24 de Agosto
Es decir un artículo de uso común, catgut para las operaciones que se hace uno a sí mismo. Sí, ayer mismo me operé de estrabismo mental y estoy envuelto en catgut, como una momia simple, como un extravagante usuario de filamentos, que se me juntan y mezclan las emociones, que ya no sé si mi testosterona mengua o me desborda. Antes, es decir antes, todo era más sencillo, que el tiempo era de goma y lo mismo se alargaba que se encogía, que era un símil, una metáfora sin buscarla, un tránsito entre nombres, una búsqueda por los portales con pájaros negros mirándonos desde las farolas de la noche, con sentimientos subcutáneos, con ese temblor en las manos impidiéndonos brindar por los ausentes, que no los había, estábamos todos, sentados alrededor de una mesa imaginaria, mirándonos a los ojos, midiéndonos. Creíamos que el tic tac de los relojes perezosos era el lógico, el deseable, el óptimo. Un día supimos que no. Hablo en plural y estaba solo. Hábito de la soledad. Descubrimiento del espejo. Exploración de mi selva. Reparación de la brújula heredada. Indicar en los mapas el consabido usted está aquí. Pero no estaba/estábamos y el desierto era mi/nuestro hábitat, travesía con camellos sin doble sentido, que nos libramos de los mercaderes por minutos, del polvo y el humo por segundos, de la cruel enfermedad de los promiscuos por un suspiro, solo el alcohol nos arrasaba, nos transformaba y decíamos/decimos lo que nunca decíamos/decimos. Entonces apareció el catgut y todo empezó a cambiar, que supimos leer la línea que había detrás de la línea que enmascaraba otra línea, es decir tinta invisible, tinta de limón, nada, que matar al padre es un largo proceso y al final se muere él solo, de aburrimiento, que te deja de herencia su búsqueda y resulta que buscaba lo que tú buscas y así no hay manera de progresar, ya te digo. Menos mal que al suturar la conjuntiva se amplió el campo de visión y vimos que no veíamos, nos apuntamos a cursillos de calle y vida y, vida mía, descubrimos la venda, nos tapaba la mirada, el otro estrabismo, no a la vez pero sí muy seguido, así que nos ordenamos, quemamos la venda, ellas los sostenes y así, con ojos y pechos al viento desafiamos la autoridad y la gravedad hasta que la realidad nos puso en nuestro sitio, el uno por dos en el que apenas cabemos, que nos tira la sisa, que se alborotan las costuras y quizás en la próxima liquidación de almas pueda cambiar esta de ahora, con glicerol y entrelazada con tantas mentiras que no hay pinzas que puedan extirpar las espinas del desencanto, que me estoy volviendo un puercoespín, que estoy tenso como un hilo de plata entre tus ojos y mi corazón, gracias por leerme.
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