La penitencia que vive el sector editorial se empieza a parecer al mito de Prometeo, con la diferencia de que el libro electrónico, la revolución tecnológica y la crisis económica, la versión del águila en este mundo de libros, no dan tanto respiro al amanecer. La penúltima embestida ha sido la
subida del IVA, anunciada el miércoles por el Gobierno, que pasa del 18% al 21%, en el caso del
ebook, considerado un servicio y no un libro en sentido tradicional, sujeto este al 4%. “No es una buena noticia porque encarece un mercado que se está empezando a desarrollar”, se lamenta Antonio María Ávila Álvarez, director de la
Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Una semana antes, sin embargo,
José Ignacio Wert, ministro de Cultura, recomendaba que la industria editorial española basara su desarrollo en el libro digital. Ahora las editoriales decidirán si ese 3% más al libro electrónico lo asumen ellas o los lectores.
Una nueva realidad que la FGEE espera que no signifique un retroceso en un país con índices bajos de lectura (el 63% dice leer al menos un libro al año), mientras los hábitos digitales crecen sin pausa... pero con bastante poca prisa. Los datos anteriores al anuncio del IVA eran alentadores. El informe del
Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Educación y Cultura señala que más de la mitad de los españoles lee ya contenidos digitales. El negocio, en pleno germen, representa el 3% del total de la facturación, con unas ventas de 72,60 millones de euros en 2011. Las últimas cifras publicadas por
ISBN sitúan en el 17% la producción digital a 30 de junio de 2012. El
ebookevoluciona: el año pasado siete de cada 100 lectores lo hacía en este formato, un porcentaje que se eleva hasta el 14% en el caso de los jóvenes de entre 14 y 24 años.
El cambio de modelo de negocio ha provocado que 500 editoriales ya publiquen libros digitales, y ofreciendo, cada vez más, de manera simultánea las novedades en ambos formatos, analógico y electrónico. El empujón de estas cifras viene precedido por el lanzamiento de
Libranda en 2010 —plataforma que aglutina a un centenar de editoriales españolas para venta a librerías— y el desembarco de las tres grandes librerías virtuales
Amazon, Google y Apple el año pasado.
La fórmula del ensayo y error domina un sector que pese a años de experiencia vuelve a la casilla de salida por la implosión de la cadena de valor del libro, los nuevos retos en las estrategias de comunicación y venta y la desaparición de las fronteras entre países.
La especialización: Dos meses antes de la llegada de Amazon al mercado español
Planeta anunciaba la distribución de su catálogo digital en castellano en la tienda iBookstore de Apple. Lanzada la avanzadilla, Planeta pone en marcha meses después
Zafiro eBooks, de novela romántica y
Scyla eBooks, sello digital centrado en la ciencia ficción, la fantasía y el terror. La apuesta por la especialización, con precios que no superan los 5 euros, sigue el modelo norteamericano donde la novela supone un 70% de la cuota de mercado del libro digital, y la ciencia ficción representa el 30% de las descargas.
Booquo, la aventura digital del Círculo de Lectores, ofrece contenidos digitales bajo descarga como en
streaming a través de un sistema cerrado –bajo suscripción- con una cuota mensual de 7,90 euros al mes para los socios y 9,90 para el resto de lectores. El pago da acceso a una biblioteca de más de 300 libros y revistas, que se espera llegue a los 1.000 títulos próximamente.
Sin restricciones: A mediados del pasado noviembre,
Ediciones B del Grupo Zeta se estrenó en el mercado digital con
B de Books y 250 novedades a menos de 10 euros y sin protección DRM (Gestión de Derechos Digitales). Una estrategia de
marketing que para muchas voces del sector supuso una llamada a la piratería. “La encriptación no evita la piratería, intentamos que el proceso de compra sea sencillo como la compra de un libro en papel", aclaraba Ernest Folch, director editorial, con motivo del lanzamiento del sello.
