Esto no es un diario (7)
Esto no es un diario.
Bilbao, 24 de junio de 2023
“Entonces,
-ioh!- pobre alma querida, ¡la eternidad no estaría perdida para nosotros!” dice Rimbaud, aliviado. Pensar en la
eternidad es restar momentos al ahora. De niño tenía pesadillas algunas noche,
la culpa era de los curas que amenazaban con el infierno eterno, ese del que no se podía salir, nunca. El infierno eran
ellos.
He madrugado aún más de lo habitual
y he subido al monte, temprano porque anunciaban un sábado de mucho calor. Dos
horas entre árboles, verdor, cantos de pájaros y Bilbao ahí abajo pintada con una niebla extraña.
Cerca de casa me he cruzado con
una giganta.
He desayunado estilo inglés o
americano o extremeño, yo qué sé.
Me mandan un vídeo en el que se
me ve caminando, hablando. Cada día me parezco más a mi padre, en la manera de
andar, en los gestos, en los movimientos. Es una suerte, hasta hace poco me
parecía más a mi abuelo. Espero que de aquí en adelante no termine pareciéndome
a mi hijo.
Solo en casa pienso que estos
dos últimos días he salido de mi círculo de confort. La verdad es que me siento
como si el suelo se hubiese movido, algo se ha descolocado. Tengo la opción de
concretarlo y afrontarlo o volver a entrar en el círculo. Mañana lo pensaré. O
el lunes.
Hace un calor sofocante.
No recuerdo que más cosas he hecho
hoy.
Este diario que no es un diario no tiene sentido.
4 comments :
Este diario que no es un diario tiene el sentido que tú quieras darle, si a ti te sirve, yo te lo agradezco mucho porque estar aquí de cotilla es muy entretenido jajaja Por cierto, tb yo tenía pesadillas con esas misas ancestrales llenas de fuego, calderas y diablos con tridentes : )
Ootro abraazo!
¿Y la gitana no te dio la buena ventura? bah! tú no la necesitas ; )
¿En serio crees que no tiene sentido...? Yo diría que lo tiene todo...
Este diario es el lugar donde (nos) entendemos y (nos) encontramos con nosotros mismos...
Besos.
María, una vez una gitana me quiso dar la buena ventura en Medina Sidonia (qué dulces hay allí, madre mía, que ricos), un ritual con romero y no sé qué más. Me negué. Me lanzó una maldición. Debía tener mal ajustada la máquina de maldiciones porque pasé unas vacaciones de lujo.
Lo del diario es una forma de cambiar de estilo de escribir. No se me ocurriría jamás ni escribir un diario ni compartirlo, uno tiene sus límites.
El diablo y yo somos buenos amigos. En serio. Una vez estuve a punto de morir. Estaba en el hospital, me acababan de subir de la UVI a planta y se me apareció. Pero esa es una larga historia.
Abrazo frenético.
Laura, la verdad, si tengo que esperar a un diario que (medio) invento y escribo apresuradamente (no me da el día para tanto) para encontrarme, a estas alturas, ya casi mejor sigo perdido porque me pilla muy mayor. Solo en el sentido de la edad, de DNI, en el resto estoy en plenitud de facultades (exagerando un poquillo) (o mucho). De hecho me encuentro conmigo mismo a menudo y me asombro de ser así. Oye, a cada uno lo suyo. Besos con agradecimiento.
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