sábado, 31 de diciembre de 2022

Termina el año

 


Termina el año, como ahora,  en tierras de la vieja Hispania antes que llegue la noche, Décimo Junio Brutio ordena a sus soldados encender hogueras sobre el acantilado para avisar de las puntiagudas rocas a las naves que viajan sobre olas, entre ballenas.

Sobre el Promontorio Sacro mira al inmenso mar. El sol desaparece más allá de las aguas, incendia el horizonte, crepita el océano y el tribuno sabe que ahí finaliza el mundo. Erige un monumento de piedra que apunta al cielo. Ordena sacrificios a los dioses. Sin saberlo inaugura un camino, su final, Finisterre es el final del camino.

Para Teresa fue un principio, en aquel lugar, bajo el faro, quemó sus miedos, los aventó sobre la espuma del mar embravecido y volvió sobre sus pasos sin mirar atrás. Ahora camina tan rápido que apenas puedo seguirla.

Termina el año, tantas semanas, tantos meses y no he aprendido nada. Recuerdo que una vez salté sobre una hoguera y me quemé el culo. Por eso ya no salto, aguanto los días, busco, camino, intento, hago absurdos cálculos, me equivoco, insisto, enciendo luces, me ilusiono, me canso, he llorado, no aprendo, cándido, quiero controlar lo incontrolable, estoy vivo.

Siempre se van los mejores, dije que dicen, no, los mejores somos los que seguimos, los vivos, los únicos susceptibles de mejorar, de aprender a ser más felices, con capacidad de hacer felices a los otros, a los Otros, a nosotros.

Termina el año, apenas un tránsito, un día más, una celebración, cumpliremos los ritos, brindo con todos por un magnífico 2023, ojalá sea mejor que este, os deseo que consigáis lo importante, os abrazo, os animo a disfrutar cada día de este próximo año como si fuera el último, nos queda la esperanza. Os quiero.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Craigslist Still Life

 

Pat Perry, Craigslist Still Life 03, 2022

Las palabras que se esconden detrás de las palabras dejan un gusto húmedo, un sabor de luz, un afán de estirar la curiosidad desde la rendija de la puerta hasta la ventana que se abre a un patio donde ronda la primavera en la ropa tendida, en los jilgueros enjaulados, en los ancianos que miran más allá de sus recuerdos rotos. Solo palabras, las de hoy. ¿Qué esperabas?

jueves, 29 de diciembre de 2022

De narices


Se me llena la boca de sonidos, me asomo a la adolescencia y caigo en la madurez. Ves mi caída sin extender las alas. Dices que ya no me parezco al que era. Ni falta que hace, pienso, por eso te escribo en equilibrio desde la frontera entre el ardor del equinoccio y la intemperie del desamor. Te hablo desde un presente continuo, no hay futuro. Como un aprendiz del oficio del reencuentro junto fragmentos del vacío, llueven suspiros como machetes romos, han caído las torres de la tierra oscura. Ya veo, la armadura y esta nariz postiza me hace parecer ridículo (pues claro, so tonto).

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Charlotte Lapalus

Charlotte Lapalus



Lograr decir en tres versos de colores, tres, lo que ahora digo con tantas palabras que chocan entre sí, que se empujan con los codos, escogidas, sí, pero amontonadas en equilibrio inestable, se caen hacia el exceso, se pierden las figuras, se borra el punto de partida y terminamos en Bilbao, el sentido se bifurca, humea el fondo, los ratones roen el hueso del decir, montón de voces ahuecadas, hablar por no callar, pirámide de frases apuntando un cielo de nubes grises, gris el resultado final, gafas para soportar el cansancio de mirar sin ver que quiere decir este recolector de frases, paciencia del lector, tiempo que se va por una alcantarilla.

