Hay que ver la cantidad de libros que hay, que se editan, que hasta se pueden leer, que te sientas y lees, por ejemplo a Gamoneda, que antes no le conocía nadie pero ahora sí, que abres la prensa y te enteras que le han dado un premio en Orihuela, por ejemplo, que incluso le escuché en una conferencia y tenía el pobre una cara de triste y aburrido que ya, aunque recita bien, lo suyo, la gente, los otros, le preguntaba cosas, algunos llorando, él contestaba con voz lenta y sabia, poética, claro, así cualquiera, que está todo muy complicado, media Grecia se ha quemado y otra media se ha ahogado, también Castellón, Canarias antes, achicharrados, aquí media población se ha aburrido en vacaciones, otra media...demasiadas medias, que no, que desde este lunes hemos vuelto al trabajo, p`alante, por esos caminos laborales del señor, que me dan miedo los lobos, el lobis home concretamente, que te pega un mordisco en tal parte y verás, hay bichos muy peligrosos con dos patas, montones, hasta con bigote, o con rulos; que antes, de vacaciones, iba a Cai, muchos años, ese levante de a veces, esos boquerones en el barrio Picadueñas de Jerez, el Ventorrillo del Chato, el Faro del Puerto, que el personal es lo mejor, qué salero, qué gracejo, arquetipos, correspondencia lírica entre el cante jondo y el amor y la locura despeñados por bulerías, que vas y vienes y tan rícamente, todo muy bien pero desde el lunes no es como en Praga, que en cada calleja me imaginaba a Mozart, embozado, recorriendo las esquinas, inventando sinfonías, con una octava clavada en el esternón, o a Kafka, funcionario insigne, o el Moldava, tú escuchas Moldava y parece qué sé yo, pues no, un río, normal, con su agua y su corriente remolona, aunque se desborda, cualquiera puede desbordarse en un momento concreto, pongamos el príncipe, que se mosqueó por un dibujo de nada, las veces que le habrán dibujado, lo único lo de las lorzas, que es una falta de respeto, vale, pero cuando veo a toda la tropa real, niños y niños, ahí, que parece que no saben hacer otra cosa, que está bien pero tíos, que luego comen, ya, a escote sale más barato, pero que es mucho escote y luego se quejan de guillotinas y revoluciones, por decirlo de una manera amable, que fusilaban, es un periodo cenagoso, ya ves; que desde el lunes trabajamos, algunos, los que tenemos suerte, y sigue ahí esa Mirada que espero volver a mirar, qué emoción, una magnífica forma de seguir el camino que no cesa, no creas, es como viajarte, por dentro, descubrirte en cada paso, pulpo en Melide, anfibios en los charcos, japoneses solitarios haciéndose el harakiri detrás de los zarzales, arquitectura nueva a partir de un pensamiento nuevo, que este otoño lo mismo empieza a llover como el año pasado y se oscurece el cielo con púas líquidas y pantallas borrosas, zumbidos, si escuchas zumbidos quizás te vigila la Nasa, deseo la tranquilidad suficiente para escucharme, mis ecos, descubrirme en todo aquello que vaya apareciendo por la proa, mariposas o galápagos, señoras enjoyadas o Baudelaire, que no me entiende, Churra dice que no me entiende, es un infierno eso de no saber qué pensar de Proserpina, tener que caminar con un farol por estancias de la naturaleza, claros en los bosques, que no se me va la olla, no, que desde el lunes, o sea anteayer, o cuando, según cuando leas, eso es lo bueno, escribo cuando puedo y lees cuando quieres, si quieres, si no quieres lo dejas y miras las fotos, por ejemplo la de un pájaro con las plumas planchadas, con brillo en el pico, con un zorro rapiñero mirándolo, arrobado, dieta de legumbres y símbolos, no hay nada que entender, estoy contento, muy, he tenido unas hermosas vacaciones en Galicia, en la Costa da Morte, fotografías en Muxía –que horror de monumento a la desgracia del Prestige- y no brilla el sol, no tengo un duro, vale, pero me tengo, me sostengo, me contengo, me propongo para seguir aquí, en esta dura vuelta, para eso hay que haber ido, sin maletas inútiles, con recuerdos, con el deseo intacto, satisfecho, con nuevos deseos, lápices de colores y Finisterre, no recuerdo si ahí termina el mundo o empieza, el año pasado tiré ahí mis miedos, los tenía, me preocupa hacerme viejo, más, cordura, libros ilustrados, yo soy, un palíndromo con toda la profundidad de la locura, que me meto y veo, braceo, terciopelo del bulbo raquídeo, baile esdrújulo, vaivén entre lo que soy y yo, abismo amoroso, silencio por ese camino que terminé (¿?) el día 13, creo que no te lo había dicho, valentía de intentar el cambio, lo que no, lo anormal, ruptura con lo cómodo, zapateado en el Bierzo, bulerías en O´Cebreiro, tira p´arriba se pongan los japoneses de antes como se pongan, liturgia italiana en iglesias perdidas para infantes italianos usurpadores de camas en pueblos perdidos, que tiene su aquel haber dormido en habitaciones con desconocidos, roncadores, olorosos, ruidosos, puff, quita, quita, y sin embargo los conocidos, los que he conocido, me han llenado de esperanza, de enseñanzas, de amistad, va por ellos, eso teniendo en cuenta la cantidad de libros que hay, que hasta se pueden leer, y nosotros aquí, intentando estos absurdos, farragosos textos. Pero intentándolo, cada día.
Me lo tengo que hacer mirar.