martes, 27 de febrero de 2024

Miedo

 


En tierras de la vieja Hispania, antes que llegue la noche, Décimo Junio Brutio ordena a sus soldados encender hogueras sobre el acantilado para avisar de las puntiagudas rocas a los navegantes que viajan entre olas y ballenas. Sobre el Promontorio Sacro mira al inmenso mar. El sol desaparece más allá de las aguas, incendia el horizonte, crepita el océano y el tribuno sabe que ahí finaliza el mundo. Erige un monumento de piedra que apunta al cielo. Ordena sacrificios a los dioses. Sin saberlo inaugura un camino, su final, Finisterre es el final del camino.

 Para Teresa fue un principio, en aquel lugar, bajo el faro, quemó sus miedos, los aventó sobre la espuma del mar embravecido y volvió sobre sus pasos sin mirar atrás. Ahora camina tan rápido que apenas puedo seguirla. Yo no quemé mi miedo y tanto tiempo después no he aprendido nada. Recuerdo que una vez salté sobre una hoguera y me quemé el culo. Por eso ya no salto, aguanto los días, busco, camino, intento, hago absurdos cálculos, me equivoco, insisto, enciendo luces, me ilusiono, me canso, he llorado, no aprendo, cándido, quiero controlar lo incontrolable, estoy vivo. Siempre se van los mejores, dije que dicen, no, los mejores somos los que seguimos, eso, los vivos, los únicos susceptibles de mejorar, de aprender a ser más felices, con capacidad de hacer felices a los otros, a los Otros, a nosotros. Pues eso, oye, al lío.

4 comments :

María dijo...

Yo creo que tú también vas por el buen camino, que no será a Fisterre, pero mira, casi mejor, porque ese es parecido al pabellón de Ampuero, por algo le llaman a costa da morte y aunque no te lo parezca, claro que has aprendido, sobre todo a hacer felices a los otros. Todos aprendemos, aunque sea a desaprender, que es lo que más cuesta. Un beso caminante y ya sabes ¡buen camino! que es lo que se le dice a los peregrinos ; )

Pedro M. Martínez dijo...

María, reina, mi buen camino conduce invariablemente a Fisterra que es donde terminé como peregrino hace muchos años (16) y donde regreso cada verano. El camino de Santiago es, entre otras muchas cosas, un aprendizaje (yo he aprendido tres veces). Pero si aprendes y no compartes no sirve de mucho. Otra cosa es que lo que compartas no sirva, eso ya…En fin. Al fin. Finisterre. Un beso.

Beauséant dijo...

Finisterre es el final del camino, pero todo final puede ser un inicio... La humanidad lleva desde sus inicios intentando llevar algo de luz a la oscuridad.

Pedro M. Martínez dijo...

Beauséant, dejando aparte lo simbólico, Finisterre es una maravilla de lugar que, poco a poco, se está convirtiendo en un destino turístico de primera magnitud, con todo lo malo que tiene eso porque la humanidad esa que dices es muy sugestionable y busca la luz fuera en vez de buscarla dentro y así nos va.
Ya puestos, Humanidad me suena a concepto demasiado grande, como cuando los espabilados contertulios de televisión dicen ciudadanía que me suena a todos menos ellos que son más listos que los demás. Señor, señor.
Saludos.

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