Coincidencia.
A
veces, al terminar un libro, al salir de un museo, de un cine, nos embarga una
sensación entre alegría, desconsuelo, exaltación, miedo, deseos de compartir la
emoción, la experiencia, la coincidencia de historias, temblores y
sentimientos.
Miramos
alrededor por si se nos nota en la cara, en la mirada, un temblor en los
párpados, un tic en el alma.
Es
inútil, los otros pasan en absoluta apatía.
Justo
en esa indiferencia nos sentimos diferentes.
Pero
no.
Solo
que es difícil la coincidencia.
Por
eso añoro aquellos momentos de inquietud en el gozo, aquellos en los que la
puerta podía abrirse en cualquier momento y sorprender nuestro abrazo
ensimismado, el milagroso estremecimiento en el deseo, cuando fuimos uno.
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