Thomas Bossard (French, born 1971)

jueves, 29 de febrero de 2024

¿Sabe usted nadar?

 


Usted no sabe nadar. Está en la mitad de un mar agitado. No sabe cómo ha podido llegar hasta ahí. Agita los brazos, mueve las piernas, traga agua, tose. Se está ahogando. Es una situación absurda pero usted está a punto de morir. Ha pasado por la cabeza toda su vida en un segundo. Como lleva un tiempo en el agua le ha pasado varias veces. Hay momentos que no recordaba. Sigue agitándose y tragando agua. Es una situación desesperada.

A lo lejos ve un barco, muy a lo lejos. En el hipotético caso que le hubieran avistado no le dará tiempo a llegar para socorrerle.

Hasta aquí.

Este podría ser un guion para un comic.
Pero esto no es un comic, es un blog.
¿Qué es un blog?
Imagino que hay muchas respuestas.
Para mí es un diván en el que me tumbo y cuento.
A veces cuento lo que hacía sobre un diván, cama, pared, alfombra, asiento de atrás de un Simca 1000, bajo una arboleda, entre zarzales (en la época masoquista), sillón de dentista, mesa de sala de juntas, tras una puerta, en el agua, etcétera.
Casi siempre invento y miento, imagino, me conformo y digo.
Siempre siento.
Demasiado.
A veces es tan intenso que sufro.

También cuento lo que pasaba por mi corazón cuando amaba, soñaba, vivía al borde o en el centro, lejos de lo que era, soy, otro, distinto, el que quería ser y nunca seré, mi ahora disfrazado, mi mañana esperanzado, mi ayer maquillado, mi nunca extraído de lecturas alojadas en algún recóndito lugar de mi memoria.
Con una y otra cosa dejo mis historias.

Y quédate tranquilo, el barco te ha visto, han lanzado un bote salvavidas. Por esta vez te has librado.
Pero aprende a nadar, ya ves lo que te puede ocurrir.

miércoles, 28 de febrero de 2024

Aquí mismo.

 

Ian Berry


Aquí, es decir, compartir. ¿Lo que sobra? No, compartir lo que es, lo íntimo, lo que hace gozar, sentir, crecer, preguntarse, lo que duele, lo de dentro, a veces de tan dentro que ni siquiera lo había visto nunca. Descubrir (os/me). Y, ¿quién está ahí? Ni idea. Conozco a…bueno, a los/as que conozco, ellos/as lo saben. Pero ¿nos conocemos? Qué será este juego detrás de un teclado, una pantalla con música de fondo, una rutina, un intercambio. ¿Compartir lo ajeno? Copiar y pegar. A veces me pego en el alma tanto sentimiento que ando llorando por las esquinas de mí mismo, por dentro, no por fuera, se me arrugaría el disfraz, la máscara, lo que se ve, ¿se ve? A veces me copio el bazo, lo coloreo y lo dejo aquí, despanzurrado, ya ves, no ves, no lo ves, ¿quién tiene tiempo para ver otra cosa que su ombligo? Mi ombligo, por cierto, es precioso, gigante, una obra de arte de partera, a veces encuentro en mi ombligo sorpresas, objetos sonoros, gritos, señores con paso apresurado, una puta con una afilada guadaña al hombro, una novia que tuve en otro siglo y que ahora tiene un cuerpo distinto, incluso una cara distinta, estoy por jurar que no es ella y vivo/muero con otra. Para colmo también está lo de los Otros. Vaya lío. Aquí.


martes, 27 de febrero de 2024

Miedo

 


En tierras de la vieja Hispania, antes que llegue la noche, Décimo Junio Brutio ordena a sus soldados encender hogueras sobre el acantilado para avisar de las puntiagudas rocas a los navegantes que viajan entre olas y ballenas. Sobre el Promontorio Sacro mira al inmenso mar. El sol desaparece más allá de las aguas, incendia el horizonte, crepita el océano y el tribuno sabe que ahí finaliza el mundo. Erige un monumento de piedra que apunta al cielo. Ordena sacrificios a los dioses. Sin saberlo inaugura un camino, su final, Finisterre es el final del camino.

