, tú sígueme la corriente).

domingo, 21 de octubre de 2018

Herbie Hancock








“Fat Albert Rotunda” (1970), Herbie Hancock


Tras haber formado parte de las bandas de Eric Dolphy y de Miles Davies, y después de varios discos a su nombre para Blue Note, entre los que destacan sus obras maestras “Empyrean Isles” (1964) y “Maiden Voyage” (1965), Herbie Hancock sorprende con este disco grabado para la serie de televisión de dibujos animados de Bill Cosby titulada “Fat Albert”. Hancock había empezado a coquetear con el funk con el tercer corte de “Empyrean Isles”, su conocido “Cantelope Island”, pero no es hasta este esta colaboración con Bill Cosby cuando entra de lleno en un estilo que materializaría posteriormente en otras de sus obras cumbres, “Headhunters” (1973).



viernes, 19 de octubre de 2018

Música para zahoríes

Música para zahoríes
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Noria



Sin querer embozarme en el desánimo escucho los pájaros y el viento en la alameda, el camino está cortado por flores, a los lados hay estatuas de mármol en jaulas de colores. Escribo yo y no otro y gozo y temo y el cazador está apostado en el brezo. Llega una carta de Ella que me desbarata, me arma, me desarma. Estaba en un cuadrilátero insoportable de sal y de lágrimas y desde hoy he claudicado, he traspasado el límite, he pasado al otro lado y ya no entiendo nada, además sé que no se puede entender, siempre tengo la idea que es pasajero, pero no, persiste sin que pueda hacer nada por remediarlo. La hierba se quema de lluvias y la vida es como la recordamos, su sonrisa -la de la fotografía en la pared- me mira, alegrándome. Pienso en Ella (¿o en una ella?) sabiendo que no debo hacerlo, me obstino en su sonrisa y el pecho se me llena de catedrales con las piedras ardiendo y menesterosos escondidos en la sombra de las cruces. Escribo lo que no debo y aun así me grabo el óvalo de su cara, la pienso, la describo, su cara feliz, o lo parece, o estar con ella en una esquina puede ser tan mágico que puedo equivocarme y pintar de nostalgia lo que no es sino presente pero sé que no y la niña pertenece al pasado y queda la mujer que me mira, a la que no puedo tocar sin temor a que algo ocurra, a la que hasta su olor me atrae y me evoca recuerdos de los que no tengo constancia pero están ahí, cuando en el mundo no había un nosotros y su mirada y su halo y una alimaña detrás, escondida pero ahí, esperando que desfallezcamos para devorarnos y el cristal, también ahí, separándonos irremediablemente en este territorio de ríos azules, de otoños, de nostalgias heredadas, de arbustos negros, de olas sobrepasando la escollera del ayer, pataleo sobre el ayer, mecagüen el ayer.  

jueves, 18 de octubre de 2018

Jane Birkin no está



El viento de levante canta,
desordena pasadizos húmedos,
levanta exordios de libélulas.
Las mujeres comparten
risas, malaventuras,
lacerados deseos.

Jane Birkin no está.

En el mediodía roto,
en círculo, madres
hablan de madres,
absortas en el goce,
en los dolores,
hijas hablan de hijas.

Aromas que vuelan
ajenas a la mirada
del hombre que mira,
extranjero en la línea
de voces tras la
luz que palpita.

El viento de levante canta,
inventa laberintos con denuedo,
por la hierba reparte insectos
locos. El puchero borbotea
en el fogón. Nadie
piensa en comer.

Jane Birkin no está.


miércoles, 17 de octubre de 2018

Parker en Unter den Linden



Ardía octubre, uno a uno  los poetas subieron al atril, modestos, ordenados, metódicos, vibraban sus versos, pugnaba su voz con el sonido del agua,  implacable en su húmeda cantinela, el acariciante sirimiri, los surtidores de la fuente,.

Allí, sentado con absurdo y temprano frío, escuchando desde las venas, Parker sintió el contraste, su torpe expresión de cada día era indigna. Tenía ante sí el presente y lo malgastaba en huecos soliloquios complacientes sin esencia, sin sentido.

Entonces llegaron los aviones. Parker miró al cielo para distinguir los colores en sus alas, por si eran enemigos. El sonido del bombardeo sobre  Unter den Linden confirmó que sí. Corrió al refugio.