Tres versos, tres, luminosos, desnudos, que florezcan, que te tomen de la punta de la nariz y estornudes de belleza.
.- Atttttttchis.
.- Salud.


martes, 27 de diciembre de 2022

Sin paraguas

 


Entre tú y yo el amor estaba en vilo, no había mapas ni código de banderas, planos de las calles prohibidas, manuales de sombras caducadas. Al parecer empieza una nueva era, te ruego me avises si estás sentada en el centro de un círculo de tiza, con velas encendidas y señales de advertencia, con tu culo de nácar posado sobre el azahar, con un cartel de vetado el paso. Vete, tía, dímelo, por favor, estoy en un limbo en el que no sé si subo o si bajo, ¿vale? Para colmo, todos los autobuses pasan llenos y he venido sin chaqueta. Del paraguas ni hablamos.


lunes, 26 de diciembre de 2022

Central nuclear

 



Una central nuclear abandonada.

La cámara 1, fija, ofrece la vista superior de un interminable pasillo, con puertas a derecha e izquierda. Una mujer uniformada lo recorre a intervalos exactos de veinte minutos.

La cámara 2 está centrada en un gran panel de control, pintado en verde pálido, con relojes y sistemas de control.

La cámara 3 apunta a la noche.

La cámara 4 está instalada en el coche de seguridad que recorre la carretera al otro lado de la verja que bordea el edificio de la central y los pabellones cercanos.



Cuento todo esto como controlador de cuatro monitores, como espectador, sin capacidad para intervenir en aquello que pueda ocurrir. Es mi nuevo trabajo, como el anterior, mal remunerado.
Un molesto zumbido de fondo acompaña esta monótona actividad.

Desde el aburrimiento quiero escribir el post para mañana, este puede ser un tema diferente. No quiero cansar a los lectores con las habituales historias de amores imposibles y lamentos clandestinos.

La cámara 4 se centra en un agujero en la tela metálica, el coche se ha detenido y varias sombras cruzan frente al campo de visión.

La cámara 3 sigue a un hombre con un traje parecido al que usan los astronautas, jadea mientras sube por unas escaleras con barandilla amarilla. En su mano derecha lleva un objeto que parece un arma.

La cámara 1 muestra una luz roja de alarma que se enciende y apaga. La mujer uniformada atraviesa corriendo el pasillo.



Esto está ocurriendo ahora y quiero contarlo mañana.
Además sin que la habitual mezcla de sentimientos alborotados interfiera. Algún lector me reprocha que hay temas que repito demasiado. La vida es una repetición, una rutina de actos inútiles, un absurdo transcurrir de los días. Lo raro es vivir.
Por eso estoy frente a estas pantallas, intentando lo diferente.
Aunque me empieza a parecer peligroso.

La cámara 1 continúa mostrando la luz roja de alarma.
La cámara 2 se dirige a un punto concreto del gran panel de control.
La cámara 3 enfoca diferentes lugares, pasillos, escaleras, pero no hay rastro del hombre vestido con un traje parecido al que usan los astronautas.
La cámara 4 nos muestra a varias personas uniformadas que entran precipitadamente por una gran puerta.

Repaso el manual, no acabo de encontrar el protocolo para un caso así, nunca ha pasado antes.
Debo centrarme en mi trabajo y olvidar de momento intentar contar lo que sí para suplir lo que no.
Para colmo se ha perdido el sonido en los monitores, las pantallas tienen algún tipo de interferencias, se apagan y encienden, se forman rayas, debo estar atento.



Sigue la luz roja de alarma en la cámara 1.
En la cámara 2 puedo ver que del gran panel de control sale una densa humareda.
La cámara 3 se ha centrado en el cuerpo inmóvil de la mujer uniformada, tendida en el suelo en una postura extraña.
La cámara 4 no funciona.

A partir de aquí me fui. Quizás no debí abandonar mi puesto de trabajo pero el sonido de la sirena pudo con mis nervios. Corrí escaleras abajo, salí al exterior y me metí en la noche. Seguí carretera adelante, sin detenerme. La explosión me lanzó de cabeza contra unas zarzas. En ningún momento perdí la consciencia.


