jueves, 31 de marzo de 2022

Llovizna

 


La noche traspasa los músculos del zahorí y aunque han pasado los años de la garza del estanque la veo ahí, posada en la línea del blanco hombro del ayer.

Fuera hay una llovizna de desconocidos, golpea en esta ventana que parpadea, se me está inundando el cuarto de tristeza.

 Hay veces que me inquieta enseñar el culo en lo que escrib o/iré.


miércoles, 30 de marzo de 2022

Ranas

 

Honvéd Street, Kaposvár, 1974. From the Budapest Municipal Photography Company archive.

Los recuerdos se han declarado en insumisión. He ido y no he vuelto. Como las alborotadoras ranas en la República de Weimar croan entre mis uñas, me sumergen con ellas en involuntarios sueños ocasionales, en abortados intentos de llamadas que estrangulo. Mientras el futuro me sube por la espalda y muerde mi cuello con rabia. Estos viajes de la nostalgia me descontrolan, me alteran, tanto que ahora que lo/me leo crece una tijera de podar en mis ojos mientras Ile asiente y dice que temo, que soy un hombre temeroso (¿de qué o de quién? Quisiera saberlo) 


martes, 29 de marzo de 2022

Parker antropófago.

 


Parker ahora está aquí pero no está, no está nunca porque cuando parece que está no está, porque alguien le mira desde fuera y es él mismo y sabe y no sabe y él dirige la función y actúa como otro siendo él sin saberlo o sabiéndolo y vivir así es algo tan, tan complicado. Envidia a esos amigos que le hablan de cosas sencillas, que sonríen abiertamente, que son tan felices subiendo a Artxanda por las mañanas, paseando descalzos por la playa de su ocio. El televisor con programas amarillos deja un ruido de fondo que no le da seguridad, nada es como debe ser. Pasa las páginas de un libro en blanco, no acaba de encontrar las respuestas y las preguntas se agolpan en la puerta, la golpean, escucha sus pezuñas arañando la pintura, sus dientes mordiendo la madera, tiene miedo que acaben entrando en su mente, que la arrasen y esta vez Orfidal y Prozac no será suficiente. Ahí llegan ya. Muere devorado por su propia inseguridad, a mordiscos, se come a sí mismo.


domingo, 27 de marzo de 2022

Zanzíbar

 




Me he pasado el día junto al faro tratando de terminar el capítulo de hoy.
He escrito y escrito.
No me gustaba, nada.
Al volver a la habitación, sobre la cama, con una tijera de las uñas he cortado en finas tiras, uno tras otro, los papeles de los apuntes y los he dejado volar con el viento de poniente.

Ahora, sentado en la puerta de la pensión me bebo el crepúsculo que ha llegado tan pronto.
No quiero pensar en la vuelta, la tortuosa carretera de Nungwi a Zanzíbar.
Eso será mañana.

Esta es la noche con Liz, la hija del doctor Emerson.


sábado, 26 de marzo de 2022

Duro regreso

 


Uno, un día, quizás, se pierde en un recodo y descubre otro universo. 

Allí hay otra vida, diferente, nueva, con colores del verde al añil, con tanta dicha que respirar es un ejercicio divertido, con un placer tan intenso que lo eterno es corto, el cielo, pequeño, el ahora, un siempre desmedido. 

Quién se perdió lo sabe.

Lo duro es el regreso.


viernes, 25 de marzo de 2022

Robin Myers

 

Habré tenido siete, tal vez ocho,
porque podía despertarme en lo que entonces creía
que era el medio de la noche
y salir de la cama y encontrar a mis padres
en la sala viviendo el resto de sus vidas,
doblando ropa, riéndose con la radio,
discutiendo, sirviéndole vino a un invitado.
Había soñado que ellos se morían.
Los encontré cenando.
Había una vela. Hablaban en voz baja.
Cuando me vio, mamá no me regañó,
sino que me abrazó y me sirvió en un plato
un poco de la comida de ellos, y me sentó
a su mesa, lo que me hizo sentir
viejo, raro, invitado.
No me atrevía a confesarles
que había soñado que ellos ya no estaban, así que en cambio
les conté, entre lágrimas, que había soñado
con mi propia muerte. Ellos me escuchaban.
Yo tenía siete años y tenía un ataque de desesperanza,
y estaba enamorado del consuelo que buscaba, y tenía la suerte
de recibirlo.
Me acuerdo que les pregunté, llorando,
¿Si yo me muero, vosotros igualmente estaréis bien?
Y mi madre lloró también, y dijo,
Sí, se nos rompería el corazón
pero estaríamos bien.
No me acuerdo de haber vuelto a dormir.