 Para Teresa fue un principio, en aquel lugar, bajo el faro, quemó sus miedos, los aventó sobre la espuma del mar embravecido y volvió sobre sus pasos sin mirar atrás. Ahora camina tan rápido que apenas puedo seguirla. Yo no quemé mi miedo y tanto tiempo después no he aprendido nada. Recuerdo que una vez salté sobre una hoguera y me quemé el culo. Por eso ya no salto, aguanto los días, busco, camino, intento, hago absurdos cálculos, me equivoco, insisto, enciendo luces, me ilusiono, me canso, he llorado, no aprendo, cándido, quiero controlar lo incontrolable, estoy vivo. Siempre se van los mejores, dije que dicen, no, los mejores somos los que seguimos, eso, los vivos, los únicos susceptibles de mejorar, de aprender a ser más felices, con capacidad de hacer felices a los otros, a los Otros, a nosotros. Pues eso, oye, al lío.

lunes, 26 de febrero de 2024

Pum/Click

 Benjamin Robert Haydon (1786-1846)


Sí, pum, ahí queda el brillo de estrellas muertas en el recuerdo de algún astrónomo nostálgico, una muerte por congelación en la constelación, lenta, dulce, sin sentirla apenas, no, indiferencia, silencio, a otra cosa, vuelta de página, ni un nombre, a buenas horas, por no leer el decálogo, precisamente el décimo mandamiento de los escritores, el de la cotidianidad, sí, exceso, abuso, aburrimiento, ensimismamiento, ombligo feliz, sin pelusas, tú, vosotros, ellos, los otros, yO, mí, me, conmigo, tú me lees yo te leo, Tadeo, pasa los sábados y los domingos, incontinencia de escritos en cascada, mira que poema tan bonito, repito, alma y cuerpo, hospedaje, ultraje, hereje, cada día, María, versos, voces, intemperie de serpientes, tormenta al amanecer, el vigía vigilante, acoso del oso, Alpes, altura de letras de plata, repujadas, canoas por ríos del norte, damas cantando en la ventana, “Los ensayos” –siempre Montaigne- o “Los reconocimientos” –siempre Gaddis-, si lo fracciono parece, pero sería un engaño, hasta aquí, es posible que siga esta fuga, lo que se dice no tener ni puta idea de qué va estO, click.

domingo, 25 de febrero de 2024

Paisaje de vuelta

Paul Hill, Legs over High Tor, 1975


Pasar del yo al paisaje tiene el riesgo de perderse en la nieve, huellas aparte. 

Pero no, se lo dijo, todo, desde el principio.

En aquella habitación fue sincero, en caricias, en palabras, en su desnudez.
No sabía lo de las sospechas, lo de las precauciones, lo elemental.

Una llamada en la puerta.
—Abre, sé que estáis ahí.

En ese momento Parker sabe que el paisaje ha vuelto al yo.

sábado, 24 de febrero de 2024

Root beer



Nadie espera a lo lejos.

Se ha borrado el camino.
La distancia es el destino. 

No insisto.
En la distancia ha muerto un sueño.

viernes, 23 de febrero de 2024

Bilder Boutique Hotel


Vídeo para Bilder Boutique Hotel


En la distancia

Hanzo @ MJ. Mesmerizing Street Photography


La distancia depende del lugar de partida, no del destino.
Lo recto del camino influye.
A lo lejos alguien espera.