No me han quedado secuelas. No me acusaron pero tampoco recibí ninguna indemnización. He vuelto al desempleo. Sigo escribiendo. Creo que debo centrarme en lo sentimental, en la ficción de los sentimientos, la vida es demasiado real. Seguiré con este blog, ahora tengo más tiempo.


domingo, 25 de diciembre de 2022

Milagros

 

Shyama Golden (Sri Lankan-American, 1983) - After the Rains (2022)

Se terminaron los milagros, los ciegos siguen sin ver, los sordos sin oír, los muertos no resucitan. Aunque conozco muchos muertos, emocionalmente muertos. Conozco personas que nunca han amado, si lo han hecho, se han cuidado mucho de demostrárselo a la persona amada, decírselo. Conozco personas que nunca han encontrado a nadie a quién amar (¿habrán buscado?). Mujeres a las que nadie ha dicho “qué guapa estás hoy”, “te quiero”, “me gustaría besarte”. Conozco personas que se aman demasiado a sí mismos como para amar a otros. Hombres que preferirían cortarse la lengua que reconocer que están tristes o desesperados o al límite. Creo que conozco a demasiadas personas, me voy a ir a vivir a una isla desierta, mi loro y yo, quizás invite a Parker. Eso sí, una isla con buena conexión ADSL, sin puertos de atraque para barcos ni helicópteros, solo se podrá llegar nadando. Me someteré a una estricta dieta, de todo tipo, alimentaria, amorosa, ardorosa, haré voto de castidad (bueno, depende de lo atractivo que sea el loro), practicaré gimnasia sueca por las mañanas, genuflexiones por la tarde, insomnio por la noche. Ese será mi milagro.

viernes, 23 de diciembre de 2022

Mentira virginales

 


Aquella tarde con Elena. Sentados frente a una mesa repleta de viandas, con el mantel manchado del vino que rezumaba de un cántaro rebosante. Intentábamos escribir un poema, una esquela, una mentira, algo.

De pronto en una esquina del salón apareció una virgen sobre una zarza portátil y ardiente. Llevaba una túnica que brillaba con una extraña luz. Extendió las manos sobre el espacio entre ella y nosotros, atónitos espectadores del milagro, entregados pecadores abiertos a todas las penitencias, merecedores de todos los castigos (incluido el infierno y las siete plagas), solícitos y obedientes amanuenses dejando constancia de la explosión solar.

Pues bien, esa virgen nos señaló a los dos con un dedo y sonriendo, con voz maternal dijo: Escribid, escribid, queridos míos, transmitid esto que veis, contarlo a vuestros vecinos, esparcirlo por las riberas de los ríos, por las tierras de secano, por los vergeles refugio de gentes descreídas, tribus venidas de allende los montes, habitantes de la tierra prometida... 

Así siguió horas y horas, la verdad, ya me estaba empezando a aburrir, me adormecí, cuando desperté Elena estaba a mi lado, su cuerpo desnudo estaba caliente y rumoroso. Nada, que nos amamos furiosa, dulcemente, otra vez con furia y a la tercera me fui a trabajar.

Esta uno que no para, un sinvivir. 

Pero entonces, por el camino a la oficina, sobre un Simca mil volvió a aparecérseme aquella virgen y con voz severa dijo: Pedro, Pedro, una cosa es exagerar y otra mentir, solo la has amado una vez.

Y desapareció. 

Eso, que rectifico, una sola vez. 

Estas vírgenes de ahora no pasan ni media.

Buenos días. 

jueves, 22 de diciembre de 2022

Incienso

 

Henri Guillaume Schlesinger




Alguien quema incienso.
Una muchacha con la cabeza cubierta, sueña.
Hoy empiezo a inventar un mar nuevo, 
trazo las líneas para que las ballenas sagradas 
encuentren el refugio de lo íntimo.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Juegos de cartas

 



Cinco y uno, de salida.
Me la juego.

No escucharte me deja abandonado en un puerto gris del que ya no salen barcos.
No verte me deja los dedos como vehículos quietos, como jilgueros dormidos.
No te llamo por no alterar el viento que va de tu jardín al desván, la protección filial que te envuelve como la caperuza de polen de una mariposa de colores que no vuela.
Esto no es un reproche, es un lamento.

