martes, 31 de mayo de 2022

Ya falta menos

  Un libro ha de ser un peligro. (Cioran)




Uno (1) va y viene por acá y por allá, quizás buscando (se), aprendiendo en los contrastes, en la diversidad, en la riqueza de individuos, paisajes, situaciones, interior de personas y países, quizás intentando aprovechar bonanzas y oportunidades, el momento en que los dioses extienden sus brazos protectores.

Uno (2) no reconoce otras fronteras o banderas que las del amor, la sinceridad, la cultura, la simpatía, ciertas miradas o algunos montes casi imposibles de traspasar (3).

Sigue la vida y he conseguido ir y venir en realidad, es decir he estado, es decir mi cabeza ha acompañado al resto, es decir he recorrido los diferentes senderos en cuerpo y alma, los ojos acompasando el andar, sin tener el corazón en otro lado, viviendo los momentos desde dentro, no desde el observatorio carcelero de entonces. No reniego de ese entonces, que conste, pero la vida sigue (4) y hay que aprovechar cada momento sin tormenta, cada rayo de sol de la alegría, sólo existe el ahora (5).

Filosofía de manual, elementales normas de supervivencia emocional, pensamientos de buena voluntad en este tiempo de primavera con demasiado calor fuera y la casa llena y vacía y llena, así, un ajetreo.

Con tanto recorrido en los últimos tiempos sé que algo muy íntimo (me) encontré en al otro lado del mapa (también depende de dónde lo dobles), una experiencia profunda, gentes, pequeños pueblos, bosques, alturas, emociones a flor de alma, descubrimientos en mi caminar, pertenencia a una corriente invisible pero cierta.

Uno (6) que sufre por no creer en casi nada, encontró un extremo del enredado ovillo de la trascendencia, una esperanza, una puerta. Además aventé tantas cosas malas en el confín de la tierra (al menos de la que conocía) que sigo en el púlpito de la liberación, me baño en suspiros.

Sigamos, os queda poco para las vacaciones.





(1) Cuando digo uno digo dos.
(2) Cuando digo uno – a veces- quiero decir algunos.
(3) Sólo hay que ver su altura.
(4) Demasiado rápido.
(5) Repito, sólo hay ahora.

(6) En este caso, yo.

lunes, 30 de mayo de 2022

The human province

 

La música es el mejor de los consuelos por el sólo hecho de no crear palabras nuevas. Incluso cuando se les pone música a unas palabras, su magia sobrepasa y borra el peligro que ellas conllevan. Pero cuando es más pura es cuando se toca para sí misma. Uno cree en ella de modo incondicionado, porque la seguridad que infunde es una seguridad de los sentimientos. Su fluencia es más libre que todo lo que parece posible en el ser humano, y en esta libertad está la salvación. Cuanto más poblada esté la tierra y cuanto más domine la máquina en la configuración de la vida del hombre, tanto más imprescindible se va a hacer la música. Vendrá un tiempo en que sólo por ella podrá el hombre escapar a las estrechas mallas de las funciones, y el dejarla como una inmensa reserva de libertad, una reserva libre de toda influencia, será la tarea más importante de la vida espiritual en el futuro. La música es la verdadera historia viviente de la humanidad, una historia de la cual, sin ella, sólo poseemos partes muertas. No es preciso que saquemos de ella nada porque ella siempre está presente entre nosotros y basta con oír ingenuamente. Todo lo que no sea esto es un aprender inútil. 

Elías Canetti

 La provincia del hombre.


domingo, 29 de mayo de 2022

Amor de romero



Amada, a ti me dirijo como un romero, como un buscador de las perlas de tu ternura, me sumerjo en tus aguas cálidas y te nado, incansable, por esas profundidades, a veces oscuras, a veces de una luz que hiere. Preciosidad, te lleno de flores, de colores en esta mañana negra, cuelgo pancartas de amor en tus balcones interiores, pinto de palabras infantiles y amarillas las paredes de este martes que nos regalamos mutuamente para llamarnos cuando podamos, para pensarnos cuando debamos, para añorarnos en cada momento, para dejar en los minutos que se van los besos que no nos damos. Reina de mi soledad, mimos, mimos son los que necesitas en esta mañana de primavera en la que te imagino por esos descampados desde tu casa al metro, con tu gesto decidido, con tus andares enérgicos, con tus espaguetis en la tartera, como un obrero va a su trabajo así vas tú a tus afanes cotidianos, a tu despacho que se está convirtiendo en una peregrinación a Lourdes, en una romería a tu ermita de salvación. Pues mira, me quedo ahí, contigo, con esta lluvia destiempo ¿dónde puedo estar mejor?  

sábado, 28 de mayo de 2022

Belén Reyes

 


SUCEDE QUE MI BOCA ES UNA HERIDA


Los ojos de las monjas son medallas.

