Thomas Bossard (French, born 1971)

miércoles, 31 de enero de 2018

Parker sabe que no sabe.


ROBERT G. HARRIS (American, 1911-2007). Half Guilty Wife, Women's Home Companion illustration, April 1953


Parker sabe que no sabe nada, fuerza la cerradura del odio, en su curriculum vitae no está la bondad pero sí la habilidad. Los días que han pasado, como en un dibujo de Chumy Chumez, son una piedra inmensa que lleva a la espalda. Se sube a un atril y recita a Blanca Varela

Toda la palidez inexplicable es el recuerdo.
Travesía de muralla a muralla,
el abismo es el párpado,
allí naufraga el mundo
arrasado por una lágrima.

Recoge la capa y se va.
Me parece que este Parker nos engaña.
Algo sabe.
Disimula, nos está mirando.

martes, 30 de enero de 2018

Armadura



Con la boca llena de sonidos, apenas asomado a la adolescencia caigo en la madurez.

Ves mi caída sin extender tus alas.

Dices que ya no me parezco al que era.

Ni falta que hace, pienso, por eso te escribo en equilibrio desde la frontera entre el ardor del equinoccio y la intemperie del desamor, desde un presente continuo, no hay futuro.

Como un aprendiz del oficio del reencuentro junto fragmentos del vacío, llueven suspiros como navajas, han caído las torres de la tierra oscura.

Ya veo, la armadura me hace parecer ridículo.

lunes, 29 de enero de 2018

Hoy viene el jardinero.



Dama de la almena en la rutina de tu soledad, ya no sé, no sé si has pasado al otro lado de la línea, si estás en esa tierra de nadie del silencio, si vives un tiempo descorazonado en el que esquivas los dardos del sentimiento, si para no ser herida estás debajo de una manta escuchando música soft, eludiendo la refriega.

No sé si preparas tu salida del territorio de los sueños o si simplemente no has tenido tiempo ni ganas de hacer otra cosa que hacer lo que has hecho.

Recoge la ropa y las violetas, hoy viene el jardinero.

domingo, 28 de enero de 2018

Observatorio (V)



Desde el observatorio puede verse lo que no se entiende, un espacio informe con luz diferente, una arquitectura desconocida, el hastío, el tiempo clausurando la última ilusión, el no, la cancelación de las creencias, el páramo, la lluvia de jóvenes vencidos por la edad, amaneceres de titanio, el incendio del bosque de los recuerdos, la danza sensual de los bailarines que imitan a serpientes.


Sin haberte ido, tú no has vuelto.




sábado, 27 de enero de 2018

Parker se duerme en los laureles



Parker se ha dormido en la incomprensión y en los laureles, digo, él lo dice. No es culpa tuya, ni suya, ni siquiera mía, que solo lo cuento. Este es el esbozo de un retrato ahora que el día está oscuro, que llueve tanto y los peces se marean con el oleaje y el mar de fondo, los telediarios insistiendo en el frío y la nieve y a pesar de la distancia, como una huella de nostalgia en el barro de su otro yo, entre la náusea y la asfixia, está la mirada de tentación hacia el cuerpo de aquella mujer que no sabe si amó o deseó.

Los arcángeles abren y cierran ventanas, balcones, párpados, el corazón como una música sin compás, es sábado, Parker aún está dormido. 

Este hombre…¿Dónde estaría anoche?, ¿con quién?   

viernes, 26 de enero de 2018

Observatorio (IV)


Desde el observatorio las horas vuelan como los vencejos que anidan en el portal abierto al viajero, se detienen como delfines atrapados en traicioneras redes, quise beber el néctar de tu sexo herido y el lecho se llenó de ay y párpados, las horas se congelaron en las sábanas vencidas, los polizones se acuclillaban a estribor.

Eran dulces los miércoles.

Escribo sonetos a tu ausencia de hielo.


jueves, 25 de enero de 2018

Será por años...