Tres y seis. Sigo.

No nos convenimos por tantas cosas, las familias, la piel, la sutil frontera que nos deja a uno y otro lado de dos mundos. Sin embargo, si tu voz mimosa acaricia mis oídos hambrientos la noche se ilumina, el día se alarga y desde el horizonte gigantes felices vienen hacia nosotros y ríen.
Nos cambiamos palabras escondidas en papeles enrollados, la emoción nos baila y desordena, crece la tentación de buscarnos y encontrarnos, el deseo de abrazarnos y…abrazarnos.

Dos y cuatro, lástima.

Apuesto y te busco en el silencio de estos días, desde que encallaste en un río de girasoles, desde que entraste en una cárcel de cariño, en esa celda que te protege y te aísla. Me arrodillo y dibujo triángulos en el polvo, eludo las serpientes de la duda, el mar trae músicas tristes que queman y falta menos para saber qué cifra darán los dados.

Cuatro y tres. Siete. He vuelto a perder. 

martes, 20 de diciembre de 2022

Cóncavos y convexos

 

Jean-Honoré Fragonard - Le baiser furtif (1787-89)

Tuve una amiga (la tuve, disfruté de su generosidad, creo que fue en otra vida, un miércoles o un jueves, no recuerdo bien) que no se reflejaba en un espejo. La última vez que nos amamos le sugerí que la postura treinta la intentásemos frente a un espejo, accedió, nos aplicamos al acto y, qué curioso, no se veía, ella estaba pero no estaba. Entre suspiro y suspiro decía que le daba vergüenza. Eso me hizo pensar (después del acto, claro, soy hombre, muy, no sé hacer dos cosas a la vez) que quizás esa vergüenza, es decir lo que venía de fábrica, el ADN, lo anterior a lo aprendido, lo incrustado después por una educación, lo adquirido forzosamente por tantos que nos enseñaron lo que sí y lo que no, es lo que da visibilidad a lo real. Veía a un joven (yo, antes) pero no veía lo sublime (ella). Los dos nos lo perdimos. Ser ciego no tiene nada que ver con ver. Compro bastón y cascabeles de segunda mano. Razón aquí.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Blossom

 

June Palmer


Dejo una bandera en un extremo de este texto para delimitar dónde empieza la verdad y dónde termina la realidad. La verdad es un concepto variable. Escribir es ser variable. Se puede ser sublime, normal, mediocre, intermedio o un capullo. Ser sublime no está reñido con lo subliminal, de hecho solo está reñido con la mayoría, es muy suya la sublimidad. Ser un capullo está al alcance de cualquiera. La característica principal es la de no reconocerse en ese estado. Cuando me miro en un espejo pienso “mira, un capullo”, pero de inmediato comprendo que no soy yo. No sé si me explico bien, es decir, me miro pero no me veo, el que soy no es el que veo (un capullo) sino el que me siento (o sea, otro). Es lo que tiene mirarse mucho.

domingo, 18 de diciembre de 2022

Trabajo de chinos

 

by Marc Riboud



Bajo hasta la cloaca del blog, meto las manos en la alcantarilla del agua sucia por si alguien ha perdido un anillo, un diente de oro, el estremecimiento en la piel cuando la brisa nos roza si en primavera estamos sentados a la sombra de una higuera. Escribir es intentar tocar con delicadeza el corazón del posible lector, o empujándolo bruscamente o tumbándolo en un salón de Versalles. Escribir también es abrir la puerta del espejo para que alguien salte a este lado, con candil o tanteando, con la cabeza alta y abierto a todo lo que pueda ocurrir (le). Este es un blog para valientes. Soy chino y no entiendo nada de lo que he escrito hoy. 西  

sábado, 17 de diciembre de 2022

Cosas de chinos

 

