Amber Hakim

domingo, 30 de noviembre de 2014

Un lujo asiático




No sé ya a quién escribo



No sé ya a quién escribo. 

Temo que me escribo, que repito una llamada a lo que no. Que lo que sí lo tengo tan a mano que no quiero contarlo, ¿para qué? 

Escribir sobre qué escribo es un recurso cuando no sé qué escribir.

Escribía sobre el amor cuando estaba enamorado.

Ahora ¿no estás enamorado?

Más que nunca, pero distancio al que imagina y escribe del que siente y vive.

¿Cómo puede ser eso?

Fácil, es una disciplina, cuando escribo me alejo de quién soy y me convierto en otro (que posiblemente también sea yo) que no es, pero que hace, dice, siente aquello que yo (ya) no me atrevo, pero que está ahí.

Demasiado complicado.

Que va, es sencillo. Lo difícil es escribir algo que enganche al que lee.

Y mantener un espacio en el aire.

Eso.




sábado, 29 de noviembre de 2014

Diálogos absurdos.

Circulación

La solitaria muela de una puta
una muerta sin nombre
llevaba una corona de oro.

Las demás se habían desprendido
como por un secreto acuerdo.
Ésta la extrajo el sepulturero para sí.

Porque, decía,
sólo la tierra debe volver a la tierra.

Gottfried Benn (1886-1965) fue un médico ginecólogo especialista en enfermedades venéreas y de la piel. Su libro de poemas Morgue fue publicada en 1912 en Berlín. 
Morgue, Gottfried Benn. ElGaviero y Zut ediciones. 2008. Trad. Jesús Munárriz.






.- Buenas tardes. ¿Eres fiel?
.- ¿A quién?
.- Yo qué sé, a ti mismo, a tu pareja, a tus obligaciones, a tus creencias.
.- Sí.
.- ¿Nunca le has sido infiel a tu pareja?
.- Nunca.
.- ¿Nunca te has acostado con otra mujer?
.- Vale, todo este interrogatorio es para saber si me he acostado con otra.
.- Bueno, sí.
.- Eres un cotilla.
.- Tal vez, pero, dime, ¿nunca te has acostado con otra mujer?
.- ¿Antes o después de casarme?
.- Ah, ¿estás casado?
.-Sí.
.- Después.
.- No.
.- No te creo.
.- Es tu problema.
.- ¿Y Jenny?
.- ¿Cómo sabes tú lo de Jenny?
.- Sé más de lo que crees.
.- Jenny era solo una amiga.
.- Ya, pero te acostaste con ella.
.- No.
.- Anda…
.- Bueno, sí, pero solo una vez.
.- No te creo.
.- Va, dos veces.
.- Anda…
.- Cállate ya, muchas veces, fui su amante, varios años. 
.- Empezamos a conocernos.
.- Y tú ¿por qué estás aquí?
.- Por asociación ilícita, cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, defraudación fiscal y falsedad de documentos. ¿Sigo?
. – No, ya vale.
.- ¿Y tú?
.- Esta última vez por matar a mi compañero de celda.
.- Ya. Buenas noches.
.- Buenos días.




Andrew Sterrett Conklin.















viernes, 28 de noviembre de 2014

Monumento a Cuauhtémoc.


Y caminaron juntos, por colinas y valles arbolados,
ciegos a los placeres de la vista, sordos al gorjeo de las aves.
Caminaron de día y también de noche bajo la amable Luna.

(William Blake)



François-Edouard Picot (1786-1868). Eros y Psique (1817). Louvre.



El dolor rutinario de no ver (la), bufando entre un pulmón y los intestinos, extraño lugar, tan impreciso, que ni me duele ya, tanto ir y venir el cántaro a la fuente, donde un día florecía el agua hoy se marchitan los brotes de mayo, los de abril, los de mañana. Ya no dejo guijarros en los cruces, no me importa perderme en la cañada, en el solitario páramo, escucho silbos de pastores, ranas, sonidos del campo, contrapunto metálico, batir de alas de ángel o vencejos, plumas, imaginarios lugares, intangible línea revelada en un sueño de Eros y Psique, memoria de cuándo. Nadie me entiende. Monumento a Cuauhtémoc, ¿qué hago aquí?