Mirando al mar de espaldas a la vida.

La espuma es una novia destrozada.

 

Sucede que es muy tarde para todo

Los niños saben cosas y se callan

Mirar el mar sin ti, me da tristeza.

Soy la costra de un sueño, si me levanto sangro.

 

Sucede que me duele aquí, en la tinta.

La radio tiene manos y te abraza.

Tengo que irme ya, me necesito.

Copular con la luz, de sombras, me embaraza.

 

(Desnatada)

Belén Reyes

Georgina Herrera

 

 


Oriki para las negras viejas de antes


En los velorios

o la hora en que el sueño era ese manto

que tapaba los ojos

ellas eran como libros fabulosos abiertos

en doradas páginas.

Las negras viejas, picos

de misteriosos pájaros,

contando

como en cantos lo que antes

había llegado a sus oídos,

éramos, sin saberlo, dueñas

de toda la verdad oculta

en lo más profundo de la tierra.

Pero nosotras, las que ahora

debíamos ser ellas, fuimos

contestonas,

no supimos oír; teníamos

cursos de filosofía,

no creímos,

habíamos nacido demasiado cerca

de otro siglo. Solo

aprendimos a preguntarlo todo

y al final, estamos sin respuestas.

Ahora, en la cocina, el patio,

en cualquier sitio, alguien,

estoy segura, espera

que contemos lo que debimos aprender.

Permanecemos silenciosas,

parecemos tristes

cotorras mudas.

No supimos

apoderarnos de la magia de contar

sencillamente

porque nuestros oídos se cerraron,

quedaron tercamente sordos

ante la gracia de oír.

 

Georgina Herrera

https://www.ecured.cu/Georgina_Herrera

viernes, 27 de mayo de 2022

Caballos airados

 

Mishima Tetsuya

Suenan los cuernos del ejército de mi otro yo, galopan sus caballos airados, las quejas de los soldados de fortuna atruenan este espacio,  espada en mano me enfrento a lo hostil, a esta otra realidad. Con todos  los no o a pesar de ellos hoy tiene que ser, por fuerza, un día hermoso. Por si te falta algo de primera necesidad te envío un ramo de gavilanes que limpie tus cielos de insectos zumbando inquietudes absurdas, un batallón de aborígenes australianos que recorra los campos de aterrizaje de los aviones de tus fantasías, una cuadrilla de monjes copistas para que repitan con letras historiadas tus mejores poemas eróticos y, por fin, una carpeta con hojas de pan de oro para guardar tus cartas de desesperanza, tus elucubraciones de principio de siglo, tus temores a ofensas imposibles, tu estudio intensivo de los entresijos de estas cartas de amor que resbalan solas por mis dedos, sutil sustituto de resbalar por la piel de tu corazón, de bajar por tu espalda que palpita, de quedarse ahí, con los ecos, para mejor oírte y verte y sentirte y temblar. Ahora te beso los brazos, me demoro en tus muñecas, chupo tus dedos y me atrapan tus manos como a una mosca de verano. Voy a trabajar un poco que se va la mañana.

jueves, 26 de mayo de 2022

La frustración y la cáscara.




Es un descontrol, esto, una frustración*, tú vas por la autopista y hay muchos coches que vienen de frente, equivocados de carril, así no se puede conducir, tú te graduaste hace poco la vista y lo rojo es rojo aunque otros lo vean verde o gris o no lo vean.

No, pase, pase y se dará cuenta, eso que mira es la cáscara, lo de fuera.

En un museo, por ejemplo, lo importante está dentro, o antes estaba. 
Antes. 
Estaba. 
Estas cosas pasan cuando antes es demasiado tiempo o usted ha cambiado de ciudad sin darse cuenta o quizás lo que ocurre es que usted ya no es quién era y no se ha enterado.

En cualquier caso, esto, es un descontrol, una frustración. 

