domingo, 30 de noviembre de 2014
No sé ya a quién escribo
No sé ya a quién escribo.
Temo que
me escribo, que repito una llamada a lo que no. Que lo que sí lo tengo tan a
mano que no quiero contarlo, ¿para qué?
Escribir sobre qué escribo es un
recurso cuando no sé qué escribir.
Escribía sobre el amor cuando estaba
enamorado.
Ahora ¿no estás enamorado?
Más que nunca, pero distancio al que
imagina y escribe del que siente y vive.
¿Cómo puede ser eso?
Fácil, es una disciplina, cuando
escribo me alejo de quién soy y me convierto en otro (que posiblemente también
sea yo) que no es, pero que hace, dice, siente aquello que yo (ya) no me
atrevo, pero que está ahí.
Demasiado complicado.
Que va, es sencillo. Lo difícil es
escribir algo que enganche al que lee.
Y mantener un espacio en el
aire.
Eso.
sábado, 29 de noviembre de 2014
Diálogos absurdos.
Circulación
La solitaria muela de una puta
una muerta sin nombre
llevaba una corona de oro.
Las demás se habían desprendido
como por un secreto acuerdo.
Ésta la extrajo el sepulturero para sí.
Porque, decía,
sólo la tierra debe volver a la tierra.
La solitaria muela de una puta
una muerta sin nombre
llevaba una corona de oro.
Las demás se habían desprendido
como por un secreto acuerdo.
Ésta la extrajo el sepulturero para sí.
Porque, decía,
sólo la tierra debe volver a la tierra.
Gottfried Benn (1886-1965) fue un médico ginecólogo
especialista en enfermedades venéreas y de la piel. Su libro de poemas Morgue
fue publicada en 1912 en Berlín.
Morgue, Gottfried Benn. ElGaviero y Zut
ediciones. 2008. Trad. Jesús Munárriz.
.- Buenas tardes. ¿Eres fiel?
.- ¿A quién?
.- Yo qué sé, a ti mismo, a tu pareja, a tus obligaciones, a tus creencias.
.- Sí.
.- ¿Nunca le has sido infiel a tu pareja?
.- Nunca.
.- ¿Nunca te has acostado con otra mujer?
.- Vale, todo este interrogatorio es para saber si me he acostado con otra.
.- Bueno, sí.
.- Eres un cotilla.
.- Tal vez, pero, dime, ¿nunca te has acostado con otra mujer?
.- ¿Antes o después de casarme?
.- Ah, ¿estás casado?
.-Sí.
.- Después.
.- No.
.- No te creo.
.- Es tu problema.
.- ¿Y Jenny?
.- ¿Cómo sabes tú lo de Jenny?
.- Sé más de lo que crees.
.- Jenny era solo una amiga.
.- Ya, pero te acostaste con ella.
.- No.
.- Anda…
.- Bueno, sí, pero solo una vez.
.- No te creo.
.- Va, dos veces.
.- Anda…
.- Cállate ya, muchas veces, fui su amante, varios años.
.- Empezamos a conocernos.
.- Y tú ¿por qué estás aquí?
.- Por asociación ilícita, cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, defraudación fiscal y falsedad de documentos. ¿Sigo?
. – No, ya vale.
.- ¿Y tú?
.- Esta última vez por matar a mi compañero de celda.
.- Ya. Buenas noches.
.- Buenos días.
viernes, 28 de noviembre de 2014
Monumento a Cuauhtémoc.
Y caminaron juntos, por colinas y valles arbolados,
ciegos a los placeres de la vista, sordos al gorjeo de las aves.
Caminaron de día y también de noche bajo la amable Luna.
(William Blake)
François-Edouard Picot (1786-1868). Eros y Psique (1817). Louvre.
