Ossian receiving the Ghosts of the French Heroes (1801) - Anne-Louis Girodet-Trioson

martes, 11 de febrero de 2025

A veces llegan cartas.

 


Llegan cartas de aquí y de allá, de ciudades que ni siquiera conozco, de países con fronteras imprecisas de líneas horizontales trazadas como al azar. Traen palabras escritas en georgia, con vida detrás de los visillos, sentimientos envueltos en terciopelo y misterio. Ando tan apresurado que apenas puedo analizar si esto es por esto o eso es por aquello. Así va la cuestión, que no sé, que guardo mis respuestas como un avaro traficante de emociones, que no digo, que me refugio en el silencio y canto para mis adentros, tarareo, me sé todas las canciones, las de amor y las de desconsuelo, las de odio y las de miedo. Vaya usted a saber si tengo un futuro en lo de contestar cartas, en remendar pergaminos, en mi propensión al garabato. Pero dejando aparte el jazz, lo mío es el escapismo, ni yo mismo lo sabía, a buenas horas, pero nunca es tarde. No tengo pruebas pero creedme.

lunes, 10 de febrero de 2025

Juegos de tablero.

George Tice - Hoboken 1972

Todo iba como debía pero de pronto alguien mueve una ficha y se cambia el panorama, el tablero,  incluso el juego. Ya no sé a qué juego.

Me dirás que esto es la vida misma y que no hay que confundir una cosa con otra. Tienes razón, pero llevo tiempo confundido.

Que me he quedado en el yo/mi/me/conmigo y no veo más allá, que el miedo es libre y el bosque se ha llenado de lobos.

Vale, que no sé por dónde me pega el aire, lo sé, pero es que he pasado de brisa a viento fuerza siete y no hay quién soporte el inicio de vendaval. Qué será cuando venga (no es una pregunta, me aviso).  

domingo, 9 de febrero de 2025

18 años y un día, aquí.

 


18 años.

Cada día.

Sin eco.

Disfrutando.

Felicidades.

A veces me da el siroco.

 

