viernes, 31 de mayo de 2024

Pacifiction.

 

 

Es larga, 165 minutos.

Es compleja, no sé si he entendido algo.

Benoît Magimel se luce en un papel en el que no sabes si va o si viene.

Albert Serra está reconocido como un cineasta extraordinario.  

Es la mejor película del año 2022, según Cahiers du Cinéma.

La película es diferente, hipnótica, aburrida, críptica, inquietante, sensual, rompedora, sorprendente, desconcertante, lánguida, llena de colores, de sugerencias, de pistas, de mentiras, misteriosa, nos avisa de  una amenaza latente, es melancólica, contradictoria, con personajes equívocos, con paisajes maravillosos, Tahití en la Polinesia francesa es un espectáculo, inclasificable, para verla con calma,  exigente con el espectador, para sibaritas del Cine.   




https://www.espinof.com/criticas/pacifiction-albert-serra-aborda-poscolonialismo-hipnotica-obra-165-minutos-irritante-como-llena-interes-que-compitio-palma-oro-cannes


https://letraslibres.com/cine-tv/ernesto-diezmartinez-pacifiction-albert-serra/

jueves, 30 de mayo de 2024

Pobre de mí.

 

A Treat for her Pet, 1871 by Edouard-Marie-Guillaume Dubufe (French, 1853–1909)


Créanme es fea, pero solo si la miras desde un balcón. Para un cantamañanas como yo no fue difícil verla, aunque para ello tuve que sacar medio cuerpo fuera a riesgo de romperme la crisma. En aquel momento no medí por qué me arriesgaba tanto, soy desmedido.

Es fea, decía, pero solo si no metes la cabeza en su pecho y ojeas por dentro, entonces, ay entonces. Lo hice, me curé, dejé de ser un cantamañanas, entré en un estado de absoluta rendición, un bendito. De ahí pase a quitarme el velo y deslumbrarme con su belleza. Vendo cupones por las esquinas, compro postales de su ciudad para no olvidarla, me pongo la chaqueta del revés y a punto he estado de ser arrestado por desacato a las normas.

Créanme ella es bella y canto sus canciones en varios idiomas, pinto su nombre por las paredes, le envío mensajes con golondrinas revolucionarias. El problema es que ahora ella se ha vuelto una cantamañanas y yo sigo feo. Pobre de mí.

miércoles, 29 de mayo de 2024

Zack Zdrale

Zack Zdrale


¿Qué hacía antes de lo de la deriva de los continentes?

Lo conté hace algún tiempo en un largo escrito, el proceso de encuentro / acercamiento / encantamiento / apasionamiento / explosión / alejamiento / desencuentro. 
Me salió bien bonito, parecía real.

También conté de aquella vez en la que me mojé, cuando me metí en el agua, no recuerdo si era piscina, arroyo, mar abierto o charco, hace mucho. 
Me salió realmente mal, no, el texto no, lo otro, salí hundido, chorreando, con una sardina en la oreja, tiritando.
Lo mío no es el agua.

martes, 28 de mayo de 2024

Mis cartas y Dylan.


Cuando lo del laboratorio, en alguno de aquellos quince años,  como contraste con  los Beatles que tanto escuchábamos en el piso del Tívoli, compré un libro sobre Dylan. Componía canciones largas, extrañas, con imágenes como incendios, con una voz que raspaba. Ves un cuadro de Cy Twombly y piensas que puedes pintar así, leía a Bob Dylan y pensaba que  podía escribir así. No era cierto, la pura verdad es que quería acercarme a alguna de las tres secretarias del ingeniero jefe, en realidad a las tres. Por eso empecé a enseñarles mis textos. Ellas no entendían nada, no apreciaban que dejaba el azufre y los carbonos a un lado y escribía sin parar, imaginando y retorciendo las frases para que sonasen como campanillas, como mariposas alrededor de una lámpara. No sé si logré una prosa digna, lo cierto es que de ninguna de las tres obtuve ni siquiera un beso, una mano que acariciase mi inseguridad, mis miedos. Pero de  aquello torpes intentos literarios salió una afición, dos, escribir y utilizarlo para encontrar cierta clase de acercamiento. Ingenuidad o malicia, pero buscar palabras que reflejasen una búsqueda, el desconcierto, los anhelos, retrasaba la frustración del no y mi despiste de entonces. Es curioso, lo compruebo ahora, también dejaba recuerdos en amigos que estaban fuera, más que en amigas, aún hoy, cuando los gin tonic´ o las confidencias desatan la prevención, me comentan que conservan todas mis cartas, todo aquello que les escribí.