El dolor
rutinario de no ver (la), bufando entre un pulmón y los intestinos, extraño
lugar, tan impreciso, que ni me duele ya, tanto ir y venir el cántaro a la
fuente, donde un día florecía el agua hoy se marchitan los brotes de mayo, los
de abril, los de mañana. Ya no dejo guijarros en los cruces, no me importa
perderme en la cañada, en el solitario páramo, escucho silbos de pastores,
ranas, sonidos del campo, contrapunto metálico, batir de alas de ángel o
vencejos, plumas, imaginarios lugares, intangible línea revelada en un sueño de
Eros y Psique, memoria de cuándo. Nadie me entiende. Monumento a Cuauhtémoc,
¿qué hago aquí?
El Monumento a Cuauhtémoc está dedicado al huey tlatoani mexica (azteca) Cuauhtémoc, ubicado en el cruce de la Avenida de los Insurgentes y Paseo de la Reforma de la Ciudad de México. Es obra de Francisco M. Jiménez con esculturas de Miguel Noreña. Fue inaugurado en 1887, muestra del neoindigenismo o del indigenismo académico altamente promovido por el gobierno de Porfirio Díaz (de Wikipedia)
jueves, 27 de noviembre de 2014
Escribir a la manera de
“Aquellos cuya mente está habitada por el recuerdo
confuso de verdades que nunca han conocido son los hombres que están dotados.”
(Proust)
Escribir a la manera de. Reglas. ® NO. Colocarse de puntillas frente al texto y citarlo –eo, eo- llamarlo, gritar. Enfrentarse al reto de escribir para emocionar. No hace falta dejar el corazón entintado -¿a quién diablos le importan tus penas?- es mejor dejar los embustes, lo que no, SÍ, lo del cuarto de atrás, el anhelo, el brillo crepuscular de tu propia mentira -llámese apodo, máscara, disimulo, exageración, guiño, bah, no es la cosa-.
Un
juego de palabras, las palabras como un juego que te implique, que te explique,
que te tome de la pechera y te sacuda dos sopapos, esto es lo que hay aquí
dentro, mire usted, pasen y vean, aquí mi niñez y adolescencia, aquí mis
frustraciones, eso que cuelga es el miedo, lo de al lado es un complejo
retorcido pintado con sensibilidad fragmentada, ah, aquí el retablo de cuando
amé, esas son mis impresiones abstractas, en el altillo mis poemas de amante
bajo -¿o era sobre?- una manta, en la alfombra el polvo de historias
inconcretas, pedazos de vida, en la ventana un escritor que mira el vacío del
alma. Excepto la muerte segando el tiempo no hay nadie ahí abajo y en la hierba
se pudren elogios secretos y una fotografía de sangre derramada.
Ay.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
De la biología a la psicología.
Freud disecciona anguilas entre el heno y el cieno.
Después las dibuja, sinuosas y elementales, años antes de interpretar los
sueños, el Ich, el Überich.
Sueño
que nado en un río turbulento y negras anguilas de tiempo me rozan, me
angustian.
No
sé interpretar qué significa, no sé diseccionar mis sueños, ni dibujarlos,
muchas veces se escabullen en la madrugada.
Sueño,
vivo y un río me lleva.
martes, 25 de noviembre de 2014
Carta a la chica de la ventana, esa, la de la camisa blanca.
“Escribo para que me quieran, escribo para
demostrar lo que la timidez impide a mi voz. Eso pensaba. Un día me quise y ya
no necesité escribir más, desde entonces hablo.” Lo dice Michael Stasiewicz, el inolvidable protagonista de
“Notes on Blindness”.
El arte no tiene materia, no tiene soporte, no
es un cuadro o un vinilo, no el papel ni la pintura que mancha las alpargatas
del pintor, el arte es un sentimiento, un proceso mental, un espacio en ninguna
parte. Por eso he decidido colgar mis textos en un muro que no existe, un lugar
cerrado, lo abriré cuando no se pueda leer. Quizás me extienda en el concepto
de explicar aquello que no se ha visto, la percepción, el contrapunto, es
posible que deje una palabra como muestra y a partir de ahí llegar a otra comprensión.