No insisto.
En la distancia ha muerto un sueño.


jueves, 22 de febrero de 2024

María (sí, tú)

 


 

Esto ya estaba. Antes. Hace años. Llegó la zahorí, María, y mandó a parar. Callaron las ranas en el eclipse, los tranvías rojos comenzaron su trayecto al revés, de izquierda a derecha. No había demasiada luz. Bajo su oreja se adivinaba un perfume de cristales rosas y sortilegios. Varios la apuntaban con su dedo índice como en aquella fotografía, un Peter Lorre asustado, apoyado en una pared de miedo y culpa, Dusseldorf.   Detrás de cada dedo había un lector compulsivo, unos de Quignard, otros de Corín, algunos de Pizarnik, muchos de Cortázar, una religión, John leía a  Jo Nesbø con avidez y  en todos ellos había un anhelo, un tinte curioso y morado, aunque algunos habían muerto, como las estrellas que se ven en agosto desde O Cebreriro. María calma las pesadillas del personal con humo de Chesterfield y lentejuelas, con brebajes burbujeando en un caldero, con la dulzura de los ansiolíticos, el recuerdo de Annabelle Lee siempre en sus corazones. Time is on my side, yes it is.

A todo esto, perdonen la interrupción, las salamandras descienden optimistas y veloces desde los montes cercanos pretendiendo alcanzar el mar, para algunas especies el mar siempre está lejos, tanto que nunca llegan. Vuelvo a pedir disculpas pero era necesario aclararlo, que luego se me olvida. En cualquier caso María sigue su camino, sigilosa, descalza, extasiada con Brahms endulzando sus oídos de febrero. Todavía no ha amanecido pero estamos en ello, en la lucha, amanecer para todos, incluidos los profetas, los ujieres y los guardabosques, estos sobre todo, por su labor social, por el compromiso. Cuidemos los árboles y el hemisferio.

I´m your puppet.   

María día sí, día no, guarda silencio.

Pero vuelve.

Aparece entre la niebla, como sumergida, un racimo de uvas en la mano, un catálogo de laberintos elementales en la otra, con suspiros y sornas.

Este es un territorio despoblado, de ancianos que olvidaron el sentido de las palabras, reconquista, alubia rubia, circunspecto, rencor, elogio, kalashnikov, colisión, tú. María las envuelve en papel de estaño y las protege en el microondas que recibió de Abanca por un ingreso extra.  

No he olvidado que apenas había luz.

Ni los extraños animales que pastaban junto al arroyo.

Ni a María, meditabunda y excéntrica aun en este corto mes.

Lo del Guggenheim

Soñar, en un mural de Olabeaga.

Bésame -dijo- y justo entonces se quemó la película y volvimos al lujo y al antimonio, al correccional y el alboroto. En términos estructurales, una buena manera de terminar, lindando con Portugal.

María.

¿Cómo lo haría Lubitsch?

miércoles, 21 de febrero de 2024

No insisto

Johnstown, Pennsylvania, 1977 - by Steve McCurry (1950)


La casa se ha llenado de ancianos que miran con ojos suplicantes, la distancia depende del destino, no hay camino, amarnos fue un sueño dentro de otro sueño, alargamos los brazos para espantar el miedo, las sombras nos visten sin remordimiento, se marchitan las alas en las sienes turbias, el dolor no cabe en mi costado, he perdido la armonía, la alegría, bebo tristeza como una leche agria, un líquido oscuro de serpientes, no hay caracolas, no hay bestias copulando en la selva, han muerto siete estrellas,  geometría atroz de no ser nada.


No insisto.
En la distancia ha muerto un sueño.

martes, 20 de febrero de 2024

Sueños muertos

Ulas Merve


Sonreíamos en la orilla desafiando al viento que profanaba nuestras peticiones, cada rincón preservado, los caballos desbocados entre los dedos, la bruma rebelde, los confines, su soledad de princesa agraviada, la errática búsqueda de un nosotros, la estéril ceniza, nuestros cuerpos desnudos, la respiración contenida, la intuición del llanto, la sangre iluminándonos, la enseñanza de ser lo que nunca fuimos, la piel nueva, la mirada inaccesible, mi voz contando, cantando, alargando lo imposible.


