martes, 14 de junio de 2022

Man in the window.

 


Intento que cada día que dejo algo en esta ventana sea diferente. A veces lo consigo. Que además de diferente le guste a alguien ya es otra cosa. Me refiero a los escritos. En cuanto al que se asoma, en este caso yo, prefiero ser el que soy. Buscando quizás pueda descubrir facetas que aún estén dormidas, o que aparezcan de pronto –hola, soy tu nuevo yo-. Es sorprendente lo que llevamos dentro y no aflora porque no lo conocemos, por desgana, por miedo, por aburrimiento, por vaya usted a saber. Por eso es interesante la exploración, ponerse un salacot y buscarse uno mismo, en la propia jungla del cine  de  Tarzán, evitando las fieras que nos habitan. Un día encontré a Jane, no la llevaba dentro, estaba fuera pero no lo sabía, incluso ahora me confundo, me entró tan profundamente que llegué a confundirnos, a veces era ella, incluso pensé que Chita era yo, así me veía, un mono, un simio grotesco que se contorsionaba de liana en liana. Por fortuna –de alguna forma debo justificarlo- me mudé de selva y volví a la conocida, la que tiene las serpientes pintadas y los cocodrilos no muerden en el río del inconsciente, aquella en la que las tribus son pacíficas y hay un monte al que no llegan los leones melancólicos. Así, sin puntos y aparte voy de visita en visita, a veces me enfado conmigo mismo y no me hablo en semanas, escribo de espaldas a mí mismo -¿a quién le pueden importar estos textos sin chispa?-, pienso. Pero sigo, inquieto por encontrar el hilo que me permita seguir sin aburrir a nadie. Sigo sin saber muy bien cuál es la causa de esta persistencia, de esta pertinaz acumulación de escritos que no compiten con sus propias marcas. Me temo que estoy saltando sobre una peligrosa tendencia a no hacer nada, a mirar el paisaje del ahora con escepticismo, y no, no quiero, me como el hoy en un festín al que no le faltan faisanes y perejil, jabalí con castañas, tomates y ricos peces de un mar bravío. Lo dicho, sigo acodado en esta ventana. Hola.


4 comments :

Dorotea Hyde dijo...

Escribir ayuda a abrir muchas ventanas, hacia fuera y también hacia nosotros mismos. Pero no estoy segura de que lleguemos a conocer todos nuestros rincones.

Y si nuestros textos sin chispa no le gustan a nadie, bueno, al menos habremos abierto una ventana nueva por la que entre aire. Ya el próximo será mejor.

Un saludo.

eli mendez dijo...

Creo que apostarse en una ventana y decir todo lo que sentimos / lo que se nos da la reverenda gana ya es un hecho singular e importantisimmmmmmmoooooooo.. Si gusta o no gusta, es harina de otro costal, claro que todos tenemos esa partecita de ego, donde muy muy en el fondo deseamos ser leidos y tambien que agrede lo que hacemos..A mi estas ventanas me gustan muchisimo, justamente, porque siempre son diferentes. Bessssssosssss

Pedro M. Martínez dijo...

Dorotea Hyde ni falta que hace, si nos conocemos demasiado a nosotros mismos podemos llegar a odiarnos. Con que nuestros textos nos ayuden a nosotros es suficiente. Saludos,

Pedro M. Martínez dijo...

eli mendez llevo aquí tanto tiempo, con respuestas tan diferentes, que si no tengo domado el ego pobrecito de mí. Intento al menos seguir y gustarme (eso lo tengo casi conseguido). Y, oye, lo bien que lo paso, lo que disfruto ¿qué? Besos de mediados de junio

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