sábado, 30 de noviembre de 2024

Fin de mes.

Albert König  (1881–1944)

Termina noviembre, también terminó agosto, todo termina pero desde mi ventana veo su dolor, su miedo y todo mi yo está a su lado.

Lo firmo hoy, día 30, hace seis meses y en febrero.
Creo que lo sabe pero ¿Cómo demostrar que no son solo palabras?

viernes, 29 de noviembre de 2024

3

 


Por la hora en que dicen esto y aquello sé quién no duerme, quién espera el alba como un bote salvavidas, el naufragio viene de serie. 


jueves, 28 de noviembre de 2024

2

 


Una vez hice el amor en ese portal que se afana en limpiar una señora diminuta, ella no lo sabe. 


miércoles, 27 de noviembre de 2024

martes, 26 de noviembre de 2024

Se me ha ido el color

 

Women Of Paris- The Circus Lover (1885) - James Tissot (1836-1902)

En definitiva, se me ha ido el color tostado hindú, me duelen las ingles, se me altera la cicatriz de la operación de apendicitis del 75, por consiguiente sepan ustedes que si nadie lo remedia este mes se esconderá entre nubes y tormentas, o sol, es igual, vendrán diciembre, enero, otra Semana Santa y seguiremos compartiendo palabras que se enreden sin saber muy bien si sirven o son guitarra, barro, ingenio, ideas que se amontonan o se esfuman en jardines que pasarán del amarillo al verde y así, sin trascendencia, sin herencias ni transeúntes que exijan su derecho a yo primero, indiferentes, ya ves, a nadie importa la sucesión, la organización, la seducción, pájaros, lagartos, grillos, náyades, todo revuelto, un busto en un nicho, un pórtico anegado, un romántico colgado del mástil de banderas que ya no, la mirada saciada, las urnas preparadas por si acaso y solo importan las fiestas, que te vean, la vanidad, el boato, un báculo, decir por decir, la hierba se ha vuelto mármol y los faunos están pensando en operarse no vaya a ser que les cambien a la fuerza por leones, por grifos o por eunucos, dragones y nigromancia, un espejo traidor, el desconsuelo, grillos, la resurrección de la carne, musgo, sexo, esto no hay quien lo pare, se va otro mes, aprovechen las horas y el dinero, reserven algo para gasolina y la parada en algún bar de pueblo para comprar chorizo y almendras, un respiro, no se equivoquen, la vida seguirá, quizás la de ellos, los obstinados, los que vencieron, mientras tanto nosotros, los de entonces, los de siempre hablaremos con piedras en la boca justo en el borde de un abismo oscuro esperando la mano que nos empuje y fin. No somos nada.

lunes, 25 de noviembre de 2024

Una playa cualquiera.

 

Kees Scherer.

 

Te pongas como te pongas la playa seguirá estando ahí.

Ya, pero me da que tú no. 

No te preocupes, solo me faltan siete meses y tres días para volver.

Consuélate, ya te mandaré fotos al whatsapp.

Tú no eres buena.

domingo, 24 de noviembre de 2024

Sharon Olds

 


EL VESTIDO AZUL

El primer noviembre después del divorcio
recibí un paquete de mi padre por mi cumpleaños; ninguna tarjeta, solo
una caja grande de Hink’s, la oscura
tienda almacén con un balcón y
una barandilla de caoba alrededor del balcón, podías
permanecer en pie y apretarte la frente contra ella
hasta casi sentir la densa veta
de madera, y observar hacia abajo
las filas y filas de camisolas,
enaguas, sujetadores, como si mirases
la vida interior de las mujeres. El paquete
procedía de allí, él se había aventurado en aquel lugar por mí
al igual que había entrado una vez en mi madre
para extraerme. Abrí el paquete; nunca
me regaló nada hasta ese día,
y allí me encontré un vestido azul con botones
azules como el pelaje de un pato azul pequeñito
disfrazado para adentrarse en el grisáceo azul del agua.
Me lo puse, un ajuste perfecto,
me gustó porque no resultaba provocativo, era solo un
vestido azul para una hija de 14 años, al igual
que el traje de Clark Kent era solo un sencillo traje de reportero,
sentí el tejido de algodón mercerizado Indian Head
contra la piel de la parte superior de mis brazos y en mi
espalda ancha y delgada, especialmente en la piel de mis
costillas bajo esos nuevos pechos que había
criado durante la noche como seísmos en conmemoración de su nombre.
Un año más tarde, durante una pelea sobre
lo horrible que había sido mi padre,
mi madre me dijo que él no había elegido el vestido,
que simplemente dijo que no comprase algo demasiado caro y luego
ni siquiera le envió el cheque para pagarlo,
esa clase de hombre era. Así que
nunca lo vestí delante de ella
pero cuando me marché al internado
allí lo vestía todo el tiempo,
gozaba de su tacto, solo
a veces dejaba caer que era un regalo de mi padre,
queriendo mostrar en aquellos días que tenía algo
fuera verdad o no, sin importarme demasiado, solo para
tener algo.

