Amber Hakim

lunes, 30 de septiembre de 2024

Errores que no matan

 

Max Ernst

Sin tapujos, me estoy haciendo mayor,  muy mayor. Por diferentes razones (el año de nacimiento es importante, la principal), citaré una, leve pero significativa. Seguía una página donde se publican fotografías y demás, durante muchísimos años he guardado ahí las que me gustaban, me produce sonrojo recordar cuantas tenía, una pasada. La semana pasada por un error absurdo (a pesar de la advertencia de la página: “¿Está seguro?”) la borré. Fin, todo lo que tenía allí, tantos años de recolección desaparecidos en un segundo.

Esto, que antes hubiera sido un auténtico drama para mí, motivo de un enfado monumental conmigo mismo, lo tome como “un despiste, esas cosas que pasan”, con tranquilidad. (Eso, estoy mayor).

Se lo conté a mi hija y me dijo: “¿Lo veía alguien más que tú? No, pues empieza de nuevo”. Eso he hecho, he abierto una nueva página y curiosamente estoy descubriendo nuevos mundos, muy interesantes.

No enfadarme por mis errores es señal inequívoca que estoy mayor, ¿Qué será lo próximo?     

domingo, 29 de septiembre de 2024

RAYE - It's A Man's Man's Man's World (Live at Montreux Jazz Festival)

Carta a una mujer que me ve correr desde su balcón.

 

The Wedding Dress (1911) by Frederick William Elwell

Mujer inmune al tiempo que me ve correr desde su balcón, que me dicen que en tu trabajo se sientan al lado, enfrente, escritoras llenas de manías y magnesio, mujeres invadidas por imaginarios seres extraños, jóvenes ahítas de aminoácidos, melancólicas con libros de poemas bajo el brazo, jubiladas de vivir, adolescentes subiendo la cuesta de sus bajadas, curiosas novelistas atraídas por la magia femenina, exclusiva, encuentro de mujeres escritoras, vírgenes donostiarras, qué haces tú ahí que me miras desde tu balcón,  que  no me envías cartas con limón y tinta china contándote, diciéndote, agobiada en la proa de tus días de fatiga,  -“Gozad bajo el sol y la lluvia en los días que os han sido concedidos. Todo lo demás no tiene sentido” – mujer construyendo símbolos para el prisma de mis ojos de corredor veterano que reflejan, refractan y descomponen esa luz de tu silueta en el balcón delante de ondulantes cortinas blancas, emoción que pinta mis días grises, líneas separando incoherencias y deseos, interminable gama de uñas desgarrando el indefenso envoltorio del que soy, fácil presa en mi debilidad, no el que corre bajo tu casa con placer en sus muslos, en su corazón, en su alma de no rendirse y seguir corriendo aunque el frío, la distancia, el dolor en un costado, el jadeo, la alegría de un día más en el sudor, en esta emoción por la fortuna de verte ahí arriba y saber que me miras ¿Dónde estás hoy?

sábado, 28 de septiembre de 2024

No contesto

 



Me llaman y no contesto, no puedo, no sé qué decir, solo a veces, en un momento de arrebato, un zass, un viento súbito, entiendes de qué va esto (esto, que alguien sienta esto) y otra vez te quedas sin palabras, seco, agostado, para qué hablar/escribir si hay un pájaro posado en alguna parte del pecho,  dentro, allí donde se forman las emociones, a veces plácidas, a veces tormentosas, a veces llegan, debe ser un tema de frecuencia, no de repetir, no, de frecuencia, de cierta intensidad perceptible a partir de un índice sonoro emocional, bzzzzzzzzzzz, ese no lo escuchará jamás, aquel no sabe qué es eso, tú lo sabes (no sé si es una pregunta o un afirmación), sigo, que se me va la onda, durante años solo he tenido una idea (sex), creo que ahora también la tengo pero he añadido otra (death), tan elemental, tan primitivo, cuando bebía podía recitar poemas enteros, larguísimos, cuando amaba podía llorar de emoción sobre/junto/entre/bajo la mujer a la que idolatraba, tanto como para romperme el alma, el cerebro,  el corazón, tanto como para dejarme llevar por un río melancólico de sensaciones y  esparcir por los rincones de aire y soledad humildes intentos de ceniza y voces secas mezcladas con azafrán, un día surge el milagro de panes y peces aun sabiendo que no se puede dilapidar el agua, que hay sequía, que se mueren de sed las golondrinas, que hay un hombre bajo mi ventana vestido de negro que canta en un idioma que no conozco, tantas cosas no conozco, ya, pero  leo a poetas que  siento aunque no entienda, se me vuelve la tráquea terciopelo y acabo de abrir la jaula de las palomas, desactivo la trampa para los jabalíes, que corran los mastines de mis dudas por el cieno, este es un club para muy pocos, un día se apagarán las luces, no quedará ni rastro de quién fuimos, ya ves, este es un agradecimiento, otro más, a lo que entiendo, a lo que me ayuda, a mi estupidez y a vosotros, gracias. Me emociono, me emociono.


