12.2.21
Hasta aquí llegó la marea en el 83.
Cese la poesía
y la mentira de los artistas a quince céntimos la letra, a tanto
la rima, a cuanto la inspiración en la voz, el seco golpe del martillo, el
quejido, el rasguear de una guitarra, los garabatos subvencionados a real, los lamidos se
recompensan con una firma.
Cese el oficio de una mano extendida y un poema
retorcido en la otra, nómadas de la conjetura, ventajistas jugadores del verbo,
amantes de Dante aborrecidos por políticos ansiosos con rostro de pez que
lo mismo te ponen el laurel que te birlan la cartera, innoble oficio de ofidios
voluntarios.
No deja de llover.
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