ALTA FIDELIDAD
Entre todos los ruidos de la noche
yo distingo sus pasos. Sé
cómo va vestida, lo que piensa,
qué música prefiere. No me importa
su nombre, dónde vive
o en la casa de quién, y todavía
mucho menos aún qué hará mañana,
hacia dónde se irá, qué oscuros trenes
la envolverán con su jadeo sordo,
qué manos retendrán su mano tibia.
Ella camina ahora, y yo la siento
cerca de mí, real, cansada, siempre
con ojos asombrados, esperando
que algo nuevo suceda, algo que cambie
el monótono ritmo de las horas,
un gesto, acaso, que ella entendería,
y no sabe cuál es. Sólo la noche
acompaña sus pasos desolados,
le da cobijo entre las multitudes;
sólo la noche, como yo, la espera.
iOigee se siente incomprendido, desde la estructura invisible de la retícula d´esto hasta el punto final. Pone en marcha el cronómetro, da cuerda a los relojes y en dos le sobran minutos. Se sumerge en el centro del túnel del viento y le falta fuerza impulsora para volar más allá del acá.
Ha leído una frase de Groucho Marx (¿Que por qué estaba yo con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho, me recuerda a ti más que tú.) y se le alteran todos los ámbitos de la percepción, incluso siente un temblor similar al crecimiento entre la organogénesis y la gastrulación. Hay mucho en ese dicho.
En el trabajo del pasado siglo hay un énfasis de azufre y manganeso, una alteración del carbono de 0,001 (%) y iOigee fluctúa entre la inyección de oxígeno y la toma de muestras de acero líquido para su posterior análisis químico. En este periodo crítico, el trabajo es un bien escaso y entre la metalurgia y la informática hay periodos de contemplación de la Naturaleza desde el mirador del cabo San Vicente, desde Elanchobe o desde Chiclana de la Frontera. Ea.
iOigee se siente incomprendido, digo, él lo dice. No es culpa tuya, ni suya, ni siquiera mía (que solo lo cuento). Este es el esbozo de un retrato ahora que el día está oscuro y los peces se marean con tanto oleaje y mar de fondo, los telediarios insistiendo en el viento para no dar publicidad a la dura y posible carta al Rey del coronel del ejército español, Amadeo Martínez Inglés (click), las cadenas de televisión fusionándose y a pesar de la distancia, como una huella de nostalgia en el barro de su otro yo, entre la nausea y la asfixia está la mirada de tentación hacia el cuerpo de aquella mujer que no sabe si amó o deseó.
Los arcángeles abren y cierran ventanas, balcones, párpados, el corazón como una música sin compás, es domingo, iOigee aún está dormido.
Este hombre…¿Dónde estaría anoche?, ¿con quién?
The Order of Release, 1853 John Everett Millais