Querida mía
Querida mía:
Sin darnos ni cuenta el tiempo pasa
y pasa y estamos a mayo, ni me acuerdo de México. Importa el ahora. Ayer está
demasiado lejos. El mañana es incierto. Nuestra relación es antigua. El cariño que te tengo es
grande, lo sabes. Este medio tiene la virtud de excitar nuestras mejores
facetas. “Vemos” lo que escribimos y así todo es más sencillo. No roncamos, ni
tenemos mal humor, no se notan nuestras pequeñas mezquindades, las manías,
apretamos siempre el tubo de pasta de diente por abajo, nos levantamos
sonrientes de la cama, somos los mejores amantes imaginarios, bajamos la tapa
del wáter, no sudamos, ni usamos gafas, nunca nos duelen las muelas, ni los
ovarios, no meamos, lo otro mucho menos, no pasan los años por nosotros, no
tenemos bolsas bajo los ojos, no vamos al mercado, no tenemos imperfecciones en
la piel, siempre estamos disponibles, siempre dispuestos para el coito
vespertino, matutino, nocturno, no tenemos familia, ni hijos, ni padres, ni
pareja estable, no tenemos problemas económicos, ni de salud, tenemos brazos
largos, piernas largas, cuello largo, tenemos partes de nuestro cuerpo de más
de treinta centímetros (¿de ancho?, no, no, también de largo, pero en
reposo), somos románticos, obsequiosos, inteligentes, rubios, guapos, de
película, no trabajamos, no lo necesitamos, siempre tenemos la frase justa,
somos del mismo partido político, somos ateos, creyentes, tibios, agnósticos,
somos como nosotros mismos, un espejo, cariñosos, alegres, pintamos bien,
cantamos mejor, tocamos el piano, el violín, la guitarra en las fiestas, y cómo
bailamos, hemos aparecido en el mundo por generación espontanea, no sabemos lo
que es una hipoteca, nuestros números siempre están en azul, nos gustan los
perros, los gatos, los osos, somos verdes, o rojos, o blancos, tenemos los ojos
más bonitos del mundo, vestimos siempre de forma apropiada, nos desnudamos de
forma apropiada, follamos como los ángeles (como los ángeles que follan bien),
nuestros pechos son espléndidos y desafían de continuo la ley de la gravedad,
somos serios, alegres, cantarines, circunspectos, altos, somos muy altos, no
tenemos espinillas, ni celulitis, somos multiorgásmicas, polivalentes,
sinfónicas, filatélicas, cocinamos de maravilla, nuestra bodega está bien
nutrida, nuestro coche es el mejor, el más grande, el que más corre, somos
sensibles hasta la lágrima, somos duros cuando hay que serlo (es que a mí me
pone, chica), no tenemos complejos, ni traumas de infancia, ni malos
recuerdos, no sabemos lo que es un psicólogo, mucho menos un psiquiatra (bueno,
yo sí), escribimos como Cortázar (o como Tolstoi, Boris Vian, Gamoneda, etc),
escribimos muy bien, cualquier género, nos gusta la ópera, Bach, Sonny Rollins,
no nos gusta la copla (a G sí) ni los pasodobles (a los toreros sí), ni la jota
(a algunos navarros sí), ni el rap (al hijo de mi vecino de abajo sí, qué
cabrón lo tiene puesto a todas horas), somos majos, con simpatía natural, tenemos
un culo en su justa medida, respingón, redondo, que rellena muy bien el
pantalón, marca un poco la braga, somos femeninas, feministas, fenomenales,
somos como nos da la gana, tenemos el cutis que no veas, tenemos buen gusto,
mejor tacto, buen oído, somos la pera limonera, el copón, ay cómo somos y a la
rueda, rueda el que no venga no juega, ya.
Desde nuestras últimas cartas he
pensado en ti y sí, te tengo olvidada. ¿Cómo estás?, reina de las flores,
espero y deseo que bien. Mira, mi vida está llena de actividades, llena, llena.
Este trasto (me refiero al ordenador) me lleva solo una parte, poco, pero
genera tal cantidad de contactos que he decidido no “contactar” más de lo que
contacto. No puedo, ya me gustaría, de verdad, sé que puedo parecer un
maleducado, un capullo, pero he decidido quererme mucho, ser menos educadito y
pensar en mi. La página, facebook y todo lo que genera no quiero que hipoteque
mi vida, mucho menos cambiar lo real por lo virtual. Prefiero hacer el amor que
imaginarlo; prefiero un beso de tornillo que cientos al final de un comentario
(aunque los agradezco, claro); prefiero caminar junto a la Ría que visitar
páginas y páginas (muchas muy interesantes, vale); prefiero tomar unos vinos
con mis amigos, charlar, reírme que chatear; prefiero leer un libro que pasar
horas sentado delante de una pantalla. Y no sé a qué viene esta historia que te
estoy contando con lo salada que eres y comprensiva, que escribes con tanto
sentido y sentimiento, ya te lo dije un diá, los ojos más bonitos de la Red,
amiga desde hace tanto tiempo, pues eso, que te beso aterciopeladamente, ea. Va
por ti.
No sé para qué demonios te escribo
esto tan largo si con decirte que te quiero mucho sería suficiente.
Te beso a rabiar.
3 comments :
Gran entrada, no falta detalle... por estos lares creo que todos hemos dado con ejemplos como los que enumera y describe... es raro que la gente se sincere cuando se disfraza de nogente... sí?
Un abrazo, y disfrute de la realidad!
India, ese concepto de nogente es curioso. También el concepto sinceridad. Escribir no es ser sincero. El escritor puede ser buena gente o no. Contar puede ser una forma de callar. Abrazarte en cambio si es un amistoso disfrute. Gracias por tu comentario.
No los llame conceptos, que me va grande... expresiones al modo coloquial, no más. En concepto es, creo, mejor ser abierto... ahí sí mola lo curioso, te mantiene abierto a escuchar y entender cómo es que se vive diferente o igual o parecido... No sé... Pregunto mejor que afirmo jeje (anónimo es que el tam tam no me deja firmar, perdones! ) Abrazo más! Disfrute, más!)
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