Me cago en todo lo que se menea


* Del latín frustratĭo, la frustración es la acción y efecto de frustrar (dejar sin efecto o malograr un intento). Se trata de un sentimiento desagradable que se produce cuando las expectativas de una persona no se ven satisfechas al no poder conseguir lo pretendido.

miércoles, 25 de mayo de 2022

El especulador

 


En el País, Javier Ocaña informa de: “Diez grandes películas para cinéfilos escondidas en Netflix”. Como soy cinéfilo, netflixtico e ingenuo me lo creo y escojo una: “El especulador” (1963), de Vittorio de Sica. Como ejercicio de contraste social, de cambios en la manera de hacer cine (y de verlo), de formas de vida, interpretación, de denuncia, de cómo hacer del drama una comedia, la curiosidad de ver la Roma del 63, es interesante. Como película me quedo con un Alberto Sordi (que no me gustaba antes, era joven, yo, en fin) inmenso (con razón era un ídolo en Italia) algunos momentos divertidos y fin.  Espero escoger mejor la siguiente.

https://elpais.com/cultura/2022-03-03/diez-grandes-peliculas-para-cinefilos-escondidas-en-netflix.html

https://www.libertaddigital.com/chic/corazon/2020-07-04/la-inagotable-pulsion-sexual-que-alberto-sordi-logro-llevar-en-secreto-1276660444/

martes, 24 de mayo de 2022

Bach ( y de Rosalía ¿qué?)


Spotify tiene esas cosas, te propone listas según tus presuntos gustos musicales (maldito algoritmo). Ayer me invitó a conocer cantantes femeninas de aquí (o de allí). No me gusta Anitta. No me gusta María Artes. No me gusta Nicole Wallace. No me gusta dani (con minúscula). No me gusta  Gabriela Casero. No me gusta Bikôkô. No me gusta  Marta Knight. No me gusta Sofi (de la Torre). No me gusta Lea Leone. No me gusta Joana Serrat. No me gusta Ainoa Buitrago. No me gusta Jordana B. No me gusta Marie Ulven. No me gustan la mayoría de cantantes actuales, chicas o chicos, no me gusta tanta tecnología, esas baterías programadas, tantas letras que no me dicen nada, tanto postureo, tantas ilusiones que duran cuatro días y enseguida tienen que cambiar de profesión. Sobre todo no me gustan porque no puedo estar al día para emocionarme con lo que se emocionan los chavales de ahora. No me gusta no ser un chaval, ser un viejo (casi).  No me gusta no enterarme de qué va la fiesta. A los niños, el cuento de cada noche hay que contárselo siempre igual, se dan cuenta si improvisas o si cambias algo, “así no es, mamá” (o papá). Me gusta Bach. Me gustan “los Beatles”. Me gusta Mozart. Me gusta Miles Davis. Me gusta Thelonius Monk. Me gusta Serrat. Me gustan los Stones. Me gusta The Band. Me gusta la Macanita. Y Camarón. Y Celentano. Y cinco mil más. Me gusta lo que me gustaba, fidelidad a los gustos, los míos, exijo mi derecho a que me guste o no me guste  lo que yo quiera sin por eso ser más o menos que nadie o diferente o…

“Disculpa ¿te gusta Rosalía?” (me interrumpe un tío de bigotes en la segunda fila)

Ahí queríamos llegar. Conozco más personas empeñadas en dejar muy claro que no les gusta Rosalía que personas a les que les puede gustar pero no lo dicen.

“Ya, pero a ti ¿te gusta?” (que pesado el de bigotes)

Una amiga me dice que a muchas personas les molesta que triunfe porque es mujer, que les jode. Que no insisten tanto en hombres que cantan y que no les gustan. Excepto con Raphael. También dicen, mucho, muchos,  que no les gusta. Ni Camilo Sexto. Ni Pablo Alborán. ¿Os suena?

“No vas a contestar ¿No?, lo de Rosalía.”

Tenemos un cirio mundial monumental, guerras, crisis económica, enfermedades que no terminan, viruela del mono, inseguridad a muchos niveles y el personal está a lo de Eurovisión, a que no ha fichado Mbapé y a Rosalía, que no les gusta.

“Y a ti, Rosalía ¿te gusta?”

¡Sí! y Raphael y Camilo Sesto y Rocío Jurado y la gata bajo la lluvia de la Durcal y Queralt Lahoz y la Tremendita  y la mayoría de  los y las miles de intérpretes que he escuchado en toda mi vida. Pero no doy tanto la brasa con que no me gusta Rosalía. Hostias. Pesaos.