No insisto.
En la distancia ha muerto un sueño.

lunes, 19 de febrero de 2024

Robert Rauschenberg


Noman’s Place, Photo by Robert Rauschenberg, 1955



Navegué la geografía de su cuerpo entre el todo y la nada.

A su lado temblaba, me excitaba asustado como un adolescente disfrazado, temía  que el placer se convirtiera en una pieza del engranaje de la vida, temía la posterior prisión de la añoranza.

Como un mendigo ciego palpé sus cicatrices, pretendía encontrar en ellas el principio, el secreto, el estigma, la causa.

Experto en tormentas, sabía del naufragio aún antes de embarcarme, del traidor iceberg de lo imposible, de las mareas vivas, del remolino de la muerte.

La daga del No entró por mi costado.

De la herida del amor brotaron peces rojos, anémonas de sangre, cangrejos locos, barracudas con ojos de odio.

Sobreviviente de otros mares, de huracanes de celos, luché en la resaca, se sumergió mi cuerpo, asomé la cabeza, nadé sin fuerzas, me hundí sin remedio, me ahogué.

Pongo palabras allí donde no vivo.

domingo, 18 de febrero de 2024

Cristina Rivera Garza

 


Las feministas

Pronunciaban la palabra. La escupían. La celebraban.
Corrían.

(Atrás de este vocablo debe oírse el pasar del viento.)
Hablaban a contrapelo. Interrumpiéndose.
Ah, tan descaradamente.
Vivían a la intemperie, que es el mismo lugar donde sentían.
Supongo que así nacieron.
No sabían de refugios, de techos, de amparos,
de patrocinios.
Estaban heridas de todo (y todo aquí quiere decir
la historia, el aire, el presente, el subjuntivo,
el contexto, la fuga).
Agnósticas más que ateas. Impactantes más
que hermosas. Vulnerables más que endebles. Vivas
más que tú. Más que yo. Estoicas más que fuertes.
Dichosas más que dichas.

Intolerantes. Sí. A veces.

¿Mencioné ya que eran brutales?
Caminaban en días de iracunda claridad como musas
de sí mismas
(eso ocurría sobre todo en el invierno cuando
los vientos del Santa Ana iban y venían
por los bulevares de Tijuana, arrastrando envolturas
de plástico y el polvo que obliga a cerrar los ojos
y negar la realidad)
a la orilla de todo, bamboleándose
eran la última gota que cuelga de la botella
(la mítica de la felicidad o la aún más mítica
que derrama el vaso o el sexo
impenetrable en la mismidad de su orificio)
y caían.

El colmo.
La epítome.
El acabose.

(Por debajo de estas frases debe olerse el tufo que deja
tras de sí el viento horizontal.)

Supongo que solo con el tiempo se volvieron así.

Con hombres o, a veces, sin ellos, besaban
labiodentalmente.
Y se mudaban de casa y se cambiaban los calcetines
y preparaban arroz.
Y bajaban las escaleras y tomaban taxis y no sentían
compasión.
Decían: Este es el viento que todo lo limpia.
Y pronunciaban la palabra. Enfáticas. Tenaces.
Prehumanas.

Tajantes. Sí. Con frecuencia.
Conmovedoras más que alucinadas. Sibilinas más
que conscientes. Subrepticias más que críticas.
Hipertextuales. Claridosas.

Estoy segura de que ya mencioné que eran brutales.

Fumaban de manera inequívoca.
Cambiaban de página con la devoción y el cuidado
minimalista de las enamoradas.
Siempre andaban enamoradas.
En los días sequísimos del Santa Ana elevaban
los rostros y se dedicaban a ver (podían pasar horas
así) esas aves que, sobre sus cabezas, remontaban
lúcidamente el antagonismo del aire.