El Monumento a Cuauhtémoc está dedicado al huey tlatoani mexica (azteca) Cuauhtémoc, ubicado en el cruce de la Avenida de los Insurgentes y Paseo de la Reforma de la Ciudad de México. Es obra de Francisco M. Jiménez con esculturas de Miguel Noreña. Fue inaugurado en 1887, muestra del neoindigenismo o del indigenismo académico altamente promovido por el gobierno de Porfirio Díaz (de Wikipedia)


jueves, 27 de noviembre de 2014

Escribir a la manera de


“Aquellos cuya mente está habitada por el recuerdo confuso de verdades que nunca han conocido son los hombres que están dotados.” (Proust)



Escribir a la manera de. Reglas. ® NO. Colocarse de puntillas frente al texto y citarlo –eo, eo- llamarlo, gritar. Enfrentarse al reto de escribir para emocionar. No hace falta dejar el corazón entintado -¿a quién diablos le importan tus penas?- es mejor dejar los embustes, lo que no, SÍ, lo del cuarto de atrás, el anhelo, el brillo crepuscular de tu propia mentira -llámese apodo, máscara, disimulo, exageración, guiño, bah, no es la cosa-.

Un juego de palabras, las palabras como un juego que te implique, que te explique, que te tome de la pechera y te sacuda dos sopapos, esto es lo que hay aquí dentro, mire usted, pasen y vean, aquí mi niñez y adolescencia, aquí mis frustraciones, eso que cuelga es el miedo, lo de al lado es un complejo retorcido pintado con sensibilidad fragmentada, ah, aquí el retablo de cuando amé, esas son mis impresiones abstractas, en el altillo mis poemas de amante bajo -¿o era sobre?- una manta, en la alfombra el polvo de historias inconcretas, pedazos de vida, en la ventana un escritor que mira el vacío del alma. Excepto la muerte segando el tiempo no hay nadie ahí abajo y en la hierba se pudren elogios secretos y una fotografía de sangre derramada.

Ay.


                                                Jan Sadeler (Brussels 1550 - 1600 Venice), Septentrio, after M. de Vos, nd.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

De la biología a la psicología.


Freud disecciona anguilas entre el heno y el cieno. Después las dibuja, sinuosas y elementales, años antes de interpretar los sueños, el Ich, el Überich.

Sueño que nado en un río turbulento y negras anguilas de tiempo me rozan, me angustian.

No sé interpretar qué significa, no sé diseccionar mis sueños, ni dibujarlos, muchas veces se escabullen en la madrugada.

Sueño, vivo y un río me lleva.




martes, 25 de noviembre de 2014

Carta a la chica de la ventana, esa, la de la camisa blanca.



“Escribo para que me quieran, escribo para demostrar lo que la timidez impide a mi voz. Eso pensaba. Un día me quise y ya no necesité escribir más, desde entonces hablo.” Lo dice Michael  Stasiewicz, el inolvidable protagonista de “Notes on Blindness”.

El arte no tiene materia, no tiene soporte, no es un cuadro o un vinilo, no el papel ni la pintura que mancha las alpargatas del pintor, el arte es un sentimiento, un proceso mental, un espacio en ninguna parte. Por eso he decidido colgar mis textos en un muro que no existe, un lugar cerrado, lo abriré cuando no se pueda leer. Quizás me extienda en el concepto de explicar aquello que no se ha visto, la percepción, el contrapunto, es posible que deje una palabra como muestra y a partir de ahí llegar a otra comprensión.

“No estoy de acuerdo con nada de lo que leo, por principio, leo blanco y pienso en negro, veo amarillo y recuerdo el verde, más que nada por llevar la contraria, por darle emoción al contraste.” Esto es de Kathy Morgan, la polémica actriz de “Not at Beautiful Palace”

En realidad, cariño, te importa muy poco que me importe lo importante, la conexión, la exploración del papel en blanco. Para ti tiene preferencia su gramaje o los bordes, los pliegues, el blanco por el blanco. Prefieres el espejo a que se pueda abrir una puerta  en la mitad del texto o, bah, visitar otro espacio con sangre, perros, cangrejos o frases de otros que no son de otros.

No me entiendes, nena.

Es lo que tiene.

Muchas veces yo tampoco me entiendo.




lunes, 24 de noviembre de 2014

La vida es como la recordamos.

“No esperar de la vida para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir./Yo no estoy muerto, estoy enamorado.” Bioy Casares.



Del laberinto al treinta y vuelta al principio.

Siempre tengo la sensación de ser un pasajero en el tren inadecuado. La vía y el túnel persisten sin que pueda hacer nada para remediarlo.

La vida es como la recordamos y sentado en una estación desierta pienso en ella (s) sabiendo que no debo hacerlo, que me puedo equivocar y pintar de nostalgia lo que no es sino presente.