“No estoy de acuerdo con nada de lo que leo, por principio, leo blanco y pienso en negro, veo amarillo y recuerdo el verde, más que nada por llevar la contraria, por darle emoción al contraste.” Esto es de Kathy Morgan, la polémica actriz de “Not at Beautiful Palace”
En realidad, cariño, te importa muy poco que me
importe lo importante, la conexión, la exploración del papel en blanco. Para ti
tiene preferencia su gramaje o los bordes, los pliegues, el blanco por el
blanco. Prefieres el espejo a que se pueda abrir una puerta en la mitad del texto o, bah, visitar otro
espacio con sangre, perros, cangrejos o frases de otros que no son de otros.
No me entiendes, nena.
Es lo que tiene.
Muchas veces yo tampoco me entiendo.
lunes, 24 de noviembre de 2014
La vida es como la recordamos.
“No esperar de la vida para no arriesgarla; darse por
muerto, para no morir./Yo no estoy muerto, estoy enamorado.” Bioy Casares.
Del laberinto al treinta y vuelta al
principio.
Siempre tengo la sensación de ser un
pasajero en el tren inadecuado. La vía y el túnel persisten sin que pueda hacer
nada para remediarlo.
La vida es como la recordamos y
sentado en una estación desierta pienso en ella (s) sabiendo que no debo
hacerlo, que me puedo equivocar y pintar de nostalgia lo que no es sino
presente.
Me obstino en ese recuerdo, escribo
lo que no debo ya que con una triste mueca vuelve esta punzada en el hígado,
alegrándome, entristeciéndome, aún así, la sonrisa perdida en garabatos,
pensarla(s), dibujarla (s), estar triste, o parecerlo, peor, querer volver con
ella (s) a esa estancia que fue mágica y terminó trágica.
Por favor
salgan un momento que estoy terminando de limpiar la sangre del alma.
domingo, 23 de noviembre de 2014
El don de lo que no se tiene
“Lo que interviene en la relación
de amor, lo que se pide como signo de amor, es siempre algo que sólo vale como
signo y como ninguna otra cosa. O, por ir todavía más lejos, no hay mayor don
posible, mayor signo de amor, que el don de lo que no se tiene.” Lacan.
No,
lo sé, no se puede sufrir tanto como he sufrido por Él. También sé ahora que ya
no importa, que no somos los mismos, que nunca hemos sido nada excepto una
broma en las cenas, cuando se escarba en los pasados imposibles como un minero
expuesto al grisú. Aun así me arriesgo, tanto, me acerco sin remedio, como una rejoneadora
enajenada, de forma inconsciente, sin pudor, sin pensarlo casi, con una
repetida sinceridad al pedir, al abrir mi corazón, al quedar expuesta todavía a
los pitones de su comprensión, a su compasión, a quién sabe qué sentimiento,
seguro que contrario al que quiero buscar.
Porque
no sé qué quiero buscar, no sé qué fuerza me hace dar vueltas al redondel, no
sé por qué me empeño en querer verle, en equivocarme así. Me paro, pienso que
tengo la edad suficiente para saber lo que debo y lo que no debo hacer. Pero es
un intento inútil, pienso y las normas no existen, los límites siempre están
más lejos y aquella carta de despedida la he leído tantas veces que las letras
están borrosas, lo que dicen me redime, lo que no dicen me llena de sueños y
saber cuándo la escribió me devuelve a la realidad, que es aplastante,
demoledora, está el aquí y el ahora y vivir no es escribir y todo esto no es
más que un absurdo que no lleva a ninguna parte excepto a disturbarme, a
perturbarme, a que me mire a mí misma como al bicho raro que siempre he sido,
un saltamontes con falda, una bestia parda sumergida en un arroyo de alcohol
para evitar los mosquitos de las dudas.