viernes, 27 de septiembre de 2024

Huida.

 

El tren (Georges Simenon).

33 días (Léon Werth)

Sencillo, tú eres tú, solo,  no lo que tienes.

Empieza una guerra y tienes que dejar todo “lo tuyo” e irte, rápido.

Es curioso, muchos hombres de una edad coincidimos en el interés por saber más sobre la Segunda Guerra Mundial. Sobre la Guerra Civil, algunos sabemos que nuestros abuelos dejaron “lo suyo” y se marcharon para salvar la vida.

Esos dos libros que cito lo cuentan muy bien.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Chus Pato,


 

Si lo que preguntas es

“¿ves fantasmas?” la respuesta es “no” la respuesta es “hago uso de una de las fórmulas éticas del habla, de aquella que se corresponde con la figura poética de la vida, puedo situarlas, las apariciones, en el árbol y en las riberas esto implica que mis arterias deben contar con ellos todos mis órganos deben contar con ellas darles un lugar” Si preguntas “¿ves fantasmas?” la respuesta es “no” la respuesta es “el idioma construye en mí un huerto para los difuntos ellos/ellas son la memoria un corazón y el lenguaje todos mis órganos les ceden el lugar” El cielo con todas sus luminarias geómetras no es diferente al árbol de la que se te aparece Extiende la mano, agarra el norte La noche es otra con la tierra

_ Chus Pato, Premio Nacional de Poesía 2024

Traducción del gallego al castellano de Gonzalo Hermo.

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Password



He olvidado mi password. No puedo entrar dentro de mí mismo. No me reconozco las claves. Acceso denegado, no puedo accederme. No recuerdo lo que dije, lo que hice, lo que había dentro, lo íntimo, lo mío. He perdido la llave, estoy en el umbral de mi memoria, sentado en el felpudo, atorado en la desmemoria.  He intentado varias combinaciones, en vano. He intentado escalarme, entrarme por una ventana, descerrajarme, reventar la hermética estructura de cierre, nada, permanezco impenetrable, sin posibilidad de entrarme. Rompo los espejos, quemo las fotografías, acuchillo los retratos, recorto en cuadrados mínimos los papeles donde está escrito mi ayer, soplo y los lanzo al mar, borro mis huellas en el barro de los días. He olvidado  mi password, quién soy, todo.

martes, 24 de septiembre de 2024

Parker escondido en la carballeira.



Llegaron los días azules y las tormentas infantiles, la herencia de las serpientes y las muchachas que hablaban a los mirlos. 

Nadie sabía dónde estaba el paraíso, el muelle diminuto, los barcos engullidos por la marea de pena, el alféizar cubierto de sal, el agua golpeando en los cristales. 

Parker cuenta las horas escondido en la carballeira.

lunes, 23 de septiembre de 2024

Handel’s Largo from Xerxes

𝘌𝘭 𝘢ñ𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘮á𝘨𝘪𝘤𝘰

 


«El dolor nos cambia. Nos obliga a cambiar. Nos obliga a ver el mundo de manera diferente. Nos obliga a confrontar nuestra propia mortalidad. Nos obliga a reevaluar nuestras prioridades. Nos obliga a dejar ir lo que ya no nos sirve. Nos obliga a crecer.»

Joan Didion, 𝘌𝘭 𝘢ñ𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘮á𝘨𝘪𝘤𝘰

domingo, 22 de septiembre de 2024

Nick Lowe, Los Straitjackets - Different Kind of Blue

Antonio Gamoneda

Ludovic Alleaume, Nocturnal paradises - Lunar calm, 1928


Como si te posases en mi corazón y hubiese luz dentro de mis venas y yo enloqueciese

                                 dulcemente; todo es cierto en tu claridad:

te has posado en mi corazón,

hay luz dentro de mis venas,

he enloquecido dulcemente.