Biblioteca Foral de Bizkaia

Universo blog de escritores y/o lectores. No, pequeño mundo de escritores (aquí no lee ni dios). Lo mío es muy interesante, mi blog, mi muro, digo, quizás el tuyo también pero no lo leo, no entro, no tengo tiempo. El Quijote – Cervantes/En busca del tiempo perdido – Proust/Odisea – Homero/El Proceso – Kafka/ La Metamorfosis – Kafka/ Ana Karenina – Tolstoi/ Moby Dick – Melville/Cuentos – Chejov/ Guerra y Paz – Tolstoi/ Ficciones – Borges/Poeta en Nueva York – Lorca/ Los Hermanos Karamazov – Dostoievski/ Crimen y Castigo – Dostoievski/La Biblia/ La Montaña Mágica - Thomas Mann/ Pedro Páramo – Rulfo/ Ulises – Joyce/ El ruido y la furia – Faulkner/Madame Bovary – Flaubert/Las mil y una noches/ Bajo el volcán – Lowry/ La muerte de Virgilio - Hermann Broch/ Ensayos – Montaigne/ Lolita – Nabokov/Rojo y Negro – Stendhal/ Que, la verdad, tal como vamos no hay horizonte detrás de Facebook, de X, Blogger, todo condensado, Selecciones del Reader´s Digest, telegramas, stop, no hay tiempo para tanto input, para el reposo, se acaba el mundo, señores y señoras, arrepiéntanse de sus pecados, conejo blanco de Alicia.   Anna Karenina, León Tolstoi./ Los papeles póstumos del club Pickwick, Charkes Dickens./ El Gatopardo, Giuseppe Tomasi di Lampedusa./ La Regenta, Leopoldo Alas Clarín./ Una habitación propia, Virgina Woolf./ La casa de la alegría, Edith Wharton./ Música para camaleones, Truman Capote./ Las nieves del Kilimanjaro, Ernest Hemingway./ Mi Antonia, Willa Cather./ Muy bueno lo tuyo, Paco. Qué poema. Me has emocionado. Cinco comentarios. Veinte comentarios. Cincuenta comentarios. Un millón de comentarios, pero ¿qué pasa? no es posible tan poco gusto (el gusto es mío) que alguien se lo crea, no lo concibo, en cualquier caso estamos en un estado de derecho ¿de derechas?, todos tenemos derecho, tengo derecho a escribir un libro, a que me lo lean, todos, a que les guste, a que me digan guapo, guapo y a dar la vuelta al ruedo, pues vaya, faltaría más, con lo bien que escribo, describo, percibo, que mi abuela siempre me ha dicho que era el más guapo de la escalera, cómo sabía, lo soy, un día escribí un poema, bueno, casi, mi mamá me mimaba. /El rey Lear, William Shakespeare./ Fausto, Goethe./ Edipo, Sófocles./ El banquete, Platón./ La divina comedia, Dante./ Ensayos, Montaigne./ El corazón de las tinieblas, Joseph Conrad./ Pedro Páramo, Juan Rulfo./ Autobiografía, Thomas Bernhard./  Jane Eyre, Charlotte Bronte./ el peor enemigo de un escritor es otro escritor, el peor enemigo de un poeta es otro poeta. Y los editores. En Bilbao se  celebran muchas actividades relacionadas con la poesía. El miércoles presentó su libro una amiga, un cielo de persona, el prólogo lo hizo el editor de su último trabajo, un plomo (el editor) que se tiró el 90% del tiempo hablando de él mismo, parecía que estaba riñendo a mi amiga que sonreía condescendiente. Estábamos unas 12 personas, la media de edad era de unos 80 años. Entrada gratis./ Harri eta Herri (Piedra y pueblo), Gabriel Aresti./ Huesos de sepia, Eugenio Montale./ Confesiones, Jean-Jacques Rousseau./ Las afinidades electivas, Goethe./ Cantos, Giacomo Leopardi./ Tristram Shandy, Laurence Sterne./ Barthes por Barthes, Roland Barthes./ Bronwyn, Eduerdo Cirlot./ El cuaderno gris, Josep Pla./ 1280 almas, Jim Thompson./Es decir escribir, decir, trasladar la percepción de lo que no es, de lo que ocurre en el desierto, del progresivo desmoronamiento del iceberg, de la búsqueda con candil en las oscuridades del alma, los ladridos de los sacristanes, escribir, lo que hace toda esta buena gente que cito, escritores que en el mundo han sido, ya, tú también escribes bien, majo, y sabes leer, sumar, restar y multiplicar y te sale de forma pasable el arroz con leche, un día besaste a una monja, measte detrás de un árbol y diste una patada a un perro (pequeño), mírate al espejo, soso, quema iglesias, bosques, certifica la muerte de los ideales/ Almanaque Agroman 1956./Guillermo el travieso, R. Crompton. /  Los hijos del capitán Aterras, Julio Verne. / Diccionario manual e ilustrado de la lengua española. Espasa Calpe, 1927./ Guía de Teléfonos de Barcelona./ London A to Z./ Paris. Guide Bleu./ Les mots, Jean-Paul Sartre./ Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll./ Poesía completa, Alejandra Pizarnik./ Si esto es un hombre, Primo Levi./ Maus, Spiegelman. Ya lo sé, me dejo muchos, muchísimos pero tú ¿cuántos has leído?, ¿con cuántos has disfrutado?, ¿has quemado alguno?, ¿te has comido alguna hoja?, ¿has tirado alguno por la ventana?, mira, cambio de tercio, me está aburriendo el silencio, me voy de viaje, agur/ El pabellón número 6, Antón Chejov./ Mario y el mago, Thomas Mann./ Vidas minúsculas, Pierre Michon./ El instituto Benjamenta, Robert Walser./La casa inundada, Felisberto Hernández./El zorro de arriba, el zorro de abajo, José María Arguedas./ La traición de Rita Hayworth, Manuel Puig. / La guerra del fin del mundo, Mario Vargas Llosa./ Rayuela, Julio Cortázar./ Manhattan Transfer, John Dos Passos./ Los Herederos, Isaac Bashevis Singer./ Entre selvas y desiertos, Henry Sienkiewictz./ El prisionero de Zenda, Anthony Hope./ El jinete polaco, Antonio Muñoz Molina./ Opiniones de un payaso, Heinrich Böll./ Mi corazón es un cazador solitario, Carson McCullers./ Anagnórisis, Tomás Segovia ./ El mono gramático, Octavio Paz./ Cordelia frente al espejo, Silvina Ocampo./ Altazor, Vicente Huidobro./ Las iluminaciones y Una temporada en el infierno, Arthur Rimbaud./ Espacio, Juan Ramón Jiménez./ ¡Absalón, Absalón!, William Faulkner./ Residencia en  la tierra, Pablo Neruda./ Herzog, Saul Bellow./ El sueño de los héroes, Adolfo Bioy Casares./ El extranjero, Albert Camus./ Maquillaje. Letanía de pómulos y pánicos, Pedro Casariego Córdoba./ El buen soldado, Ford Madox Ford./ No soy Stiller, Max Frisch./ El americano impasible, Graham Green./ La corte de los milagros, Ramón María del Valle-Inclán./ Petersburgo, Andréi Biela./ Seymour: una introducción, J.D. Salinger./ El gran Gatsby, F. Scott Fitgerald./ El legado de Humboldt, Saul Bellow./ Me casé con un comunista, Philip Roth./ Libra, Don DeLillo./ El oficio de poeta, el oficio de vivir, Cesare Pavese./ Trilce, César Vallejo./Anales, Tácito./ Poeta en Nueva York, Federico García Lorca./ Jacques el fatalista, Diderot./ La educación sentimental, Gustave Flaubert./ Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche ./ Los sonámbulos, Hermann Broch./Cuadernos, E.M. Cioran./Longa Noite de Pedra, Celso Emilio Ferreiro./ La caída, Albert Camus./ Mortal y rosa, Francisco Umbral./ Elegías de Duino, Rilke./ En busca de lo Absoluto, Arthur Koestler./ De profundis, Oscar Wilde./ La tierra baldía T.S. Eliot./ Libro del desasosiego, Fernando Pessoa./ Contra viento y marea, vol. I, Mario Vargas Llosa./ Tres tristes tigres, Guillermo Cabrera Infante./ Las personas del verbo, Jaime Gil de Biedma./ Manifiesto Comunista, Karl Marx./ Derrerum natura, Lucrecia./ Brindas, Benito Pérez Galdós./ La Celestina, Fernando Rojas./ Ensayos, Michel de Montaigne./ Sonetos, Francisco de Quevedo./ Santurio, William Faulkner./ Boccaccio, Pedro Calderón de la Barca./ Viaje al fin de la noche, Louis Ferdinand Celine./ Los siete locos, Roberto Arlt./ El astillero, Juan Carlos Onetti./ El desierto de los tártaros, Dino Buzzati./ Confesiones de un asesino, Joseph Roth./Y con todo esto para leer sigues aquí, ya te vale/El hacedor, Jorge Luis Borges./ Tractatus Logico-Philosophicus, Ludwig Wittgenstein./ Centuria, Giorgio Manganelli./ Las estrategias fatales, Jean Baudrillard./ Construcción, Thomas Bernhard./ Ironía Contingencia y Solidaridad, Richad Rorty./ Exhibición de Atrocidades, J.G. Ballard/Escaladas en Yosemite, Gorge Meyers./ El sentido de la vista, John Berger./ Tao te King, Lao Tse./Cuatro cuartetos, T. S. Eliot./ Las flores del mal, Charles Baudelaire./ El malestar de la cultura, Sigmund Freud./ Meditaciones, Marco Aurelio./ Santuario, William Faulkner./Poemas franceses, Rainer Maria Rilke./ El desierto de los tártaros, Dino Buzzati./ Los vaticinios de la inocencia, William Blake./ ¡Absalón, absalón!, William Faulkner./ Cantos, Giacomo Leopardi./ Los miserables, Víctor Hugo. / Ensayos sobre la condición obrera, Simone Weil./ El proceso, Franz Kafka./ Poèmes, Arthur Rimbaud./ Poesías, Stephan Mallarmé./ Antologie poétique, Nazim Hikmet./ Lord Jim, Joseph Conrad.//cuarteto de Alejandría, Lawrence Durrell./ El juego de los abalorios, Hermann Hesse./ Narraciones extraordinarias, Edgar Allan Poe./ Hotel Savoy, Joseph Roth./Relatos de los mares del sur, Jack London./ Las canciones de Bilitis, Pierre Louys./Prosas apátridas, Julio Ramón Ribeyro./ Los signos en rotación, Octavio Paz./ Los nuestros, Luis Harss./Misericordia, Benito Pérez Galdós. / Juan de Mairena, Antonio Machado./ Teoría e historia de la producción ideológica. Las primeras literaturas/burguesas, Juan Carlos Rodríguez./ Las personas del verbo, Jaime Gil de Biedma./ Últimas tardes con Teresa, Juan Marsé./Palabra sobre palabra, Angel González/ Ya, lo siento, no tengo tiempo de más, me espera Marie (creo que se llama así). Si has leído esto, enhorabuena. Y gracias.