Cumplir años es una sana costumbre, desde luego mucho mejor que no cumplirlos. Ocurre que cuando la pared se llena de calendarios empiezas a olvidar lo que pasó para centrarte en lo que está pasando y disfrutarlo. En eso estoy, en las dos cosas, en cumplir años, hoy, y disfrutarlo tanto como pueda. 

miércoles, 24 de enero de 2018

Observatorio (III)


Wolfgang Suschitzky Londres 1935



Desde el balcón del observatorio mido la distancia a la realidad, la cresta de los gallos, desdeño la palpitación de la vida que adivino detrás de las cartas todavía no leídas, temo a las sinuosas bestias que merodean frente a la puerta de hierro y madera, acoto parcelas en la tarde pelirroja, arrojo lastre por los ventanales, no remite el ardor, la mentira tiene forma de herradura y lombrices.

Quisiera besar tus mejillas.


martes, 23 de enero de 2018

Carta del amante que se desayuna después de cenar.



Amada mía, hoy, después de cenar me entero, el paso del tiempo solo ha castigado mi cuerpo, nunca el amor, nunca la lluvia de jazmines, la sombra líquida de aquellas mañanas de los miércoles, las agujas de los manómetros oscilando sobre el recipiente de mi deseo, era sencillo calcular la presión en un aire de rubí,  Pm=P-Patm + Pm9h + pgd, fórmulas disueltas sobre una piel tensa, cazadores furtivos del orgasmo tardío, el mundo a nuestros pies desde el observatorio del nosotros, tú eras vegetal y yo dormía bajo las hojas de álamo, la cabeza apoyada entre tus manos de luz, después viajaban por la sien, por músculos recónditos, el tríceps de nadador de espalda, viajero de piscinas como un Burt Láncaster callado, buscando una explicación a este amor/dolor, educación que necesitaba deslindar el sentimiento del sexo, sin saber, sin entender más, definir qué es qué, absurdo, ungido del afán de poseerte sin tiempo, desmedido goce, instantes ciegos, olvidado todo lo aprendido, inventar cada momento, chuparte, sorberte, hocicarte, un hombre animal que gemía con tus gemidos, que escuchaba el vibrar de tus nervios, el temblor de tus muslos, ven, la lentitud de una caricia, de dos, de tantas, como luchadores sudando en el abrazo, inmovilizándonos, no abras los ojos, que perdíamos el conocimiento, ajenos a los ruidos de la fricción, sigue, mi bien, queríamos llegar más lejos, detrás de lo conocido, arriesgándonos a no saber regresar, a quedarnos allí, al otro lado, justo dónde me quedé, tierra de nadie, territorio hostil sin pensamientos, con lágrimas, la vida detenida, el desierto de las emociones, solo la obsesión de entrar en tu cuerpo/prisión, no en otra, no, solo en ti, carcelera enjuta con tu cuerpo de niña, tu mente que supiste llenar de candados, te rogaba, sin dignidad, gimiendo, ahora sí, como un demente, sin voluntad, déjame entrar, un solo no, de rodillas, con la frente en el suelo, ámame, no sabías, nuestro tiempo, si lo hubo, había pasado, solo me quedaba volver a paso lento, ¿dónde?, deshabitado, ruin, enfermo, perdido el sentido de tanto, de todo, vacío, estéril, con la garra del nunca rompiéndome el alma, ¿si solo fuera sexo?, nos preguntábamos y la noche nos defendía en hoteles de París, en Barcelona, en lugares ocultos donde nadie nos viera, tu marido, mi hijo, aquellos que sospechaban del brillo que antes nunca tuve en la mirada, los que no entendían mis excusas, los retrasos, ¿qué le ocurre?, nunca fue así, qué sabían, nunca había sentido, vivido, llegado a mi límite, tan lejos, nade hasta mi horizonte y no supe volver, llorando en las esquinas como un personaje de novela, pero era cierto, dolía, era imposible vivir, quién lo diría, el que se comía el mundo a pedacitos, el que iba y venía con la risa como escudo, una palabra, un consejo, una amenaza, no me miren que sé, tanto he vivido, estúpido, un niño asustado, un juguete, se rompió el armazón del ser, de lo que había sido, se desplomó con andamios y obreros imaginarios pateando en una caída interminable, a cámara lenta, como flores de grandes pétalos rojos abriéndose en el aire, quebrándose en el suelo como cristal, copas desparramando el alcohol que me acompañaba, las horas amarilleando, el doloroso viento que se llevaba la sed, los recuerdos, los libros que me regalaste, la foto con tus curvas, la caja en la puerta, tus regalos, ahí, errado o no, empecé a recuperarme, el duelo dicen, fatigado, dolorido, no sabía inventar más excusas para no ser, para estar muerto, sin hablar, pasear aún cada tanto frente a tu portal, corría a las mañanas, me apostaba en la esquina de la barra del café, nunca llegabas, cambiaste itinerarios, costumbres, un día viniste del brazo del que odiabas, no puedo soportarlo, tu maridotantas veces lo dijiste, te creía, mentías, me usabas, mi hambre, la habilidad de pintarte el alma, las risas, la palma de las manos en tu espalda, basta, hoy me desayuno con una confidencia inesperada, un secreto, ay, de haberlo sabido, era eso, por eso todo, tanto, mi vida, el equilibrio, la caída, eso lo explica todo, tanto dolor, el mío, te es igual, lo sé, pero estoy llegando, me quedan tres etapas, cinco días y llego, tanto esfuerzo, tanto daño para nada.