Madre y su hijo. Shanghai China 1993 Marc Riboud 

Trepo hasta la punta del muro del blog, oteo el horizonte por si alguien se ha dejado una caricia entre las olas del lenguaje. Escribir es pedalear cuesta abajo en una bicicleta sin frenos, es rebuscar en las papeleras del Tiertegarten mientras un chino y una china que se amartelan en un banco próximo nos mira sin entender. Escribir es ser chino.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Persecuted, 1930

 

Persecuted, 1930  
Antonio Arissa

Una noche, cuando volvía a casa se me apareció un ángel o un demonio, no sé precisarlo. Brillaba (él, yo estaba más bien jodido). Dada mi situación de paro indefinido me dirigí a él para solicitarle un empleo de cuarta Furia. Me miró de arriba abajo y aquí me llegó la noticia de que yo ya soy el que era. Me sentí solo.  La soledad es una opción de porcentaje variable, incómodo, escribir es el recurso de mi impotencia –la impotencia como concepto- y todas las mujeres que se llaman Isabel son rubias, dulces y sonríen en un ventanal desde el que se ve a partes iguales el mar y las tormentas, la tristeza del otoño y el sol de agosto, peces voladores y un perro negro que ladra a los visitantes nocturnos. Aquí se queda el cuento suspendido, fragmento de la imaginación, relato truncado, frío blanco, no hay perdida, es un alivio, no sé cómo continuar, tiempo exhausto, necesidad de sol, contraste, pasar miedo en las alturas de aviones bamboleantes, frío blanco entre el frío blanco de las nubes, creer en la diversidad, tumbarme, ver pasar la luz por la ventana, bañarme en mares templados, meter los dedos en otros platos calientes, alejarme de lo rutinario, las mismas caras, voces, luces y sombras, dar descanso a los peregrinos de esta página, pobres, los que leen estas incoherencias, la herencia de recuerdos disfrazados de pastores tocando la flauta en un cerro. Excepto escucharla (que bien canta, ella) nunca se me ha dado bien la música, desafino. Por eso soy el pastor, el aprisco, el perro que lo guarda, las ovejas, Don Quijote embistiéndolas con su lanza, el que pinta dragones en sus libros de caballería y el lector que se sienta a tu lado. Además estaba obsesionado con Megera. Su sombra me persigue, la he visto a menudo cuando volvía del puerto, he escuchado su risa, he visto el brillo de su espada vengadora. También Alecto me persigue a veces. Y confundo la Tisífone que castiga con la que fue vendida como esclava. Por eso voy a las playas del norte (según se mira el mapa, a la izquierda), también, para buscar nuevas historias que contar aquí, las de ahora son peligrosas. Ya sentenciaba la abuela de J. “de lo que habla el corazón escribe la pluma”. A falta de pluma y pelo me atuso los bigotes y camino por los aires sin pensar en el regreso. En ocasiones me planteo qué hago en esta página, porqué dejo tanto trabajo, tanto esfuerzo. Luego leo un comentario, cualquiera, al azar, y tarareo con los Beach Boys aquello de I'm pickin' up good vibrations, she's givin' me the excitations. Algo pasa, saco pecho como un armador griego despechado me recojo y sigo, sin levantar la cabeza, con una humildad que jamás he tenido, pasando incluso por un espejo roto. No me rindo.




En la mitología griega, Alecto (en griego antiguo Ἀληκτώ, ‘implacable’) es una de las Erinias (o Furias de la mitología romana), hermana de Tisífone (la vengadora del asesinato) y de Megera (la celosa).
Según Hesíodo, era hija de Gea (la Tierra) fertilizada por la sangre derramada por Urano (el Cielo) cuando fue castrado por Crono.
Alecto es la Erinia encargada de castigar los delitos morales (tales como la cólera, la ira, la soberbia, etcétera), sobre todo si son delitos contra los mismos hombres. Su función es muy parecida a la de Némesis, con la diferencia que esta última castiga los delitos morales contra los dioses.