sábado, 8 de febrero de 2025

Flow

Oteiza.



Dicen que hoy lloverá sobre la calle de los carpinteros quizás sobre la de los augures. Hay un mañana de fecundas respiraciones entre los intersticios de las piedras, forman un jeroglífico de calamidades selectas, las de ayer están arrumbadas en una esquina del fecundo invierno en danas con nombres rebuscados. Desobedezco a la nostalgia fiera, a los ruiseñores de placenteras melodías, busco calor entre lo artificial y los semejantes, entre ya te lo dije y la desobediencia de labios y rencores no satisfechos.

Siempre hay un espacio para la melancolía bajo las tejas mojadas de la universidad, los símbolos, el almacén de espejos, los caballos entre la niebla, la ciudad dormida a partir de las nueve de la noche, un espacio importante y austero con ojos que se multiplican y miedo, tungsteno, el cansancio de la adivina, las sierpes, el loco que predica por los callejones de la soledad, el fuego que consumirá todo ello.

Camino sobre insectos que crujen bajo mis pisadas, se orientan en un laberinto de almacenes con botellas de líquidos verdes, destellos de flúor, hay una duda tendida en la mitad del pasillo doce, quizás sea el quince, hay un delirio de voces que elogian el intento pero no el resultado, hay un camino de oídos sordos, hay la ambición de continuar, veloz, sin mirar atrás.

Es decir, la búsqueda en el vacío de Oteiza, otro día de palabras brizando en el cuenco de la mano, hoy, nuestra única fortuna.

 

viernes, 7 de febrero de 2025

Natalia Ginzburg

 


 

“Cuando escribo algo, suelo pensar que es muy importante y que soy una gran escritora. Creo que a todos les ocurre igual. Pero hay un rinconcito de mí donde sé muy bien y siempre lo que soy, es decir, una escritora pequeña, muy pequeña. Juro que lo sé. Pero no me importa mucho.  

 

NATALIA GINZBURG,  

 


Angélica Liddell,

 


“Mamá

Mi madre nunca me ha querido. Y por eso me convirtió en un monstruo de amor. Siempre he deseado más amor del que me podían ofrecer. Siempre he deseado el amor que no encontré en mi madre. Y por eso le pedí a los hombres un amor gigantesco, sin condiciones, sin límites, sin final, como supongo que debe ser el amor de una madre. Los monstruos del amor somos increíblemente ingenuos. Creemos en las cimas y en la vida en las cimas. Y eso es imposible. En la cima te congelas, te comen los buitres, o te mueres de hambre. Recuerdo la historia de una muchacha que subió descalza hasta una cima, en Alicante, el cerro de las Águilas. Antes de marcharse, dijo, me voy porque es el fin del mundo, se tendió tranquilamente, y murió. En las cimas uno siempre está solo. Los alpinistas del amor somos solitarios que llevamos a cuestas la máxima altitud. He llegado a la conclusión de que toda mi vida he buscado el amor de una madre. Y yo he amado con la bestialidad de una madre, de una novia, de una hermana, de la patria y de los ahogados del Sena, todo junto.