Pobrecita mía, eso era.

lunes, 22 de enero de 2018

Mariposa


Diane Arbus. Two Friends at Home, N.Y.C. 1965

Demasiadas palabras, elogio de la brevedad, tantos días para decir qué, con la honradez de no repetir, vano intento, nubes retorcidas en un calabozo, palabrería estéril en un desierto de miradas, toreros brindando al sol del eclipse, alhelíes, Irina en la Sexta Avenida, la conciencia es una anilla en la nariz, la marca que le hizo con el bisturí, soy tuya, ahí empieza el conflicto con la alienista y el hermeneuta,  un torbellino de rapsodas, el poeta como un grillo, soliloquio, Pollock sentado al borde de un precipicio salpicando el vacío, los versos se evaporan entre las rocas, los desocupados miran y remiran el qué, el cómo, los muslos tatuados de la bailarina, tatuajes de dragones y flores, cuentagotas de  inspiración plantada como lechugas para una ensalada con aceite, vinagre y romero, buscar el poema allí donde no está, en lo que no, donde las puertas están cerradas, el cielo a jirones, la mirada sin ira, el deseo…ay, el deseo vigente como piedras formando un camino que sin remedio conduce a Ella, demasiadas palabras.

Ella está a otra cosa.

Mariposa.


domingo, 21 de enero de 2018

Pagar las deudas.



Entre tú y yo el amor estaba en vilo, no había mapas ni código de banderas, planos de las calles prohibidas, manuales de sombras caducadas.

Al parecer empieza una nueva era, te ruego me avises si estás sentada en el centro de un círculo de tiza, con velas encendidas y señales de advertencia, con tus nalgas de nácar posadas sobre el azahar, con un cartel de vetado el paso, deja de decir eso de “vete, tío”, estoy en un limbo en el que no sé si voy o si vengo.

Para colmo, todos los autobuses pasan llenos y he venido sin chaqueta.

sábado, 20 de enero de 2018

Amén.




II

Esto es un intento, un animal sordo, irreverente, taimado, que ha probado la sangre de la belleza y se oculta entre los juncos esperando las gacelas que abrevarán de madrugada.

Inventa la primavera infinita y la música es el abismo donde se suicidan los colores y el hambre de eternidad.

