Músicos.
Wagenseil abrió el concierto
y no sabías quién era. Después llegó el descanso y vi la silueta, en el quicio
estaba. Todo era lógico y frío, la respuesta se escondía bajo las piedras al
calor de un alacrán de pena.
La
orquesta, sentada en una ciénaga, cambió a Holzbauer, turbulencia bajo el viento cruel, el faro a lo
lejos, los navíos encallados, no era tiempo de batallas y el puerto hervía en
espumas negras.
Aufschnaster cerró la
tarde, las golondrinas estaban pintadas sobre el telón del fondo, leve trazo
que simulaba alas, me arrodillé ante el altar donde dejé la rosa y los ojos que
un día miraron tu cuerpo de camelias, tus labios que un día brillaron a la luz
de las hogueras.
Después no hubo música.
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