Y el Santa Ana (y aquí debe oírse una y otra vez
la palabra) (una y otra vez) despeinaba entonces
sus vastas cabelleras ariscas. Sus cruentas pestañas
(una y otra vez).

Cristina Rivera Garza 


Jo

 

Me gusta Jo Nesbø. El personaje de Harry Hole es un clásico en la novela negra. He leído varios de sus libros.  Ahora en el escaparate de todas las librerías está su último trabajo “La casa de la noche”. Terminado. No está a la altura, ni de lejos, de sus anteriores títulos. Dicen (los editores, imagino) que es de terror, dicen los críticos (¿lo habrán leído?) que ánimo, que hay que leerla, que os gustará (previo pago, claro), os digo yo, es muy floja, no perdáis el tiempo. Vaya racha llevo.   


sábado, 17 de febrero de 2024

Y eso

 

Celia Reisman, Half Fall Hartford, 2018


Es curioso este trayecto. Voy de aquí (el dedo índice se toca el pecho a la altura del corazón) hasta aquí (es decir, esto que escribo). Entre estos dos puntos hay puertas, cerradas. Abriré alguna de ellas. ¿Qué habrá dentro? También voy de aquí (el otro dedo índice toca un punto inconcreto en mitad de la frente) hasta aquí (es decir, estas cosas que escribí y que ahí están). ¿Alguien me puede asegurar si toda esta matraca seguirá aquíVale. ¿Alguien me puede asegurar que seguirá viniendo? ¿Qué? ¿Alguien nos puede asegurar que este invento seguirá funcionando? Pues eso, no hay nada seguro con esta información volátil pero en Galicia habrá elecciones mañana mismo, ya ves. 

viernes, 16 de febrero de 2024

Carácter.

by Max Beckmann

No necesito arúspices escarbando en las entrañas de los  pollos ni en la harina de cebada. No me hacen falta sacerdotes adivinando en el tripudium, en la actitud de los reptiles, en  el vuelo anómalo de ciertas aves. No quiero presagios en los remolinos de los ríos, en el tintineo de campanillas, en los portentos, ni siquiera quiero augurio de relámpagos. No necesito nada de eso, lo sé,  te quiero, pero tampoco hay que ponerse así, joder, qué carácter.


jueves, 15 de febrero de 2024

Un años más o menos.

Il
Spring afternoon, 2022. Didier Lourenço, Spanish, b. 1968


Decía LacanAmar es dar lo que no se tiene.


Un año, mes arriba o abajo, demasiado, demasiado poco, tiempo, los meses han ido pasando sin darnos cuenta, aquí estamos, sin comunicación, ausentes, lejanos, sin saber si nos hemos amado o si todo ha sido un ejercicio de nostalgia, una barca en alta mar después del naufragio, un rescate boca a boca en el que no sabe quién es el ahogado y quién su salvador, un intercambio de emociones, una búsqueda, un ejercicio de regreso al punto de partida, somos los que éramos tanto tiempo atrás, inútil intentar cambiar la esencia, es así.

Decía Jean-Luc GodardEl amor es querer dar algo que no se tiene, a alguien que no lo quiere. 

miércoles, 14 de febrero de 2024

¿Se lee?

 

El escribano público se instala en una acera y espera a los clientes ofreciéndoles escribir cartas, certificados, documentos legales en español, alemán, inglés y portugués.


El texto que dejo aquí cada día es mucho más que lo que se lee (1).

Quizás ustedes no se han fijado pero también está escrito por el revés, por la parte de atrás de lo que se ve (2), es decir por lo que no se ve.

No solo eso, también descubre el misterio diario de estar vivos, encerrados entre lo que somos y lo que parecemos, no digamos lo que queremos ser (3), la dualidad de contar lo que ocurre cuando no ocurre e imaginar lo que ocurrió y lo hemos reconvertido en un recuerdo cómodo, favorable, amable, éramos así, ocurrió de esta forma aprovechando que nadie puede llevarnos la contraria (4).

