jueves, 14 de junio de 2007

Peste Negra.


En 1347 – corrígeme si me equivoco- la peste negra, transmitida y transportada por las pulgas de las ratas, asolaba Europa acabando con la vida de 25 millones de personas.
En aquel caluroso verano, el Papa Clemente VI, acaso sin saberlo, se protegía de la peste sentado entre dos hogueras permanentemente encendidas.
Por los campos, por las calles de las ciudades, algunos hombres, temerosos de la ira de Dios, flagelaban su cuerpo hasta limpiar a golpes de sangre sus pecados y lograr la salvación eterna.

- Pero, déjame, que estoy escondido en la espesura de no verte.

Estos días - no me corrijas - cientos de personas mueren en Irák, en tantos lugares del mundo. Tratando de llegar en cayucos a la tierra prometida, otros muchos mueren de hambre, de sed, de frío, se ahogan en mares hostiles. Cada día la muerte, como algo repetido, ya no nos causa la más mínima impresión.

- ¿Dónde estás ahora?, oh abandonada en los jazmines de Persia.

Cada mochuelo sentado en su olivo, miro el camino y a los reptiles en su laberinto, veo una barca absurda varada en un jardín con la quilla al sol de junio; una noche de lluvia podría refugiarme bajo ella. Siempre busco lugares donde guarecerme de la tormenta que viene, los puentes son mis lugares preferidos, los huecos bajo las columnas, el cobertizo junto a la ría donde guardaban sus cedazos los pescadores, la cueva de la que salían los trabajadores portuarios, ¿la conoces?. Ahí me imagino antes de salir a buscar cartones y periódicos viejos, a regalar poemas y palabras huecas a los paseantes de la soledad. El hombre sin brazos del circo se sienta en un banco verde añorando otros tiempos –siempre hay otros tiempos que son mejores que estos – hasta que las campanas de Santa María llaman a los fieles que pecan pero no se flagelan -¿o sí?-.

- Amor, este barco no nos llevará a ningún puerto conocido, o eso espero.

Mañana, pasado lo más tarde – lo verás, lo verás – una furiosa epidemia, la peste negra, acabará con los enfermos del alma, con los que arrastran un secreto desde la infancia, con los amantes clandestinos, la verdad brilla en una vitrina y las muertes se contarán por millares.

- Ya, el avestruz y tú cerráis los ojos, pero las nubes cada día son mas amenazadoras.


(On ne peut pas ètre heureux tous le temps.)



20 comments :

Arthur dijo...

Sí, algo recuerdo de la peste negra, que horrible! Pero de todas formas, las muertes en Irak igual son muertes. La muerte, es de lo único que no nos salvamos, a veces pienso que sólo muriendo ya no va a ser difícil ser yo; pero, si muero, imagináte cómo se va a poner mi Madre y yo no quiero que sufra.

Y yo nunca vasilo a nadie cuando digo que es difícil ser yo, es verdad, es muy difícil, pero pronto ya no va a ser difícil porque estoy a punto de tener lo que he querido desde que tengo memoria; bueno, lo que más quiero ya lo tengo y es mi Madre, pero yo hablo de otra cosa que también he querido desde antes que naciera mi hermano biológico.

Saludotes y abrazotes.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

P.S. Qué crees? que soy el primero una vez más en darte respuesta, EEAA!!!

Gusthav dijo...

Hay quienes dicen que tiempos pasados fueron mejores, yo solía ser uno de ellos, pero viendo que de todas formas hay muertes por tantas guerras, pues hoy digo que ya no hay ninguna diferencia.

Además digo que antes era mejor porque mi Mamá estaba conmigo, luego se fue; pero hoy está acá conmigo una vez más y para siempre, asíque ahora digo que los tiempos de hoy son los mejores.

Saludos, y abrazos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Anónimo dijo...

Mala fue aquella peste.
Ahora hay tantas...
Las que amenazan a uno parece que se ven con otros ojos que las que se ceban en los demás.

Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Amigo Arthur, eres constante en ser el primero en comentar mis post. Me parece que ya te has dado cuenta de mis rutinas. Además eres memorioso, recuerdas la
peste negra. Oye ¿sigues sin salir de casa? Ahí estás en otoño, prepárate, en inviernos saldrás menos.
Mi agradecimiento por tu asiduidad.

Pedro M. Martínez dijo...

Amigo Gusthav, tienes una curiosa coincidencia con Arthur, el amor reverencial a la Madre, la Madre como eje de vuestras vidas afectivas, la insistencia en hacer referencia a ellas. Eso, con estar bien, es peligroso (para ti) ¿qué ocurrirá cuando no esté? Asómate a la ventana, hay más vida. Antes apaga este trasto.
Saludos cordiales.

