Llueve sin parar.
Otoño, llueve sin parar.
La mancha del techo en el comedor se extiende hasta juntarse con la del dormitorio y esta a su vez con la de mi corazón que vuela por la casa buscando el ornamento del poeta, la tortuga y el sofisma, pretendiendo decir lo que no digo porque no sé qué decir y con presunción apelo a la emoción de quien lea y vea y sepa que si a esto lo vuelves del revés ya no ves y el error se muestra como esa mancha creciente y el silencio es una consecuencia del exceso de palabras.
Llueve sin parar
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