Cuando
advierto todo esto me paro, me leo,
muevo la cabeza, me compadezco de quién soy y decido si colgaré estas
historias. Pero yo sé que sí porque en estos oscuros días de otoño estoy muy triste y tengo la lengua muy larga, el corazón
muy grande y eso que llaman amor ni siquiera sé si es esto o si sólo es una
locura, una invención que dura demasiado tiempo, toda mi vida.
sábado, 22 de noviembre de 2014
He vuelto a buscarme
La nube se disolvió en neblina.
No neblí sino paloma,
un vuelo oscuro cae, piedra sin gravedad
(Vitale)
No neblí sino paloma,
un vuelo oscuro cae, piedra sin gravedad
(Vitale)
He vuelto a buscarme y hoy tampoco estaba. ¿Sabes? He comenzado a preocuparme.
Después de mirar por los rincones, bajo las alfombras, en los cajones de los
armarios, sé que no estoy. Quizás he salido y no he regresado, sigo de viaje,
un viejo de viaje, merezco una reprimenda por no avisar, por provocarte con mi
ausencia.
Cállate
espejo, quién te ha dicho nada, no me mires con altanería, tú no eres, yo ya no
estoy, salí, con modestia, sereno pero firme, bye, fortuna dilapidada, durante
una época fui nadie, ahora soy menos, invisible, no estoy, no soy, esta es una
voz surgiendo de las sombras de lo cotidiano y dice que hay ausencia, alimento
que envenena con efervescencia, ausencia.
Azogue,
mientes, este que habla no soy yo.
(Se
apaga la luz, salen los gnomos, desconectan los monitores, cesa el runrún de
los ordenadores y las salamandras juegan en el fuego, a espaldas de la noche.
No somos nada. Quisiera no haber escrito esto)
viernes, 21 de noviembre de 2014
Me gustan más tus cartas de amor
(Hola.
Te estoy leyendo)
Abrí
las jaulas, todas, alboroto de trinos, lluvia de plumas, tormenta de libertad
chocando contra las paredes del viento de vivir. Salieron los pájaros por las
ventanas del ya veremos, gatos en el alfeizar, mariposas amarillas para el
contraste, niebla para contribuir al caos, el horrendo ruido de la ciudad, aves
que no sabían volar.
Creo que yo tampoco sé volar -aunque lo intento-, demasiado peso en las alas, demasiados recuerdos. ¿Quién abrirá mi jaula?
Escribo esto, sin demasiado sentido, sintiéndolo, liberando otras impresiones, colores turquesas en el Caribe, arenas de documental de la 2, estrellas de mar en la retina, medusas en los manglares, fotos bajo el agua y ese soy, un bigote con burbujas en un verde limpio, en una colección para testificar que sí, que fue cierto y cierta es la lenta aproximación a la llamada de la selva cotidiana sin un Tarzán que grite de liana en liana cuando llegan los traficantes de marfil y sueños (etcétera).
(Me gustan más tus cartas de amor.)
jueves, 20 de noviembre de 2014
Cómo lo dices.
Blog. En realidad aquí
no importa demasiado qué dices, importa cómo lo dices, la capacidad de generar
simpatía, empatía, los colores, lo externo, cascabeles. Web. Tiempo apresurado con exceso de oferta y poca
demanda. Post. Oiga, mire, mire,
mire, que lo llevo fresco, lo llevo madurito, mira, Mari, mira, toque, toque,
toque, que lo llevo rico, rico, mira, Mari, mira. Zoom. Compra venta de
mercadillo, zoco de alfombras con dibujos surrealistas, comerciales de
bitácoras, escritores escribiendo lo que no se escribe, cómo no se escribe y
encima los premios se los llevan siempre los mismos, trueques de despacho,
cifras literarias, mentiras, nos engañan. Boom. Hay que quemar
más púlpitos, hay que predicar al borde de la calle, en el asfalto, con los
otros, con nosotros, con los que pueden contestar, rebatir, no me creo nada.