 

Robin Myers (Nueva York, 1987) es poeta y traductora, y reside actualmente en Ciudad de México. Sus poemas han sido publicados en diversas revistas estadounidenses. Traducida al castellano, su obra ha sido objeto de dos antologías: Amalgama (México, Ediciones Antílope, 2016) y Lo demás (2016), publicada en España por Kriller71 ediciones y en Argentina por Zindo & Gafuri. En 2015 obtuvo una residencia para escritores en el Vermont Studio Center, donde escribió la mayor parte de los poemas de Tener.

jueves, 24 de marzo de 2022

Why won´t you love me

 



Quizás el sentimiento es un invento. OhhhIgual que el amor. Zasss ¿Se puede inventar el amor? Booom ¿Dónde empieza la frontera del amor con el sexo? Plasss. ¿Queremos disfrazar el deseo de emociones? Chissst ¿Nos engañamos? Cataplum Amor-sexo Clinc ¿se puede suplir el sexo por sentimiento? Hippp ¿Y viceversa? Guauuu ¿La escritura es amargura? Snifff ¿Es terapia? Laralá ¿se inventa? Fuuú ¿se cuenta? tic-tac-tic-tac Yo qué sé. Ayyy 




miércoles, 23 de marzo de 2022

Alborozos varios y poetas muertos, o viceversa.

 



No había, no sabían que era eso, de haberlo sabido los hubieran embreado, emplumado y echado al río. Las únicas voces que se escuchaban eran las del parte a las dos y media, los ánimos al equipo de fútbol y los cánticos en los bares. El resto era silencio (oh, oh, oh.). (*)
“Se prohíbe cantar.”



Los diferentes no existían, todos decían que sí, con un silencioso cabeceo o con la tácita aceptación de modos, costumbres, rutinas y órdenes. Y sin embargo los había, muchos, escondidos en los rellanos de los últimos pisos, entre los bloques de cemento del nuevo puerto, detrás de los zarzales del monte cercano. (**)
“Se prohíbe hablar de política.”




Que las rimas eran las de las fábulas, animales que hablaban y los versos, una sucesión de voluntariosa prosa que decía lo que había que decir y no se salga de la fila que le veo. Trajes grises y sonrisas congeladas en envases de no y vuelva usted mañana que, caballero, no sabe usted con quién está hablando.(***) 
“Se prohíbe blasfemar.” 



Esto no es escritura, es terapia, es sacar carbón de una mina abierta en el cerebro que se niega a dormir, que intenta hablar de tiempos que no, de un entonces desconocido, el mundo es pequeño, la historia está para olvidarla, para hacerla nueva, la cuentan los que ganan, el resto es olvido (oh, oh, oh), no hay nada casual, cada fotografía, música, poema, color, silencio o voz tronante, cada paso sale de las tripas, sin filtro, directamente de fábrica al consumidor, no contiene adictivos ni colorantes, tal cual, si encuentra algo mejor, cómprelo, si quiere mirar las fotos, mire, ande, no se corte, si lee y le gusta, me alegro, si no le gusta, pues también, hay otros canales, si coloca un decodificador, más, si coloca una antena más larga, otros quinientos, lo único que no tendrá es tiempo, no lo venden, pregúntele a Fausto, o a su espejo (al suyo, al de usted), o a mi, que se me acumulan las sensaciones y, la verdad, lo que quisiera es contárselas a S (eSe, eSa, eSo) al oído, sin odio, con todo el amor que aún me queda en este barco a la deriva -no confundir con el otro, con el que navega por la ruta comercial, el que sigue mapas y constelaciones, el que tiene un capitán en la proa y marineros que hacen lo que deben, maldita educación- y espero no tropezarme de nuevo con el iceberg,  que estoy cansado de naufragios, que tengo llenos los botes salvavidas y no hay islas desiertas aunque nado y nado por mares interminables, esquivando tiburones del miedo y las ballenas y le invito a que se tome esta taza de humor y ya suena la campana, diez y K.O. Mañana más.(****) 
“Se prohíbe prohibir.” 




