Lituania.
Lituania.
La cena
y el amor fueron abundantes.
Ella me
hablaba, sobre todo, de Lituania
En el
amor utilizó una lengua que no entendí, o sí, un poco.
A
medianoche se acurrucó a mi lado y mimosa me susurró: Leónidas Breznev.
Hay
cosas que un hombre como yo no puede resistir, átame, le dije.
Con su
pijama ató mis brazos a la cabecera de la cama.
Ты мне
очень нужна, dije, pero no me llega la sangre a las manos.
Я
влюбилась в тебя с первого взгляда, respondió ella con aquel acento que me
enloquecía, no importa, deja que la sangre llegue donde debe llegar.
Me amó
con una pasión que jamás había conocido antes.
Я люблю
тебя всей душой, repetía como un mantra mientras me cabalgaba.
Al terminar,
mientras se duchaba, seguía atado a la cama con su pijama.
Seguí
atado cuando revisó mi cartera.
Cuando
se fue, seguí atado.
Han
pasado dos horas y no siento las manos.
No
puedo imaginar la vergüenza que voy a pasar cuando la señora que limpia el
cuarto me descubra así, desnudo, atado a la cama y con la sangre acumulada
donde debe llegar.
Y el
móvil no para de sonar.
Då
svidaniya.
2 comments :
Vaya nochecita, továrich, y encima con el grillo sonando sin parar. Por cierto, lo de Breznev tiene su guasa, me ha hecho reír. Pedro, un cordial saludo, y a ver si la camarada de la limpieza espabila y te rescata pronto.
nadie es que es un sinvivir, que me habían advertido, fue todo una confusión, que lo de Lituania y esa lengua extraña pensé que era algo de Euskadi, que son tan raros, me sorprendió el ardor, de ella, ya sabes, follar en Bilbao es milagro, y lo del ridículo, qué pensaría la Kelly, servidor allí, con boina (no me la quita nunca), calcetines y más ná, espero que no lo haya contado que uno tiene (¿tenía?) su caché. Pues eso, lo peor el dolor testicular. No somos nada, bueno, sí, yo soy un pringao (solo el ratito de este cuento). Saludos.
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