Rocío
El rocío nos mordió de madrugada,
los mastines espantaron el rebaño de goces,
azafrán derramado en la mesa,
flores secas, música ajada.
La estancia era dulce, transparente,
sentí tus manos acariciar las mías,
te busqué el cuello con los labios
encontré la húmeda puerta de mármol,
nos miramos y el vértigo nos anegó.
Lloramos de tan felices.
Agitabas cascabeles en los tobillos desnudos.
4 comments :
Precioso! aunque según lo leía tenía la sensación que tus letras eran una bombilla intermitente.. encendida, apagada, encendida... Meeenos mal que al final la dejaste encendida ; ) Un besito y buena semana por delante!
Estoy con María, esperaba el portazo final que, creo, no ha llegado... al menos me he quedado con un sonido de cascabeles.
María , en este blog siempre hay una bombilla encendida, ilumina mis tribulaciones, me permite responderte tratando de reflejar el cariño y agradecimiento por tus comentarios. Esta semana, por diferentes y variadas causas está siendo muy especial. Qué siga. Besos.
Beauséant , agrupémonos todos al portazo final. Tu sabes que exponer las vergüenzas literarias, más o menos disfrazadas tiene un riesgo. He visto que tú lo asumes con nota, yo aquí lo intento. Un abrazo. Gracias.
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