(*) Reunión clandestina en una iglesia, de uno en uno. En las esquinas, la policía alerta. Y mis oídos.
(**) Tenía tres hermanas, él era el pequeño. Los modales de Ignacio y sus muslos enrojecidos por el roce de unos pantalones cortos demasiado estrechos.
No recuerdo como se llamaban sus amigos.
Había uno con cara de pájaro que caminaba a saltitos, igual que un gorrión
Paseando por calles de entonces vi a otro en la puerta de una tienda de modas, no me saludó.
Y aquel que siempre estaba con hombres mayores.
Eran muchos, siempre estaban juntos.
Lo entendí después.

(***) a un panal de rica miel/ dos mil moscas acudieron

(****) No me lo tengas en cuenta, ya se sabe, es lo que tiene dejar la medicación.

¿Estás seguro?

martes, 22 de marzo de 2022

Licorice pizza


Hablamos de Paul Thomas Anderson, un respeto (Magnolia, The master, Puro vicio, El hilo invisible, etc). Licorice pizza era su película esperada (tres nominaciones al Oscar, etc). Leo unas críticas tan elogiosas que me parece imperdonable perdérmela.  Comienza a verla y me parece la típica sosería americana de adolescentes. Pero sigo y voy encontrando  interpretaciones naturales (Alana Haim es un descubrimiento), una historia central que no me toca demasiado pero que mi criterio cinematográfico de señor mayor sin memoria  va tolerando, tiene cameos magníficos, planos preciosistas, una banda sonora que atrapa, es cine que Paul Thomas Anderson ha hecho para él  (sus calles, sus recuerdos, su vida) y que nos regala en más de dos horas  luminosas. Sin ser la película que esperaba  me ha gustado, pero no garantizo que le guste a usted.  Esto me pasa por leer críticas de críticos que no critican

 

lunes, 21 de marzo de 2022

Remordimiento.

 


Vuelve el remordimiento como serpientes debajo de una piedra, como caracoles húmedos, como espinas en una esquina de la cabeza. La vida sin manivela para retrasar o adelantar lo que tarde o temprano se afronta. Hay un murmullo en el barullo, una mariposa dentro de la escafandra, un apéndice al concilio de Constanza, un augurio de impotencia, de miedo presto a saltar al cuello o al camino, al desequilibrio, a la tortura de lo que ya es imposible, irreparable. Es absurdo, nocivo, que a estas alturas uno no lo sepa, ingenuidad en el atardecer gris, una pueril aversión a las termitas de la noche trabajando sin descanso en la nuca del insomne. En este juego solo hay una baraja y  lo sabías, ahora no te hagas el sorprendido. Esa historia a nadie le interesa, todos están muertos, mantén la cabeza fuera del agua. La costa está cerca. 


domingo, 20 de marzo de 2022

Ella ya no está

 

St. Catherine of Siena besieged by demons 1500 , unknown artist

Se acabó la tinta y la incertidumbre, retuerzo el cuello a los alacranes, rompo los cántaros en la ribera de nadie, los mastines lamen mi mano y mis huesos, el futuro es ese albañil que no sonríe, que construye un tiempo diferente debajo de las tejas donde sestea mi inocencia perdida, la constancia, la recompensa del orujo mientras Bilbao navega ahí abajo y el sauce se demora en poetas ensartados en susurros de garzas del Kilimanjaro.