Angélica Liddell, 

La casa de la fuerza

jueves, 6 de febrero de 2025

Piedad Bonett


Creo en la poesía que comunica. Pero no significa esto que su lenguaje deba ser directo, ni claro, ni necesariamente portador de ideas. Ni que un sentido diáfano se imponga después de la lectura del poema. Ni que el poeta condescienda con el lector, y sólo le ofrezca lo sencillo. Pero sí que este sienta que el poema lo acoge, aunque sea de forma oscura. No me interesan ni los hermetismos deliberados, ni, en sentido contrario, lo que nada sugiere, lo que no tiene pliegues. No es por la vía de la razón sino de la intuición del lenguaje como entramos al poema, y una emoción que nos exalta debería quedar en nosotros después de leerlo y un margen de oscuridad que en vez de alejarnos sea una invitación a volver a él.

           Piedad Bonett 


https://vomiteunconejito.wordpress.com/2020/02/17/escribir-poesia-piedad-bonnett/


 

¿Dónde?




Mario Ermoli 2022

La memoria es un bosque y cada mañana la tristeza prende su maquinaria.

Solo me separa del incendio la incandescencia de unos labios, la geometría de los manantiales, los caballos entre la niebla del Mar de Fora, la pureza de las cosas que temo, es decir, volver, pero ¿dónde? 

miércoles, 5 de febrero de 2025

Parker busca elogios por la riberas del silencio

George Rodger. 
The Blitz. A woman being rescued from the ruins of her house after the V2 raid, London, 1944


Parker busca un elogio para brindar con la que supo sobrevivir, la que nunca habla de la hija que no tuvo, de la otra, tanto dolor en el hígado, en la infancia como una cicatriz que cruza su alma ahora tatuada con lo posible, puente de los suicidas, hospitales para alérgicos a la felicidad, para adictos al llanto clandestino, al desamor, al sufrimiento, al deseo enterrado en la decepción de tantas violaciones legales bendecidas por esto es así porque lo digo yo, es decir él, es decir la bestia que diluye en desayunos con sabor a derrota, en pequeños sorbos de desprecio, en píldoras bajo la lengua, la lucha del olvido del tirano, del que se fue con su alegría y el que escribe percibe que quizás la inspiración no esté en el papel sino en la calle, en la noche, en la voz rasposa que cuenta lo que nunca pasó pero que le permite seguir vivo, lejos de la tentación de las riberas, ahogándose en ese mal vino que comparte, ahora, todo es ahora, vivamos mientras Parker busca un elogio y una respuesta.

martes, 4 de febrero de 2025

Parker se inspira.

 


En busca de la inspiración Parker ha brujuleado en noches robadas, en mañanas con resaca de mal vino y peores compañías, ha contado el patio interior y los tejados, la fachada no, nunca, los sótanos sí, y los balcones, ha dicho lo que no tenía que decir y ha olvidado lo elemental, ha pintado en la piel de desprevenidas viajeras estancadas en aeropuertos sin aviones, ha preservado como una reliquia la intimidad de aquel cuarto oscuro donde respiraba oxígeno purísimo, escalador del deseo tormentoso,  donde adoraba un cuerpo enjuto sobre una alfombra de viento y sudor, donde se salvó para después perderse, el estrago del amor cuando no era tiempo, cuando todo era pasado, claro, de esto hace ya una vida, la suya, bailando en lo que imagina, en el filo de no saber, con luces lentas iluminando la decadencia del placer, la muerte que se asoma en la puerta entreabierta, el instinto de las flores,  el presente es un perro que guarda los rebaños del no, ve, siente, escucha, tantea lo que no puede ser mientras una mujer pasea por una playa de viento y pensamientos que huyen como gaviotas diminutas saliendo de todos sus poros. 

lunes, 3 de febrero de 2025

Marguerite Yourcenar.



El juego misterioso que va del amor a un cuerpo al amor de una persona me ha parecido lo bastante bello como para consagrarle parte de mi vida. Las palabras engañan, puesto que la palabra placer abarca realidades contradictorias, comporta a la vez las nociones de tibieza, dulzura, intimidad de los cuerpos, y las de violencia, agonía y grito. La obscena frasecita de Posidonio sobre el frote de dos parcelas de carne, no define el fenómeno del amor, asi como la cuerda rozada por el dedo no explica el milagro infinito de los sonidos. Esa frase no insulta a la voluptuosidad sino a la carne misma, ese instrumento de músculos, sangre y epidermis, esa nube roja cuyo relámpago es el alma.

Reconozco que la razón se confunde frente al prodigio del amor, frente a esa extraña obsesión por la cual carne, que tan poco nos preocupa cuando compone nuestro cuerpo propio, y que sólo nos mueve a lavarla a alimentarla y, llegado el caso, a evitar que sufra, puede llegar a inspirarnos un deseo tan apasionado de caricias simplemente porque está animada por una individualidad diferente de la nuestra y porque presenta ciertos lineamientos de belleza sobre los cuales, por lo demás, los mejores jueces no se han puesto de acuerdo.

Al igual como la danza de las ménades o el delirio de los coribantes, nuestro amor nos arrastra a un universo diferente, donde en otros momentos nos está vedado penetrar, y donde cesamos de orientarnos tan pronto el ardor se apaga o el goce se disuelve. Clavado en el cuerpo querido como un crucificado a su cruz, he aprendido algunos secretos de la vida que se embotan ya en mi recuerdo, sometidos a la misma ley que quiere que el convaleciente, una vez curado, cese de reconocerse en las misteriosas verdades de su mal, que el prisionero liberado olvide la tortura, o el vencedor ya sobrio, la gloria.

Marguerite Yourcenar. 

«Memorias de Adriano»

Adília Lopes.

 


Foto: Joana Dilão.