La indiferencia destruye el hábito de dioses ocultos en la tradición, con las palmas de la mano hacia arriba, como esperando una limosna de credo o el castigo con varas de avellano.

El cuerpo y sus apetencias, un torpe obstáculo entre la confesión y la ternura.

Nadie sabía, nadie comprendía y el fuego de los sentidos devoró el prado, luego la casa, luego esparció ceniza de huella en huella hasta que todo fue humo.

Eliminados los obstáculos, las palabras esdrújulas, justo entonces vino la nada.

Amén.


viernes, 19 de enero de 2018

Aleluya.



I

Esta es una nave con  burbujas que se pliegan a la proa en la madrugada, que navega con el viento de cigüeñas, con el trino  de pájaros de Oceanía, con el duro silencio del mimo sureño, con un sol en el centro del pecho, ciudad sin límites, eso era Manhattan y la recorrimos de norte a sur hasta encontrar la frontera entre la siesta y la sinceridad de nuestros cuerpos desnudos.

El sacerdote no bendecía los viernes.

Los truenos talaban el tuétano de los huesos.

Un rayo nos descubrió la parte oculta del cielo, el otro lado de la eternidad.

Desde la ventana del hotel vimos una anciana con los dedos mojados en aceite y vino, pintaba señales en el muro donde descansaban los porteadores. Su mirada perfumó la indiferencia del portero con librea.

Junto al Hudson nos lamentamos antes de la partida.

Fuimos sombra y después llegó un nuevo día.

Aleluya.


jueves, 18 de enero de 2018

Parker y la incomprensión.



Parker se siente incomprendido, desde la estructura invisible de la retícula d´esto hasta el punto final. Pone en marcha el cronómetro, da cuerda a los relojes y en dos le sobran minutos. Se sumerge en el centro del túnel del viento y le falta fuerza impulsora para volar más allá del acá.

En el trabajo del pasado siglo hay un énfasis de azufre y manganeso, una alteración del carbono  de 0,001 (%) y  Parker fluctúa entre la inyección de oxígeno y la toma de muestras de acero líquido para su posterior análisis químico. En este periodo crítico, el trabajo es un bien escaso y entre la metalurgia y la informática hay periodos de contemplación de la Naturaleza desde el mirador del cabo San Vicente, desde Elantxobe o desde Finisterre. Ea.

Ha leído una frase de Groucho Marx (¿Que por qué estaba yo con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho, me recuerda a ti más que tú.) y se le alteran todos los ámbitos de la percepción, incluso siente un temblor similar al crecimiento entre la organogénesis y la gastrulación. Hay mucho en ese dicho y se pierde en la noche.


miércoles, 17 de enero de 2018

Parker no sabe.



Parker sabe que no sabe nada, es más, está contento de su ignorancia. Los días que han pasado son inútiles y su único deseo es estar tumbado bajo un árbol de luz.

Le preguntan, ¿has leído a Max Aub? Y pone cara de no saberlo, mira al cielo, sonríe y calla.
Insisten, ¿qué te parece Jan Garbarek? Ni siquiera parece haber escuchado.

Los laberintos del conocimiento están iluminados, hay un farol en cada esquina,  el tiempo es un sol quieto, un Ícaro respetuoso repliega sus alas,  el aguijón de la noche siembra las calles de insomnio. A lo lejos se escucha música, chirridos de máquinas, teléfonos, llanto. Un incendio de miedo ha consumido la retama, ha asfixiado a los pájaros, hay un silencio en el valle. Hay una lluvia de cuervos, las flores del mal crecen entre las piedras de la torre rota, quizás no sea culpa de nadie pero Parker sabe que este relato está incompleto, falta miel, mejillas, el roce de dos cuerpos, la huella de los peces se pierde en un océano de voces. Sabe que así no hay quién le entienda, es la propia ignorancia que trepa sobre lo ya dicho.