Megera (idioma griego: Μεγαιρα, significado: «La de los celos» o «La celosa»). Según la mitología griega es una de las tres Erinias, diosas infernales del castigo y la venganza divina. Se considera que Megera es la más terrible de las tres Erinias, pues es ella es la encargada de castigar todos aquellos delitos que se cometen contra la institución del matrimonio, especialmente los de la Infidelidad.

Tisífone era la Erinia encargada de castigar los delitos cometidos por asesinato: parricidio, fratricidio y homicidio.

Un mito cuenta que Tisífone se enamoró de Citerón, y terminó provocando su muerte por mordedura de serpiente, concretamente de una de su cabeza.

jueves, 15 de diciembre de 2022

No sé nadar.

 


No, no era esto.
 Braceo con una piedra al cuello
hasta el centro de la estrella.
Me ahogaré, seguro.

Además, entre nosotros, no sé nadar.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

El Divino.

 


Ángel Lázaro nació en  Tudela en 1898, su familia se vino a Bilbao.   Estudió  en el colegio de los Escolapios. De Ángel decían sus padres que era bruto, pero buena persona, que  lo suyo no era estudiar, esto produjo serios quebraderos de cabeza a la familia.

El Divino, era un joven francamente atractivo, de una belleza que llamaba la atención entre las mujeres de Bilbao. Paseo abajo, paseo arriba, acera izquierda, acera derecha de la Gran-Vía se veía su apuesta figura. Ángel siempre andaba metido en líos de faldas, su madre decía de él: "Que era un ruiseñor que cantaba siempre donde no debía". Pisaba con zapatos de charol, a juego con su impecable terno, bonito que era él, con el cuello almidonado y un pañuelo de seda asomándole el bolsillo de la chaqueta, con los guantes en la mano y una gachí en cada brazo, pisando altanero. Las mujeres se lo rifaban de puro guapo "DI-VI-NO, oye DIVINO decían.

Ángel hizo la mili,   le tocó África. Con razón dijo Millán Astray al ver su planta: Señores aquí tenemos un soldado. El Divino no estuvo lejos del Desastre de Anual, por Ceuta, Melilla y Tetuán se le conocía por el "Niño de la Joyería". A este ruiseñor no le fueron bien las cosas por África. Un día en un gesto galante y mal interpretado, tiró el capote para que lo pisara una bella mujer y resultó ser la esposa de un oficial de la Legión y el Niño de la  Joyería salió pitando para la península.

Durante la guerra civil le tocó cavar trincheras con su amigo Faustino que era el dueño del restaurante Arenal. También pusieron un taxi a medias entre Faustino y él pero siempre pasaba lo mismo, el Divino no cumplía con sus obligaciones laborales y el negocio no prosperó.

Ángel era un "manitas" arreglaba relojes, máquinas de coser y de escribir. La madre le compró una lonja con la condición de que le pagara una pequeña renta mensual, condición que el hijo nunca cumplió, no sabía estar sujeto a un horario de trabajo y someterse a una rutina.

El ruiseñor comenzó a volar por su cuenta, trabajó algún tiempo con Alfredo Álvarez que tenía taller de joyería desde el año 1899, en la calle Tendería en el 38 primer piso.

Acudía al frontón de San Roque de Archanda, donde jugaba a pala con pelota de goma, lo hacía bastante bien. Era elegante y pulcro jugando, siempre iba ataviado con pantalones, polo y zapatillas blancas.
Se casó en la Basílica de Begoña con una muchacha de la familia Pérez Yarza, muy conocida en Bilbao. Esta chica murió de tuberculosis y también la hija de ambos, esto fue un golpe tremendo en su vida y le marcó para siempre.

