Frontera entre el sexo y el amor.
De niño, cuando llovía, me gustaba pasar mis dedos entre las grietas de la piedras de la ermita de san Roque, jugaba y buscaba.
También me gustaba pasear entre las callejas del barrio nuevo, los perros ladraban, cualquier encuentro era posible.
Ahora me gusta ella.
Su cuerpo.
Tomamos café y su voz llena mi espera. Sé que me entiende, que me está entendiendo.
Esto es nuevo.
También me gustaba pasear entre las callejas del barrio nuevo, los perros ladraban, cualquier encuentro era posible.
Ahora me gusta ella.
Su cuerpo.
Tomamos café y su voz llena mi espera. Sé que me entiende, que me está entendiendo.
Esto es nuevo.
Un día comimos juntos y su lengua entrando y saliendo entre los labios decía todo lo que decía. Titubeos.
Te voy a besar- dije.
La abracé, torpe, respetuoso, dubitativo, mis manos buscando sin saber cómo, hasta donde.
No estoy preparada—dijo.
Un día la acaricié, su espalda en la pared, mis dedos arriba y abajo sobre un pantalón blanco, sus muslos, su piel al fin.
¿Nos quitamos la ropa?- y no era una pregunta.
La emoción del momento, mi deseo, controlarme, complacerla, la preocupación de la primera vez, sus caderas breves, sus pechos breves, suspiros, los besos, demasiadas sensaciones juntas. Luego todo fue tan natural que no hubo tiempo para la duda. Nos vestimos y su cuerpo quedó como una promesa.
Palabras, palabras conteniendo dos miradas, explicando, formulando, abriendo una puerta a un mundo, un camino saliendo desde antes y sin saber hasta dónde, palabras bellas, enredadera ocultando la pared de otros miedos, diluyéndolos. No fue fácil. No lo es ahora. Aún no lo es.
Ella, abriéndome su vida, desnuda, doblemente desnuda, atrayéndome.
Su cuerpo magnífico. Tocarlo es tocar el centro del deseo, allí donde se forman los tornados, allí donde me rindo, venzo, lucho, me someto, me entrego, la tengo, soy otro, soy suyo, soy, para ella, entero, me derramo, me afano por buscarla aún mas dentro, siento cada instante como algo perdurable.
Te voy a besar- dije.
La abracé, torpe, respetuoso, dubitativo, mis manos buscando sin saber cómo, hasta donde.
No estoy preparada—dijo.
Un día la acaricié, su espalda en la pared, mis dedos arriba y abajo sobre un pantalón blanco, sus muslos, su piel al fin.
¿Nos quitamos la ropa?- y no era una pregunta.
La emoción del momento, mi deseo, controlarme, complacerla, la preocupación de la primera vez, sus caderas breves, sus pechos breves, suspiros, los besos, demasiadas sensaciones juntas. Luego todo fue tan natural que no hubo tiempo para la duda. Nos vestimos y su cuerpo quedó como una promesa.
Palabras, palabras conteniendo dos miradas, explicando, formulando, abriendo una puerta a un mundo, un camino saliendo desde antes y sin saber hasta dónde, palabras bellas, enredadera ocultando la pared de otros miedos, diluyéndolos. No fue fácil. No lo es ahora. Aún no lo es.
Ella, abriéndome su vida, desnuda, doblemente desnuda, atrayéndome.
Su cuerpo magnífico. Tocarlo es tocar el centro del deseo, allí donde se forman los tornados, allí donde me rindo, venzo, lucho, me someto, me entrego, la tengo, soy otro, soy suyo, soy, para ella, entero, me derramo, me afano por buscarla aún mas dentro, siento cada instante como algo perdurable.
Una fotografía de ella corriendo por una playa, de espaldas, sus glúteos marcados, tensos. Corre por la arena y me gustaría ser esa arena, ser ese mar para contenerla, para tenerla dentro.
Su cuerpo reflejado en el espejo de una habitación de hotel, fuera llueve, dentro arrasa nuestro amor, una y otra vez. Estamos entregados, somos unos del otro y el resto es un desierto. Sus piernas dobladas, enmarcando un sexo de mariposa, abierto, sensible, esperando el roce leve de mis dedos que quieren colmarla, satisfacerla.
