Su hermana
Ella era muy joven, entonces todos éramos muy jóvenes.
Tenía una mirada de telegrafista, con mensajes de hambre de ternura, con angustia de besos tiernos, con aromas de desventura.
Nunca tuvo suerte.
Quizás nadie lo veía pero en su hombro se posaba el pájaro negro de la tragedia.
Sus manos traducían el desconsuelo cuando acariciaba el agua verde del retorno a la nada, a lo que nunca tuvo, a los sueños nublados.
Me gustaba más su hermana.
Ella era valiente, inconsciente, accesible, regalaba sus labios y ese era el comienzo de un abrazo hueco, de gemidos duros, sed de un río sin puentes, coartada del amor sin amor.
Siempre hubo una verja entre ella y la felicidad.
Buscó lo imposible.
Una vida triste, una permanente sombra trágica.
No sé dónde estarán sus tres hijos, sus dos maridos, no sé donde estará ella, no sé porqué la recuerdo ahora, en este día largo y hueco.
En cualquier caso me gustaba más su hermana.
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