El Divino de joven

LAS ANDANZAS DEL DIVINO:

Ángel hizo del frontón su modo de vida, apoyándose en la venta de un extenso muestrario de relojes y joyas que siempre llevaba consigo.
Acudió al frontón de Zabalbide que era la cuna de la pala en Bilbao, allí vio jugar a Begoñés I, a los hermanos Amorebieta, Larrucea y Larrínaga.
Y en la mejor cancha de pala de Bilbao, el frontón Euskalduna que se volvió a inaugurar  en Diciembre de 1939 después de su destrucción por la aviación franquista. En este frontón se inició en las apuestas. Apostador de frontón, caballero de fina estampa y joyero de profesión, sus brazos y entretelas dejaban a la vista toda la valiosa mercancía.
Según dice él, los años 1950 fueron su mejor época, nunca le faltaron mil duros en el bolsillo, coche y piso propio. A los corredores de apuestas les llamaba "gorriones" y se conocía la jerga de los frontones: dar changüi o dar coba, cubrirse o ir al tocho. En sus mejores años se le vio conduciendo un Bugatti por Bilbao. Frecuentaba la amistad de Manolito "El Honrado" un especulador inmobiliario que ganó mucho dinero y lo quemó con la rapidez que lo ganó. Solían acudir a jugar a la ruleta en el Casino de Biarritz.
Se conocía todos los frontones de Bizkaia y de Gipuzkoa, buscando coger apuestas ventajosas y poder vender su mercancía.

En Agosto de 1957 desaparece el Frontón Euskalduna y un pedazo de la historia de Bilbao, en él también se vio, boxeo, lucha libre, mítines políticos.


AMIGOS Y AFICIONES:

Alternaba con Txupito Echevarría,Pablo Galindez y Gabriel Gobeo el cirujano. El Divino hacía su paseillo de primera espada por el Arenal el Boulevart o el ya decadente Café Suizo de la Plaza Nueva, donde solía cortar orejas. Los bailes del Suizo con señoritas carentes de afecto o de media virtud, el Divino brillaba con luz propia.
Eran días de póker, champán, besos robados y mucho guapeo. Vestía un gabán de paño fino y tenía un espléndido ropero. Era cliente de los mejores sastres de Bilbao, Gueberri en el Boulevard y Díaz que tenía el taller junto a la calle Correo y le hacía la espalda de una sola pieza. Llegó a tener hasta doce trajes, que costaba cada uno cuarenta duros, todo un lujo de señorito.

El Divino fió su futuro al cobro de una herencia del tío José Lázaro Galdeano, millonario y coleccionista de arte. Mientras llegaba el providencial maná, iba colocando relojes y joyas a pelotaris, corredores del frontón, amigos y socios del Club Deportivo.
Solía alternar en la cafetería Reno, en la calle Autonomía ya estaba anocheciendo y se dirigía hacia su casa, al pasar por el puente Cantalojas le salió un "mangui" con una navaja exigiéndole dinero !Donde vas tú¡ !Si soy Angel "el Divino"¡ guarda esa navaja, sacó unos billetes del bolsillo y le dio veinte duros.

De su vida sentimental sabemos que vivía con Menchu Llorente que era peluquera y más joven que él. Una mujer de rasgos fuertes, tez morena y de pelo negro. De esa unión nacieron dos hijos José el pequeño y Ángel. Años después el entorno familiar le presionó para que regularizasen su situación y contrajo matrimonio con Menchu.


El Divino vivía en la calle Miribilla (Bilbao la Vieja)cerca de la calle San Francisco y de la  calle Las Cortes conocida popularmente por "La Palanca", conocía muy bien el barrio pasaba por él todos los días. El guardaba celosamente su domicilio particular, no lo solía decir nunca.

Acudía a las subastas del Monte de Piedad, buscando alguna ganga, y frecuentaba la lonja del Judío de la calle 2 de Mayo. Una lonja enorme atestada de cachivaches, trapos y toda clase de cosas inútiles, se veía la mercancía desde la calle.



EL DIVINO Y EL FRONTÓN DEL CLUB DEPORTIVO DE BILBAO:

Fue en el Frontón del Club Deportivo "El Templo de la Pala"donde el Divino alcanzó fama y notoriedad en todo Bilbao.