Hay que ver (para creer).

martes, 16 de enero de 2018

Observatorio (II)


Desde el observatorio es más sencillo oír rodar al mundo; sentir la hierba ondulando; acompañar a las anguilas mientras hierven en el río. Desde ahí arriba, las estrellas están  más cerca, los dioses están más lejos.

Tú nunca estás.


lunes, 15 de enero de 2018

Parker pela cebollas



Parker pela cebollas y canta, prepara un plato de pétalos de calabaza, inventa alimentos, en una esquina descubre a Rubens, no sabe distinguirlo de Pollock. Como tantos, se mira en el espejo de una pantalla que le conecta consigo mismo, la realidad es un pantano en el que chapotea la supervivencia.

A pesar de la lluvia y el frío la ciudad hierve en un domingo de himnos alegres, silba músicas de ascensor de los grandes almacenes, los poetas firman con la huella del pulgar, dedican sus libros en las esquinas del viento, la Navidad permitió  consumir lo no consumible,  la estrella de oriente nos lleva al borde del abismo Nasdaq, Dow Jones,  Ibex, Nikkei, el precipicio de un ojo turbio, la náusea de los mercados, la podredumbre de la avaricia, el hambre de tantos, tantos.


Parker está llorando, quizás debe dejar de pelar cebollas (o de pensar).

domingo, 14 de enero de 2018

Nadar



A veces ganaba, a veces, la carrera solía ser contra mí mismo, el premio era nadar, el aplauso tímido de los desconocidos, la velocidad de mis brazos y piernas, la agilidad de mi cuerpo en los virajes, el entrenamiento, la entrega, el cloro que me enrojecía los ojos, el poder presumir con las sombras de los ausentes, no fui seleccionado, no tuve padrinos, ni carnet, nadaba para poder nadar, mi padre no estuvo nunca animándome en la grada.

sábado, 13 de enero de 2018

Ensimismado



Corto de miras, un lelo, ensimismado en lo que escribo, sin mirar a los lados, no como esos reptiles de mirada periférica, un camaleón por ejemplo, no, con orejeras, mirándome el ombligo sin cesar, sin mirar hacia otros lados, que los hay, vaya si los hay, leer, sentirlo, admirarme acomplejándome, empequeñeciéndome, agarrándome al absurdo de la estadística, sí pero yo tengo más me gusta, cómo se puede ser tan simple, que sí, que de escribir  sentimientos que nacen dentro de la piel, debajo, en las entrañas, por ahí, doliente voz borboteando en inviernos del alma, amor encontrado en Ella, en otras Ella, en un templo de Barcelona, yo qué sé, paso a escribir como un amanuense, un monje benedictino que copia textos desde la esquina del cerebro que organiza un Stockhausen  ibérico, un burgués emocionalmente inestable, al borde de la melancolía, un perro negro a punto de morderme las pantorrillas, ¿ves?, a nadie le importa esta retahíla de boberías alienadas en el escaparate, lo sé, mi espejo habla, habla el que en él se refleja y dice, me dice, espabila, chaval déjate de nostalgias del piso de Tívoli, infancias en una cocina luminosa entre mujeres y risas, salto al vacío de la vida, soledades compartidas, las garras del trabajo, el primer beso en la sombra, el tedio, el miedo, el amor como una losa, siempre una Ella en la confluencia entre ser y no haber sido, esperando su llegada, su paso, y no venía, llegó tantos años después, podemos ser amigos, ¡no!, que no quiero ser su amigo, solo, que quiero su cuerpo enjuto y pálido abrazado al mío en la ternura, crucificados a besos nunca dados, inventar la dulzura de una voz ahora tan ronca, definir la pasión, imaginar caricias en sus muslos, esto es así, empieza en uno y termina en infinito en esas madrugadas plomizas en las que el viento alborota las gaviotas que van de un sitio a otro, galopando entre olas oscuras, de la alameda llega el silbido entre los árboles deshojados, una ausencia hizo la otra, melodía prófuga, la vida pasa en tres minutos de una canción de Sinatra, my way, descifrar lo incomprensible, la travesía de los días, vivirlos con el corazón colgado de un bramante de sueños desmedidos, mirar la luna hasta perder la razón, si aún quedaba, el desaliento de las amistades que se fueron, recuerdo las playas, las blandas arenas que he pisado en bajamar, los brazos bronceados, las huellas en la orilla, su bikini escueto y verde, sus caderas generosas, mi cuerpo varado junto al suyo en las noches oscuras y cálidas, un aeropuerto en Bruselas, la retirada cuando me reñía, sus labios llamándome luego, ven, desnudos sobre el crepúsculo, el nuestro, un tiovivo de voces, su acento dulce, la escarcha de las despedidas, no te vayas , amor, ¿volverás?, como un funámbulo sin equilibrio, caminando sobre un alambre tenso, sin red abajo, me rompí las piernas, el alma, las ilusiones, la esperanza, nadie aplaudía ya, los violines, aquella orquesta  pagada, toquen otro vals, el último, ¿qué queda?