Adília Lopes, seudónimo literario de María José da Silva Viana Fidalgo de Oliveira, es una poeta, cronista y traductora nacida en Lisboa en 1960. Considerada una autora de culto de la literatura portuguesa, está escasamente traducida al español. Es una de las poetas contemporáneas que más ha explorado la cotidianeidad, alejándose del lirismo de los poetas clásicos. Sus poemas, que a menudo parecen fragmentos extraídos de algún diario, están llenos de referencias a la literatura, la filosofía, la cultura popular y la ciencia. Estudió física en la Universidad de Lisboa, licenciatura que abandonó, casi terminando, debido a una psicosis esquizoafectiva, enfermedad de la que siempre habló abiertamente, tanto en su poesía, crónicas, conferencias o entrevistas en medios de comunicación. Dejó de estudiar por consejo médico y comenzó a escribir con la intención de publicar. Su escritura se caracteriza por juegos fonéticos y asociaciones libres, por un tono sencillo pero punzante. Presentamos cuatro textos traducidos por Carla Badillo Coronado y seis poemas pertenecientes a la antología Escribir un poema es como atrapar un pez (Tragaluz editores, 2018), con traducción de Alejandro Giraldo Gil.





[Yo quiero follar follar]

Yo quiero follar follar
halladamente
si esta revolución
no me deja
follar hasta morir
es porque
no es
revolución
una revolución
no se hace
en las plazas
ni en los palacios
(esa es la revolución
de los fariseos)
la revolución
se hace en el baño
de la casa
del colegio
del trabajo
la relación entre
las personas
debe ser un trueque
hoy es una relación
de poder
(incluso al follar)
la segadora siega
feliz
siega en sus tiempos libres
(¡ya es semana de 24 horas por 7 días!)
la gestora examina
la empresa
por el baño
y canta
feliz
porque hay alegría
en el trabajo
el llanto de la bebé
no le impide a la madre
venirse
la gallina juega
con la zorra
yo tengo el derecho
de estar triste

***

Chips implicados

La psicoanalista me decía: diga todo lo que le venga a la cabeza. Yo estaba sufriendo, me callaba. Ella preguntaba: ¿en qué está pensando ahora? Me daba ganas de decirle que estaba pensando en Dios y en un pasaje de Spinoza. God. Dog. La psicoanalista decía que yo no le daba material. Era una tortura. El psiquiatra —un doctor profesor muy pretencioso— decía que yo solo me preocupaba por cosas pequeñas. También me preocupo por la distancia de la Tierra a la Luna y por la Torre Eiffel. A partir de aquí solo puedo ser ordinaria. Este se agitaba tanto en la silla giratoria durante mi consulta que yo llegaba al final con ganas de pasarle una guía de tratamiento con Haldol y Lexotan12 de hora en hora, tal vez hubiese sido mejor aumentar dos cajas de pastillas de Futre.

Con este Rocambole todo lo que tuve que aguantar, los chips de mis neuronas están cinco estrellas, siete estrellas. Es Dios. El viejo Spinoza, que no escribió una línea sobre el neurotransmisor, es quien me curó. El neurotransmisor es una cosa pequeña.

***

Porque solo somos
animales acosados
en la lucha por la sobrevivencia
escribimos cavernas
y diarios.

***

Arte poética

Escribir un poema
es como atrapar un pez
con las manos
jamás he pescado de esta manera
pero puedo hablar así
sé que no todo lo que agarran las manos
es pez
el pez se resiste
intenta escaparse
se escapa
yo persisto
lucho cuerpo a cuerpo
con el pez
o morimos los dos
o nos salvamos los dos
tengo miedo de no llegar al fin
es una cuestión de vida o muerte
cuando llego al final
descubro que necesité atrapar al pez
para librarme del pez
me libro del pez con un alivio
que no sé expresar



domingo, 2 de febrero de 2025

Clarice Lispector

 




Coger el toro por los cuernos.

 


Supongo que en algún momento deberé coger el toro por los cuernos *.

No puedo ignorar lo que ocurre, normalizar la ausencia, lo no dicho, lo presentido, hacer como si no pasara nada, pasa, vaya si pasa.

Tortura de lo ilícito, la tentación de los frutos madurados a la luz, los pequeños animales ocultos en la maleza oscura, sus gritos de lucha o goce, eso.

Afrontar el día después de la sorpresa, la reacción absorta, es lo que es, adivinar lo que será, envolverlo en un paño blanco y colocarlo en la repisa del miedo.

Degollar un gallo, espantar las ocas que cuidan la puerta trasera y el puente, bajar la ladera justo hasta el límite. Esperar. No aferrarse a la esperanza, no la hay. Reposar el odio. Diluir las miradas turbias. Dejarse guiar por la intuición cuando no quede más remedio. Enterrar los años, la historia, ayer, todo aquello, no sirve, ha caducado el amor y solo queda el resquemor como la veta de un mineral sin nombre. Defender la sonrisa mientras dure. Aprender, rápido. no habrá más oportunidades, Lázaro no volverá a resucitar, las palabras no tendrán el mismo significado.

No corras, quédate aquí, piensa, razona, sin precipitarte pero toma una decisión, ya.

Continuará.   


