Vladimir Mayakovski,
UNA NUBE EN PANTALONES
(Fragmento)
A vuestro pensamiento
que sueña en reblandecidos cerebros
como un abotargado lacayo en un sofá pringoso,
voy a provocarlo con un sangriento harapo de mi
corazón
hasta hartarme, insolente y mordaz.
Ni un solo cabello cano hay en mi alma,
¡y ningún rastro en ella de ternura senil!
Estremeciendo el mundo con mi voz atronadora,
camino... un buen mozo,
a mis veintidós.
¡Delicados!
Acostáis vuestro amor sobre violines
y sobre timbales lo echan los más toscos.
¡Pero no podéis volveros como yo del revés
para no ser nada más que solamente unos labios!
Venid y aprended:
desde el salón, vestida de batista,
la decorosa funcionaria de la liga angélica.
Y aquella cuyos labios se roza con la misma
tranquilidad
con la que un cocinero pasa las páginas de un
libro de cocina.
Si así lo queréis
me volveré loco con la carne
y, como el cielo, cambiaré de tonalidad,
si así lo queréis,
seré de una delicadeza impecable,
no un hombre, sino una nube en pantalones.
No creo que exista una Niza florida.
Una vez más vuelvo a cantar mis alabanzas
de los hombres rendidos como un hospital,
de las mujeres gastadas como una frase hecha.
Vladimir Mayakovski, 1915
(Versión de Andrés Catalán)
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