Antonio Gamoneda

sábado, 21 de septiembre de 2024

Hommy A Latin Opera Gracia Divina

Arthur Schopenhauer



 "A los diecisiete años, sin ningún genero de adoctrinamiento escolar, me sacudió la vivencia de las penalidades de la vida, lo mismo que le sucedió a Buda en su juventud cuando vio la enfermedad, la vejez, el dolor y la muerte (...). Mi conclusión fue que este mundo no puede ser obra de un ser totalmente bueno, pero sí puede ser obra de un diablo, que ha traído a las criaturas a la existencia para deleitarse con la contemplación de su tormento".

Arthur Schopenhauer

viernes, 20 de septiembre de 2024

Zbigniew Preisner - "Tu viendras"

Marcel Proust


"Sabía yo que la hija de Swann iba a menudo a Laon a pasar unos días, y aunque Laon estaba a bastantes leguas, como la distancia estaba compensada por la falta de obstáculos, cuando en aquellas cálidas tardes veía venir un soplo de viento del extremo horizonte, inclinando los trigales más distantes, propagándose como una ola por aquella vasta extensión y yendo a morir a mis pies, tibio y murmurante, entre los tréboles y los pipirigallos, aquella llanura que a los dos nos era común parecía como que nos acercaba y unía, y yo me figuraba que aquel soplo de viento la había rozado; que el murmullo de la brisa, que yo no podía entender, era un mensaje suyo, y besaba el aire al pasar".

En busca del tiempo perdido (Por el camino de Swann),

Marcel Proust

jueves, 19 de septiembre de 2024

Qué bonito, todo

Fabienne Verdier


Invadido por  ejércitos de miradas, en batalla, Parker clausura su intimidad, corre las cortinas del yo y el silencio se adueña de los sueños que reposan al abrigo de la tapia.

Se ha agotado el aljibe y se bebe la luna, dibuja en el aire una silueta perdida al oeste, comparte el final de esos asuntos, aquel planeta triste.

Está hablando de sexo, hoy también.

Insiste en aquel amor furtivo al principio del verano, en lo fugaz, en las señales del cuerpo tendido, en la dulzura escondida en el vértice, allí donde siempre.

Nadie le avisó que esto era así, el destierro, la pena insumergible, la distancia de lo que fue, la súplica, la mentira, el engaño, nunca me han amado como tú me has amado. Jo, qué bonito todo. Mierda.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Turistas

Alfred Eisenstardt. Tourist in the Louvre, 1950.


Marie, deja sobre la mesa los cuchillos de tu atracción, deja las armas y ven desnuda, nueva, llena de pudor y melocotones acariciando tu garganta, de piel de seda bajando por la tráquea, de campanillas en los oídos, brazos buscándote detrás de esa sábana, o cortina, o telón que se levanta y se cierra, no sabemos si la función ha terminado, está a punto de empezar o esos que aplauden son fantasmas de un tiempo viejo que no queremos recordar y ven, toma este espejo, la vida está detrás, o dentro, salta, perdámonos en el bosque de no saber, o saber, en la espesura curiosa de ese nosotros que se dibuja con trazos de lapicero sabio, de gruesos brochazos de Pollock, de embrujo Kandinsky, y “ se interna en el bosque como una sonámbula / Penetra en el cuerpo dormido del agua. / Por un instante están los nombres habitados “ que dice Octavio, Paz, y las palabras nos sobran pero las lágrimas, me duelen las lágrimas, no puedo, no sé contener las lágrimas ajenas, me pesan, me ahogan, no quiero provocarlas y este juego no tiene normas, nadie sabe por dónde debe golpearse la pelota, si el área está prohibida, si ganan los que pierden o si el marcador se volvió cuerdo y ese 20 a 0 sol refleja la vuelta del equipo de siempre en un coche desvencijado por carreteras que jamás recorreré y también hoy este loco te canta, te musita, alguien aquí, miércoles.

martes, 17 de septiembre de 2024

Traducción protesta



Naufragar en el patio, desoír la recomendación de los marineros griegos, perder el rumbo en el propio portal, con murmullos de pájaros de domingo en el balcón, con barcos atracados en el pasillo, costas de Ítaca en los tendederos, arrojarse al agua desde un primer piso y salir goteando por las escaleras como una muchacha fenicia de caderas magníficas, el agua remansándose bajo la nariz, la boca abierta, cantando, traducir es una labor guerrera, la hermosura de la batalla por ganar lectores que lean, que no solo vean, que no solo escuchen la música, que vayan más allá de las fotografías y el color o el no color. Colgarse boca bajo de una estrella y protestar, indignado en la prosa. Me voy a comprar un kalashnikov.de segunda mano. Va por ustedes. Protéjanse.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Los que traducen

Joseph-Benoît Suvée (1743–1807). Admiral de Coligny impressing his murderers. 1787. . 
Museum of Fine Arts, Dijon (Inv. CA 465).