  

Coger el toro por los cuernos, es decir, enfrentar la situación sin mayor dilación o vacilación.

sábado, 1 de febrero de 2025

Robe - Si Te Vas... (Directo en el WiZink Center de Madrid)

Revuelo

untitled - Toshihiko Okuya

Qué revuelo, parece ser que los neutrinos viajan más deprisa que los fotones aunque Einstein no está de acuerdo y proclame que todo es relativo, lo que es relativo a uno mismo puede confundirse con egoísmo aunque seas desprendido y audaz, por eso quiero recordar con intermitencias ese momento, esa frase, nos quitamos la ropa, ahora que siento alacranes paseando por la columna vertebral de la nostalgia, salen de la sentina del alma y no me dejan dormir en un descanso de la fiesta, uno más uno nunca es uno, lo digan los físicos del experimento Ópera o el porquero, dejémonos de fatalidades y amarguras, hagan crack los mercados o los mercaderes, con regocijo acabo de enterrar la trascendencia, sí, el espejo y yo sabemos que queda poco del atleta y nada del filósofo, pero ella decía esa frase y me hacía pensar en la vida, olvidar la muerte, resignarme a no tener parecido con Orestes, ser el poeta que canta mientras arden las ciudades y sabemos que el paraíso terrenal está aquí al lado, al otro lado de la valla con grafitis y yonquis acostados, también está el infierno, el cielo es un invento de monjas alucinadas y sumos sacerdotes con espadas y torturas, papel de plata para los chinitos y niños negros con una ranura en la frente, que no, que no, que el firmamento está tan lejos, con liebres, osas y carros, constelaciones para las noches de agosto, lejos de la luminosidad que deja ver lo que deja ver, nada entre tanto todo, que nos quitábamos la ropa, ay amor, y el abrazo hacía arder las cortinas, temblaban las persianas y nosotros, ella y el zahorí, ahogándose en suspiros y dulzura, esforzándose en contradecir al Laboratorio Nacional del Gran Sasso, bajo los Apeninos, por muy rápido que viajen los neutrinos ellos, nosotros, el zahorí y ella, llegaban antes que nadie al éxtasis. 

viernes, 31 de enero de 2025

Casi ocho años después.

 

 

Todo empezó con Marlene Dumas y la casualidad.

Me había enfadado con Marie, que estaba histérica por lo del viaje y eso y me fui a correr al lado de la Ría. Al llegar al Guggenheim pasé bajo la araña de Louise Bourgeois. Apoyados en dos de sus patas unos individuos de aspecto oriental hablaban en voz baja. Yo corría a cámara lenta (como en Carros de Fuego), de pronto una fugaz sombra pasó por mi mente y entendí. “Pensar que ha sido la artista viva más cara”- se decían en perfecto japonés. Esto me sorprendió, no, entenderles no (la sombra no era tal, bueno sí, en realidad era la sombra producida por mi frente ya que una lengua de fuego se había posado a escasos centímetros de mi cabeza, una paloma blanca volaba cerca), en algún sitio había leído que Marlene Dumas era la artista viva mejor pagada. También pensé/recordé cuando de la mano de Andrea vi su exposición en la Saatchi de Londres, qué tiempos.

Después dejé de correr, de entender japonés, de entenderme y sigo mirando cabeza abajo los cuadros de Marlene. Tampoco los entiendo, no sé si seguirá con su producción tan inquietante y subversiva, reflexionando sobre el racismo, la infancia, la identidad sexual, la maternidad, el terror, el abuso del poder. No lo puedo saber, ya no me escribe, ya no somos y salto sobre la censura, la represión sus años sudafricanos de apartheid, su cotización actual, su granja estudio en Amsterdam, salto sobre mí mismo y me vuelvo a casa dando patadas a las papeleras, rompiendo cristales y siendo tan estúpido como cuando salí, hace ya tanto.

 
¿Me perdonas?- dije.
Sí- contestó Marie.

Lo de después es ya otra historia.
Y no es mentira.



 

Marlene Dumas (Capetown, Sudáfrica, 1953)

Artista holandesa de origen surafricano.

Estudia la carrera de Artes Visuales en la Universidad de Capetown, Suráfrica (1972-1975). En 1976 se traslada a Holanda donde asiste al Ateliers 63 en Harlem (1978 y 1978), y cursa estudios de sicología en la Universidad de Ámsterdam (1979-1980). Su obra se enmarca en el neo-expresionismo conceptual de la década de los setenta. Entre lo más conocido de su producción están sus acuarelas y dibujos, realizados a partir de fotografías de prensa o tomadas por ella misma y en los que reproduce algunos de los rasgos de la imagen impresa, como su carácter plano y desenfocado. Entre 1976 y 1983 realiza sobre todo grandes collages a los que incorpora textos, recortes y algunos objetos. Una de sus obras más representativas de este periodo es Don´t talk to strangers (1977). A fines de los ochenta y principios de los noventa acomete una serie sobre el tema de la maternidad en la que el tema es tratado con más extrañeza que romanticismo. La temática religiosa aparece en su obra a principios de los ochenta, y en 1988 lleva a cabo la importante serie "Defining the negative", en la que cuestiona las representaciones tradicionales del desnudo femenino con cierta dosis de humor. Ha escrito sobre artistas como Jenny HolzerEmil NoldeBarbara Kruger,Edvard Munch, Barbara Bloom o Francis Bacon. Su obra ha viajado por instituciones de Europa y Estados Unidos y pudo verse en la 46 edición de la Bienal de Venecia (1995). Entre sus individuales más destacadas pueden mencionarse la de la Tate Gallery de Londres (1996), así como las del Centre Georges Pompidou, París, y la del Institute of Contemporary Art, Boston, celebradas ambas en el 2001.

