Carta a D Roberto Villar, guía y amigo.
Muy señor mío:
Sirva la presente para agradecerle muy
sinceramente la pormenorizada descripción del itinerario desde acá hasta Boca
de Cielo o quien sabe dónde, paraíso o confín, desafío o cielo, meta o principio, porque usted olvida que el abajo firmante es
un senecto viajero acostumbrado más bien al todo incluido con horarios,
destinos, guías, itinerarios sin sorpresas salvo tifones, ballenas blancas o
damas de corazón negro y ojos rasgados como panteras de una tierra que aún no
conozco y tantas cosas no conozco pero si sé que soy un poco Chamula o algo
así, que me engañan quizás y no me importa, que veo mujeres ciegas abrazando a
sus dos hijos, mendigando y cantando mientras les besa, veo niños aún sin uso
de razón (que se decía, cuando lo del limbo y aquellas cosas que jamás creí)
tratando de vender es igual que y me abordan mientras como un menú corrido y
les digo no y una señora de la mesa de al lado les invita a comer y allá que se
sientan los dos pequeños, no más de 7 años y piden arroz y ese agua de color
morado y pan y carne y ríen y seguro que tendrán padres y ver el Madrid- Barça
en un bar repleto de chiapanecos rudos con filas de cerveza en el mostrador,
camisetas blancas, mundo global aunque aquí no hay Zara, todavía no he llegado
a Tonalá porque el camión sale a las 11, 40 y ya decidí que voy para hacer la
historia inversa, hacer lo que mi hija hizo y espero que ella no haga muchas
cosas que yo hice, otras si y así, día a día, este viaje que empezó como
turista ocasional se convirtió en un viaje interior, que nunca es tarde, que
con tanto trabajar (y que remedio) me perdí muchas cosas y no voy en busca del
tiempo perdido, no, voy, lo intento, a vivir cada día con lo que venga,
hablando con cualquiera, aprendiendo, sintiendo los colores, los olores, el
aire, los sabores, el sol, este paisaje con selva y la gente, ay, la gente y
aún no me perdí entre los taxistas de Tonalá pero ahí le ando, que estuve en
Palenque, en Aguas Azules, en una cascada mágica, que me amisté con mejicanos y
japonesas, con señores licenciados y con meseros, he visto tantas, tantas cosas
maravillosas, en DF, en Oaxaca, aquí, que es posible que pase nadando a Boca de
Cielo pero allá donde llegue le agradeceré a mi hija su impulso para dejar a un
lado la tentación de volver a la seguridad de la capital y embarcarme en,
también, mi asignatura pendiente de la soledad, otro Camino como el del año
pasado a Compostela, lástima de tiempo que corre tan rápido mientras aquí,
tumbado en una cama de un hotel cualquiera te escribo agradecido otra vez,
mientras por la ventana llegan voces en tseltal o en tzotzli, en tojolabal, que
se yo, en chol, en lacandon, en chuj, en zoque, riqueza de otro mundo que sin
embargo es este y que hace este señor mayor de Bilbao caminado por el andador
de San Cristóbal de las Casas entre tantas personas, tan diversas, música en la
plaza, nada cambia, todo es igual, nos divertimos con música, lloramos igual,
reímos igual, mujeres de muy baja estatura caminado indiferentes con bebés en
brazos, o colgados a la espalda por el borde de la carretera, niños, siempre
niños ofreciéndote fruta o baratijas o que les invites a un helado y un chamán
Chamula, estaba esta mañana pasado de ese líquido del infierno que hacen y se
produjo un momento violento y esa iglesia increíble y las familias cantando en
la plaza y ya paró, ya y si, iré a Boca de Cielo porque estuvo Andrea y ella
sabe vivir y se lo debo, porque disfruto cada día y estar sólo es un ejercicio
que he tenido pendiente tanto tiempo.
Gracias Roberto, a la vuelta te contare.
Gracias Roberto, a la vuelta te contare.
Un abrazo.
1 comments :
Pues mire vd., me ha emocionado.
Un beso, que no te consigo ni entrenándome ;)
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