Para un servidor de usted los traductores simbolizan la diversidad interpretativa de la cara oculta del lenguaje ajeno, de los libros infinitos, de morir en cada página que revolotea ante los ojos después del sueño, de las emociones anidando como grullas soberbias, como gorriones de antracita, como un coro de ancianas desgranando las cuentas desgastadas de sus rosarios, camino al paraíso, cristales en las tapias,  Kirk Douglas en una pradera sin límites de alambres de espinos, la imagen de un mundo que no es redondo, que empieza y acaba dentro de lo que se ve, mirada constante a lo mío, lo de aquí, lo nuestro, nosotros, yo, traducir

domingo, 15 de septiembre de 2024

El traductor de James Joyce

 


Al traductor de  James Joyce el negocio le iba muy bien. Lejos de amedrentarse por prejuicios, por el riesgo del ingente trabajo, llegó a realizar tres revisiones de la obra Ulises. Se leyó entera la valiente  apertura de Salas Subirats, se recreó en la libertades poéticas de José María Valverde y reconoció el mérito de adecuación a lo moderno del tándem García Tortosa/Venegas. Con esos antecedentes tradujo las traducciones, efectuó calas microtextuales, se involucró en las transgresiones, se definió en su opinión sobre el dilema de Shleiermacher y por último se puso por montera el libro abierto por la página 325 y clamó “¡no va más!” justo antes de desaparecer por una trampilla camuflada en mitad del escenario no sin antes quemar la edición de Planeta, la de Lumen y la de Ediciones Cátedra, un pirómano joyciano. Vendió todo, lo suyo.  

sábado, 14 de septiembre de 2024

Mix Cloud




(Click)

El traductor de Cortázar



Pues sí, este era un traductor de Cortázar, aún sin dignidad académica, como una App de iPad fijaba su vista en un texto y de inmediato quedaba traducido en su mente. No terminaba ahí el proceso, el siguiente paso era la elaboración automática de floridos escritos que decían lo contrario de lo que decían, es decir nada, es decir eso, es decir la luz que se extendía de dentro a fuera por bóvedas cerebrales y ventrículos, por barandales y columnas sin aristas, árboles fluorescentes, palabras sin substancia. Así le iba.



viernes, 13 de septiembre de 2024

Parker derrotado



 

Parker sabe que está derrotado, es Tersites arrollado por los brutales caballos de la belleza. Es inútil engarrarse, azufrarse, ella, aquella a la que ama, tiene el permiso en regla  para pasear y no está dispuesta a olvidar el paisaje como dientes, pinos y zarzaparrilla al atardecer. Ella sabe que hay trenes que no vuelven a pasar, que incluso hay trenes que no pararán jamás en su estación, no le importa, tiene su pasaje de ida, paseará sin renunciar a la manta de lana inglesa cubriendo su siesta, al cuadro con preceptos sobre la chimenea, al arroz de los jueves, a los bellos atardeceres de Troya. Parker sabe que está derrotado.

jueves, 12 de septiembre de 2024

El general francés.

 



El general caminaba a buen paso, erguido desde su altura imponente. A su alrededor los guardaespaldas con trajes cruzados, gafas negras y una mano en el bolsillo, miraban a todos los lados. Le seguía una variopinta reunión de políticos y advenedizos de diferentes signos y partidos, de tendencias y creencias opuestas, agrupados interesadamente ante la inminente victoria.

La comitiva atravesó el Pont d`Arcole y se dirigió a Notre-Dame.  A su paso la multitud les vitoreaba, las jóvenes besaban a los soldados, los niños bailaban sin saber muy bien qué ocurría, las mujeres gritaban desde las ventanas, algunos hombres lloraban, otros reían, el ambiente era festivo aunque de gran confusión. 


Se escuchó un tiro aislado y todos quedaron inmóviles, solo el general siguió caminando, indiferente a cualquier cosa que no fuera su glorioso destino.

