13 de agosto
Mi
ciudad se ha vuelto insegura, con robos a plena luz del día, atracos a
sucursales bancarias, agresiones a pacíficos ciudadanos.
Aunque no soy especialmente valiente, nunca he tenido miedo, pienso que no se puede vivir con miedo. Aunque mi aspecto es vulgar y no destaco por nada en especial -en un campo de fútbol las cámaras de TV nunca me enfocarían-me ayuda mi complexión física producto de tantos años practicando deporte. Me siento tranquilo.
Mi garaje tiene la entrada por una calle no muy transitada. Esta mañana temprano he ido a buscar mi coche, al ser domingo todo estaba desierto. Al girar la calle la he visto. La señora se apoyaba en un bastón, toda vestida de negro caminaba con cierta dificultad. Pobrecilla –he pensado- a lo que se llega. Mientras sacaba las llaves del bolsillo de la chaqueta me he cruzado con la anciana. No sé cómo ha sido, el primer golpe me lo ha dado con el bastón en la cabeza, por la espalda, después me ha golpeado por todo el cuerpo, también me ha dado patadas. Me ha robado la cartera y me ha dicho que no diga nada que la próxima vez puede ser peor. Después se ha marchado cojeando calle arriba.
Usted, ¿Conocía a esa señora?
Pues no, no la había visto nunca. Y, la verdad, me da rabia. No es por el dinero pero es que me ha metido el miedo en el cuerpo.
Venga, venga, no llore, le puede pasar a cualquiera.
Ya (y sigo llorando)
0 comments :
Publicar un comentario