Etc, etc.



lunes, 23 de mayo de 2022

Rapa

 



Rapa. Cuando en una serie lo mejor es el paisaje algo no funciona. Cuando los guionistas, o quién sea, piensan más en ellos que en el espectador  y dejan finales abiertos para secuelas improbables, se vuelven a equivocar. Cuando a algún  iluminado se le ocurre que puede funcionar que Javier Cámara haga de Javier Cámara y no solo eso, que se produzca una tensión sexual con la protagonista, es que no tiene ni idea de por dónde van los tiros (ni las tensiones, aunque siempre hay gente rara). Cuando las cuotas entre televisiones autónomas obligan a porcentajes de actores se corre el peligro de escoger mal y que personajes secundarios (demasiados) queden diluidos o exageren o dejen pequeño el producto final. El primer capítulo promete pero después recurre a tópicos y enseguida sabes que ocurrirá y que no, que tantos medios, tanto dinero y esa maravilla de Galicia como escenario merece mucho más.   Por cierto, una Galicia en la que nadie tiene acento gallego y mucho menos  lo habla. Seis capítulos, yo no perdería el tiempo. 



domingo, 22 de mayo de 2022

Jan De Vliegher

Jan De Vliegher (Belgium b. 1964) beach 2007


He recorrido un largo camino. He conocido a muchas, muchas personas. Me he bañado a uno y otro lado del Atlántico, dónde termina la tierra y dónde empieza. He dormido en 16 camas diferentes, junto a la misma mujer. He visto amanecer casi cada día, el atardecer de bastantes, bosques interminables y también bosques quemados, árboles nuevos, flores, guacamayos, flamencos, aves extrañas en los manglares, cayos, estrellas de mar, ermitas, corazones abiertos, catedrales, caminos de siempre, nuevos, lluvias tropicales, la cola de un huracán, alucinados intentando grabar la vida en vez de vivirla, fotógrafos de todo aquello que se menea, compulsivos devoradores de sol. He escuchado historias de vidas tristes, de vidas alegres, músicas de siempre, sonidos de la pobreza, ruidos en la noche, croar de ranas gigantes, arrullos de pájaros. He tocado sonrisas con la punta de los dedos, la piel de la dicha, los vestidos de los seres desnudos, de los que tienen poco. He volado. He visto mis paisajes interiores, mis miedos, mis deseos, mi alegría. He vivido con intensidad mi ahora. He hecho tantas cosas que ahora mismo no soy capaz de contarlo todo.

Me he visto –soy ese que sonríe, el que levanta la copa y brinda por la vida, el que camina con gesto decidido-. Sí, me he reconocido. En este…

Perdona, me dijiste que ibas a buscar al Otro. En este viaje ¿lo encontraste?

Cierto, lo encontré, estaba ahí mismo, era yo. 
Nos hicimos amigos. 
Ya hablaremos de eso. 
Ahora tengo un tremendo dolor de cabeza. 
Será el jet lag del agobiante viaje de ahora.
Este.

sábado, 21 de mayo de 2022

Tim Lukeman

Tim Lukeman

Ella lo definió como halo.

Una hermosa palabra para definir una hermosa enajenación.

Era un sueño que una mujer así me esperase por las mañanas cuando iba al trabajo. Caminábamos juntos por las calles aún dormidas, ella a su alto destino, yo a mi rutina.

He escrito mujer y con ser grande no abarca lo que ella era, diosa se acerca más, inabarcable, todo, tanto la amaba.

Lo supe después, cuando aquel halo perdió brillo al mismo tiempo que crecía en mi interior una dependencia total, una transferencia de voluntades, mi vida era la suya, no me pertenecía, mi cuerpo, mi mente, mi alma, todo mi ser era de ella, para ella.

Jamás he estado tan locamente enamorado.

O no lo recuerdo.

Luego vino la grieta que partió el universo en dos mitades y la mía era oscura, habitada por duendes que clavaban sus tridentes afilados en una débil voluntad. Después de mi muerte – me morí, claro, ¿qué otra cosa podía hacer?- tuve que reconstruir aquel que era, u otro, aprender a hablar, a coordinar los pasos y los dedos, a inventar la mirada y el gusto por los días áridos, vacíos, un mundo deshabitado que tuve que poblar ya no sé de qué clase de colonos voluntariosos. 