lunes, 27 de mayo de 2024

Desapariciones.

 




Volaban las brujas por el cielo de Fisterra, mi lengua chasqueaba, repetía una salmodia «¿qué será de nosotros?», se desbordaban los ríos, el agua estancada en los pozos se volvía negra, las paredes se fracturaban, aparecían cabezas de niños entre las ramas de los árboles (olmos concretamente), el dinero era un factor, el factor, la factoría de las contrariedades, la cornisa de un tejado, la preferida por los suicidas, la bisagra que abría o cerraba una puerta ondulante, una explosión de perdón y nervios, voces, ella escuchaba voces, los tilos de la avenida destilaban un líquido verde, pútrido, morían las hormigas y las gacelas, las traineras surcaban la ría y los remeros miraban obstinados, intranquilos, un horizonte detrás de las olas de la barra del puerto, pegué mi oreja al suelo reseco, a la tierra sembrada de augurios, ecos de ayer, presagios de mañana, toqué su cadera y estaba fría, quise tocar su corazón y nada había, cesaron las imágenes, los ruidos, la habitación se llenó de niebla y desaparecimos, los dos.

domingo, 26 de mayo de 2024

La segunda parte de Parker concupiscente




Parker me ha vuelto a llamar. Dice que ha estado con Marie y que sabe, que ya va entendiendo lo que es la concupiscencia.

Me lo explica, con lentitud, recreándose.

Dice que Marie ha llegado a la cita como la reina de Alejandría, bellísima.

Dice que Marie es muy atractiva, magnética. Algo le molestaba en el hombro. De forma natural me ha enseñado el leve y delicado tirante de su sostén, negro. Dejaba un delicioso surco en su piel tersa y blanca. Es tan espontánea.

Mientras paseaban tomados de la mano por el muelle nuevo relucían los yates en los pantalanes, cabeceaba un viejo pesquero pintado de verde, estaban los mástiles con banderolas de fiesta, Marie reía y entre sus labios brillaba la eternidad.
  
Volvían a puerto las barcas de los que cacean a verdeles, los botes de jubilados que intentan cenar chipirones encebollados. El frío viento del norte que riza la superficie de la bahía llenando el mar de espumas hace que Parker y Marie junten las cabezas susurrándose confidencias al oído mientras pasan al lado de aburridos pescadores de congrios, de las que cosen las redes, de los gatos indiferentes.

Sin pretenderlo (o sí), Parker roza el costado de Marie debajo de su chaqueta acolchada y en cada poro de su cuerpo se izan banderas de alerta, un tambor que avisa, un temeroso ejército de esclavos levanta una pirámide, ríe el faraón de Egipto sentado en su trono de marfil, de perfil. Parker siente la celebración de la primavera y todas las músicas, el deseo de amar a Marie de norte a sur, colocar una brújula en su frente y explorarla más allá de sus fronteras, sus pero bueno, la línea Maginot, el día D y cómo es que tiene tanto calor con ese frío.

Parker entiende lo que concupiscencia, tiene un deseo desmedido de satisfacción carnal con Marie y ya no se muerde la lengua.   

Justo en ese momento se producen las interferencias telefónicas típicas de media tarde y la voz de Parker se pierde hasta mañana.