viernes, 12 de enero de 2018

Abrazos



Recibo cartas y no puedo contestarlas, he recibido felicitaciones de Navidad, de Fin de Año, de Reyes, de Urdangarín y no saco tiempo para decir gracias. Lo digo ahora ¡¡¡Gracias!!! Mientras enero se remansa en horas y tomamos impulso para saltarnos los meses sin saber que nos saltamos, que cada día es uno, irrepetible, que no vuelve. ¿Dónde irás el sábado? aun es viernes y nadie sabe si mañana caerá un meteorito a nuestra vida y se llevará el futuro, el pasado y las ganas de respirar, si se nos cruzará en el camino esa persona que nos haga diferentes. Un abrazo en este 2018 que empieza, a por él. Mis disculpas a todos aquellos/as a los que no he podido contestar, no me dan los días.

miércoles, 10 de enero de 2018

Vivir es una hermosa aventura.


 Vivir es un silencio sin memoria.
Es absurdo lo de alrededor,
la mentira de las luces en las calles,
con aprendices de suicidas que aún respiran
No hay nada más, solo el fulgor,
dolor del alma no comparable con el hambre,
con un cielo mudo. Nadie responde
a las oraciones de los débiles, de los ilusos.
El miedo al guardián  armado con un cuchillo
de obsidiana oprime la garganta,
Vendrán días de sangre y mártires,
de peces aturdidos, de piel lejana,
puentes quebrados, sal en los huesos, soledad.
Aun así entre los abedules saltan los pinzones,
el viento trae y lleva historias de enamorados,
de guerreros volviendo por caminos oscuros.
Es agosto en enero, empezamos la historia.

Vivir es una hermosa aventura.

lunes, 8 de enero de 2018

Parker, Agamenón y su porquero.



Sobre lo de ayer, lo de la partícula de Higgs, tengo algo que añadir.
¿Qué tiene que ver todo eso conmigo?
La respuesta es sencilla: todo.

Con un nombre o con otro no es eso lo importante, ni siquiera es importante lo que cuenta Parker o yo, lo que cuentan otros, lo importante es contarlo.

La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero.
Agamenón. – Conforme.
Su porquero. – No me convence.

(del Juan de Mairena de Antonio Machado)

Lo importante es la verdad, por eso Parker y yo utilizamos un mecanismo profundo del funcionamiento de la naturaleza a su escala más elemental, como el campo de Higgs que propuso otro Peter (Higgs, claro). Es decir el amor, el dolor, lo cotidiano, la esperanza, las relaciones entre iguales, las desigualdades, la naturaleza, los inventos, el paisaje, qué comer, qué beber, qué coño pasa en el mundo que estamos tan de los nervios, lo blanco y lo negro, lo descolorido, el sexo y su práctica, su no práctica, lo práctico de practicarlo, las emociones, las sensaciones, lo irregular, la partícula del miedo, el odio, lo que se puede decir, lo que todos dicen, la resurrección de la carne, la vida eterna, amén.