El domingo 8 de Octubre de 1967 por la mañana y con un  Aurresku de honor se inaugura el frontón, presidido por el doctor Don Santiago Guerra, presidente del Club y las autoridades competentes.
Tras diez años de orfandad vuelve la pala a Bilbao con los mejores palistas del momento: Jon Arrieta, Daniel Solozabal, Murgia II, Razkin II, los hermanos Arribillaga Agustín y Federico, Juanjo Salvador, Jorge Utge el pibe, Kiko Caballero, Zilbeti y el más grande de todos ellos "Manolo Iturri".
Allí se juntaba el Divino con Antón Eguía (El Correo),Fernando Castro (Deia) ,Manu Agirre (El Correo) José Ramón Basterra, el hijo del recordado "Aitona". Txomin Altube gran entendido del mundo pelotazale, y futuro presidente del Club Deportivo. En ese mundo variopinto y colorido también coincidió con Zubielki "Limpias" jugador de ventaja y apostador profesional. En cierta ocasión él y el Divino se cruzaron una apuesta, que no pudo llevarse a cabo por un tirón muscular del Divino. Ángel se cuidaba mucho, jamás tomaba alcohol, solo café con leche.

El Divino hacía la entrada al frontón ya empezado el partido, para hacerse ver por el público que le aplaudía y vitoreaba, el Divino se daba un baño de multitudes. En un festival de pala, con la grada completa el Divino se encuentra con su asiento ocupado, algún novato que no le conoce. Ángel le quiere hacer levantar de su localidad, hay un forcejeo el interpelado le enseña la entrada con el número que ocupa. Pero el público le abuchea al intruso y este se marcha avergonzado, el Divino ocupa su asiento con gesto solemne y complacido. 

Un día en la bodeguilla de Dolores,en la calle Henao se encuentra cara a cara Manolo Iturri y el Divino que venía de perder y sin mediar palabra, ni saludo le espeta:!Eres un buen chico, pero un cerdo¡
En ese partido de pala iba ganando Iturri y en el último momento dio la vuelta el partido y perdió la apuesta. Así se las gastaba el Divino, pero era buena persona, generoso, de trato excelente, tranquilo, equivocaba los nombres, buen corazón, honrado y cumplidor. Era un poco niño, ingenuo un pelotari que le había hecho ganar un buen dinerito le dijo: Tu pórtate así, y gana siempre que yo te invito a pasteles si quieres.

Lo mismo que se le recibía como a un Julio César venido de las Galias en el frontón se fue dejando la vida y los duros. Una tarde de aciago recuerdo perdió de golpe 500.000 pesetas, pero mantuvo el tipo y con gesto torero, saludó a la afición e hizo mutis por el foro. Nunca dejó de asistir al frontón, solo una vez que tenía bronco-neumonía y no podía con su alma.

 

 EPÍLOGO:

Ángel, el Divino a sus 82 años, no se arrepentía  de nada y confesaba: He vivido bien, he comido bien y nunca me han faltado las mejores "gachís", no me siento arrepentido, al contrario satisfecho de mí mismo.

Ángel era un hombre muy coqueto, no llevaba gafas de puro presumido. Era un hombre que había vivido de su atractivo físico. Su voz era melosa y dulce. Muy educado y galante con las mujeres. Tenía buena planta, había vestido con elegancia, coquetamente se teñía el pelo y ya mayor llevaba jerseys de cuello vuelto en blanco y en azul claro, que ocultaba las carnes de la papada, que  le colgaba. Seguía vistiendo con pulcritud y aliño de mayor.

El día 1o de Febrero de 1993 moría el Divino a las 17 de la tarde, en el Hospital de Basurto iba a cumplir en Abril los 95 años, sus restos reposan en el cementerio de Baracaldo.

 

Extractado de un artículo de la página “Memorias del club Deportivo”

Archivo y Hemeroteca Diputación Foral de Bizkaia

Antxón Urrosolo (El Correo)

La pala, la dificultad hecha juego, José María Azurmendi Garramiola

https://memoriasclubdeportivodebilbao.blogspot.com/2012/01/angel-lazaro-el-divino-personajes-del.html






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