Moral católica

En su sentido más general y etimológico, concupiscencia es el deseo que el alma siente por lo que le produce satisfacción, "Deseo desmedido" no en el sentido del bien moral, sino en el de lo que produce satisfacción carnal; en el uso propio de la teología moral católica, la concupiscencia es un apetito bajo contrario a la razón. Aquí apetito quiere decir inclinación interna, y la referencia a la razón tiene que ver con la oposición entre lo sexual y lo racional, no con el uso común de la palabra razón. El objeto del apetito sensual, concupiscente, es la gratificación de los sentidos, mientras que el del apetito racional es el bien de la naturaleza humana, y consiste en la subordinación de la razón a Dios. En la práctica se llama apetito al apetito sensual, o concupiscente, y razón al apetito racional así entendido.

La Iglesia Católica distingue entre concupiscencia actual, que son los deseos desordenados, y concupiscencia habitual, que es la propensión a sentir esos deseos. La concupiscencia no se identifica en la moral católica con el pecado, sino con la inclinación a cometerlo, pero en la fe cristiana sí se identifica con el mal puesto que la Biblia así lo describe en la Epístola Universal de Santiago, capítulo primero versículos 13 al 15: "Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte". Esto tiene que ver con las distintas interpretaciones del pecado original, que para los teólogos cristianos corrompió la naturaleza humana, hasta entonces inclinada al bien, y para los católicos privó a los hombres del don que hasta entonces compensaba la propensión de la naturaleza humana, desde su mismo origen, hacia el mal.

La inclinación al mal del bautizado es explicada de diferente manera por católicos y por cristianos. Para la Iglesia Católica, por el bautismo le es perdonado al católico el pecado original (aunque ésta tradición no tiene ningún sustento Bíblico), aunque no es eximido de sus consecuencias por él; así que no recupera el don perdido, igual que no recupera la inmortalidad corporal, que si bien no era parte de la naturaleza propiamente humana antes del pecado de los primeros padres, sí se ha considerado como una gracia especial de la que gozaban los primeros padres Adan y Eva. Esta gracia de la inmortalidad se perdió como castigo a su pecado. Los cristianos, basados solamente en el verdadero significado del bautismo como se describe en las Sagradas Escrituras, consideran que el bautismo no perdona ningún pecado, y por eso no desaparece con él la concupiscencia.
Desde sus inicios, en el catolicismo se han definido tres enemigos del alma, que son el origen de la concupiscencia, a saber, el mundo, el demonio, y la carne.
(De Wikipedia)

sábado, 25 de mayo de 2024

Parker concupiscente.

 Concupiscencia.


En la teología cristiana, se llama concupiscencia (del latín concupiscentĭa, de cupere, desear, reforzado con el prefijo con) a la propensión natural de los seres humanos a obrar el mal, como consecuencia del pecado original.

La especial insistencia de la enseñanza moral cristiana en centrarse en las cuestiones de conducta sexual, ha producido un cierto riesgo en el significado, dotándolo de ese contenido, que se observa en expresiones como «miradas concupiscentes». Sin embargo, el concepto es más general, y atañe a todas las dimensiones de la conducta. Según el Diccionario de la lengua española (de la Real Academia Española) la concupiscencia es, ‘en la moral católica, deseo de los bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos’. (De Wikipedia)




Parker intenta un crucigrama. Sale la palabra concupiscencia. No sabe qué es eso. Lee su definición (en la moral católica, deseo de los bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos). Se sorprende. Él no desea bienes terrenos y no sabe cómo medir su apetito de placeres. Mucho menos sabría limitar lo desordenado o lo deshonesto en esa cuestión. Es más, aun siendo como es un ciudadano respetuoso con ideas y creencias ajenas, como el alma y el cuerpo le piden satisfacción a todas horas, le parece un concepto inquietante.