Hay que estar atento, lo diferente, lo Higgs de mis textos brilla a veces, brevemente, se crea a partir de la colisión entre lo dicho y lo entendido, o sentido, o intuido. En resumen, permíteme la confianza, tú,  el Gran Colisionador de Hadrones (Large Hadron Collider, o LHC).

Además del tiempo y esfuerzo que llevo invertido en esta página, espero no tener que gastarme lo de la multa de esos tíos de Apple. Agur.

domingo, 7 de enero de 2018

Parker y Higss.



Parker no se atreve a escribir personalmente y delega en mí y en otros para de una vez por todas dejar las cosas claras.

Bill (Gates) acaba de llamarle a cobro revertido, dice que mucha lírica, pizcas de poesía pero que (literalmente): “Parker, chato, no tienes ni idea de la partícula de Higgs”.

Al de un rato le han llamado también los de la manzana mordida, los herederos espirituales de Steve (Jobs). Dicen que reunidos en cónclave secreto se han dado cuenta que su verdadero nombre no es Parker y que le van a cobrar derechos de uso con carácter retroactivo, que ellos están antes en lo de la partícula esa.

Parker no sabe qué relación tiene una cosa con otra pero se ha enfadado, piensa que algo tendrá que ver con la envidia que genera  su interés en la búsqueda de la última pieza del puzle subatómico que puede abrir por fin la ventana al Big Bang.

Es decir.

Parker está en los escritos que hablan de sus vivencias, de sus peripecias emocionales y alrededor están los visitantes del blog/muro. Contra más lectores hay más incomprensibles son los textos y más le cuesta desarrollarlos (a él, a mí o a quién le escribe).

Porque.

Los lectores son el campo de Higgs, una forma de energía que impregna todo el espacio y confiere masa a las partículas (como glup 2.0). Un protón, por ejemplo, no tendría masa si no fuera por el campo de Higgs. Sin ese campo misterioso, todos seríamos livianos como el fotón, y nos moveríamos, como él, a la velocidad de la luz.

El Gran Colisionador de Hadrones (Large Hadron Collider, o LHC) que desde 2008 está   en funcionamiento junto a Ginebra, tiene varios objetivos, pero el principal es encontrar el bosón de Higgs, apodado "la partícula-Dios" por el premio Nobel Sheldon Glashow. Es una predicción central del modelo estándar con el que los físicos describen el mundo subatómico, y observarlo requiere las altas energías de colisión que alcanzará el LHC, un esfuerzo de 6.000 millones de euros.

Pues bien.

A primera hora de la tarde de hoy, 13 y martes, en medio de una expectación mundial seguida en directo por internet, los científicos que trabajan con el gran acelerador LHC, han presentado sus últimos resultados señalando tienen indicios significativos de la existencia de la muy buscada partícula de Higgs, cuyo descubrimiento se considera un hito en el conocimiento profundo del universo subatómico y objetivo primordial declarado del propio LHC. 

La partícula de Higgs es la firma de un mecanismo profundo del funcionamiento de la naturaleza a su escala más elemental, el llamado campo de Higgs, con el que, según la teoría, adquieren masa las partículas que tienen masa. El físico escocés Peter Higgs lo propuso hace más de 40 años, pero no ha habido manera de demostrar o descartar que esta hipótesis sea correcta. Es la mejor, o más completa, explicación de la masa de las partículas, una cuestión fundamental que el Modelo Estandar, que describe las partículas elementales y sus interacciones, no es capaz de abarcar sin ese mecanismo hasta ahora puramente teórico.
El Higgs no se ve directamente en los datos del LHC. Es una partícula que se desintegra enseguida si se crea en alguna de muchísimas las colisiones de protones del LHC y lo que los físicos observan son los esos procesos de desintegración. Se trata de identifica inequívocamente que esas partícula e interacciones captadas al proceden del Higgs que duró un instante. Como es un fenómeno muy poco corriente, hay que observar billones de colisiones para cosechar una docena de firmas del Higgs.