No hubo tiempo ya para la poesía.

martes, 16 de octubre de 2018

Reencarnación.



Mo Yan en su magnífico La vida y la muerte me están desgastando cuenta como su  personaje principal Ximen Nao es ejecutado por el régimen comunista. Después de pasar dos años en el infierno vuelve al mundo reencarnado en un burro y después, sucesivamente, vuelve como cerdo, buey, perro y mono.

No es extraño, durante mucho tiempo  yo mismo fui un gallo, me cortaron la cresta, me convertí en un simio que balbuceaba, viví en una jaula  y ya ven, soy el que soy, un buscador de oro y algo en arroyos de montaña, un gambusino  mientras la vida se despeña aguas abajo en una catarata que algunos llaman experiencia, pero no.

Y además se me ha estropeado el espejo.

lunes, 15 de octubre de 2018

Superman pasado de moda y unas plumas.



Cada día me quito el séptimo velo, aliso mis plumas, me perfumo las sienes, me abrazo al firmamento, escucho el golpear de canicas en el parque perdido de la infancia, los días pasan como una brisa sutil, trepo hiriéndome las uñas, los codos con los cristales rotos en el borde de la valla literaria, me embriago con líquidos chinos en botellas con gusanos verdes, tiro por la ventana renegridos libros de poetas perdidos en el último incendio, entro en la noche y la deshojo pétalo a pétalo hasta que llega la ternura del amanecer y alguien inclina su cabeza en mi cuello, me inunda con una melena negra, pego una patada a un ciego, le robo la recaudación del día, me la gasto con mujeres malas que me dicen cosas buenas. Estoy buscando la luz.

domingo, 14 de octubre de 2018

Antonio Ungar


Antonio Ungar es colombiano, vive en Jaffa, está casado y tiene tres hijos, escribe bien, tanto que ganó el premio Herralde 2010. Escribir es una profesión y publicar libros un negocio. Por eso cuando Anagrama le contrata “Mírame” trae al señor Ungar aquí y le entrevistan, hacen cócteles de presentacion, sale en YouTube y promociones así. También los periódicos hacen reseñas sobre el libro en cuestión y dicen que es la octava maravilla, se permiten spoilers. Pagando, oiga, que decía el chiste. 
Todo esto para decir que me he leído “Mírame “ y que no me ha gustado. ¿Está bien escrito? Pues sí, el escritor tiene oficio, de acuerdo, pero le falta alma, este libro es un producto, no está escrito con las tripas, tiene demasiado artificio, mucha pirotecnia. Resumen: no. A buscar el siguiente.

sábado, 13 de octubre de 2018

Álvaro Cunqueiro


Álvaro Cunqueiro. Qué dice este. A buenas horas. Tenemos las librerías llenas de promesas y nos vamos a fijar en vejestorios a los que además les quitan las calles en Madrid. Algo haría. Pues sí, escribir, escribir de puta madre, escribir tan bien que si en vez de ser gallego hubiese sido colombiano, un suponer, ahora los periodistas alabarían su premio Nobel. No exagero. O sí, quizás me dejo llevar por el regusto de terminar sus “Historias gallegas” que no es su mejor libro pero que he disfrutado con su dominio del lenguaje, su capacidad para hacer real lo que no existe, su cultura, su ironía, el humor y su imaginación para la que faltan adjetivos. Lo admito, es posible que se deba conocer Galicia para entender mejor su prosa, vale, viajar y leer se complementan bien. Desde esta esquina del mapa se lo cuento al oído, lea a Cunqueiro, le gustará, mucho, si no le entusiasma siempre se puede dedicar al marisco o al albariño. Un placer. De nada.

viernes, 12 de octubre de 2018

Charles Aznavour
























Charles Aznavour (París22 de mayo de 1924-MourièsBocas del Ródano1 de octubre de 2018), registrado al nacer con el nombre de Shahnourh Varinag Aznavourián Baghdassarian (Շահնուր Վաղինակ Ազնավուրյան Բաղդասարյան), fue un cantantecompositor y actor francés de origen armenio,​ considerado en todo el planeta como «el embajador de la chanson –canción francesa–». Aún activo hasta los 94 años, cuando falleció, era uno de los cantantes franceses más populares y de carrera más extensa en la historia de la música universal, el más conocido del mundo, llegó a vender doscientos millones de discos. (Wikipedia)


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