Luz roja
(Elantxobe)
(Comience a hablar cuando se encienda la luz roja)
Conocí a Luz gracias al Che Guevara.
En el pueblo no nos mezclábamos los del puerto y los de arriba.
Arriba vivían los altivos capitanes de la marina mercante y sus familias, abajo vivíamos los orgullosos pescadores con las nuestras.
También estaban los veraneantes.
Eran otros tiempos.
En las fiestas de San Pedro todos nos vestíamos de azul oscuro, bebíamos y parecíamos iguales.
No lo éramos.
(¿Qué dice? No habla del atentado)
Luz vino invitada por una amiga, no la había visto nunca en el pueblo, me fascino, destacaba. Cierto que el vino me ayudo para hablar con ella. Me atreví. Sonrío. La invite a pasear por la Alameda. Acepto. Le regalé cincuenta de las estrellas que se veían sobre el mar. Le hable de Neruda. Le hable de las flores blancas que crecen en la arena de la playa. Ella me confundió con un poeta estudiante de astronomía. Le guste.
Volvimos al pueblo, nunca había hablado así con una chica. Me gusto.
Eh, se ha apagado la luz roja.
(Si, un momento, siga por favor, uno, dos, tres, ahora)
En el bar sonaba la música y John llevaba una camiseta amarilla con un Che Guevara grabado en el centro.
Ya digo que eran otros tiempos, llego la guardia civil y detuvo a John. Todos los de abajo y algún despistado de arriba se concentraron frente al cuartel. Hubo tiros al aire, golpearon a varios de mis amigos. Ceso la música y la fiesta. Luz estaba asustada. Nos refugiamos en un portal. Ella temblaba, yo también, nos besamos. Luego la acompañe a la casa donde se alojaba, nos volvimos a besar.
Ese fue la noche de un jueves, el viernes Luz ya sabía que yo era txo de un pesquero.
Ese mismo viernes salimos a la costera del bonito, Luz no estaba en el puerto.
Pasó el verano, se fueron los veraneantes, pasaron otros veranos, cerraron el cuartel, los altivos capitanes se hicieron viejos, alguno de los orgullosos pescadores se hicieron ricos, yo herede el barco de mi padre. Siempre recordé a Luz. No la volví a ver hasta lo del atentado...
(Eso, sí, hable del atentado)
Fin, se acabó. No quiero hablar más, deje de grabar. Me voy.
Pescadores en el muelle.
Aurelio Arteta.
2 comments :
no se si se enciende la luz roja para darme el permiso
de decir..
MAGNIFICO!
Besos Pedro!!
Que sea un gran dia!
eli mendez permiso concedido, pase usted hasta la cocina. ¿Quiere tomar algo?, ¿un café, un té, tequila, un gin tonic?
Gracias, reina, un beso.
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