Nada es nada, sólo sé que ella ya no está.

sábado, 19 de marzo de 2022

Se ha dormido el viento

 



Con sal en la lengua recuerdo su infantil aversión a la sangre y a las bicicletas amargas de la plaza.

Recibo mensajes en clave, descifro –estoy bien, te quiero- y sé que antes lo ha pintado en las blancas paredes de su alma, que sus dedos hurgaron en mi boca y encontró un país, que nadie antes descerrajó su cuerpo a la inundación de la ternura, que cortó su pelo y su esperanza, que la historia la escriben los que ganan y quedamos enterrados en cenizas hasta el estómago.

Los dioses se han empantanado, se ha dormido el viento.

viernes, 18 de marzo de 2022

Se fue la luz

 


Recordé los consejos, las enseñanzas como tatuajes en la ceguera, las banderas temblando con heridas emboscadas en deberes, con fortunas deshojadas en contar hasta nueve.

Quise volver a la victoria de cadáveres, peces boqueando sobre los mapas y números temblando en lo oscuro. Tenía una estrella bordada en la bocamanga. Tenía también un abismo y hambre, un nombre y un sol dolorido.

Luego se fue la luz y no tuve nada.

jueves, 17 de marzo de 2022

Lituania.


Lituania.

La cena y el amor fueron abundantes.

Ella me hablaba, sobre todo, de Lituania

En el amor utilizó una lengua que no entendí, o sí, un poco.

A medianoche se acurrucó a mi lado y mimosa me susurró: Leónidas Breznev.

Hay cosas que un hombre como yo no puede resistir, átame, le dije.

Con su pijama ató mis brazos a la cabecera de la cama.

Ты мне очень нужна, dije, pero no me llega la sangre a las manos.

Я влюбилась в тебя с первого взгляда, respondió ella con aquel acento que me enloquecía, no importa, deja que la sangre llegue donde debe llegar.

Me amó con una pasión que jamás había conocido antes.  

Я люблю тебя всей душой, repetía como un mantra mientras me cabalgaba.

Al terminar, mientras se duchaba, seguía atado a la cama con su pijama.

Seguí atado cuando revisó mi cartera.

Cuando se fue, seguí atado.

Han pasado dos horas y no siento las manos.

No puedo imaginar la vergüenza que voy a pasar cuando la señora que limpia el cuarto me descubra así, desnudo, atado a la cama y con la sangre acumulada donde debe llegar.

Y el móvil no para de sonar.

Då svidaniya. 


 

miércoles, 16 de marzo de 2022

Augur



Tanteo el idioma, los abrazos resignados, un poema que no lo es y los días se cierran como un párpado amarillo sobre las migajas de aquello, del pájaro clavado en el abedul, del zorro que vi con Elena, de los secretos que guardé en el puente, del cementerio de grúas, de la fotografía del salto acrobático en Laga.

El índice apuntaba al futuro y el cielo se llenó de ángeles embozados justo cuando aliviaba las cicatrices de las olas.

No aparece el augur.

martes, 15 de marzo de 2022

Paradiso

 


“Existe el Eros de lo que se nos quiere escapar, tan fuerte como el conocimiento sexual de la ausencia. En el animal poderoso, la conciencia de lo que se quiere separar es el nacimiento de un ojo. Entonces siente al lograrse la separación, la pérdida de un tentáculo de visibilidad. Y brama rizando el cielo. Es una hermosa pelea. El espíritu de la separación es instantáneo y por eso llora. Al realizarse tiene que estar ya en otro banco de arena. Su capacidad para los comienzos es pobre, se engendró en un contraste. Desaparecida la bisagra de las contrastaciones, es un fantasma gimiente. El cierre de la ruptura, de la separación, es lo implorante, y por eso, lo que usted cree, antaño lo eran, que son cantos guerreros, ahora es salmodiante, son cantos de imploración. Pero en la imploración siempre hay una esencia que quiere trascenderse, lleva el destino a la tabla de rallar maíz de los dioses.”

 

(Pasaje de) Paradiso  

José Lezama Lima

 


lunes, 14 de marzo de 2022

Yo soy otro.