 


jueves, 30 de enero de 2025

Malos sueños de finales de enero



Llegan los sueños como mastines, fieros, negros. Me muerden los muslos de la ansiedad. Caigo por abismos sin fondo, me despierto. Me persiguen hordas de hombres oscuros, mal encarados, me despierto. Estoy en mitad de un desierto, angustiado, me despierto. Miles de ojos me miran, siguen cada uno de mis pasos, me despierto. Me afano, ansioso, sobre Ella, sin llegar a nada, me despierto. Vuelven aquellos a quién amé y amo y no están, hablo con ellos, es tan real, lloro y me despierto. Ay.

miércoles, 29 de enero de 2025

Pascal Quignard



Sobre tres frases de Gabrielle Colette

Colette escribió tres frases extraordinarias. Tres proposiciones muy densas, que apenas pueden seguirse, y que sin embargo emitió en un mismo movimiento. Quisiera comentarlas. Son éstas: “A menudo me digo que me gustaría vivir en el seno de una especie distinta de la especie humana. Hay una belleza natural más bella que la estética. Hay una belleza en los cataclismos, la tempestad, las tormentas, los saltos de los animales en la jungla, los galopes de los caballos sobre las mesetas y los prados, los meandros de los ríos en las llanuras, la gracia de los jóvenes que juegan”.

Hay una superioridad silenciosa de Colette sobre todos los demás escritores franceses que “explican” lo que hacen, que exigen demasiado sentido en el curso de la vida, que anticipan demasiada racionalidad en el Ser, que proyectan demasiada orientación en la Historia, que quieren fundar su decir antes de enfrentar sus riesgos (Montaigne, Rousseau, Sade, Laclos, Stendhal, Mallarmé, Ponge, Klossowski, Bataille…). Por desgracia, soy como eran ellos. Ella, Gabrielle Colette, como la castellana de Vergy, como Madame de Genlis, no argumenta. Colette era perfectamente consciente de esa soberanía que ella asociaba además, indisolublemente, con el silencio sexual. Se aferraba como a la niña de sus ojos a ese silencio absoluto, testigo de la fuente viviente en ella. Lo ejercía sobre todos los hombres que la deseaban, sobre todas las mujeres que ella pretendía. En sus Aprendizajes, confiesa que su “truco de enamorada” se restringió obstinadamente toda su vida a esa reticentia refleja. La sonrisa a escondidas, los ojos bajos, la mano que se retira, la evitación incomprensible, el retiro arisco, el silencio ante la pregunta que le plantean, el rostro inexpresivo ante cualquier súplica. Siempre responder mediante el rechazo a responder. Esa mujer nunca ocultó la admiración que sentía por los libros que Friedrich Nietzsche compuso en los años 1880. Es Cibeles ante los ojos de su madre y también es Cibeles ante los ojos de su hija. Un acuerdo total con la naturaleza funda esa obra. Una crueldad vibrante la impulsa. Despreciaba a los blandos, porque les faltaba desarrollar fuerza, a los gordos, porque no tenían el coraje de pasar hambre y adelgazar. Detestaba a los que se consideraban desdichados, porque le parecía que no había que añadir la necesidad al dolor que hace sufrir el azar. Fue voluntariamente Medea para su hija tal como lo habrá sido para su nieto. De manera sorprendente, Colette es la única escritora cuya concepción de la humanidad no fue ensombrecida por la experiencia de la primera guerra. Es lo contrario de Céline. Los dos hombres que más amó eran judíos (Schwob, Goudeker). No sintió ningún horror ante los horrores de las trincheras, que para ella no eran peores que el sitio de París, no eran peores que la Semana sangrienta. Lo peor era normal. Su padre, cuyo nombre masculino tomó como si se tratara de un nombre de mujer, había sido herido en la batalla de Melegnano, en 1859. Luego de que una bala de cañón austríaca le aplastara la pierna, fue amputado por un cirujano de Milán, justo debajo de los testículos, que quedaron ambos intactos. En el trimestre que siguió a su amputación, el emperador Napoleón III lo nombró por decreto imperial recaudador de impuestos en Saint-Sauveur-en-Puisaye. Ella escribió que nunca había sido tan feliz como cuando se reunía con Jouvenel en el frente, multiplicando los abrazos en una cama de hostería con el ardor incomparable de un hombre maloliente que sale del barro de la trinchera donde estuvo enterrado todo el día y que aún está completamente impregnado de miedo.

“El único ser al que veo completo es el feto en vísperas de nacer, que todavía nada.”

En esta frase de Colette, que fue bailarina nudista en el período de entreguerras, hay algo que anuncia las danzas extrañas, también desnudas, cubiertas de cenizas, del butoh, que siguieron a las bombas lanzadas sobre Hiroshima, sobre Nagasaki, y los siete años de ocupación norteamericana en el territorio de las islas del Japón que prohibían mencionarlas y llorar a sus muertos.

Fue en 1962 cuando Hijikata degolló en público, en la penumbra de un pequeño escenario, a un gallo que sostenía entre sus piernas desnudas.

La dependencia del origen, la inherencia al cuerpo continente de la madre de pronto, con un golpe de cadera, se rompe. Así es el instante natal.

Increíble danza expulsiva (pérdida del agua) intrusiva (la intrusión del aire en el cuerpo), caída al suelo (en la no motricidad, en la posibilidad de la muerte, en la defecación, en el hambre), tal es el fondo de la experiencia de los hombres.

Cada uno de nosotros viene de esa manera del mundo oscuro.

Así es el ankoku butoh, la danza oscura que agita a los nacientes que tratan de desplazarse y de sobrevivir en la superficie de la tierra, empujando los huesos de los muertos que los engendraron con sus sexos aún tumefactos y vivos.