Los textos que comparto tan a menudo son un antídoto, para ustedes y para mí. Es curioso que, al oficializarla, les protege de la rutina. Al menos tanto como que, a la vez, me inmuniza contra la tendencia al inmovilismo, a dejar que la mente se paralice, se adormezca, quede mecida en ayeres olvidando el presente.

En el enredo del blog con textos, fotografías, música y colores (5) lo mejor está en el misterio de saber quién somos (6), dónde vamos, de dónde venimos. En esta esquina jamás lo averiguaremos, pero aquí estamos, navegando en el oscuro río que nos lleva de sus fronteras (7) a la mía, de lo íntimo a lo público, de la distancia entre los ojos y el corazón, del oído al sentimiento, de la intuición a la certeza de saber que no hay más (8) de lo que hay.

Ya que estamos, entre nosotros, el texto es un pretexto, da igual lo que diga, lo que cuente, su presunta calidad, su nadería, su longitud o lo breve, que hable de amor o haya un vacío de frases sin sentido. Importa que esté, que se repita, vigilar la constancia, aventurar su cese, comprobar que algo, esta aventura de reiterar que nos leemos (9), tiene vigencia, aún.

De la curiosidad al cariño hay apenas tres pasos. Los damos, lo sé. Llegan los comentarios, los correos personales como presentes magníficos, privilegio de recibirlos, tiempo, criterio, respeto, sabiduría y, sobre todo, amistad. Por mi parte el afecto es una garantía, a los que hablan y a los que no, sin conoceros, sin posibilidad de negarme a ello, con egoísmo, sin condiciones. Estoy rendido, muchas gracias.

El texto que dejo aquí cada día es mucho más que lo que se lee (10).





(1) ¿se lee?
(2) ¿se ve?
(3) y no somos.
(4) excepto la conciencia y suele estar dormida.
(5) incluido el blanco del fondo.
(6) en varios sentidos.
(7) las de ustedes
(8) ni menos.
(9) ¿nos leemos?
(10) ¿se lee?

martes, 13 de febrero de 2024

Riesgo.

 


Dejar algo aquí, hoy, es arriesgado.

Cualquiera sabe.

Digo algo escrito, se pueden dejar canciones de señoras/es desconocidas/os para el vulgo y quedarnos tan anchos (y tan contentos), recomendar libros de autores sumergidos en la niebla de este quién es, citas del calendario zaragozano, predicciones sobre la cosecha, cálculos meteorológicos, pintarnos el ego de zascandiles de  playmóbil y tocar la gaita o instrumento similar.

Todo esto o quedarnos callados y seguir a lo nuestro.

Bueno, cada uno a lo suyo.

El problema empieza cuando lo nuestro es tan nuestro que no le importa a nadie.

O así.

lunes, 12 de febrero de 2024

La nostalgia de la mujer anfibio.

 


 La nostalgia de la mujer anfibio.

Cristina Sánchez-Andrade escribe bien, diría que muy bien. La historia esta bien contada, diría que muy bien contada. Comparan su estilo con el de nombres ilustres de la literatura gallega. Este libro tiene muchos elogios, sobre todo de los elogiadores oficiales que no digo yo que no, pero si has leído mucho a muchos/as sabes que además de vender ahora -el comercio- hace falta ese punto de más allá de lo que lees, la emoción, sentir que esas páginas te están cambiando la mirada y algo dentro...

Presiento que no te ha gustado demasiado.

No, sí, me ha gustado, escribe bien, no me ha emocionado, me ha parecido un producto, un estilo que vende, esto, escribir, es un negocio, etcétera.


Me gustó bastante.


Un consejo:

Lean a Álvaro Cunqueiro.

Sin dudar.

https://www.casamuseoalvarocunqueiro.es/bibliografia/


domingo, 11 de febrero de 2024

No somos



 Se humaniza mi alma.

Mi cuerpo se vuelve frágil.