Su cuerpo reflejado en el espejo de una habitación de hotel, fuera llueve, dentro arrasa nuestro amor, una y otra vez. Estamos entregados, somos unos del otro y el resto es un desierto. Sus piernas dobladas, enmarcando un sexo de mariposa, abierto, sensible, esperando el roce leve de mis dedos que quieren colmarla, satisfacerla.
Ella reflejada en el espejo de otro hotel, de pie, mis dedos dentro de ella mientras se inclina, se restriega contra mi pecho, contra mi que le abrazo por detrás. Reflejada en el espejo del baño, su espalda encorvada mientras la penetro, su cara en mi hombro, su aliento.
Su cuerpo siempre en mi cabeza, paseando desnuda por mis recuerdos, por los pasillos donde me besa, su boca succionándome, sus manos quitándome la ropa. Su cuerpo turbándome, no puedo describirlo sin emocionarme, no solo lo ven mis ojos, mi mirada sale de mucho más dentro, me gusta en cada curva, cada hueso saliente, cada codo, sus piernas, me gusta imaginarla tendida, esperándome.
Me gusta mirarla.
Su cuerpo.
Y a ella.
A veces la veo.
Ahora me gusta ella.
Su cuerpo.
Y a ella.
A veces la veo.
Ahora me gusta ella.
18 comments :
EEAA Pedro, que con tu post tan detallado pude imaginar exactamente lo que sentiste, y mi pregunta es: qué se siente tener novia? Qué se siente que amobs se quitan la ropa? Qué se siente penetrarla? Qué va después de todo eso? (Sorry por mis preguntas, pero es que de verdad nunca he sabido lo que siente).
Mirá, yo nunca he tenido novia, no tengo, y creo que nunca voy a tener.
Y también acá está la diferencia entre el amor y sólo sexo.
Saludotes y abrazotes
Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur (soltero sin haber penetrado a nadie nunca).
Je! ya me imagino todo, desde el inicio hasta el fin. Y sí, debe ser diferente el sexo del amor.
Porque yo tuve una novia y sí la he penetrado, pero no es lo mismo hacerlo así a la bartola, que hacerlo con el verdadero amor.
Saludos y abrazos
Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav (el que ha penetrado una vez)
El sexo es una necesidad fisiológica, el amor una necesidad anímica... y, casi nunca, se dan al mismo tiempo...
Su cuerpo en el espejo marca la frontera entre el amor y el sexo. Abrazos.
Y, sin embargo, se puede amar al sexo, ese instante de silencio profundo que se hace hoyo negro para atraer la luz de nuestros cuerpos.
Podemos amarnos profundamente, de esa manera imposible que rompe el tiempo, en ese momento en que nos penetramos y somos uno, y respiramos en un mismo momento, y nuestra dermis se confunde en las exhalaciones compartidas, en el juego de manos y besos.
El amor y el sexo, la conjunción es correcta. De una orrila a otra, se llega a centrar el camino y entonces es imposible amarse si el deseo, se puede llegar por cualquier camino, y al fin las manos buscarán debajo de las ropas, irán trazando los signos del amor en la espalda, dibujarán las alas del orgasmo en los homóplatos desnudos, y las miradas dirán cuánto se ama en la humedad del beso.
Cien años menos es lo que yo necesitaría para comentarte y quedarme a gusto.
Pero, dadas las circunstancias, no quiero parecer un veterano baboso.
Aún así es justo que diga que hay emociones que uno recuerda enormemente vívidas cuando algunas letras saben suscitarlas.
Abrazos
(Ay! a ver cómo sales de este brete, majo)
Nunca es fácil. Pero es bonito. Y más cuando ahora te gusta ella. Esto es nuevo? es Ella!
Besos
P.D. La ermita de San Roque?...uhmmmm..
La frontera entre el sexo y el amor, y no sé si existe o sólo la pensamos. Cuando su existencia real depende de tantas cosas, tú, yo, el amor, el sexo, el momento, todo, nada... me da por pensar que le buscamos forma por justificar. O parecido.
Pero como buen musgo me chiflan las humedades así que hoy te daría un diez, a pesar de que sean las diez y tenga que centrarme y no dispersarme pero todo te lo perdono, toito, tó...