Sigue con el crucigrama, el tres vertical, el cuatro horizontal, pero esa palabra, tan larga, le sigue bailando ante los ojos, concupiscencia. Parker es más de al pan, pan y al vino, vino y esa propensión natural de los seres humanos a obrar mal le suena a cuento chino, a negocio, a gato por liebre, a desafío. No recuerda en sus comportamientos esa propensión, al contrario, su propensión es hacia el bien de los semejantes, empieza por su propio bien y sigue por ellos, los semejantes. Con los que no son semejantes tiene más problema pero lo soluciona eludiéndolos en la medida de lo posible.

Mientras me cuenta todo esto, por teléfono, se muerde la lengua, para no decir todo lo que piensa –musita. No le entiendo demasiado bien. Entre su idioma y lo de la lengua debo traducir sonidos, palabras entrecortadas, ideas truncadas  y, claro, así no hay forma de escribir. Cuelgo (el teléfono).

viernes, 24 de mayo de 2024

Tirad sobre el pianista

 


Como me han aconsejado tranquilidad me dedico a ver películas, “Tirad sobre el pianista” (1960). La segunda película de Trufaut. Un juego. Un intento de cine negro de serie B. Un Aznavour actor. Paris a veces. La vida como era, o parecida. Gánsters simpáticos. Malos que parecen buenos. Señoras que se enamoran. Señoras que viven la noche. ¿Era así la vida cotidiana? Nouvelle vague que una vez fue lo más. Críticos que hacían cine o al revés. Ver una película de 1960 con ojos de 2024, se necesita un esfuerzo, adaptarse al ritmo que marca el director que dentro de lo trágico hace bromas con la cámara, con los actores con la música, con el guion, juega. No se estrenó “entonces” aquí.  Me ha gustado,   

Ciclo Aki Kaurismäki

 


Ciclo  Aki Kaurismäki  

Comienza “La chica de la fábrica de cerillas” (1990) con una frase de “Angélica” una serie de novelas muy populares en toda Europa. Luego sigue en el más puro estilo Kaurismäki, es decir para cortarse las venas. Eso sí, puro cine, personal, efectivo, reconocible, con sello. Los personajes son desoladores, el ambiente  sombrío, el tema no por más  conocido menos triste, la vida en esa Finlandia me parece como para emigrar a la primera oportunidad. Con todo, la película me ha gustado.



Ya puestos he seguido con “Ariel” (1988), soy incorregible. Casi una road movie, casi una película de aventuras, casi una historia de amor, casi no tan triste. Pero, no, seguimos con el estilo Kaurismäki, no me he cortado las venas pero he estado a punto. Este señor te gusta o no te gusta, aquí, como el protagonista es masculino sale con más decoro dentro de lo trágico, más cosas no le pueden pasar, pobre hombre. También me ha gustado pero de momento dejo el ciclo y busco algo más alegre que me está entrando un agobio…




jueves, 23 de mayo de 2024

Parker vidente



Parker tenía una novia doctorada en descifrar los sueños.

Vivía de lo onírico pero no descuidaba lo erótico.

Todo iba bien entre los dos hasta que a ella le entró la videncia.

Adivinaba no solo lo que había pasado sino lo que iba a pasar.

Por eso dejó su trabajo y a Parker. Se dedicó a pronosticar bodas de famosos, cambios de presidente, bautizos, inundaciones en Filipinas, catástrofes diversas. Colaboraba en varios programas de televisión y en una revista de moda. A veces acertaba, a veces no.

Lo nuclear lo clavó pero nadie le hizo caso.

A través del cristal del refugio Parker ve la soledad del caos, se pregunta si es el único que atendió la predicción.

En la cuarentena tendrá tiempo para contestarse.

miércoles, 22 de mayo de 2024

Un hombre sin pasado


 

Un hombre sin pasado

Finlandia está muy lejos (al menos de mi aquí y ahora). Aki Kaurismäki también está muy lejos del cine que hacen otros, él hace el suyo, personal, escueto, sencillo pero efectivo, del lado de los que no tienen, un colega.