Sharon Olds

Huida hacia el sur

 


"En Huida hacia el sur (publicada originalmente en 1961), un antropoide simpático y erudito—llamado, seguramente no por casualidad, Godot—recorre Polonia en compañía de tres adolescentes. Caricaturizando la novela juvenil de aventuras y añadiendo dibujos de su propia mano, Mrożek consigue una versión rústica y disparatada del tebeo, género tan popular como inaccesible en la Polonia comunista. Y si la forma rehace de manera absolutamente cómica su modelo, el propio relato no duda en ridiculizar la pseudoindustrialización, los planes quinquenales, los esnobismos literarios, los provincianismos mezquinos, los pequeños sueños de gran mundo y de evasión que predominaban en aquel país. Huida hacia el sur es uno de las primeras novelas de Mrożek, en la que se le encuentra ya de cuerpo entero: divertidísimo, inteligente y, por encima de todo, enormemente singular."

Esto dice la editorial y, sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo. Polonia 1961, una especie de comic elemental pero al que no le hace falta nada más. Crítico en su disparatada historia que nos arranca sonrisas, sorpresas y que cuenta de forma inteligente, irreverente, con un sutil sentido del humor lo que posiblemente no se podía contar entonces. Una curiosidad agradable. 

sábado, 23 de noviembre de 2024

Teoría de Noviembre

 

Pierre de Clausade


Teoría de Noviembre

“Wie soll ich meine Seele halten, dass

sie nicht an deine rührt? Wie soll ich sie

hinheben über dich zu andern Dingen?“

(Rainer Maria Rilke)

De las manos nacen flores de nácar, ágatas de fuego blanco.

Crecen helechos con el silencio de las palabras que nunca ya

serán promesa, ceremonia, esponsal de ceniza renaciendo;

crecen lenguas, zarzas de plata muerta con el color de la nada,

con el color de los días olvidados. Con la furia de los hijos que perdimos.

En los cabellos esplende la profecía agotada de los copos de nieve,

la luz temblando de lobos devorando las sombras. Fuera del tiempo,

fuera del tiempo, la orfandad de las rosas que crecen en el abismo,

el láudano antiguo que se posó entre el sueño y el deseo,

entre mariposas nocturnas en la eternidad y la hojarasca abrasada para siempre.

Sobre las bocas se posa lo oscuro que habita en los espejos;

es agua donde se pierden lágrimas como calcinadas mariposas,

como tréboles deshojados en el vacío, en la grieta última del mundo.

Y lo oscuro gana su dominio, que es dominio sin vigilia,

que es territorio del naufragio, landa azul de los desterrados.

En el interior de esa caracola se esconde la antigua voz de los amantes,

de los viajeros en el medio de la tormenta, en el corazón del invierno.

Sus pasos malditos por el dolor, el abandono de las aves que parten

o la espera por las olas que inundarán cada rostro sentido:

el país deshecho donde las fronteras son de sal. De sal cansada

y de renuncia. Áspera como la carne dura de Noviembre.

_ Carlos Penela,


de el silencio de Hammershøi .

Textos antiguos, como yo.

 

Evgeny Umnov  • Autumn mood, 1957

Pasando la mañana. En mi tableta encuentro textos antiguos, muchos, muchísimos. ¿Son míos? No los recuerdo. Los leo, algunos. Sí, son míos. No sé cuándo los escribí. Me gusta lo que (me) leo. Es igual, solo a mí me importa. Hay actividades que son personales por mucho que uno/a se empeñe en compartirlos. ¿Significa eso que es un trabajo inútil? no, en absoluto. Me lo dijo Luis el otro día...esto ¿qué decía? Ah, sí, ya, decía Luis que en mi caso escribir me salva. Prefiero no profundizar, prefiero quedarme en que me gusta y que, quizás, me libera. Tampoco es cosa de cargar un lado de la balanza y sí de apuntarse a lo diverso, de caminar mirando bien el camino para no tropezar que está la cosa complicada y se anuncian lluvias torrenciales, otra vez, aquí estoy sin saber si voy o si vengo pero sé que por mucho que lo dilate tengo que volver. Ay. Eso, que me han gustado mis escritos antiguos. Seguiremos informando.

viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Decías?