Al entrar en la catedral el tiroteo se acentuó, cada uno se refugiaba donde podía, debajo de los bancos, tras los confesionarios, hombres y mujeres por los suelos, los guardaespaldas disparando al azar hacia las cornisas y los tejados. El general se dirigió al altar mayor a grandes zancadas, un tiro le entró por la frente, se desplomó…



Alto, alto, eso no fue así dice uno.

¿Cómo que no fue así? pregunta otro.

Al menos no lo cuentan así las crónicas responde el primero.

Ya está el listo que todo lo sabe. dice un tercero.

Tío, para hablar de historia hay que conocerla mínimamente. dice un cuarto.

Ya lo sé, espabilado  digo yo.

Tú no sabes nada. interviene un quinto.

Anda que tú. dice otro. 



Para zanjar la discusión y sólo para los interesados en la Historia reciente recomiendo leer a Antonhy Beevor y a Artemis Cooper en su París después de la liberación 1944-1949.
Pues eso.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Ander



Ander vive en una casa grande en el centro de Bilbao, cerca de los jardines de Albia.

Rodeado de todos sus familiares conserva intacto el ayer y el mañana mientras el día a día transcurre sin sobresaltos.
Cada habitación guarda historias, secretos, momentos de alegría, tristezas, tragedias y goces, risas, abuelos y nietos se cruzan en el pasillo, las tías solteras pasean a sus sobrinos, los padres protegen a los hijos, todos se cuidan, enseñan, aprenden, la vida.
Ander es un poeta y saca de esa plácida existencia motivos, inspiración para su trabajo.

Un día, acodado en el balcón viendo ondear las dos banderas, Ander notó a su lado la presencia de un anciano con boina negra y gabardina larga que le miraba con atención. No reconoció a aquel señor. Un estrépito de bocinas en el bulevar le distrajo y cuando volvió a mirar ya no estaba. Se extrañó.

Al día siguiente, en el pequeño cuarto al fondo del pasillo, volvió a ver al anciano. Estaba sentado en un sillón verde al lado de una mesilla, fumaba, cuando dejaba el cigarrillo en un curioso cenicero con forma de casa, el humo salía por la pequeña chimenea. ¿Quién era?

En la cena se lo preguntó directamente a su tía Marina.
¿Sabes quién es ese señor bajito con boina que fuma sin cesar?
Es el primo Eusebio dijo, discreta, y se escabulló en la despensa.
Ander no tenía idea de que ese señor perteneciese a su familia, ¿Qué hacía en su casa? y además ¿desde cuándo estaba?

Un poco más tarde, mientras se peinaba el bigote compartió espejo con su tía Eli que se rizaba las pestañas.
Tía, ¿Quién es Eusebio? preguntó.
Es una larga historia, te la contaré contestó la tía Eli.
Sentados en el mullido sofá del salón Andrés escuchó de labios de su adorada tía una parte de la historia de la familia que desconocía.

Al parecer Eusebio era el amante de Concepción, su tía abuela ya fallecida. En una familia tradicional como la suya era impensable tener un amante por lo que cuando murió Concepción adoptaron a ese señor como un primo lejano y ahí estaba, fuma que te fuma, día y noche, al parecer no dormía.

Ese descubrimiento produjo en Ander una gran conmoción. No entendía como la tía Concepción podía haber tenido un amante, eso iba contra todos los principios que le habían inculcado desde niño. Se sintió engañado, frustrado. Si en su propia familia, en el templo de su existencia, se había ocultado un hecho así ¿Qué más secretos habría? Se propuso descubrirlos.

Preguntando al primo Liborio supo que el tío Andrés, el hermano de su padre, que era director de una sucursal de una caja de ahorros en Belchite no había muerto en un accidente de tráfico en Albacete, no, se fugó con su secretaria y los ahorros de medio pueblo. El luto de la tía Josefa fue más por la secretaria que por verdadero duelo, pero a él le engañó totalmente, aunque no tanto como lo de José Luis.

Siempre le pareció que José Luis era un chaval un poco extraño, sobre todo cuando se pintaba los ojos con las pinturas de su cuñada y caminaba por el pasillo con zapatos de tacón. No hablaba con él y así pospuso el misterio. Cuando se marchó a trabajar a un bar de las Ramblas, de bailarina, le pareció lo más normal. Además solo era primo segundo. 