Me obstino en ese recuerdo, escribo lo que no debo ya que con una triste mueca vuelve esta punzada en el hígado, alegrándome, entristeciéndome, aún así, la sonrisa perdida en garabatos, pensarla(s), dibujarla (s), estar triste, o parecerlo, peor, querer volver con ella (s) a esa estancia que fue mágica y terminó trágica.

Por favor salgan un momento que estoy terminando de limpiar la sangre del alma.




domingo, 23 de noviembre de 2014

El don de lo que no se tiene

“Lo que interviene en la relación de amor, lo que se pide como signo de amor, es siempre algo que sólo vale como signo y como ninguna otra cosa. O, por ir todavía más lejos, no hay mayor don posible, mayor signo de amor, que el don de lo que no se tiene.” Lacan.



No, lo sé, no se puede sufrir tanto como he sufrido por Él. También sé ahora que ya no importa, que no somos los mismos, que nunca hemos sido nada excepto una broma en las cenas, cuando se escarba en los pasados imposibles como un minero expuesto al grisú. Aun así me arriesgo, tanto, me acerco sin remedio, como una rejoneadora enajenada, de forma inconsciente, sin pudor, sin pensarlo casi, con una repetida sinceridad al pedir, al abrir mi corazón, al quedar expuesta todavía a los pitones de su comprensión, a su compasión, a quién sabe qué sentimiento, seguro que contrario al que quiero buscar.

Porque no sé qué quiero buscar, no sé qué fuerza me hace dar vueltas al redondel, no sé por qué me empeño en querer verle, en equivocarme así. Me paro, pienso que tengo la edad suficiente para saber lo que debo y lo que no debo hacer. Pero es un intento inútil, pienso y las normas no existen, los límites siempre están más lejos y aquella carta de despedida la he leído tantas veces que las letras están borrosas, lo que dicen me redime, lo que no dicen me llena de sueños y saber cuándo la escribió me devuelve a la realidad, que es aplastante, demoledora, está el aquí y el ahora y vivir no es escribir y todo esto no es más que un absurdo que no lleva a ninguna parte excepto a disturbarme, a perturbarme, a que me mire a mí misma como al bicho raro que siempre he sido, un saltamontes con falda, una bestia parda sumergida en un arroyo de alcohol para evitar los mosquitos de las dudas.

Cuando  advierto todo esto me paro, me leo, muevo la cabeza, me compadezco de quién soy y decido si colgaré estas historias. Pero yo sé que sí porque  en estos oscuros días de otoño estoy muy triste y tengo la lengua muy larga, el corazón muy grande y eso que llaman amor ni siquiera sé si es esto o si sólo es una locura, una invención que dura demasiado tiempo, toda mi vida.




sábado, 22 de noviembre de 2014

He vuelto a buscarme

 La nube se disolvió en neblina.
No neblí sino paloma,
un vuelo oscuro cae, piedra sin gravedad

(Vitale)





He vuelto a buscarme y hoy tampoco estaba. ¿Sabes? He comenzado a preocuparme. Después de mirar por los rincones, bajo las alfombras, en los cajones de los armarios, sé que no estoy. Quizás he salido y no he regresado, sigo de viaje, un viejo de viaje, merezco una reprimenda por no avisar, por provocarte con mi ausencia.

Cállate espejo, quién te ha dicho nada, no me mires con altanería, tú no eres, yo ya no estoy, salí, con modestia, sereno pero firme, bye, fortuna dilapidada, durante una época fui nadie, ahora soy menos, invisible, no estoy, no soy, esta es una voz surgiendo de las sombras de lo cotidiano y dice que hay ausencia, alimento que envenena con efervescencia, ausencia.

Azogue, mientes, este que habla no soy yo.

(Se apaga la luz, salen los gnomos, desconectan los monitores, cesa el runrún de los ordenadores y las salamandras juegan en el fuego, a espaldas de la noche. No somos nada. Quisiera no haber escrito esto)




viernes, 21 de noviembre de 2014

Me gustan más tus cartas de amor


 (Hola. Te estoy leyendo)



Abrí las jaulas, todas, alboroto de trinos, lluvia de plumas, tormenta de libertad chocando contra las paredes del viento de vivir. Salieron los pájaros por las ventanas del ya veremos, gatos en el alfeizar, mariposas amarillas para el contraste, niebla para contribuir al caos, el horrendo ruido de la ciudad, aves que no sabían volar.

Creo que yo tampoco sé volar -aunque lo intento-, demasiado peso en las alas, demasiados recuerdos. ¿Quién abrirá mi jaula?