"No se puede pagar lo mismo por un libro sin pastas, que no ha sufrido costes de impresión", contaba Santiago Posteguillo a EL PAÍS, uno de los autores en la nómina de B de Books. Hace "más de ocho años" que Alberto Vázquez Figueroa hizo del libro electrónico una oportunidad para llegar a más gente. Su obra
Por mil millones de dólares puede descargarse directamente desde
su web: "Lo importante es que la gente lea y se aficione a la lectura. A lo mejor alguien que me ha leído gratis, decide comprarse un libro, aunque no sea mío”.
La brevedad como norma. Endebate, del grupo Random House Mondadori, se atrevió con 14 títulos breves el verano pasado –no más de 10.000 palabras-. Por menos de dos euros se pueden adquirir obras de no ficción –ensayos, entrevistas, crónicas- de Orwell, Paul Preston, Le Carré o Kapuscinski. “Es un experimento muy interesante que nos ha enfrentado a nuevos retos como la adaptación y corrección de este tipo de textos en formato digital”, cuenta Miguel Águilar, responsable del sello. El problema fundamental con el que se toparon es que los canales tradicionales de difusión han cambiado. “La promoción ya no se puede hacer a través de los suplementos culturales, ahora hay que ir a los blogs y las webs especializadas; al lector directamente; al diseño para destacar en librerías digitales infinitas; las redes sociales; las aplicaciones,… todo ha cambiado”, apostilla el editor.
Proliferación de la autoedición
Andreumartin.com empezó a funcionar en abril. El escritor catalán se iniciaba en la autoedición digital con dos libros inéditos y pretende ir recuperando todo su fondo, en gran parte descatalogado, además de tres novelas bajo licencia Creative Commons. “He decidido editar mis propios libros electrónicos sin intermediarios como reacción a la praxis de muchas editoriales que condenan al autor al ostracismo. Los editores y los jefes de prensa son mis amigos pero cuando mandan los jefes de ventas, editores, jefes de prensa y autores se convierten en mindundis y entonces las editoriales se convierten en el enemigo si hacen distribuciones cortas y no reeditan”, afirmaba el autor en una entrevista en EL PAÍS antes del comienzo de su andadura editorial.
Lorenzo Silva motivado por comentarios de sus lectores decidió poner a la venta durante una semana y en exclusiva su bibliografía en la tienda Leqtor -libros sin DRM a un precio medio de unos 4 euros-.
Parecida fue la iniciativa promovida por Juan Gómez-Jurado con 1 libro a 1 euro. Cada euro que se conseguía por descarga iba destinado a la ONG Save the Children.
RHMFlash es la continuación de la apuesta digital del grupo con relatos cortos o cuentos a un precio de 1,49 euros. “Es un escaparate para los autores del grupo que pretende reivindicar un género minoritario en un formato inmediato, ágil, directo, que se adapta al tipo de lectura que se hacen en los nuevos dispositivos móviles”, dice David Trías, director literario de Plaza y Janes. “RHMFlash es comparable a la compra de canciones por iTunes, ¿por qué me voy a comprar un libro si me apetece leer este cuento?”, plantea el responsable editorial. La selección del catálogo cuenta con títulos clásicos e inéditos -“Hemos tenido que hacer contratos distintos para poder digitalizar obras clásicas”, apunta Trías- de Mondadori, Debolsillo, Grijalbo y Plaza y Janés. “La iniciativa no tiene vocación de ser rentable a corto plazo”, asegura el responsable de Plaza y Janés, “pretendemos revitalizar un género con vocación transoceánica, acabar con las fronteras entre países hispanohablantes”.
El final de las islas editoriales: La transformación digital de Prisa Ediciones llegó con un acuerdo con Amazon en febrero de 2011 para difundir en varios países europeos 1.000 libros digitales en español de sus sellos Alfaguara, Aguilar, Taurus y Suma. Poco después, la táctica se concentraría en
Alfaguara Digital con una colección de 100 títulos de literatura hispanoamericana –que pretenden ir ampliando- a un precio entre 4,99 y 9,99 euros. La novedad radica en que estas obras digitales hasta el pasado año eran inaccesibles fuera de sus mercados locales. “Hemos elegido libros poco conocidos de prestigiosos autores que por fin pueden traspasar fronteras gracias a la edición digital”, explica Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara.