¿Qué pasa? Work. Tanto caminar
desde hace meses y resulta que este es un sendero de aprendizaje, de purificación,
de cuesta arriba, de miradas detrás de las cortinas, de comentarios que
acarician y María Isabel. Nos faltan los olores, el sabor de una risa, el tacto
de una espalda desnuda, un beso bajo la magnolia, pero nos iban a sobrar
espaldas, nos iban a faltar labios, o magnolias, o tiempo para tanta soledad,
tantas historias tristes, Jo, que me
cuentan cada cosa. Ping. Por cierto, que
reivindico la alegría, ole la risa, riamos, total son cuatro días, estoy
aburrido de caras tristes. Love. Y hagamos el amor
(escribiría follar pero no tengo confianza, todavía) una cópula general, una
orgía de lectores de blogs, una inmensa cama redonda de amantes sonrientes y
gozosos, gozando (me pido la rubia), una actividad lúdica y barata, como correr
por los parques pero sin zapatillas, o sí, oiga, usted a su bola, que hay
gustos para todos (me pido la morena), eso sí, un poco de orden que a ese de
verde le han sodomizado cuatro veces (ja, es un chiste antiguo), amor sin
pudores de monja en convento burgalés, marea de amor de lectores inteligentes
convertidos en amadores sin respiro (ay, con el respeto que te tenía y me he
corrido como una tonta). Croac. Nada que estoy
graciosillo hoy. Ole los que entran a Glup 2.0 (sin doble
sentido), como decían los barquilleros “viva mis
parroquianos”. Ja. Oye, que me ha
gustado eso de la cama redonda gigante, de record mundial, los sensibles
usuarios de blogs encamados en un acto de amor irrefrenable (pito, pito,
gorgorito, me pido la pelirroja), los compulsivos devoradores de páginas
desnudándose de sus alias, de sus nombres ficticios, quitándose el disfraz
(tariro, tariro) a ritmo de estriptís, qué morbazo, tantos cuerpos exhibiendo
su piel sin vergüenza, tantos tímidos abiertos al deseo ajeno, con números como
en las charcuterías (perdón por la comparación), llevo el 7 y tengo cola
(perdón, me refiero a fila, turno, que tengo x en espera). Plas. Querida lectora,
querido lector, eso, que sigamos disfrutando de estos tiempos de crisis, paz y
amor, nunca rencor, que los dioses acunen nuestras soledades, potencien nuestra
felicidad, desordenen nuestras virginidades y que nos ayuden para que nuestras
páginas no se conviertan en páramos sin liebres ni pajarillos. Vale, menos
escribir y más direcciones de camas solitarias. Se admiten sugerencias. End (the)
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Peces afligidos
De madrugada se nos empezó a morir el
poema.
Una
tras otra se borraban las letras de cada verso, se perdía el sentido, la
esencia de la belleza, el poema desaparecía sin dejar estela.
Para
intentar detener el proceso hurgamos en su interior, lo desmenuzamos como a un
crustáceo, le añadimos cebolla bien picada, ajo, perejil y aromas de estragón.
Inútil,
nada podía detener la descomposición silábica.
Tal
era nuestro disgusto que en un desesperado intento de reanimar la voz, de
rehacer el ritmo, nos metimos las palabras a la boca. Aún sin saber esos
idiomas las declamamos en inglés, en euskera, en japonés, en ruso.
Miramos
alrededor y a nadie parecía importarle.
Pero
no nos resignamos, en un último y desesperado intento lo masticamos, nos lo
tragamos, llegó a las tripas y... ¡alto ahí! el poema floreció, nos rompió el
pecho y trepó por esta bitácora perdida en un rincón de esta red que nos tiene
atrapados como a peces afligidos.
martes, 18 de noviembre de 2014
Así vamos.
“Voy a contarte mi vida entera, esta vida mía que no
empieza realmente, hasta el día que te vi por primera vez” Stefan Zweig.
A veces veo, recuerdo a los muertos.
También a ella.
Cuando la veo me desbarata, me confunde, me
arma, me desarma, arruina mi maltrecha calma, me deja como un jilguero
desplumado al sol de otoño.