Escribo esto, sin demasiado sentido, sintiéndolo, liberando otras impresiones, colores turquesas en el Caribe, arenas de documental de la 2, estrellas de mar en la retina, medusas en los manglares, fotos bajo el agua y ese soy, un bigote con burbujas en un verde limpio, en una colección para testificar que sí, que fue cierto y cierta es la lenta aproximación a la llamada de la selva cotidiana sin un Tarzán que grite de liana en liana cuando llegan los traficantes de marfil y sueños (etcétera).




(Me gustan más tus cartas de amor.)




jueves, 20 de noviembre de 2014

Cómo lo dices.



Blog. En realidad aquí no importa demasiado qué dices, importa cómo lo dices, la capacidad de generar simpatía, empatía, los colores, lo externo, cascabeles. Web. Tiempo apresurado con exceso de oferta y poca demanda. Post. Oiga, mire, mire, mire, que lo llevo fresco, lo llevo madurito, mira, Mari, mira, toque, toque, toque, que lo llevo rico, rico, mira, Mari, mira. Zoom. Compra venta de mercadillo, zoco de alfombras con dibujos surrealistas, comerciales de bitácoras, escritores escribiendo lo que no se escribe, cómo no se escribe y encima los premios se los llevan siempre los mismos, trueques de despacho, cifras literarias, mentiras, nos engañan. Boom. Hay que quemar más púlpitos, hay que predicar al borde de la calle, en el asfalto, con los otros, con nosotros, con los que pueden contestar, rebatir, no me creo nada. ¿Qué pasa? Work. Tanto caminar desde hace meses y resulta que este es un sendero de aprendizaje, de purificación, de cuesta arriba, de miradas detrás de las cortinas, de comentarios que acarician y María Isabel. Nos faltan los olores, el sabor de una risa, el tacto de una espalda desnuda, un beso bajo la magnolia, pero nos iban a sobrar espaldas, nos iban a faltar labios, o magnolias, o tiempo para tanta soledad, tantas historias tristes, Jo, que me cuentan cada cosa. Ping. Por cierto, que reivindico la alegría, ole la risa, riamos, total son cuatro días, estoy aburrido de caras tristes. Love. Y hagamos el amor (escribiría follar pero no tengo confianza, todavía) una cópula general, una orgía de lectores de blogs, una inmensa cama redonda de amantes sonrientes y gozosos, gozando (me pido la rubia), una actividad lúdica y barata, como correr por los parques pero sin zapatillas, o sí, oiga, usted a su bola, que hay gustos para todos (me pido la morena), eso sí, un poco de orden que a ese de verde le han sodomizado cuatro veces (ja, es un chiste antiguo), amor sin pudores de monja en convento burgalés, marea de amor de lectores inteligentes convertidos en amadores sin respiro (ay, con el respeto que te tenía y me he corrido como una tonta). Croac. Nada que estoy graciosillo hoy. Ole los que entran a Glup 2.0 (sin doble sentido), como decían los barquilleros “viva mis parroquianos”. Ja. Oye, que me ha gustado eso de la cama redonda gigante, de record mundial, los sensibles usuarios de blogs encamados en un acto de amor irrefrenable (pito, pito, gorgorito, me pido la pelirroja), los compulsivos devoradores de páginas desnudándose de sus alias, de sus nombres ficticios, quitándose el disfraz (tariro, tariro) a ritmo de estriptís, qué morbazo, tantos cuerpos exhibiendo su piel sin vergüenza, tantos tímidos abiertos al deseo ajeno, con números como en las charcuterías (perdón por la comparación), llevo el 7 y tengo cola (perdón, me refiero a fila, turno, que tengo x en espera). Plas. Querida lectora, querido lector, eso, que sigamos disfrutando de estos tiempos de crisis, paz y amor, nunca rencor, que los dioses acunen nuestras soledades, potencien nuestra felicidad, desordenen nuestras virginidades y que nos ayuden para que nuestras páginas no se conviertan en páramos sin liebres ni pajarillos. Vale, menos escribir y más direcciones de camas solitarias. Se admiten sugerencias. End (the)





miércoles, 19 de noviembre de 2014

Peces afligidos





De madrugada se nos empezó a morir el poema.
Una tras otra se borraban las letras de cada verso, se perdía el sentido, la esencia de la belleza, el poema desaparecía sin dejar estela.

Para intentar detener el proceso hurgamos en su interior, lo desmenuzamos como a un crustáceo, le añadimos cebolla bien picada, ajo, perejil y aromas de estragón.

Inútil, nada podía detener la descomposición silábica.

Tal era nuestro disgusto que en un desesperado intento de reanimar la voz, de rehacer el ritmo, nos metimos las palabras a la boca. Aún sin saber esos idiomas las declamamos en inglés, en euskera, en japonés, en ruso.