Lo que colmó su paciencia fue enterarse de labios de su abuela Justa que el abuelo Roque era ateo. Ahí se rompieron todos sus principios y decidió cambiar su comportamiento. Lo primero que borró fueron tres tías, cuatro primos y al abuelo Roque. La casa tuvo menos risas.   Siguió con doña Eulalia que era prima segunda de una prima pero estaba ahí desde la guerra. Encorajinado, sin piedad borró al resto de abuelos, sus padres, su mujer, sus hijos, se quedó solo.

La casa, tan grande, era la soledad.
Y así siguió, con todas las habitaciones cerradas, soportando el implacable paso del tiempo…



Aquí se me ha parado el cuento, no sé cómo terminarlo dignamente. Quería contar la alucinación de un anciano que vive solo en un piso grande, rodeado de la ilusión de los recuerdos. En su cabeza se juntan el ayer de la infancia, con todo tipo de recuerdos familiares que alimenta, inventa y recrea para paliar su soledad. En realidad ha perdido la noción de lo real. Doy vueltas y vueltas y excepto que se muera no encuentro una salida literaria original, impactante. Quizás la vejez, la soledad no es impactante. Podría introducir un personaje femenino, un viejo amor, o un hijo que aparece por la casa y lo confunde con él mismo, pero no lo veo, no resulta verosímil. Yo qué sé. Si alguien me sugiero cómo terminarlo se lo agradecería. De momento queda así. En cualquier caso, con sinceridad pienso ¿Qué más da?

martes, 10 de septiembre de 2024

Eso es

 

Betty Tompkins

No escribo más, fin, soy un hombre con piernas que traduce a Gaddis al amanecer, que traslada su amor y veneración en un carro de Mercadona que va de acá para allá sin definir una ruta, sin billete de regreso, con briznas de hierba en la barba, con admiración por los diversos, Alex Steinweiss y Walter Benjamin, por Hölderlin y Nico Williams, gentes con piernas y mentes que corren y piensan mientras me deslizo por el tobogán de amores imposibles y sed. Todo es tan real, tan cierto que no puedo imaginar conventos ni cárceles, no me inspira palabras de laboratorio de ensayo saber que ella tiene sus motivos, que se irá. Se me ha dormido la ternura en los dedos, me los corto, como pétalos, se los doy de comer a los perros, pobre hombre mínimo, ensangrentado, sin viajes ni nostalgia, rutina del no, muletas como parapetos, guerra con un solo muerto, un Aquiles perdedor, un extranjero con la espada rota, sin radiantes laureles ni cabezas coronadas, lo peor, un mindundi, el menda, que el jazz me bendiga.

Eso es.

lunes, 9 de septiembre de 2024

domingo, 8 de septiembre de 2024

Oración

© Maxime Ballesteros



 Oración

Líbranos, Señor,
de encontrarnos
años después,
con nuestros grandes amores.

Cristina Peri Rossi

Descubro este poema, breve, intenso, fácilmente comprensible por aquellos que han disfrutado grandes amores, dolorosamente cierto para los que los sufrieron, jocoso ya que la invocación al Señor es privilegio de ateos, medroso porque si se produce el encuentro ya no te salva ni dios.

Admito discusiones.

Reminiscencia

No podía dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es modificación, de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en los parques
donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas cosas que habíamos conocido.

Cristina Peri Rossi

sábado, 7 de septiembre de 2024

Billete de vuelta.


Billete de vuelta. Ella tiene su ticket para pasear por cementerios de elefantes, esparciendo gotas de rocío desde sus caderas doradas. Pienso en ella,  constante, ausente, solitario, obsesivo cuando camino cabeza abajo sobre mis manos buscando las piedras menos filosas, mendigos en los soportales de la ciudad melancólica, con mujeres en la proa de barcos varados, venden su sonrisa por la seguridad de la sopa y una pulsera para el reuma. Ella no vende nada, no compra, permanece estática sobre la línea que separa, mirando, organizando su memoria desde la A a la Z, los ritos, las ceremonias, me la sorbería como a una sopa de cebolla, la amo y no la amo, mis brazos se cansan de tanto abrazo seco, me duelen al recordar sus muslos que se escondían como pájaros taciturnos, tímidos, sin atreverse al estío, a enloquecerme, a instalarme en la taquicardia. Me besaba como un avestruz, ya, pero ahora lo sé, era realmente bello verla quitándose la seda y las sandalias, las bragas y la vergüenza, perdía el aliento, yo. Ay, quisiera vivir en su cintura, para siempre.

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