Un día, un martes, entré en una nueva fase, ausencia de énfasis la llamé, una indiferencia práctica, la absoluta falta de fe. 

Todo esto lo cuento así, como si nada. Anda, ven, siéntate aquí, a mi lado. Esto ocurría mientras todo ocurría, es decir que la vida corría por el carril de al lado, y otra vida en otro carril, vías paralelas, la estación de Atocha, yo qué sé. ¿Loco? no, quizás no sea esa la palabra. Inconsciente, equivocado, hereje, apátrida, desposeído, explorador perdido en su propia selva, mendigo, buscador de oro en arroyos secos, un iluso, un tonto con los bolsillos rotos, un hombre, en fin, con los ojos abiertos al abismo de ser.

Vale, majo, cansino, ¿volverás mañana?

Si estoy vivo, sí,

Pues nos vemos aquí, agur.

Agur (lo que aguanta uno).

viernes, 20 de mayo de 2022

Juana Manuela Gorriti y Zuviria.

 


“El hogar es el santuario doméstico; su ara es el fogón; su sacerdotisa y guardián natural, la mujer. Ella, sólo ella, sabe inventar esas cosas exquisitas, que hacen de la mesa un encanto, y que dictaron a Brantôme el consejo dado a la princesa, que le preguntaba cómo haría para sujetar a su esposo al lado suyo: -Asidlo por la boca. Yo, ¡ay! nunca pensé en tamaña verdad. Ávida de otras regiones, arrojéme a los libros, y viví en Homero, en Plutarco, en Virgilio, y en toda esa pléyade de la antigüedad, y después en Corneille, Racine; y más tarde, aún, en Châteaubriand, Hugo, Lamartine; sin pensar que esos ínclitos genios fueron tales, porque -excepción hecha del primero- tuvieron todos, a su lado, mujeres hacendosas y abnegadas que los mimaron, y fortificaron su mente con suculentos bocados, fruto de la ciencia más conveniente a la mujer”.

Juana Manuela Gorriti y Zuviria.




jueves, 19 de mayo de 2022

Sam Szafran

 

Sam Szafran - Escalier de la rue de Seine, 1981,

Lo bueno de la soledad es escuchar fuera lo que no tengo dentro, vivir en otro mundo del que vivo. Lo escribo para que no se me olvide. Lástima de paisaje truncado, de horizonte tan cercano, de este asco que vive en mi garganta desde que despierto hasta que intento dormir. Llevo demasiado tiempo sin verme, no tengo espejos, ni eco, me ignoro, estoy olvidando quién soy, o quién era, mejor eso, ahora soy nadie, ni siquiera un número. Sin embargo estoy vivo. Si esto se puede llamar vida. Tránsito lo define mejor. Me estoy quedando sin palabras, poco a poco las estoy olvidando. Se me rompen entre la lengua y la garganta. La humillación de no saber, de una memoria cansada, de esta oscuridad sin grillos ni pájaros, sin cangrejos ni nubes, sin melodías ni belleza en el andar de una mujer. Apenas las recuerdo, a las mujeres, ni sus voces,  la curva de unas caderas. No sé qué es una caricia. Hace dos vidas que nadie gime en mi oído. Hace tres siglos que nadie me dice te quiero. Sin embargo…

Abren la mirilla, es hora de comer.

miércoles, 18 de mayo de 2022

Christer Strömholm,

Hotel Central, Paris, Photo by Christer Strömholm, 1951


Vivo en un cinco por dos, con una pequeña ventana que da a ninguna parte. Tengo contados los pasos de esquina a esquina. Pocos. También llevo la cuenta de los días que llevo aquí. Muchos. He aprendido a soñar. En blanco y negro. No me relaciono con mis vecinos, ni en el patio. Tengo miedo. No es nuevo, siempre lo he tenido. Quizás por eso estoy aquí, quizás no solo por eso. Vivo en un cinco por dos.

martes, 17 de mayo de 2022

Eugenio Montale.

 


Vacilamos un momento

y poco después reconocemos

que tenemos la misma enfermedad.

No existe una definición

para esta admirable tortura,

hay quién la llama spleen

y quién melancolía.

Pero si aceptamos el juego

en los márgenes encontramos

una señal inteligible

que puede dar sentido a todo.

.

Eugenio Montale.

(Versión de Jorge Aulicino)


lunes, 16 de mayo de 2022

Alecos Fassianos

Alecos Fassianos 

 ¿Qué te da ella que no te doy yo? Grité, unos minutos antes de dejar su maleta justo sobre el ongi etorri del felpudo. 