 

     

Hoy quería compartir algo de otro, “yo soy otro” decía Rimbaud pero puestos así, comparto lo mío que es lo tuyo, cari, y lo suyo, lo nuestro, incluida la soledad, el miedo a lo nuclear, la falta de aceite de girasol y de cerebro, la cola de horas en  una gasolinera barata, que lo vendo barato, oiga, que como venga una guerra el peligro somos nosotros, vaya personal, jardín de infancia, egoísmo absoluto, ande yo caliente, he crecido escuchando historias familiares de “cuando la guerra”, también del “tiempo normal” (la de antes de), caían bombas sobre Bilbao, Barcelona, mi familia, mujeres y niñas con dos maletas de acá para allá, huyendo, los hombres en Gurs o en el penal de Santoña, el miedo al futuro, llegar a mañana, caridad francesa, solidaridad, han “descubierto” parte del Cinturón de Hierro que defendió Bilbao y lo inaugura un alcalde para que no se olvide, todo vale para los votos, los privilegios, la historia para quien la trabaja, un concejal/concejala es como un marqués/  marquesa, ley Mordaza aún vigente, usté se calla, usté no piensa, usté no sabe con quién está hablando,  como caiga el primer misil en territorio OTAN nos vamos a enterar, para lo que me queda tampoco voy a empezar con la Revolución pero atentos a la jugada que se avecinan cambios, aquí, alrededor de aquí, en Europa y en el resto del mundo, si queda algo, ¿exagerado? puede, que estaba en Tenerife y pensaba que tenía que volver nadando, pues he vuelto y estoy revuelto y no quiero hacer un chiste, que en un nada te cambia la vida y al volver me ha cambiado, para bien pero estoy triste, paradoja, aunque los meteorólogos predecían lluvias y vientos huracanados es una tarde plácida de domingo, estoy en paz conmigo mismo (aunque triste, ya te digo, yo qué sé), puedo escribir así, historias de Parker o estar callado, pero como yo soy otro escribo esto y me voy a caminar por el insólito Bilbao desierto del anochecer. Cuídense mucho.

domingo, 13 de marzo de 2022

Lágrimas

 



El tiempo y la distancia me hurtaron un Bilbao que ya no existe. 

En vano lo busco por sus calles transparentes. 

Desde aquí, tan lejos, dejo vagar un dedo por el plano que me traje en este viaje que no termina. 

Imagino que camino por la alameda Mazarredo con árboles amarillos y Roberto sentado en el borde adolescente de saber que era diferente –nadie recuerda su exilio en Yeu- 

La Gran Vía que recorríamos arriba y abajo, Goyo a mi lado –su viuda es orgullosa y distante-

Señalo con el índice el Arenal, Iñaki era alto y sonreía bobaliconamente a las chicas que en agosto escuchaban la música de la Banda Municipal –nunca tuvo novia-.

Tomás que descubrió el amor en la Ciudad Jardín - el/su mundo se quebró cuando ella se mudó a Ermua-

Fernando era el más guapo de todos nosotros, quedábamos en la esquina de Castaños para ir a clase –cuando fui al hospital, en la primera visita, se me partió el alma-

Iñaki, uno de mis primeros amigos, confidente en  Escolumbe, en Liendo, tantos secretos compartidos. Ni siquiera puedo hablar de él, me duele demasiado.

Alfonso, se rompió por dentro. Ya no me queda dolor, no puedo ni siquiera perfilar lo que supuso su perdida para nosotros, sus amigos de siempre.

Territorio oscuro con tanta pena, muerte, los que se fueron. 

Algún día nos iremos todos.

Escribo sin atreverme a abrir la puerta de la habitación de los recuerdos.
Que callen los que no estuvieron, los que no sintieron. 

Emborrono paredes con el nombre de los ausentes. 

Son tantos que me están faltando paredes vacías.

