miércoles, 30 de octubre de 2019

Perverso polimorfo


El perverso polimorfo de Freud, de Salvador Dalí 


Perverso polimorfo, no lo entendí con claridad. Pensé que aquel pobre hombre estaba en el umbral de tirarse por una ventana, de cosechar niños por las alamedas, de regularizar su lujuria, sus apetitos, con inconcebibles, brutales, aberrantes actos.

La explicación posterior me tranquilizó, a medias.

Con el tiempo fue uno de los muchos conceptos que asimilé en la demora del después, cuando saciados, jadeantes, nos acariciábamos antes de volver a su trabajo y a mi farsa.

Este podría ser el comienzo de una historia que retengo, a la que tarde o temprano deberé asomarme, plasmarla, que no se diluye a pesar de la lluvia, de los intentos, de las máscaras, de mirar hacia otro lado.

Busco la explicación en lo tardío, en la quema de rastrojos emocionales al borde del camino, en el fuego que se extendió sin control por los zarzales del pecho, que llegó a las casas, que arrasó el pueblo, ardor desorientado, farsa mantenida, ilusión pintada en las amapolas, guerra sin declarar, víctimas clamando en los balcones con pancartas y banderas mustias.

¿Qué digo hoy? Escribo desde varias líneas. Una, imaginando. Dos, contando lo que me pasa /pasó. Tres, intentando disfrazarlo, modificarlo para que no se note demasiado. Cuatro, sacando mis espinas una a una. Cinco, me adhiero a las normas básicas del que fabula. Seis, me miento, me engaño, me flagelo. Siete, no lo logro y por eso escribo. Ocho, me siento e invento que pasa lo que no ha pasado. Nueve, viceversa. Diez, mambo.

Volvamos pues al perverso polimorfo. Compartía espera con un maníaco depresivo; conmigo mismo que soy, dicen, neurótico obsesivo; con una artista alterada; con un ciego que veía insectos de largas antenas negras. Mi espera, lo supe después, no era su espera, superados ya los electrodos en la frente, las duchas con agua fría, las inyecciones de sentido común, métodos arcaicos pero eficaces, curas a lo allá que te va, el que espera desespera, allí coincidíamos, solo eso.

Lo que intento entender mientras camino de puntillas por la línea amarilla es si el amor se mezcla con el sexo o es su consecuencia, si hay que pagar el peaje educacional, si es su carencia la que sublima el amor, si la atracción se enamora, si a buen hambre no hay pan duro, si hoy por ti mañana por mí, es decir, que no entiendo nada y así queda la cosa, todo un lío.

Sin más, dejemos pues este post así, incompleto (¿?), tal cual, esboza líneas de lo que quizás cuente algún día (no hoy). Agur.

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