No sé si en Finlandia el sentido del humor es como el de este señor pero cuesta pillarle el truco, saber que ese momento trágico tiene su lado de humor, a veces negro, a veces surrealista, ¿filandés?, pero te ríes. Por precisar, hay momentos que me recuerdan a Buñuel, otros a Almodovar, otros incluso al cine mudo.  La fotografía, la luz, los diálogos, los actores, la música, la esperanza dentro de la pobreza, la dignidad, la supervivencia, el amor.  Aki Kaurismäki en estado puro. Para amantes del Cine (sin prejuicios)




martes, 21 de mayo de 2024

Felizmente casados

 


Felizmente casados” (Filmin, 10 capítulos) es una serie canadiense de 2020 ambientada en 1974 que empecé a ver sin demasiadas esperanzas, una mezcla de experimento raro, cutre, bizarro y sin embargo curiosa, divertida, sorprendente, tocando temas serios dentro de una aparente superficialidad, con actores desconocidos (para mí), unas actuaciones entre histriónicas y ajustadas a un guion alocado, con giros inteligentes, personajes sorprendentes  y golpes efectistas dentro de una comedia negra que no lo parece. La he terminado con una sonrisa. Una serie diferente, abstenerse puristas.



lunes, 20 de mayo de 2024

Anclada al recuerdo



No quiero cambiar ni un solo párrafo al recuerdo.

Me miraste y la lluvia cesó, me encontré y queriéndote me quise, me viste bella y supe que lo era, me deseaste y llenaste mi cuerpo de deseo, una avidez verde, de tempestad, de pañuelos de seda y tanta dulzura.

Entre mis brazos eras tan hombre que pudiste llorar, desperdigar tu infancia de juegos y distancia, ser tú y otros, todos. Aunque detrás de los postigos hubiera oscuridad, caballos dormidos, árboles deshojados, nunca llegaba la noche, cuando yacíamos, siendo uno, era de día, relucían las naranjas y mi alma, alma mía.

Solo anocheció cuando quise, cuando el miedo detuvo la caricia de tus manos en mis muslos, te llenó la boca de palabras huecas. Ya no estabas, lo supe, tenías la cabeza dividida, confundías los nombres, las citas, se te llenó el pecho de relojes retorcidos, huraños, me amabas de prisa, sin besarme, sin esparcir flores de lavanda, sin Mozart, con grillos.

Naufragamos en la oscuridad, nuestros cuerpos se acoplaban como antes y gemía, vaya que sí, extendías aceite en mis heridas pero ya era otra y lo supiste, descubriste las ruinas y las olas, los pájaros en las nubes, la mirada ausente, tampoco tú  eras y la fecha estaba en rojo y hambre, la búsqueda en el baúl, el oblicuo cansancio, las gaviotas.

Sentada en la penumbra te imagino, quizás una sombra en el muro, el viento que agita las sábanas tras la verja, mis caderas ansiosas, las nubes que no cesan, un barranco al sur donde las cabras juegan, mis brazos abiertos frente a un mar amargo, las aves que no vuelven al jardín, la tórtola que ayer nos despertaba, aquella anciana en su sillón de mimbre, los barcos en el puerto, el ruido que zumba en mi cabeza, erraste el rumbo tibio, mi itinerario es añorarte ahora, eres lo perdido, sin mapas, sin regreso, la ausencia.  

No quiero cambiar ni un solo párrafo al recuerdo.

domingo, 19 de mayo de 2024

Hoy es domingo


Soho, London - May 2024 © Niall McDiarmid

     

Hoy es un domingo de constelaciones, un día de iluminación a través de textos que encontré debajo de una piedra, cuando fui alacrán, cuando las evocaciones, los recuerdos, estaban en la celda 214 del penal aquel, una conexión de elementos independientes en una primera mirada, convergentes en la segunda y un solo elemento en la tercera y última que es cuando me bajo ya que aquí es mi parada.  


