David Hockney
David Hockney
Desovillado, insumergible, un tanto azorado, una presencia de aljibe clausura mi atrevimiento, deja transparente mi pasada audacia, me puebla de vicisitudes, de almendros desflorados donde muere la lluvia, se bebe mis rodillas y el vértice de los ojos, medito, me lamento, un sobresalto me entretiene, no calla mi voz, no se pierde en recovecos, se alza en esta franja de armonía, con música de ángeles insobornables, delineantes de naranjos y laúdes, envueltos en túnicas de luz, sin embargo nada, llegan luna, sol, los cometas, va y viene el verano, me perdono, me duele el azar, un poco el hígado, encargo el mármol, la madera negra, las ojeras, la esperanza, levanto tapias al sur cuando estoy triste, lleno de nudos, tras la puerta con bisagras grito si estoy solo, lo estoy y grito, muchedumbre aletargada finge implicación pero no es cierto, poemas al viento, transparentes, pasados de moda, no es visible el laurel ni la avalancha de rencores, no es recoleto el lugar, al menos eso, huele a maíz, a zarzamora, mido en yardas la distancia, os invito a leer de carrerilla, amigos, os busco aquí, ¿qué más deciros?, gracias por venir, sigue este julio de calor sin tregua.
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