Y me sobran lágrimas.

sábado, 12 de marzo de 2022

Aprecio


The Nuremberg Trial, 1946, Laura Knight

 

En nada empieza la primavera (si lo permite la situación), aviso, todavía tengan ustedes cuidado con el frío en el costado, conozco a quién le dieron un lanzazo justo ahí. En realidad conocer, conocer,  lo vi en un cuadro, en una inauguración de Murillo joven en el Museo. ¿Sólo hay un Museo? No, hay más, en provincias tenemos menos museos, o más pequeños, en provincias todos parecemos más bajitos. Eso es un problema. Otro. Por eso hay personas que lo compensan siendo de otro lugar, siguen siendo bajitos pero no se sienten de provincias, se sienten ellos mismos, ahí empiezan los líos. Otros. Como cuando nadie quiere escribir de balde, todos quieren cobrar, aunque sea en halagos. “Que bien escribe Ángel” o “cómo se enrolla Andrés”, esas cosas del que lee. Porque leer sí que es de balde, que entras aquí –o ahí, no vayamos a discutir por eso- y lees. Si no tienes el día propicio te cantas una canción haciendo coro a Mick Jagger. También puedes ver los cromos “te cambio el cromo de Benzemá (Karim) por el de Mbappé (Kylian)”, “vaya timo, el mío vale dos”. Eso es lo que pasa, que nos creemos que el nuestro vale dos, que el pobre lateral zurdo, canterano además, ese que juega en el Alcoyano (un suponer) no vale ni medio cromo. Y no, el chaval tiene su orgullo, sale con su pantalón corto, con su orgullo largo y da patadas como todos. Pues estamos buenos, con la que está cayendo y nos liamos en disquisiciones con que yo llegué antes, que yo la tengo más larga, que yo meo más lejos. Viene una borrasca por Galicia, por Galicia vienen muchas cosas, la mayoría buenas. Si no vienen se va, mira yo voy al fin del mundo, o donde decían que terminaba el mundo, que a este paso se va a terminar en dos días (no es broma lo de Ucrania). Vaya usted a saber. Un día de estos escribiré algo serio, miedo me da dejar el costado al viento pero hay que empezar más pronto que tarde (los de provincias somos así). Les aprecio (a casi todos).

viernes, 11 de marzo de 2022

After love

 


 

Una película curiosa, íntima, un cruce de sentimientos, cultura, género, costumbres, religión, usos. Una visión  sutil de una situación compleja. La cámara se demora en gestos, silencios, emociones contenidas, miradas. Magnífica interpretación de Joanna Scanlan.  


jueves, 10 de marzo de 2022

Diane di Prima


 

Cielo
cuando te abras paso
encontrarás
una poeta
apenas la opción ideal.
No puedo prometerte
que nunca pasarás hambre
o que no estarás triste
en este mundo
descuartizado
y reducido a cenizas
pero puedo enseñarte
cielo
a amar tanto
que tu corazón se rompa
por siempre jamás

Diane di Prima

miércoles, 9 de marzo de 2022

Alberto Manguel,

 


 "La imaginación no caza en jaurías: para imaginar eficazmente, el niño necesita la soledad mental absoluta; saber que únicamente entre las páginas del libro, si tiene suerte y si el libro lo interpela, descubrirá por sí mismo el hilo de una historia secreta contada únicamente para él. A esa singular lección aspira toda la literatura."

Alberto Manguel, 


martes, 8 de marzo de 2022

Locke

 


 “Dios, el Señor y Padre de todos, no ha dado a ninguno de sus hijos una porción privativa de las cosas de este mundo, sino que ha dado a cada hermano el derecho a los bienes que a los demás les sobran, de tal modo que estos no pueden ser negados por unos cuando, acuciados por la necesidad, otros los solicitan” (Locke)


lunes, 7 de marzo de 2022

James Wright

 


Estadías en un viaje al Oeste

1.
Comienzo en Ohio.
Aún sueño con mi hogar.
Cerca de Mansfield, enormes caballos entran a los oscuros establos en otoño,
donde pueden ser perezosos, donde pueden comer pequeñas manzanas,
o dormir de corrido.
Pero para esta noche, en las filas del comedor de caridad mi padre
merodea, no puedo encontrarlo: tan lejos,
1.500 millas más o menos, y aún
no puedo dormir.
En harapos azules el viejo hombre cojea hasta mi cama,
conduciendo un caballo ciego
de dulzura.
En 1932, sucio con maquinarias, él me cantaba
una canción de cuna acerca de una gansa.
Afuera de la casa, las pilas de escombros esperaban.