Cesé los gritos durante unos minutos, ya estaba todo dicho. Las vecinas esperaban tensas, expectantes detrás de sus puertas blindadas, nunca se había oído tal alboroto en aquella comunidad.
Al rato volví a abrir la puerta y dejé una gabardina marrón sobre aquella maleta. Por si llueve, cabrón- dije, volviendo la cabeza. 
Paco bajó las escaleras, silbando. Llevaba la maleta en una mano, la gabardina doblada sobre el hombro derecho. La verdad que el tío era más chulo que un ocho.
-Buenos días doña Julia- dijo frente la puerta del segundo derecha.
-Con Dios, Karmele- dijo acercándose a la mirilla del primero izquierda. 

Frente al portal le esperaba un taxi blanco, entró, se acomodó junto al conductor y el coche se perdió enseguida en el denso tráfico donostiarra.

Charo, ¿le has vuelto a ver?-me pregunta Anita. 
Nunca más. Y de aquello han pasado cuatro años.
Pues vaya historia- concluye mi amiga del alma.


…Durante un tiempo escribí de amor.
Luego escribí sobre el dolor.
Ahora el hastío llena mis horas.
Pasan los días como grandes pájaros…

domingo, 15 de mayo de 2022

Parker y las manzanas

 

JP Jones (Welsh, b. 1978)

Hubo un tiempo, recuerda, en el que Parker daba vueltas al árbol de los días. Todo era fácil, alegre, relucían las mañanas, corría por ellas como un Mercurio ciego. Se comía la vida a bocados, como si fuese una manzana roja, olorosa, dulce. Luego la manzana se endureció y hubo de quitarle la piel, cortarla en pequeños pedazos, morderlos con cuidado, masticarlos repetidamente y soportar las malas digestiones.


Un día cambiaron los papeles, Parker se volvió manzana, colgado de una rama, expuesto a los vientos, al frío, a la lluvia, soportando los picos de los pájaros.
Aun así la vida iba de otoño a primavera y todo era como debía ser, llovía de arriba abajo, la nieve era negra y los tigres se comían a los fotógrafos audaces.
Hoy se ha despertado en medio de nada, un mundo sin eco donde todo es blanco o negro, no importa, todo no es, no hay manzanas.

 Habla, grita, da vueltas sin sentido, no hay nadie, tampoco está Parker.

sábado, 14 de mayo de 2022

Giorgio Gaber

 


Monólogo de “Il Teatro Canzone”, compuesto junto a Sandro Luporini. La primera presentación se realizó el 5 de noviembre de 1991 en Pesaro. 

No, no es verdad, no tengo nada que reprocharme, quiero decir, no me parece que haya hecho nada grave. ¿Mi vida? Una vida normal, no he robado, ni siquiera de pequeño en casa. No he matado a nadie, por supuesto, uno que otro acto impuro, pero es normal ¿no? Trabajo, tengo una familia, pago mis impuestos, no me parece que tenga algún defecto. Tampoco voy de caza, por decir algo.

¿Eh? Ah, hablan de antes… ah, no antes, antes de que me comportara como todos. ¿Cómo me vestía? Me vestía, me vestía… me vestía como ahora. Bueno, no del mismo modo que ahora, un poco más… sí, jeans, suéter…chaqueta. ¿Por qué? ¿No está bien? Pero era cómodo. ¿Qué cantaba? Entonces quieren saber lo que cantaba, pero sí, por supuesto, también canciones populares, Ciao bella ciao, ¿debo hablar más fuerte? Sí, Ciao bella ciao la cantaba acompañado, y también La Internacional, pero en coro eh. Sí, eso lo admito, estuve ahí. También vi a los Inti Illimani, pero no lloré. ¿Cómo? ¿Si tengo fotografías en la habitación? Qué dicen, por supuesto, las fotografías de mis padres, de mi esposa, mis her… ¿carteles? No lo creo… quizás uno, pequeño, pequeñito, sí, del Che Guevara, ¿pero cuál es el juicio aquí? No no no no, no lo hice, el puño no lo he levantado, el puño no. Bueno, en realidad sí, una vez, pero fue un puño así, chiquito, en serio. ¿Cómo? ¿Si era comunista? Ah, mejor, me gustan las preguntas directas eh. ¿Quieren saber si era comunista? No, no, porque finalmente de esto ahora nadie habla, todos hacen fintas, pero a veces es correcto aclarar estas cosas, de una vez por todas. Oh, ¿si era comunista? ¡¿En qué sentido?! No, quiero decir…