Jean-Michel Basquiat - Untitled, 1984

¿No se puede parar?, esto, yo qué sé, una prorroga, un contrato, un te lo juro, tomar conciencia, saber que es todo lo que hay, lo que habrá…

¿Decías?

Ah, nada, nada, no me hagas caso…

jueves, 21 de noviembre de 2024

Girl at flower shop. 1957

 

W. Eugene Smith. Girl at flower shop. 1957

En este preciso momento quiero enviar un mensaje a alguien que no quiere recibir nada de nadie

No puedo pasar una nota por debajo de su puerta porque temo que me descubra.

Para una paloma mensajera serían demasiados kilómetros.

Lo de internet tampoco me sirve porque todavía no se ha inventado.

Etcétera.

Por si acaso.

Agito las manos, estoy aquí.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

A Eugenio

 


Maryhills, Glasgow, Photo by Tom Wood, 1974

 A Eugenio



                                 En cualquier elemento el hombre
                                    es tirano, prisionero o traidor...
                                                                                A. Pushkin

Yo estuve en México, escalé las pirámides
impecables moles geométricas
desparramadas por el istmo de Tehuantepec.
Quiero creer que las hicieron visitantes del cosmos
pues estas obras suelen edificarlas los esclavos
y el istm0 está cubierto de hongos pétreos.
Los ídolos de arcilla son tan fáciles
de falsificar que propician rumores.
Bajorrelieves varios, con cuerpos de serpientes
y el alfabeto indescifrable de una lengua
que ignoró siempre la conjunción o.
¿Qué contarían si empezaran a hablar?

Nada. En el mejor de los casos, las victorias
sobre tribus vecinas y cabezas partidas.
Que la sangre del hombre vertida en el altar
del Dios del Sol le fortalece un músculo.
Que el sacrificio nocturno de ocho jóvenes fuertes
garantiza el alba con mayor seguridad que un despertador.

De cualquier modo es preferible la sífilis o las fauces
mortíferas de aquellos unicornios de Cortés, al sacrificio.
Si te toca en suerte alimentar con tus ojos a los cuervos
es preferible que el asesino sea asesino y no un astrónomo.
En general, sin esos españoles es muy poco probable
que hubiesen llegado a tener la certeza
de que alguna cosa les había pasado.

Es aburrido vivir, querido Eugenio. Dondequiera que vas
la estupidez y la crueldad te siguen.
Me da pereza encerrar eso en versos.
Como dijo el poeta: «En cualquier elemento...».
¡Qué lejos vio desde sus marismas natales!
Yo agregaría: en cualquier latitud.

1975
De "No vendrá el diluvio tras nosotros" (Antología 1960-1996)

Versión de Ricardo San Vicente

Joseph Brodsky


martes, 19 de noviembre de 2024

Me callo.

 


Zuckerber me recuerda cada día lo que hice/dije hace un año, dos, ni sé cuántos. Un detalle. Han cambiado demasiadas cosas, paisajes, emociones, pensamientos, actitudes, costumbres, manías, sensaciones, aficiones, aflicciones, ausencias. O quizás no, no podría jurarlo. Hoy está este ahora y es lo que hay. Detrás de la ventana están las obras del parking, las del edificio de oficinas de enfrente, ruido, camiones cargados de escombro, obreros comunicándose a gritos, una delicia. Había silencio, antes. También están los libros, papeles en blanco, los recuerdos, la nostalgia, la inquietud por esto y aquello y sobre todo la esperanza. Esto es un día cualquiera y no tengo mucho más que decir. (¡Pues cállate!) Y me callo.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Algo así como insomnio, no me extraña.