2.
En Minnesota Oeste, justo ahora,
me dormí otra vez.
En mi sueño, me agazapé ante una fogata.
Los únicos seres humanos entre el océano Pacífico y yo
fueron los viejos indios, que querían matarme.
Se ponían de cuclillas y contemplaban durante horas pequeñas fogatas
lejos en las montañas.
Las cuchillas de sus hachas estaban sucias con la grasa
de enormes y silenciosos búfalos.

3.
Amanece.
Estoy temblando.
Incluso debajo de una enorme frazada.
Llegué anoche, borracho,
y dejé la vieja estufa fría.
Escucho por un largo rato, ahora, las ráfagas.
La nieve aúlla a mi alrededor, afuera de las abandonadas praderas.
Suena como las voces de vagos y apostadores,
sacudiéndose a través del desnudo prostíbulo del siglo diecinueve
en Nevada.

4.
Derrotado en la reelección,
el sheriff casi analfabeto de Mukilteo, Washington,
ha estado bebiendo de nuevo.
Él me conduce al acantilado, tambaleándose.
Ambos borrachos, nos paramos en medio de las tumbas.
Los mineros se detenían aquí en el camino hacia Alaska.
Furiosos, ellos enterraron los cuerpos lacerados de sus mujeres
en zanjas de malezas.
Me recuesto entre las lápidas.
En el fondo del acantilado
América está acabada.
América,
sumida en los oscuros surcos
del mar otra vez.

James Wright

[vers. de Diego L. García]


domingo, 6 de marzo de 2022

Naves aqueas.

 te ruego no destrocen los perros

mi carne ante las naves aqueas.


Canto XXII, La Ilíada





Va todo tan, tan rápido que cuando crees que has llegado resulta que todavía no has salido y corres de acá para allá preguntándote en qué momento perdiste el hilo y la imperdurabilidad, la caducidad, la velocidad de los acontecimientos, la incredulidad por haber llegado hasta aquí sin certezas (solo una), sin el sedimento de sentimientos que germinen, el vértigo de la cercanía del abismo y es domingo, luce un sol esplendoroso en Los Realejos, me esperan amigos para compartir belleza y risas, no ajeno al drama, no, impotente para no hacer otra cosa que no sea acumular recuerdos para después. Ya todo eso lo podemos discutir luego, cuando vuelva, ahora toca lo que toca, sin arrepentimiento, agradecido. Sí, el poso de acción católica. Estoy de acuerdo.

sábado, 5 de marzo de 2022

Ana Martins Marques

 

Accidente

Escribí este poema el último día
después ya no volvimos a vernos
al principio intercambiamos llamadas
en las que siempre parecías estar a punto de perder el tren
y yo siempre parecía acabar de perderlo
escribí este poema después de la primera llamada
tú hablabas de visados y oficinas
de cómo para conseguir un documento siempre hace falta otro
que sólo puede obtenerse si se tiene el primero
yo hablaba de las noches perdidas en compañía de alguien
que nunca eras tú
después poco a poco dejaste de llamar
escribí este poema el segundo domingo
en que tú otra vez no me llamaste
en torno al poema como alrededor de un accidente
se reunió mucha gente
para ver qué pasaba

 


 

Ana Martins Marques (Belo Horizonte, Brasil, 1977) ha publicado los libros de poesía A vida submarina (2009), Da arte das armadilhas (2011), O livro das semelhanças (2015), Duas janelas (2016), en colaboración con Marcos Siscar, y Como se fosse a casa (2017), en colaboración con Eduardo Jorge. Celebrada por la crítica especializada brasileña, su obra ha recibido el Premio Litérario da Fundaçao Biblioteca Nacional y el Prémio da Associaçao Paulistas dos Críticos de Arte.

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