New York

Henri-Cartier-Bresson-New-York-1947

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Resulta que vuelvo a Nueva York, salgo hoy, que fashion, que cosas, que bien, que así contado parece como que, no se fíen, no es oro todo lo que reluce, no por mucho madrugar amanece más temprano, un hombre madrugó y encontró un saco, mucho más madrugó quién lo perdió, que hay que buscarse la vida, hasta encontrarla, que muchos la encuentran y se dan la vuelta, no es el caso, que les cuento, en realidad Nueva York tiene  cinco boroughs (algo así como distritos) cada uno de los cuales coincide con un condado y son Bronx, Brooklyn, Queens, Staten Island y Manhattan, ahí voy, a esa ciudad que sale en todas las películas, que parece que has vivido allí, siempre, pero no, que encierra una sorpresa en cada esquina, que el personal es sumamente amable, que la vida es fácil, qué bonito ¿no? pues también, que no cuento lo malo, que lo hay, que tendré tiempo para disfrutar, espero, que voy de acompañante, para hacer bulto, de ná, y mi inglés es deficiente, y mi cara, mi ánimo no, que algo haré, seguro, que por llevar voy a llevar hasta corbata (imprescindible en el Club 21) y sonrisas, un trineo por si nieva, una bufanda que compré en Roma, una boina para calentar la parte externa del cerebro, lectura para los aviones, un manual de optimismo y en la vida hay que buscar, decía, y luchar, digo, que a la cocina no viene nadie a buscarte, que he vendido software hasta en los semáforos y no me recibían, está reunido, qué mentirosos, pero de eso vivía (pasado) y el martes estaré en el piso 43 del edificio   Chrysler desde donde se ven a las personas que pasean por  la Quinta Avenida como hormigas, quizás lo sean, quién me lo iba a decir (futuro), ya ves, que hablaré poco pero pondré cara de buen chico, de anciano respetable paseando por Bryant Park entre la 40 y la 42, qué maravilla (en 2002 el Bryant Park fue el primer wireless park de la ciudad, permitiendo el acceso libre a Internet por Wi-Fi), me encanta este parque  justo detrás de la Biblioteca Pública (o delante, según lo mires), que voy a dormir en Tribeca, al lado del Soho, por abajo, lejos de la locura de Times Square, cerca del Broome Steet Bar que tiene unas hamburguesas deliciosas y una cerveza de Brooklyn hummm y buscaré esa joya de le Petit Meridian escondida detrás de la cortina roja de un hotel de superlujo y que esconde un local cutre con comida increíble y barata cerca de la tienda de Apple, un cubo gigante en una esquina de Central Park (la tienda está en el sótano, no saben nada, con un portero guardaespaldas de 2 metros y 120 kgs de músculo y cara de mala leche), qué, claro, según donde vayas pero los precios no son muy diferentes a los de aquí, la ropa más barata, las cosas de fotografía, ordenadores, tabletas, etc, mejor que aquí,  que si no hace mucho frío pasare a Staten Island en el ferry (gratuito) que según te alejas ves Battery Park, los rascacielos en primera fila, después todo Manhattan, Brooklyn, New Jersey y la Estatua de la Libertad (no la puedes tocar con la mano pero si fotografiar en la distancia) pues eso, que me voy, que puedo seguir contando y cantando a esta ciudad pero no sé si me soportarían más, que me gustaría escribir mirando el fluir del gélido Hudson pero la imaginación no sé si viaja conmigo, que es esquiva y casquivana, guárdenme esta esquina que están los tiempos muy achuchados y eso, hasta pronto, les quiero, anónimos (y a los que conozco, más).