To panic.
Vale,
sí, cierto, tuve pánico,
lo reconozco, estaba sólo, el miedo a lo desconocido, la noche, y lo jure,
cierto, ¿qué quieren?, ¿nunca se han sentido así? vale, me duro un día, es
verdad, pero ya no, ya todo va bien, créanme, o no, quizás el santo no se enteró,
tantos juraran cada noche, prometo que esto, prometo que lo otro, los santos no
pueden estar a tantas promesas, la mía la hice de corazón, es así, pero ahora
no me veo con fuerzas para no, además cuando vuelva no creo que ella me lo permita,
ella es mucho ella y la carne es débil y no creo que necesite insistir en que
los milagros no se pueden desperdiciar y que el hombre, etcétera, quizás sí, quizás deba
convencer a usted y al santo que hay trenes que pasan sólo una vez y si uno está
en la estación equivocada no llegara a ningún sitio, al menos a ningún sitio
interesante, ese concepto es como mínimo discutible pero, ya ven, no quiero
discutir, tuve pánico, juré, hubiera dado mi vida por liberarme de ese
agobio en el pecho, aquello que me ahogaba, que no podía más, que si tal, que
si cual, pero ella, al final esa ella desnuda, a mi lado (sobré, bajo, contra,
con) en la cama, es el delicioso pecado mortal que me llevara al infierno. Allí
les espero.
3 comments :
El hombre de la foto está con ella.
Sería tan largo comentarte lo otro...
Sí, bixen, lo otro siempre es más largo.
¡Te sale y sabes alburear!¡Pues sí que te has integrado y aprendido!
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