Besossssss cóncavos
...dímelo otra vez Pedro.
Dímelo sin hablar, y hazme sentir,
todo lo que -yo- siento.
¿Cómo estás fuera de mí, y al mismo tiempo estás -tan- muy dentro?
De niña cuándo llovía, pasaba mis dedos de entre las guías de las ventanas imaginado mi futuro.
¿Y sabes?
Aparecías tu sonriéndome.
"No valgo ná sin tí".
-Son-son- me parece mentira.
Te tuneo la mirada a kilómetros hacía el infierno.
(soy mala lo sé)
Te adoro tío!
Besos.
Ah! cangontó no hay fronteras entre el sexo y el amor. Va todo en el lote. Y a callár-te!
;P
Mas que frontera, prefiero compartimentos estanco....
Y hombres que diferencian bien, con nitidez y capacidad real de soportarlo entre amor, sexo, matrimonio, maternidad...
Un beso,
Hilda
Esa frontera me ha conmovido más allá de mis límites!
Hermosas imágenes, sensaciones indescriptibles.
Qué gusto volver!
Beso celeste.
Arthur, corazón, con todo mi cariño te digo que eres como un personaje de dibujos animados, nunca sé si eres real o te mueves por esta pantalla como Roger Rabitt, no sé si me vacilas o solo abres tu corazón como una ventana sobre el mar de los blogs (como el de los Sargazos pero sin naufragios).
Aunque no soy un consultorio sentimental (lo estoy pensando) y tampoco tengo demasiada experiencia (por mi edad) te diré que como todo en la vida, el sentimiento al tener novia depende de ti mismo y de como sea la novia.
Al quitarse ambos la ropa se siente frío si es invierno y también excitación (generalmente), en verano se siente gustito, alivio térmico y también excitación (a lo menos).
Lo de penetrarla me parece un término mecánico y me vas a perdonar pero no contestaré.
Novia o novio, perro o gato, carne o pescado, no puedes tener si estás todo el día en casa dale que dale a la Nintendo. ¡Tío! sal a la vida y verás que rebien te lo pasas. (sorry, haz lo que quieras, la masturbación tampoco está mal, tú mismo)
Abrazos salerosos.
Querido Gusthav imagino que cuando dices penetrar te refieres a entrar de fuera a dentro. Por ejemplo a una habitación. O un fantasma penetrando en nuestras mentes. O yo qué sé.
Repito lo que he dicho a Arthur, fuera de contexto, penetrar es un término mecánico y no me agrada.
Ahora, eso de hacerlo a la bartola me parece un término genial (creo que nunca lo he hecho así)
El verdadero amor...¿existe?
Saludos con la mano derecha extendida sobre la línea del horizonte.
Atzavara ¡¡¡Nooooooooooo!!!, por supuesto según las experiencias de cada uno.
En mi caso...bueno, otro día te lo cuento que hay mucho público
Ahora bien, si te aseguro que cuando coinciden..., cuando coinciden...¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaay!!!
fgiucich un cuerpo en un espejo marca muchas fronteras, cierto.
Y da lugar a infinidad de consideraciones, suposiciones, emociones, equívocos, etc.
Saludos.
Inmarcesible, tus comentarios están plenos de poesía. El de hoy queda al otro lado de mi comprensión. No entiendo muy bien si sí o si no. pero como se trata de sentir y no de comprender, pues eso, un sentido comentario. Gracias.
ybris pues lo siento, solo tienes 30 segundos. Y como en el chiste, aquí se viene a confesar no a echar faroles. Jajajaja. Ay, los veteranos, cuanto pueden contar. Y que discretos son.
Se acabó el tiempo. Abrazos
¿Qué brete? Camille.
En mis caminatas (casi) diarias el sábado por la mañana (muy de mañana) subí hasta la ermita de San Roque (no imaginas cuantos recuerdos. De infancia, no imagines cosas raras).
Ella no existe (excepto en los cuentos).
Tampoco estoy seguro que yo exista.