La apuesta anglosajona: El órdago de
Roca Editorial fue a lo grande. Desde principios de marzo digitalizaron todas las novedades y los fondos de los que consiguieron los derechos digitales y los lanzaron al mercado con precios que van desde los 2,90 hasta los 9,90 euros. Luego, el sello firmó con Open Road –editorial digital de contenidos multimedia estadounidense- para crear Barcelona eBooks. “Roca selecciona los títulos, realiza las traducciones y elabora toda la información sobre el libro y el autor”, explica Blanca Rosa Roca, su editora. “Open Road genera el marketing, incluidos vídeos de gran calidad y mucha presencia en redes sociales, además de la distribución a las diferentes tiendas: Barnes & Noble, Amazon, Kobo,…”.
Apuesta por el precio único: El redoble de tambores cuando
Anagrama anunció en enero que publicaría primero la nueva novela de Paul Auster en digital fue tal que aún resuenan los ecos en el sector editorial europeo. El único pero a este lanzamiento fue el precio: 10,99 hasta febrero, subiendo a los 14,99 euros a partir de esa fecha. La estrategia avivó el debate sobre la ley del precio fijo de España y que establece la posibilidad de que los canales de venta apliquen un descuento máximo del 5% sobre el precio establecido por el editor. El resto del catálogo de Anagrama puede adquirirse a través de Amazon pero con restricciones.“De momento no dejamos que vendan nuestros títulos en Latinoamérica y Estados Unidos –donde no hay precio fijo- para que no hagan la competencia a otras tiendas
online con las que hemos firmado contratos”, explica Paula Canal, responsable de
e-books. ¿Cómo aprovechar un mercado de más de 500 millones de hablantes?
A pesar de los esfuerzos, el nuevo paradigma tecnológico sigue siendo uno de los mayores desafíos del sector editorial no solo español, sino en general de la lengua española. La lentitud del sector nacional es especialmente acusado respecto a otros mercados, en concreto los anglosajones. El último
informe anual de Price Waterhouse sobre los medios de comunicación y el ocio predice que el mercado en Estados Unidos moverá 21.000 millones de dólares en 2016 frente a los 19.500 millones de 2011, y la mitad del sector ya se lo comería el libro digital. Mientras que en Europa, la caída del gasto en libros no será sustituida por el aumento de las ventas en digital.
La ralentización está motivada por las negociaciones con autores, traductores y agentes literarios, además de la necesidad de encontrar el equilibrio, un modelo sostenible que permita mantener la rentabilidad del libro en papel, sustento tradicional del negocio.
El cómic conquista las pantallas
La llegada del iPad determinó el destino del cómic en digital. El género, expectante ante las posibilidades audiovisuales que la edición digital le brindaba, tuvo que esperar al dispositivo de Apple para lanzarse a la aventura electrónica. A finales de 2010, alrededor del 94% de las editoriales de cómic disponía de algún proyecto editorial en curso. Las expectativas para finales de 2011 auguraban un crecimiento con cerca del 28% de las obras disponibles en versión digital y una de cada dos novedades, según datos de la segunda Encuesta sobre el libro digital en España.
En este escenario surgieron el año pasado iniciativas como Koómic –la primera plataforma española de este género- con más de 170 obras de 16 editoriales que crece a un ritmo de 12 libros mensuales, según datos del informe del ministerio.
CIMOC, el portal de Norma editorial especializado en cómics digitales, ha lanzado un catálogo de 60 títulos, con predominio del cómic europeo y americano.
El desembarco de las grandes librerías virtuales, como Amazon, desde otoño, y la consiguiente firma de acuerdos de la mayoría de editoriales españolas, se asume como un revulsivo para la industria, pero con cierto escepticismo. “A Amazon no se le teme, sino que va a crear más competencia y posibilitará crecimiento del mercado como suele ocurrir con la presencia de nuevos operadores”, dice el director de la FGEE. Los riesgos y el recelo del sector surgen de la posición dominante que el gigante ha llegado a alcanzar en países como Estados Unidos donde ha estallado la guerra de precios. En el caso español, la batalla estará en la negociación directa con los autores por las limitaciones que en este aspecto impone la ley del precio fijo. Por lo pronto, desde diciembre ha aumentado, considerablemente, la oferta de dispositivos electrónicos.