Tantas palabras corriendo entre los números de los días fecundan mi espíritu, lo conmueven como un viento melancólico que llega de la mar con el dolor, el goce, la lluvia de horas, la emoción de los recuerdos, mi ayer vegetal, esta voz que crece y se divide en los huertos al lado del río, aquellos aún no inundados. 

El domingo baja entre las calles.

Nosotros ya no somos. 


sábado, 10 de febrero de 2024

El regreso del amante (4 y final)

 

Fred Stein. Sorry No More Today, 1942.

Ven, dulce amor, duerme a mi lado, mi capricho, se desvanece la ilusión, inquieta tapio las ventanas por si vuelves, enluto las cortinas, afilo cuchillos y mi lengua, los insultos, traidor, preparo sortilegios, venenos, ruin, oculto en mi pecho la salida, quemaré la cama, cada sábana que tocó tu cuerpo, quiero estrangularte, desgarrarte, morderte el cuello, clavar hierros en tu alma, si la tienes, pisarte los cojones, dar a los perros aquello que te cuelga, verter en un hondo hoyo tu sangre negra. Maldito amante que nunca regresa.

viernes, 9 de febrero de 2024

El regreso del amante (3)

 

Peter Stackpole     I'll Just be Waiting Over by the Slot Machines - Las Vegas     1950

Regresa mi chico guapo, mi hombre, una luz delicada huye al extremo del camino por el que las vacas volvían de la fuente. Me faltan balcones para esperar tu vuelta, miro sin ver y sin embargo, mi niño bonito, amante que gemías a mi lado, en mí, dentro, te has llevado los mapas, me he perdido, paso las páginas, se han apagado los soles, se me están doblando los dedos de esperarte, de estrujar el pañuelo de las lágrimas, que ya no, que no tengo, llueven hojas de otoño, florece, se agosta el cielo, los recuerdos, no vienes.

jueves, 8 de febrero de 2024

17 años

 


El regreso del amante (2)

 


Poeta de luz, escribías maravillas en mi cuerpo, colmabas mis muslos y la frente, derramándote, mi pequeño, hacías resplandecer mi rostro, a mí, entera, te esperaba abierta a la dulzura, estremecida, oh torrente de placer, milagro, rubor de terciopelo, caramelo de miel, esperanza, secreto, festejo, pasado, tanto, todo. Duerme, sueña con distancia sin clemencia, ay, que te arropo con las sábanas del viento, el mismo que se ha llevado fotografías rotas, música, voz, que ha dejado una silla vacía, soledad, un laberinto donde buscar mi herida.

miércoles, 7 de febrero de 2024

El regreso del amante (1)

 


Ven vida mía, tiéndete al lado de la ausencia, sobre las tablas del miedo, suelo y techo de nada. Vuelve, la esperanza se seca, muere el día, memoria sin color de un tiempo removido en olla desconsolada, cena fría de la despedida. Quemo incienso, busco tus huellas, intento desvelar la madrugada, amanecer contigo. Sentada en el pliegue del error, no veo, rey, aturdida y discreta, me conformo, aquí, tan sola, con espejos y alhelíes, exaltada, custodiando la puerta que da al prado donde reíamos y éramos, mi bien, ternura.

martes, 6 de febrero de 2024

Derrota

Enki Bilal


Viajamos.

Al regreso, un día, no sé cuál, cuándo, por qué, te acostaste en el borde de ti misma, sujetaste el cuerpo insumiso y tatuaste la tiranía de los preceptos sobre tu piel austera.

Llevabas ceniza en los cabellos.

No supe si aquello era un desprecio, miedo, pureza o una espera del sí en la arteria de ser otros.

Ahora, otra vez te has vencido.