Alguno era comunista porque nació en Emilia
Alguno era comunista por el abuelo, el tío, el papá… la mamá no
Alguno era comunista porque veía Rusia como una promesa
China como un poema, el comunismo como el paraíso terrestre
Alguno era comunista por se sentía solo
Alguno era comunista porque había tenido una educación demasiado católica
Alguno era comunista por el cine lo exigía, el teatro lo exigía, la pintura lo exigía, y la literatura también: lo exigían todos
Alguno era comunista porque se lo habían dicho
Alguno era comunista porque no se lo habían dicho todo
Alguno era comunista porque antes, antes, antes era fascista
Alguno era comunista porque entendía que Rusia avanzaba lento, pero lejos
Alguno era comunista porque Berlinguer era una buena persona
Alguno era comunista porque Andreotti no era una buena persona
Alguno era comunista porque era rico pero amaba al pueblo
Alguno era comunista por bebía vino y se conmovía con las fiestas populares
Alguno era comunista porque era tan ateo que necesitaba otro Dios
Alguno era comunista porque estaba tan fascinado con los obreros que quería ser uno de ellos
Alguno era comunista porque ya no soportaba ser obrero
Alguno era comunista porque quería un aumento de salario
Alguno era comunista por la revolución, hoy no, quizás mañana, aunque seguro pasado mañana
Alguno era comunista, viva Marx viva Lenin viva Mao Zedong
Alguno era comunista para hacer enojar a su padre
Alguno era comunista porque solo veía la Rai 3
Alguno era comunista por moda, alguno por principio, alguno por frustración
Alguno era comunista porque quería estatizarlo todo
Alguno era comunista porque no conocía a los empleados estatales, paraestatales y afines
Alguno era comunista porque había cambiado el materialismo dialéctico por el Evangelio según Lenin
Alguno era comunista porque estaba seguro que detrás suyo estaba la clase obrera
Alguno era comunista porque era más comunista que los otros
Alguno era comunista porque estaba el Gran Partido Comunista
Alguno era comunista porque no había nada mejor
Alguno era comunista porque habíamos tenido el peor Partido Socialista de Europa
Alguno era comunista porque el único estado peor que el nuestro era el de Uganda
Alguno era comunista porque no aguantaba más de cuarenta años de gobiernos democratacristianos incapaces y mafiosos
Alguno era comunista por la Piazza Fontana, Brescia, la estación de Boloña, el Italicus, Ustica, etcétera, etcétera, etcétera
Alguno era comunista porque quien estaba en contra, era comunista
Alguno era comunista porque no soportaba más esa cosa sucia que nos obstinábamos en llamar democracia
Alguno era comunista porque creía ser comunista y quizás era cualquier otra cosa
Alguno era comunista porque deseaba una libertad diferente de la americana
Alguno era comunista porque creía poder estar vivo y feliz solo si también lo estaban los otros
Alguno era comunista porque necesitaba un empujón hacia algo nuevo porque sentía la necesidad de una moral distinta
Porque quizás era solo una fuerza, un vuelo, un sueño. Era solo un impulso, un deseo de cambiar las cosas, de cambiar la vida
Sí, alguno era comunista porque con este impulso cada uno era… más de sí mismo: era como dos personas en una. De una parte la persona fáctica cotidiana, y de otra el sentido de pertenencia a una raza, que quería alzar el vuelo para cambiar realmente la vida
No, ningún arrepentimiento. Quizás porque ahora muchos hemos abierto las alas sin ser capaces de volar, como gaviotas impotentes
¿Y ahora? Ahora también nos sentimos como partidos en dos. De una parte el hombre insertado, que atraviesa obsequiosamente la escualidez de la propia supervivencia cotidiana, y de otra, la gaviota ahora sin siquiera intención de volar, porque el sueño ya se ha contraído
Dos miserias en un mismo cuerpo

Giorgio GABER, Alguno era comunista (1991) | Traducción de Angelo A. Narváez León  (Investigador Postdoctoral, U. Católica de Valparaíso) para Buenos Aires Poetry, 2020. 

Tomado de:

https://buenosairespoetry.com/2020/02/03/alguno-era-comunista-giorgio-gaber/


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