Estiran los cinco dedos de sus manos hacia adelante en la luz lanzando gritos.

“Ankoku-butoh” quiere decir exactamente “danza-salida-de-las-tinieblas-que-sube-a-ras-del-suelo”. Que re-nace. Danza que intenta el renacimiento. Vida que procura renacer en el curso de una motricidad originaria.

Al día siguiente de una explosión estelar originaria.

Colette decía que tenía que hacer que su cuerpo gozara todos los días, sin excepción. Que había sido así toda su vida, sola o no, o con sus dedos, o con los labios de una amiga, o mejor aún, según lo que ella misma aclaró, penetrada por el sexo de un hombre más joven que ella. Colette explica esa necesidad por medio de una imagen potente: dice que le hacía falta “gozar cada día como un prisionero prepara la evasión”.

Pascal Quignard 

 

Simenon

 


En 1948, cuando vivía en Tucson, Georges Simenon escribió “La nieve estaba sucia”, un título que destaca entre su ingente producción literaria. Una magnífica novela, dura, sórdida, inteligente, inquietante, tortuosa, profunda, con un personaje central bien definido que nos hace pensar, que nos fascina y nos repele por su relación con la vida, con los demás e incluso consigo mismo. Simenon nos va contando lo que ocurre en ese pueblo ocupado por fuerzas alemanas y en un hábil giro narrativo pasa a lo que ocurre dentro del personaje. En todo momento exige al lector que entre en la trama, que la entienda, que participe. Me ha gustado mucho.    


martes, 28 de enero de 2025

Pete Seeger - "Forever Young"


POR SIEMPRE JOVEN

Que Dios te bendiga
que todos tus deseos se hagan realidad
que siempre hagas por los otros
y dejes que otros hagan por ti
que puedas construir una escalera hacia las estrellas
y subas cada peldaño
Que permanezcas por siempre joven
(por siempre joven, por siempre joven)
Que permanezcas por siempre joven

Que crezcas para ser justo
que crezcas para ser verdadero
que siempre sepas la verdad
y veas la luz que te rodea
que siempre seas valiente
ponte de pie y se fuerte
Que permanezcas por siempre joven
(por siempre joven, por siempre joven)
Que permanezcas por siempre joven

Que tus manos estén siempre ocupadas
que tus pies siempre sean rápidos
que tengan una base sólida
cuando el viento cambie
que tu corazón esté siempre alegre
y tu canción sea siempre cantada
Que permanezcas por siempre joven
(por siempre joven, por siempre joven)
Que permanezcas por siempre joven

Plagiándome.

 


Lo que conté ayer no era del todo cierto.

Jamás he cantado yodels.

Al menos en público.

En la intimidad, sí.

Lo confieso.

 

En realidad soy un estudioso del trabajo de un tal Parker.

 

Ahora estoy literalmente sumergido en su “ Parker y el límite hard” (clik para leerlo)

Pero me dicen que en realidad tal texto es un  plagio de otro texto de Pedro M. Martínez. 

Me vuelvo a cantar yodels.

En la intimidad.

lunes, 27 de enero de 2025

Nunca fui aizkolari.

Es la vida, chicos, tantos trabajos he tenido en mi vida.

Cuando era niño me hacían la típica pregunta “¿Qué quieres ser de mayor?”, aizkolari, les respondía y ellos meneaban la cabeza diciendo: “oso ondo, oso ondo”.


Pero otras circunstancias me llevaron a ser cantante de yodels.

En plena era flower power mi padre encontró un empleo para reconvertir hippies en yuppies. Se sentaba a su lado en la hierba de Bryant Park y les convencía para viajar a Egipto, les enseñaba vídeos caseros de Hind Rostom y cuando asentían, les subía a un avión y en realidad terminaban de pasantes en cualquier banco de Suiza. 

Hind Rostom

Mi padre hacía los viajes con toda la familia. Así conocí a Erika Stucky, a varios componentes de the Velvet Hammer, a un tío de Prince, a tantos. Con el ir y venir, en aquellos desplazamientos por tierra y aire, la nariz apoyada en una ventanilla viendo pasar las nubes, los prados, voladoras vacas tontas, me creé un sonsonete de tarareos, monólogos, ruidos con la lengua, chass, ñamñamñam, cambios libres de los sonidos internos de mi cuerpo, del fluir del alma, componía mis propias canciones. Con los años me inspiré en músicas que escuchaba en aeropuertos, en ascensores, en taxis, las que silbaban mis amigos, el sonido de un trombón saliendo por una ventana, el maullido de mi gato Loveless.


Pero uno de mis mayores éxitos fue la adaptación al yodel del poema El esclavo herrero de Joseba Sarrionaindia.

Cautivo en las selvas de occidente
te trajeron a Roma, esclavo, 
te dieron el oficio de herrero 
y haces cadenas. 
El hierro al rojo que sacas de los hornos
lo puedes moldear como quieras, 
puedes hacer espadas 
para que tus paisanos rompan sus cadenas,
pero tú, ese esclavo, 
haces cadenas, más cadenas.

Triunfé. Me llamaban de los principales teatros del mundo. El mejor cantante de yodel. Trabajaba un día sí y otro y otro. Mi camerino se llenaba de flores, los andenes de los trenes de pañuelos blancos, mi cama de amantes rubias, mi garganta se rompía, mi corazón temblaba con los aplausos. Lo dejé.

Nadie me recuerda, ahora soy uno que escribe estas tonterías en una pared y silba.  

¿Te silbo?


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