Yo soy otro.
Hoy quería compartir algo de
otro, “yo soy otro” decía Rimbaud pero puestos así, comparto lo mío que es lo
tuyo, cari, y lo suyo, lo nuestro, incluida la soledad, el miedo a lo nuclear,
la falta de aceite de girasol y de cerebro, la cola de horas en una gasolinera barata, que lo vendo barato,
oiga, que como venga una guerra el peligro somos nosotros, vaya personal,
jardín de infancia, egoísmo absoluto, ande yo caliente, he crecido escuchando
historias familiares de “cuando la guerra”, también del “tiempo normal” (la de
antes de), caían bombas sobre Bilbao, Barcelona, mi familia, mujeres y niñas
con dos maletas de acá para allá, huyendo, los hombres en Gurs o en el penal de
Santoña, el miedo al futuro, llegar a mañana, caridad francesa, solidaridad,
han “descubierto” parte del Cinturón de Hierro que defendió Bilbao y lo inaugura
un alcalde para que no se olvide, todo vale para los votos, los privilegios, la
historia para quien la trabaja, un concejal/concejala es como un marqués/ marquesa, ley Mordaza aún vigente, usté se
calla, usté no piensa, usté no sabe con quién está hablando, como caiga el primer misil en territorio OTAN
nos vamos a enterar, para lo que me queda tampoco voy a empezar con la
Revolución pero atentos a la jugada que se avecinan cambios, aquí, alrededor de
aquí, en Europa y en el resto del mundo, si queda algo, ¿exagerado? puede, que
estaba en Tenerife y pensaba que tenía que volver nadando, pues he vuelto y
estoy revuelto y no quiero hacer un chiste, que en un nada te cambia la vida y
al volver me ha cambiado, para bien pero estoy triste, paradoja, aunque los
meteorólogos predecían lluvias y vientos huracanados es una tarde plácida de
domingo, estoy en paz conmigo mismo (aunque triste, ya te digo, yo qué sé),
puedo escribir así, historias de Parker o estar callado, pero como yo soy otro
escribo esto y me voy a caminar por el insólito Bilbao desierto del anochecer.
Cuídense mucho.
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