Atlas de anatomía (Sinología)
Ella
era caprichosa, calzaba zapatos de Salvatore Ferragamo y sin más atuendo
realizaba autopsias a las moscas del vinagre. Una tras otra eran estudiadas en
su aparente simplicidad. –Mira, mira, aprende- me decía. Pero aquello me
parecía una cochinada. Otra vez quiso entrar en la mirada de los equinos y
clavó el bisturí en un ojo del caballo que le consiguió el carnicero de la
plaza. Mientras ella se dedicaba a la sinología, en aquel tiempo, el contraste, lo bueno era escuchar a las
alondras fuera, en el jardín cercano, en un mundo lejano al acostumbrado, aquel
en el que yo vivía. Al atardecer volvíamos a lo nuestro, ya estábamos
familiarizados con nuestras anatomías, tanto que a veces no sabíamos dónde
terminaba uno y dónde empezaba otro aunque por si acaso un golpe de olvido nos
negaba, insistíamos en la cópula, en la afición. Tanto nos amábamos que
estábamos justo en el límite del canibalismo con aquello mordiscos tiernos pero
firmes. Señor, que lejos nos lleva el estudio de cuerpo humano.
2 comments :
Esto viene de antiguo. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de "te quiero tanto que te comería"?
Saludos
Francesc Cornadó
Francesc Cornadó no quiero entrar en detalles pero lo que refleja el texto va más allá de la mera intención, aquí los amantes se devoran literalmente, carnalmente, ¡que bestias! Se desean tanto que comen mutuamente, “a bocaos”. Si es que el amor tiene esto, que te pones y no sabes dónde acabas (a veces ni con quién). Yo qué sé.
Muchas gracias por el comentario. Saludos y buen humor.
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