(Vaya, ahora que se ponía interesante). 

 https://thirdmanstore.co.uk/

sábado, 18 de mayo de 2024

Preguntas y respuestas.



El blog Glup (2.0) es un robot, funciona con monedas de 2 euros. Introduzco mis ahorros mentales por la ranura y se hace la luz del post diario. Como todo, esto tiene partes buenas y malas. Sé la parte mala, me impide desarrollar mi (posible) creatividad, todo el mérito se lo lleva la máquina, el medio, el mensaje se diluye como agüita clara por un desagüe desasosegado. La parte buena es el cariño (*).

 


Lo digo porque una amable visitante me dice/escribe/pregunta sobre las líneas negras al lado del título. Son los cables que van al enchufe. Es decir, hay que estar enchufado, conectado, comunicado, en onda, atento a la jugada, presto para rematar, Mbappé permanente al borde del área, sin fueras de juego.

Otra visitante (¿solo entran señoras y señoritas al blog?) se interesa por Parker. Pues bien, querida dama, Parker no existe, ni Marie, posiblemente ni usted ni yo existamos y a veces veamos muertos. Solo existe lo que no existe, vamos y venimos por estas páginas con nombres imaginativos pero estrafalarios, todo es ficción y apenas hay fricción (que es lo rico, lo que es).

Y así va la cosa.

* (Kiko Veneno además de "está muy bien eso del cariño"  también dice  "te estoy hablando de respeto")

viernes, 17 de mayo de 2024

La conquête de l'ubiquité


"En todas las artes hay una parte física que no puede ser tratada como antaño que no puede sustraerse a la acometividad del conocimiento y la fuerza modernos. Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son desde hace veinte años, lo que han venido siendo desde siempre. Es preciso contar con que novedades tan grandes transformen toda la técnica de las artes y operen por tanto sobre la inventiva, llegando quizás hasta a modificar de una manera maravillosa la noción misma de arte"



Este párrafo pertenece a "La conquête de l'ubiquité" y lo escribía Paul Valéry en 1934. 
No sé qué hubiese escrito de haber conocido internet y todas sus posibilidades.

Desde que internet entró en mi vida se convirtió en un puro link, todavía salto de acá para allá queriendo beber en todas las fuentes. Como un niño en una juguetería interminable quiero conocer todo, tocar todo, subirme en todos los artilugios giratorios, disfrutar de las luces, música, colores, literatura, del saber, abrir todas las puertas a mundos nuevos, chupar las paredes de esta casa de chocolate y caramelo, disfrutar sin fin de este conocimiento compartido. 

Pero es tiempo de parar, ya es viernes.
Te deseo lo mejor para este fin de semana, estés donde estés y seas quién seas.

jueves, 16 de mayo de 2024

Fin



Primera parte.


Ella dormía a mi lado.

A mi lado era un territorio de límites difusos. Empezaba entre el Éufrates y el Tigris y terminaba en el desierto de Atacama. O así. Por esa zona.

Incluso Ella también era difusa.

También puede ser que fuese yo quién estuviese confuso y limitado.

Aterrado.

Al principio el proceso de comunicación era satisfactorio, estaba lleno de aromas, sabores, tactos, fluidos, complicidad, goce, eso, sí.

Pero hay un momento, uno, en el que el proceso se altera. Más o menos se puede resumir así:·         
  • Estoy cansada.
  • No
  • Uhhf.
  • (Silencio)
Ella dormía a mi lado y la noche era más larga, las sábanas estaban tapizadas de botellas vacías, una pared puntiaguda, perros negros rondando, rotundos vigilantes de una imaginaria pero inamovible línea, una grieta que sangraba, un abismo, nada que ver con el país tropical de antaño.  


Segunda parte

Pasaron demasiadas cosas y no pasó nada,

Ahora duermo solo. Dormir es una forma de definir mi insomnio. Soledad es una certera definición de mi ahora. Dolor es la segunda acepción. Hastío la tercera. Y fin la forma de terminar esta confesión. 