Y la conjunción amor/sexo es bella, compleja, rara y la óptima para el autoengaño. (Por sexo he inventado mis mejores relatos)
Besos (puramente amistosos)
Margot las fronteras se advierten mejor cuando se traspasan, diferente idioma, costumbres, banderas, paisajes, incluso paisanaje. Entre el amor y el sexo hay a veces solo una tarifa. Y cada uno la paga o la cobra a su manera.
Lo que tengo claro es que no conozco nada mejor
Esto...perdona, a qué te refieres ¿al amor o al sexo?
Tú misma.
Coblenza, me callo, sí, a tus órdenes.
Pero...
Pues no, se sabe, después, nunca durante.
A veces antes también se sabe.
Y se disfraza.(He llegado a vestirme hasta de húsar ruso)
Lo malo es equivocarte durante y llamar María a Carmen, o viceversa (o Paco a Julián, yo qué sé).
Contigo me disfrazaría hasta de semáforo (rojo, naranja, verde. Siempre estaría en verde para ti. Pase usted)
Se te quiere, baby.
Musho.
Señora Viuda de Tantamount, ay oiga, con el respeto que le tenía, que me lleva el agua a un molino que no tiene aspas y aquí estoy dando vueltas sin saber donde clavar mi lanza quijotesca y que no entro a estancos (no fumo ni compro sellos) y soy un hombre miope y novelero que no entiendo que tiene que ver el sexo, incluso el amor, con el matrimonio, el antimonio, soportar a nada ni a nadie, y ya la maternidad ni te cuento. Que perdone su señoría que me ponga borde y con este retintín (tííííín) pero me temo que pasa como con la mili que solo sabes hablar del cabrón del sargento o como estar embarazada que solo te sale hablar de ecografías (uy, chaval, inconsciente, dónde te has metido). Que conste que nunca he estado embarazado (no pierdo las esperanzas) y que mis sargentos eran dulces como cabras del desierto (por cierto, tuve un idilio con una cabra que no sabes que cielo y cariñosa era).
Querida Hilda, espero que sabrás comprender con humor el mío (mi buen humor). Lo digo para evitar problemas, que así empiezan las guerras, que en esto de los blogs si no dices amen, amen, a todo se mosquea el personal. (ya, ya, que tu no eres personal. Anda, que lo estoy arreglando). Pues eso, alabando tu página, su estética y sobre todo su profundidad e inteligencia (además de lo mordaz y la fina ironía) me despido de vos no sin depositar leves ósculos sobre sus mejillas nacaradas.
Celeste, ¿Dónde has estado?, te echaba en falta.
Sí, hay fronteras fáciles de traspasar.
O muy difíciles.
Beso espacial.
Mi querido niño, siempre recuerdo a Enrique Urquijo cantado "todo tiene un precio". Los ochenta tuvieron esas cositas de aprendizaje.
El amor o el sexo? tú mismo. Y sí, no conozco nada mejor. Yo misma a lo que sea que no te diré.
Coñe, se me olvidaron los besos!!
Ummm besos de, de... agora.
Me ha hecho mucha ilusión tu visita de hoy, yo te sigo leyendo casi cada día, muchos de ellos a altas horas de la madrugada... sigo sin poder dormir de un tirón pero al menos ahora mis Bambalinas son de verdad... a mi ahora también me gustan ellas y su cuerpecito inocente!
Besos de buenas noches
Bella Margot, en los ochenta era demasiado niño, pero recuerdo haber escuchado por el patio la música de los Secretos.
Realmente Enrique Urquijo aprendió tarde. O algo se le olvidó. Una pena. O una opción, no lo sé.
En mi caso escojo amor con sexo.
Con la mano en el pecho te diré que...uy, iba a ser sincero, quita, quita, te lo cuento a ti sola, emperatriz.
Besos en este mismo comentario (es que me espera un libro delicioso y grueso y apetecible. No, no me lo como, solo lo leo)
Antherea polyphemus, te visito frecuentemente, pero entre memes de zapatillas y balcones no se me ocurre nada para comentarte.
Ahora entiendo que publiques poco, tus Bambalinas te tienen acaparada. Mucha suerte, triunfarás, seguro (ya lo has hecho).
Besos amistoso y abierto.
Pedro, qué belleza, Pedro qué belleza has escrito
Me he emocionado, me siento estremecer.
Un abrazo enorme,
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