Me ocurrió ayer (y no es broma)

 

Esta mañana, a eso de las 12,  hablaba por el móvil con mi amigo  Javi mientras  estaba esperando en el semáforo. En la acera de enfrente he visto que un individuo hacía aspavientos y gritaba a la espalda de una señora mayor parada en el paso de cebra. He pensado, “nadie defiende a esa pobre mujer”. El tipo se ha quedado en la esquina gritando frases inconexas y gesticulando.  El semáforo se pone en verde, cruzo la acera y al llegar a unos metros  del individuo ese, me ve, y viene recto hacia mí gritando como un poseído, agitando los brazos. Con el teléfono en la mano (mi amigo decía “¿qué pasa, quién te grita, qué pasa?) en un segundo pienso “le doy un empujón” (mala idea), “echo a correr” (mala idea, este me coge). El tipo grita sin parar y cuando me va a golpear veo que pasa cerca un coche de la ertzaina, le esquivo, corro hacia el coche, el tipo me sigue, “ayúdenme, que este tío que me quiere pegar”. Le separan y le ponen contra la pared. Sigue gritando. Llegan varios coches de la ertzaina. “¿Quiere poner una denuncia?” “No, no, gracias”. Me voy entre la mucha gente que se ha reunido en esa esquina,  me miran  con desconfianza. Una señora me dice “oiga, ¿qué le ha hecho usted? Me entra una risa floja del nerviosismo y me voy de allí a buen paso. No ha intervenido nadie. Ese hombre estaba con una excitación y una agresividad impresionante. Entro a un bar y me tomo un vermut y un pintxo de txangurro para tranquilizarme. Que cosas pasan cuando menos te lo esperas. Esta mañana a eso de las 12.

  

Anoche, en la cama, pensaba en el desagradable episodio que me ocurrió por la mañana. Ayer recibí comentarios de personas (ojo, me consta que me aprecian) en los que mostraban su preocupación “por ese pobre hombre que te atacó”. Incluso una persona me preguntó “pero ¿le miraste mal?” Eso me llevó a la humillante sensación que tuve al “escaparme” de aquella esquina entre la gente que me miraba raro y se apartaba, incluso escuché un “ese ha sido”.   Recordé aquella frase maldita de “algo habrá hecho” y la triste paradoja de la víctima convertida en verdugo y de ahí a la violencia pasiva y luego me dormí y me he levantado fresco y animado y me voy al monte aunque parece que va a llover.  Espero no encontrarme hoy ningún "zumbao" en el bosque. 

Me ocurrió ayer, en serio, no se me ocurriría hacer una broma así.