Miramos alrededor y a nadie parecía importarle.

Pero no nos resignamos, en un último y desesperado intento lo masticamos, nos lo tragamos, llegó a las tripas y... ¡alto ahí! el poema floreció, nos rompió el pecho y trepó por esta bitácora perdida en un rincón de esta red que nos tiene atrapados como a peces afligidos.





martes, 18 de noviembre de 2014

Así vamos.



“Voy a contarte mi vida entera, esta vida mía que no empieza realmente, hasta el día que te vi por primera vez” Stefan Zweig.



A veces veo, recuerdo a los muertos.

También a ella.

Cuando la veo me desbarata, me confunde, me arma, me desarma, arruina mi maltrecha calma, me deja como un jilguero desplumado al sol de otoño.

A veces, ahora, escribo sobre lo escrito, palimpsesto inacabable, laberinto vuelto del revés, error a dos colores, equivocación constante. Si estaba en un penoso estado de tránsito, como un vagabundo bajo los álamos, como un cocodrilo en el cieno, desde el lunes he saltado la barrera de espinos, estoy al otro lado y no entiendo nada.

Además sé que no se puede entender.

Así vamos.


  
Todo es adrede, todo hace trizas el alma. 

(Benedetti)


lunes, 17 de noviembre de 2014

The end of the world

Mi tiempo acaba
Y tengo que saber por qué no he sido.


(Guillermo Carnero).



“Don´t they know it´s the end of the world?/
It ended when you said goodbye” – y Julio piensa que debe ser muy viejo o que está rabiosamente nostálgico, pero esa canción de Carpenters le está rompiendo el corazón. De una caja de cartón toma al azar, con delicadeza, una fotografía en blanco y negro. En ella una pareja se mira arrobada, sus manos entrelazadas sobre el mantel de una mesa. La boca, entreabierta, sugiere que se están hablando, ajenos a la cámara. La música continúa y Julio va a devolver esa instantánea al montón cuando un reflejo le distrae. Sobre la cabeza del hombre se forma un pensamiento que Julio entiende: está pensando en cuanto desea a esa mujer, en que quiere quitarle la ropa y amarla, allí mismo, sobre la mesa, como en una película italiana, apartar los vasos de un manotazo, levantar el mantel, extender el cuerpo de ella como para un sacrificio y amarla sin medida. El pensamiento salta ahora sobre la cabeza de ella y Julio escucha su miedo y su deseo; miedo a la brusquedad de ese hombre al que desconoce en esas palabras rudas, groseras, en ese brillo lascivo en sus ojos; también deseo porque quiere que le toque, que le acaricie, que le bese todo el cuerpo, tiembla de ganas.




Julio acerca esa fotografía a una bombilla, la mira al trasluz, y esas dos personas se convierten es seres cebolla. Levanta la primera capa de él y un tropel de inseguridad le corre por los dedos. Levanta la segunda capa y los gritos de un padre airado, con la mano alzada, se superponen a los lloros de su madre en un rincón. Levanta la tercera capa y todo lo llena los ojos sin lágrimas de un niño triste acostumbrado a que le peguen por lo que hace y por lo que no hace. Levanta la primera capa de ella y unas cicatrices brillan justo en sus muñecas. Levanta la segunda capa y una toalla manchada de sangre sobre una camilla transita por una clínica sin nombre, en Londres. Levanta la tercera capa y se inunda del asco y el miedo a ese hombre mayor que le lleva de la mano a pesar de sus gritos. La música sigue sonando y Julio no quiere saber más. Golpea el borde de la fotografía contra la mesa y dos años después cae un matrimonio, ocho meses después un hijo, trece meses después un divorcio.



Veinte años después ese hijo está frente a él y Julio no sabe qué decirle.
Para congraciarse le pregunta - ¿Te gustan los Carpenters? Con esta canción nos enamoramos tu madre y yo -.
Pero el chico le mira sin responder porque no es eso lo que ha venido a escuchar.
Y tiene los mismos ojos que ella.


domingo, 16 de noviembre de 2014

Llamadas.



23.01
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)

23.11
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)

23.17
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)

23.32
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)

23.45
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)

23.46
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)

23.58
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)

00.01
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)

00.06
Hola, soy Gloria, no estoy en casa. Si quieres deja tu recado. Te llamaré en cuanto pueda.

(Clinc)


Gloria ve el número y siente miedo.
Ha decidido dejar descolgado el teléfono.
No sabe de lo que es capaz ese hombre.
No se atreve a denunciarlo.
Aún no ha hecho nada.
Aún.




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