A veces, ahora, escribo sobre lo escrito,
palimpsesto inacabable, laberinto vuelto del revés, error a dos colores,
equivocación constante. Si estaba en un penoso estado de tránsito, como un
vagabundo bajo los álamos, como un cocodrilo en el cieno, desde el lunes he
saltado la barrera de espinos, estoy al otro lado y no entiendo nada.
Además sé que no se puede entender.
Así vamos.
Todo es adrede, todo hace trizas el alma.
(Benedetti)
lunes, 17 de noviembre de 2014
The end of the world
Mi
tiempo acaba
Y tengo que saber por qué no he sido.
(Guillermo Carnero).
Y tengo que saber por qué no he sido.
(Guillermo Carnero).
“Don´t they know it´s the end of the world?/ It ended when you said goodbye” – y Julio piensa que debe ser muy viejo o que está rabiosamente nostálgico, pero esa canción de Carpenters le está rompiendo el corazón. De una caja de cartón toma al azar, con delicadeza, una fotografía en blanco y negro. En ella una pareja se mira arrobada, sus manos entrelazadas sobre el mantel de una mesa. La boca, entreabierta, sugiere que se están hablando, ajenos a la cámara. La música continúa y Julio va a devolver esa instantánea al montón cuando un reflejo le distrae. Sobre la cabeza del hombre se forma un pensamiento que Julio entiende: está pensando en cuanto desea a esa mujer, en que quiere quitarle la ropa y amarla, allí mismo, sobre la mesa, como en una película italiana, apartar los vasos de un manotazo, levantar el mantel, extender el cuerpo de ella como para un sacrificio y amarla sin medida. El pensamiento salta ahora sobre la cabeza de ella y Julio escucha su miedo y su deseo; miedo a la brusquedad de ese hombre al que desconoce en esas palabras rudas, groseras, en ese brillo lascivo en sus ojos; también deseo porque quiere que le toque, que le acaricie, que le bese todo el cuerpo, tiembla de ganas.
Julio acerca esa fotografía a una bombilla, la mira al trasluz, y esas dos
personas se convierten es seres cebolla. Levanta la primera capa de él y un
tropel de inseguridad le corre por los dedos. Levanta la segunda capa y los
gritos de un padre airado, con la mano alzada, se superponen a los lloros de su
madre en un rincón. Levanta la tercera capa y todo lo llena los ojos sin
lágrimas de un niño triste acostumbrado a que le peguen por lo que hace y por
lo que no hace. Levanta la primera capa de ella y unas cicatrices brillan justo
en sus muñecas. Levanta la segunda capa y una toalla manchada de sangre sobre
una camilla transita por una clínica sin nombre, en Londres. Levanta la tercera
capa y se inunda del asco y el miedo a ese hombre mayor que le lleva de la mano
a pesar de sus gritos. La música sigue sonando y Julio no quiere saber más.
Golpea el borde de la fotografía contra la mesa y dos años después cae un
matrimonio, ocho meses después un hijo, trece meses después un divorcio.
Veinte años después ese hijo está frente a él y Julio no sabe qué decirle.
Para congraciarse le pregunta - ¿Te gustan los Carpenters? Con esta canción nos enamoramos tu madre y yo -.
Pero el
chico le mira sin responder porque no es eso lo que ha venido a escuchar.
Y tiene los
mismos ojos que ella.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Llamadas.
23.01
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.11
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.17
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.32
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.45
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.46
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.58
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
00.01
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
00.06
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
Gloria ve el número y siente miedo.
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.11
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.17
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.32
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.45
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.46
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
23.58
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
00.01
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
00.06
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.
(Clinc)
Gloria ve el número y siente miedo.
Ha decidido dejar descolgado el
teléfono.
No sabe de lo que es capaz ese
hombre.
No se atreve a denunciarlo.
Aún no ha hecho nada.
Aún.
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- El don de lo que no se tiene
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- Llamadas.
- Glup 3.0
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- Corbata roja
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