Siempre te derrotas.

lunes, 5 de febrero de 2024

Pequeñez

HIROSHI YOSHIDA Berkshire Hill, 1905


Somos tantos los humanos que es difícil ser/hacer algo diferente a lo que otros hacen/han hecho. Ser original, novedoso, inventar, sorprender, incluso el esfuerzo de recordar todo lo que se ha olvidado está al alcance de pocos. Aún así ahí vamos, dentro de una ciudad que está en un país, en un continente, en un planeta, en una constelación que a su vez está dentro/cerca/lejísimos de otras constelaciones, el universo, amigo, y tu/mi ombligo es en sí mismo un universo, ya ves. 

domingo, 4 de febrero de 2024

Así me va.

 

(Pedro M. Martínez)

Señoras y señores, que quiero contar acerca de, a propósito de, sobre, de, pero resulta que lo que hay es que no hay y para observar lo que nos rodea debemos observarnos a nosotros mismos y en mi caso me tengo muy observado por una parte y miedo me da entrar en la cara oculta de mi luna, que se pierden todos los cohetes en el mar de la tranquilidad. Debo trazar mapas de mi pensamiento, dibujar las líneas por las que he circulado, lo que ya he dicho, armarme de infinita paciencia y desarmarme de miedo a escribir con las tripas tal y como me aconseja Teresa que de estas cosas sabe un rato y ayer Berlín, hoy Londres, mañana New York, el lunes Barcelona  y aquí estamos mirando a la luna que, oiga, la veo como siempre. Así nos/me va.

sábado, 3 de febrero de 2024

Por comentarlo.


Hay un problema con los espejos, solo se ve el reflejo de lo que está delante. Te mueves un poco hacia la derecha y ya no te ves, o solo te ves una oreja, parte. No se ve lo de dentro, lo de detrás, lo interno, lo de la frente, del corazón, las intenciones, las emociones, las sensaciones, las frustraciones, las fluctuaciones de hoy arriba, mañana abajo, las circunvalaciones de aurículas y ventrículos, lo del impulso, que se te para el motor y adiós problemas, se los dejas a los que quedan. Ocurre que si no sabemos si vamos a llegar al sábado no sé para qué nos preocupamos de qué haremos el domingo. Ocurre que si no sabemos cómo somos nosotros mismos no podemos saber cómo son los demás. Ocurre que no tengo ni idea de nada, no, pues eso, por comentar

 

viernes, 2 de febrero de 2024

Parker y el absurdo

 

Pedro M. Martínez

Nadie reía, estaba Parker a sus cosas, del coro al caño y del caño al coro, cuando advirtió la presencia en la habitación de un pequeño elefante, ni rastro de la Martinelli. Heterosexualidad. Alarmado por los gorjeos súbitos que, ya se sabe, se empieza con la jerga y a saber cómo termina uno, se asomó a la ventana, el   elefantito a su lado con mirada enjaulada, y se asombró de la pequeñez de los transeúntes allí abajo, como hormigas con sombrero (aunque no lo haya dicho, nótese que este fragmento transcurre en New York en el 1929. La causa no está clara con lo que tampoco vamos a agobiar al señor que escribe que ya sabemos cómo se pone si le llevan la contraria. La vanidad bien entendida empieza por uno mismo). Parker es un hombre de todo o nada y encorajinado por las ausencias decidió que dejar abierta la puerta de la habitación era la mejor opción, no solo eso sino la única (él no sabe que así es como entraron los pájaros del Sur, gorriones y un tordo). Aquel hotel cerca de Penn Station tenía selladas ventanas y puertas para evitar la moda de planear por los pasillos y lo que  pudo ser una hazaña se convirtió en un nueva frustración. Oaxaca. A partir de aquí y visto que las profundas reflexiones del señor Parker no llegan antes que la liebre nos encaramaremos a lomos de su tortuga y que salga el sol por donde quiera. Eso es el amor y este es un test para comprobar los límites de aguante del absurdo. Que se lo pregunten a  Wittgenstein. Hay cuerpos que no están cuando tienen que estar y así va la cosa.


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