Fin.

miércoles, 15 de mayo de 2024

Memoria

Tural Xidir


Hoy me clavo unas tijeras de pena en el muslo. Me las clavo de nuevo. Y otra vez. Voy dejando gruesas gotas de sangre que forman círculos. Me bajo en la próxima. La busco. Grito su nombre por las alamedas. Me voy a dormir como un clochard sobre los cartones, bajo los arcos de Santa Ana.

Me despierto ahora con la música de violinistas ciegos y estoy desnudo delante de toros negros en campos de aire, de luz, de nada.

¿Qué ocurre?

Ocurre que me aventuro y arropo con cartas inciertas, con simulaciones literarias porque aún no he escrito las palabras que digan lo que pueden decir y escarbo en la raíz de mi escritura hasta encontrar lo no dicho.

Aún no lo he encontrado. 

(No me extraña)

martes, 14 de mayo de 2024

La zona de interés.


 

La zona de interés.

Me resistía a verla. No sé si decir que me ha gustado es correcto. Me parece una buena película sobre el Horror. Realmente eran así, seguro, igual que ahora en Ucrania o en Gaza o en tantos lugares donde los mejor armados matan a sus enemigos y a los indefensos. La película es terrible, dentro de la amabilidad, de la cotidianidad, dentro de esa plácida vida familiar está encerrada toda la tragedia del Holocausto. También lo que nosotros, ahora, con tanta información, no queremos asimilar.  Merece la pena  ver esta película.

https://revistacalibre38.com/2024/02/21/cine-la-zona-de-interes-de-jonathan-glazer/


Anna Pacheco


  

Estuve aquí y me acordé de vosotros.

Anna Pacheco.

 

Un ensayo. Menor. Qué sorpresa, la diferencia de clases, el poder totalizador del dinero, el turismo como una maquina destructora, el ocio como barrera. Me produce cierta sensación de ingenuidad de la autora mientras leo ¿no sabía que era así? También me da rabia, he sufrido esos personajes, arriba y abajo, esas situaciones, ese sálvese quién pueda. En fin, es corto y voluntarioso.  


https://www.diaridetarragona.com/cultura/encuentros/arriba-deben-tener-sus-propios-problemas-JD19298573

https://www.elconfidencial.com/espana/andalucia/2024-03-17/lado-oscuro-turismo-li


lunes, 13 de mayo de 2024

Cuento de un señor mayor y Raquel Welch.


 

Érase una vez un señor mayor que pensaba que siempre se morían los otros (y tenía razón, de momento), que los médicos no tenían ni idea de lo de dentro del cuerpo humano (qué sabrán ellos) y que una vida sin vicios (defíname vicios) y mucho ejercicio físico garantizaban una larga vida sin enfermedades. Este señor era ignorante y atrevido (aunque durante un largo tiempo no le fue tan mal).

Un día, una ventolera, le dio por visitar por primera vez a su médica de Osakidetza (que ya le vale, a estas alturas con el historial en blanco).  Todo bien pero “con tu edad y el colesterol, un electrocardiograma”·. Se lo hace. Todo bien pero “ese pico ¿ves?, a la cardióloga”.  Y va. Todo bien pero “para quedarnos tranquilos, prueba de esfuerzo”. Se la  hace. Todo bien pero “por si acaso, cateterismo”. De acuerdo, dice (cosa rara con lo cabezón que es ese hombre).

“Viaje fantástico” con Raquel Welch (y otros) entrando  en el torrente sanguíneo del profesor Bennet para alcanzar   los tejidos dañados del cerebro y lograr su curación. Pues así mismo, por un agujerito en la muñeca del señor mayor le introducen un…(no quiero ni pensarlo) hasta el corazón (ay) y tiene una arteria coronaria absolutamente obstruida (se la reparan) y otras dos allá que te vi (se las repararán en breve) y después de una noche en observación (por si acaso) sin saber si Raquel Welch está dentro o fuera ya anda por ahí caminando sin pasarse, prudente, pensando que  “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”, que  los médicos sí tienen idea de lo de dentro de uno, que olé  la sanidad pública y las bondades de la medicina preventiva, que no hay como ver las orejas al lobo para cambiar de impresión y colorín colorado este cuento no ha terminado (en breve la segunda parte).

