Ese
Anders Peterson, Stockholm, 1969
Es
invierno, llueve, mucho, no te vayas. Hace frío, hay nieve en los montes, hay
un vagabundo en el zaguán, hay un perro ladrando al final de la calle, justo en
la esquina donde te esperaba. Nunca he tenido perro, ni bicicleta, nunca
he amado tanto como a ti te amo. No te vayas, por favor, te regalare un pájaro,
un canario, una oropéndola, no sé, uno que cante mucho, que nos despierte al
amanecer, que nos llene de trinos que compensen nuestros silencios.
Llueve
y entra el frío por el balcón abierto, no, no te vayas. Ojalá quisieras besarme
como antes, aquella forma de cerrar los ojos y suspirar, el abrazo que seguía
después, el calor de tu cuerpo, tu desenvoltura sobre mí.
Todo
esto fue antes que ese apareciera, quédate conmigo, no hagas caso de lo que
dice, te envenena, no es cierto, no fue así. Dejare a Carmen, hoy mismo, no
veré más a Begoña, te lo prometo. No te vayas.
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