Discutimos. Me voy a la habitación del fondo, buscó una manta en el armario y me tumbo sobre la cama. Intentó dormir. Pensaba que aquí había silencio, no, gaviotas que no duermen, embarcaciones a motor a cada rato, van y vienen, el viento, incluso creo que llueve, me da pereza levantarme a comprobarlo. No tenía que haberle dicho aquello. No puedo dormir, no  tengo sueño, no sé dormir solo, ¿es esto un ensayo de la soledad que vendrá? Me levanto, me asomo a la ventana, no hay luna, huelo el mar, está ahí abajo, negro, poderoso, calmado ahora, pasan rápidas las luces rojas de un pesquero y su ruido. Vuelvo a la cama. Pienso. Evoco. Fueron palabras duras, soy un estúpido. Ladra un perro, otro le contesta.  Tengo frío. No quiero buscar más ropa por no despertarla. A ella. Se va mañana. Otra vez solo. No puedo dormir. Vuelvo a la ventana. Desde una embarcación a remo están echando las cestas para nécoras, son dos pescadores furtivos, casi puedo entender lo que hablan. Mañana estaré cansado, no podré con mi cuerpo y el aeropuerto está a ochenta kilómetros. Será un viaje triste, silencioso. Voy a intentar dormir. No tenía derecho a reprocharle nada.



Sigo escribiendo esto de madrugada, no puedo dormir. Algo parecido escribí en Murcia. No sé de dónde sale ni porqué imagino estas cosas. Al final va a tener razón Luis y este hombre pequeñito en mitad del pecho debe escribir una carta a su padre.

domingo, 17 de noviembre de 2024

Palabras atropelladas por un camión indiferente y verde

 


Hoy, marco esta fecha, hoy, como si el resto de los días fueran diferentes. Lo marco tratando de entender la ilusión de sanación de los que tienen hernia discal, de los que se tiñen las canas, de los que exprimen el dolor como naranjas, de los que imitan el trino de los pájaros, de los que tienen un volcán en el centro de su cuerpo, de las que acarician sus pechos bajo la luna, de los que a pesar de todo mastican una esperanza, más allá de números en rojo, de banderas blancas, de la voz ronca de Paolo Conte, del oso de la vejez abrazándonos con el aro en su nariz a milímetros de nuestros ojos cansados, de las vírgenes que presumen de serlo y en su epiglotis se enredan nostalgias de lo desconocido, de hombres que gritan como energúmenos y energúmenos que gritan como si su cerebro fuese un rescoldo de un animal prehistórico, una especie extinguida, un vestigio de una civilización hundida en mitad del océano, donde no hay gallinas, ni bueyes, ni centeno, donde la soledad es esta anemia de no saber, esta inquietud con sabor a despedida, este color de mujeres lavando en la ribera del río de la vida, allí donde tantas mueren en manos de aquellos a quienes aman o temen o sufren, maldito abuso de fuerza bruta, de brutos sin entrañas, me corto en dos con una guadaña porque no me preocupa saber en qué país vivo, en todos, unos pocos, más listos, más hábiles,  más desvergonzados, más canallas, con menos escrúpulos o manejándolos mejor con ideas, lenguas, banderas, mentiras vestidas de verdades, limosnas, pintan fronteras, arman ejércitos, se buscan la vida para sí y los suyos. Si no tienes el carné adecuado, los apellidos justos, la chaqueta de ese tono, vas listo. Sé que me dejo tanto, me dejo todo, me dejo en estas líneas en las que a veces ni me entiendo, pero aquí, ay señor/a, (¿Será Dios mujer?) (¿Hay Dios?) también hoy, para ti que has tenido la gentileza de venir. dejo estas atropelladas palabras.  Salud.

sábado, 16 de noviembre de 2024

Parker bailarín.

Cornelius Völker (German, 1965) - Wolke (Cloud) (2015)


En aquella humilde casa en Greenwich (Connecticut) Parker preguntaba a su madre “Ma ¿Cómo se baila con una chica?” y ella le enseñaba cómo y los dos daban vueltas y vueltas por la cocina mientras en la radio sonaba  It's a Man's Man's Man's World o When a man loves a woman.


“Ma, ¿de qué puedo hablar mientras bailo?” y su madre le contestaba que las palabras irían solas a su boca pero que nunca se olvidase de ser atento, educado, amable, que debía aprender a escuchar incluso los silencios de las chicas y que no era siempre no, que solo sí es sí..

Parker era un alumno aventajado en el arte de escuchar consejos y un mal bailarín.

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