Refrán: más vale prevenir que lamentar.

Refrán dos: nadie escarmienta en cabeza ajena.

Refrán tres; cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar (resulta que ahora me entero que tengo varios amigos con mas stent que yo, no somos nada).

  

domingo, 12 de mayo de 2024

No sé si sabré contarlo.

Yves Brayer (French, 1907‑1990), Le Bal de la Liberation, 1945.

No sé si sabré contarlo.

El sol entraba por la ventana aquel día que nos acostamos, el primero,  entonces pensé en las veces que había imaginado este momento, tu casa rodeada de rododendros y las sábanas blancas aireándose con la brisa que venía del mar, pájaros rojos y niños en bicicleta que saludaban con la mano al pasar.  

Mi chaqueta azul que habías colgado con cuidado de una percha me producía una curiosa sensación, un extraño en tu cama, con libros de autoayuda en la mesilla y fotografías de toda una vida por las  paredes, tus hijos pequeños, tus padres, ni rastro de Mark.

Antes habíamos tomado café con ese pastel de limón que te sale delicioso, nos hablábamos de esto y aquello, nos atropellábamos, nos quitábamos la palabra fingiendo tranquilidad. Entonces te besé, me levanté y te besé, un beso largo, dulce pero enérgico, tan largo que los dos nos quedamos sin aliento y aun así, en aquel momento, pude darme cuenta que el salón estaba lleno de flores. También me di cuenta que aquel primer beso necesitaba otro, y otro, cerraste los ojos y suspiraste y ahí estábamos, abrazados, de pie, un poco torpes, sin saber muy bien si debíamos seguir.

Fuera de la casa seguro que volaban las gaviotas, los niños jugaban al escondite y al salto de cabra, alguna señora volvía del mercado con grandes bolsas y no había sitio para aparcar porque era un buen día y la playa estaría llena de veraneantes. Nada de esto nos importaba cuando te sugerí sentarnos en el sofá negro y nos acariciamos, bueno, te acaricié, ya que tú no sabías si el límite estaba en el borde de tu falda o en el cuello y mis manos te disuadían de poner fronteras hasta que te sorprendí justo debajo de tu ombligo.

Fue un largo suspiro, bajaste los ojos y los centinelas del pudor desaparecieron, se hizo el silencio fuera, la casa quedó incomunicada y dijiste eso que después se hizo costumbre, ¿vamos arriba?  Subimos de la mano, besándonos, no lo podía creer, te quitaste la ropa muy despacio, mirándome y desnuda doblaste mis pantalones en una percha, acomodaste la chaqueta y escondiste los calcetines dentro de los zapatos antes de juntar nuestros cuerpos y que el mundo conocido desapareciera.

Ahora me miras sonriendo, una flor en el pelo, el olor de la higuera entrando por la ventana, también las altas voces del mercado semanal bajo el hotel, no sé dónde estamos, en qué lugar del Sur, sin ojos que nos vigilen, ocultos, espías, las casas blancas, con barrotes de hierro y música saliendo por las chimeneas. No fue así- me dices- te abracé y tú no sabías si debías besarme o salir corriendo. Cuando sentiste mi pecho velludo en tus senos temblaste, parecía que se había desbocado tu corazón.

Por la calle pasa un hombre montado en un burro, las casas están adornadas con tiestos de geranios y jazmines, también hay cactus y una mujer barre el polvo de la entrada, hace calor.

Anda, ven –dice- lo has contado muy mal, inténtalo de nuevo.

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