Parker termina con “queda claro, ¿no?


sábado, 6 de enero de 2018

Carta de un amante generoso a los Reyes Magos de Oriente.



Queridos Reyes Magos de Oriente y Occidente, que esta carta no estaba escrita, pendiente de pensar, traspapelada entre tantos estudios de tantos, lo suyo, lo que ella es, lo mío era eso otro, la actividad de un amante generoso, que pasé el umbral de lo prohibido y entré tan dentro, en lo oscuro, ciego, tanteando la encontré, en el reposo de sus caderas, en el rumbo de sus labios semiabiertos, sin reparar en el peligro, sin haber respirado su aliento de ida y vuelta, lo digo, escribo, en este invierno que hiere de tristeza, ahora que los traductores extienden la equivalencia a lo largo del poema y Jerry Ehman, atento, espera captar todavía otro código GEQUJ5, inútil intento en el monótono murmullo del cosmos, como ella, mujer detrás del muro, en un sexto piso que mira a la plaza donde tanto jugué de niño, cuando mi tía L me llevaba de la mano y me contaba todos los cuentos, cuando me vestía de ternura y me paseaba por los jardines transformados ahora en semicírculos de cemento y rosas solitarias, flores de pascua, charlatanes del fin del mundo e inmigrantes ensimismados, que todo está cambiando y no nos damos cuenta, que las calles se llenan de colores y seguimos como si nada, indiferentes al tsunami de gentes que nos van a integrar, comunidades nuevas, mezcla, otras voces, costumbres, sonidos, comidas, olores, que seguimos debajo del Árbol, cantando himnos que apenas entendemos, manteniendo fronteras imposibles, levantando los brazos en saludos a lo que no será, guardando la heredad sin saber que todo pasa y sólo tenemos ahora, como ella, digo, quizás ya ni siquiera el motivo de esta carta, queridos Reyes, que no sé escribir, que me pierdo en carreteras nunca transitadas, que ya no recuerdo ni su perfil, ni sus gemidos, ni su desnudo abandono, los mensajes que quemé en una hoguera de dolor insoportable, perdida la cabeza y la esperanza, perdidos los retornos, en el borde de un precipicio con los brazos abiertos, que me tiré sin alas, sin saber volar, que aún hay milagros, que pasé de iluso amador a mutilado de guerra, a dependiente de emociones ajenas, a equilibrista sin cable caminando sobre rayas que inventaba en las aceras, que aprendí a hablar de nuevo, otro lenguaje, o el de antes de, prehistoria del sentimiento, lenta recuperación en hospitales del alma, eso fue ayer, eso fue hace un siglo, eso no fue nunca que me he instalado en este rincón 2.0 y hablo y hablo sin cesar, para que me lean y sepan, para que no sepan, juegos de manos y voces, nada en esta mano, nada en esta otra y aparece un poema donde menos te los esperas, poemas de jubilado, los posos de Cortázar, de Neruda, de Dylan Thomas cantando en una habitación donde acumulo objetos de diez habitaciones, recuerdos como espinas, libros, una hélice, un barómetro, fotografías de una carrera de motos, una lupa, una navaja suiza, una taza con pétalos de las flores del último ramo, un cierre de esta metonimia al calor del frío enero, de nostalgias no bien curadas, de necesidad de airear el corazón ahora que llueve y llueve y no soy capaz de mirar por la ventana que da a una avenida que lleva a carreras de domingo justo ahora que solo quiero bañarme de música, descansar de batallas mal asimiladas, estrenar una camisa blanca y pasear de la mano de aquella a quién amo, aunque a veces, ahora, ay, recuerdo cuando fui un amante generoso. Queridos Reyes Magos de Oriente y Occidente, no me traigáis nada, lo tengo todo, me tengo.

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