Pedro M. Martínez dijo...

Es que nos pilla lejos Ybris, es igual que los telediarios insistan, las muertes lejanas son menos muertes, nos impresiona más ese pobre hombre al que le atropelló un coche en un semáforo de Castellana que las muertes de cien mujeres y niños en un mercado de Bagdag por explosión de un coche bomba.
Y espera lo que puedan preparar los descerebrados de turno, hay tantos en tantos sitios.
En fin.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Entonces tendríamos que hablar de la fatalidad, del inevitable devenir de las cosas, del abismo a los pies de nuestra memoria.
El vaivén de nuestro presente, acaricia ese abismo con las suelas de sus gastados zapatos, siente vértigo, pero no se detiene.
Nos mira de reojo a ver si estamos dispuestos a pararle, a ver si podemos poner nuestras manos en la base del péndulo y evitar que su fuerza nos arrastre.

Silencios para la noche del inevitable presente.

Camille dijo...

Ya lo dijeron los griegos: el tiempo es cíclico..a veces da miedo y otras asusta.

arthur: vas a tener una hermanita?

Margot dijo...

Y yo supe que la peste había vuelto, aun sin pústulas visibles, el día que descubrí que la venta de palomitas crecía en la franja horaria de los telediarios... es Irak? Africa? las costas de Canarias? pues parece que no, son dibujos animados, se dicen, nos decimos.

Y desde ese día busco cuevas y puentes, aunque sean los de los suicidas, para refugiarme...

Besossssssss sin corregir, cualquiera lo hace contigo!! jeje, y de ojitos abiertos, corazón, muyyyy abiertos, a veces duelen los párpados.

Valeria Elías dijo...

tanta desesperanza, amor postergado y peste de olvido no es buena para el alma ni sana para el espìritu...
Cierto que en epocas de desamor hay desesperación... pero creo que tan sólo si uno a pesar de ello logra amar aún pese a todo... las pestes terribles del mundo tienen un fin... besos

Pedro M. Martínez dijo...

Inmarcesible, haces unos comentarios entre la poesía y el augurio que me dejan encantado. Muchas gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Camille, los griegos eran unos fenómenos.
Y tú.

Pedro M. Martínez dijo...

Atemorizada Margot, aunque Aquí no comento, aquí sí, ¿porqué crees que me gustó tanto 300? (exacto, por eso, los diálogos).
Y corrige, corrige, soy un tío pacífico (solo tengo algunas zonas sensibles, como todos).
Aunque tampoco suelo cerrar los ojos, menos por los metepatas que por los malos (de eso me defiendo bien).
Besos, (te debo carta larguísima. Bueno, no te la debo, corrijo, me apetece mucho escribirte)

Pedro M. Martínez dijo...

Amada Inmortal, pues tengo suerte, me salvo, estoy en época de amor total.
Besos (ahora que no me ven)

Carmen dijo...

Tenía curiosidad por saber algo más de este Papa Clemente VI..."Elegido Papa el 7 de mayo de 1342, compró a la reina Juana de Nápoles la ciudad de Avignon por 80.000 coronas, importe que nunca fue abonado posiblemente porque Clemente consideró que la absolución que dio a Juana por el asesinato de su marido fue suficiente pago". Vaya pieza ¿no?
¿y tenía que cumplir con los 10 mandamientos? yo a su lado soy una Santa.
Besos y recuerdos en mi ausencia (no hay quién te siga)

Pedro M. Martínez dijo...

Santa Carmen del Amor Hermoso, no se preocupe su santidad, no me siga, vaya delante (así le miro el culo), esto no es una carrera, esto es un compartir de hoy por ti mañana por mi. Besos en mi presencia (solo para ti).

Indigo dijo...

Me encantó, de los que más me ha gustado. No sé porqué, pero así fue.
Un abrazo

Pedro M. Martínez dijo...

Vaya usted a saber Indigo, quizás la indefensión del narrador.
Dos abrazos(a la ida y a la vuelta)

Anónimo dijo...

el hombre es la peste para el hombre, no? Besos. LIs

Pedro M. Martínez dijo...

Llls, sí, y el hombre es un lobo para el hombre. Y el hombre es el mejor amigo del hombre. Y necesito un hombro de hombre. Y el hombre es hombre hasta que se demuestre lo contrario. Y los hombres no lloran. Y etc. Menos los besos, esos son únicos.

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