domingo, 2 de mayo de 2021

Heike




Nos avisaron a media mañana. Debíamos desalojar los pisos de forma inmediata. Al parecer en las obras que se estaban realizando en la acera se había encontrado un objeto metálico empotrado en el suelo. Podría ser un obús de los últimos ataques. Para desactivarlo acordonaron la calle, prepararon un escandaloso operativo y allí estuvimos, abrigados con mantas, temerosos de quedarnos sin casa, con frío, mirándonos los unos a los otros con forzadas sonrisas que apenas ocultaban nuestro miedo.

Allí conocí a Heike. Me dijo que éramos vecinos, que me recordaba subiendo las escaleras con energía, con el uniforme de gala, con la mirada perdida. Nunca me había fijado en ella. Durante la contienda estaba bastante ocupado en las largas jornadas sobre los mapas, en intentar mantener la débil moral de mis compañeros. Cada noticia del frente les sumía en grises mañana llenas de toses y quejas por el racionamiento. Tampoco la había visto en las frecuentes fiestas que se celebraban en los sótanos. Con las primeras botellas del vino francés requisado perdíamos el pudor y ante la posibilidad de una muerte cercana nos entregábamos a un libertinaje desenfrenado y salvaje, aunque con frecuencia también terminaba en peleas.

Al terminar la alarma la invité a mi  apartamento. Aceptó. Heike recibió los dos tiros en el pecho. Me estaban esperando. Al abrirse la puerta abrieron fuego contra la primera persona que entró. Bajé los escalones de cuatro en cuatro. Corrí y corrí por las calles hasta la casa de Frank. No entendía cómo se habían enterado de todo. Me detuve. Quizás era él quién había hablado. Volví sobre mis pasos, estaba desarmado. Quizás la pistola que escondí en uno de los pasadizos del metro aún estaba allí…



(continuará)


 

4 comments :

ɱağ dijo...

Hay amigos que para qué quieres enemigos. No cuentas las circunstancias del posible chivatazo, de la traición... pero en este caso el golpe recibido es doblemente fuerte.
Quizá esté el arma ahí, quizá... Y me pregunto yo, ¿podrá merecer la pena?
Un beso, Pedro.

Pedro M. Martínez dijo...

Mağ ~ Mağade Qamar no se puede contar todo, no se debe. Una cosa te digo, llevo dos años y un mes buscando la pistola, como la encuentre vuelvo. Menudo carácter tengo.
Besos.

eli mendez dijo...

Wowwww Pedro!!! que relato! y con continuidad!
esperaremos..
Parece que venimos de traiciones!
Besossssss

Pedro M. Martínez dijo...

eli mendez no te quiero entristecer pero creo que le matan (pobre hombre, no encuentra la pistola y así ¿cómo?). Hay que tener cuidado con la traición, en cuanto te descuidas te clavan un puñal por la espalda.
Aquí ya es lunes, me voy al monte. Antes te beso.

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